La verguenza y la
culpa van siempre asociadas a otras emociones negativas y son muy difíciles de
curar. Son difíciles de curar porque al doler tanto las escondemos en lo más
profundo de nuestra mente. Y como saben, es difícil curar aquello que esta
oculto, porque no se ve. El filósofo, psicólogo y gran comunicador
estadounidense John Bradshaw pasó muchos años de su vida tratando de sanarse.
En el proceso escribió un libro titulado ‘Healing the shame that bind you’.
Di con el libro de
Bradshaw luego de ver un video, este precisamente que acompaña esta nota. Algún
momento después, Bradshaw confesó que durante sus charlas iniciales en los
programas del canal estatal de PBS aún estaba en proceso de cura, ‘se me puede
notar el enojo que llevaba encima’, dijo. Curarse le tomó décadas -provenía de
una familia disfuncional, un padre alcohólico y castigador. Terminó con el
pecho abierto y con una cirugía al corazón con una serie de by passes que le
permitieron salvar su vida. Para mí esas son las condecoraciones que ningún
general de campo ostenta y lo que le da autoridad para hablar del tema. Lo que
leerán a continuación son citas de su libro. El único mérito personal es el de
haber traducido las palabras de Bradshaw. Verán entonces –al leer lo que sigue-
lo difícil que resulta madurar de manera sana.
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La verguenza de identidad es aquello que nos hace creer que
somos imperfectos, que tenemos un defecto terrible como personas. Cuando la
verguenza se mete en lo más íntimo de nuestra identidad se hace tóxica, nos
deshumaniza.
Adán y Eva salen avergonzados del paraíso, tapándose la cara
por haber pecado y cubriendo su sexo ahora sí con lo que tenían a la mano: hojas. La historia culturalmente hablando es tremenda, nos marca para toda la
vida. Venimos de ‘padres’ que han cometido el peor de los pecados, nos dice la
Biblia. Si leyeramos la Biblia con más cuidado, descubriríamos que Adán es el
hombre insatisfecho, quiere más, quiere ser Dios, peca. Luego avergonzado de su
pecado, se esconde. Al querer ser como Dios se crea una máscara, una máscara
que lo lleva a la destrucción. Habría que estudiar el impacto de esta historia
en nuestro inconsciente colectivo y determinar como realmente nos ha impactado
como especie.
La verguenza nos afecta en lo más íntimo y es la fuente de
nuestros complejos. Depresión, alienación, inseguridad, soledad, paranoía, desórdenes
compulsivos, dicotomía del ser, perfeccionismo, inferioridad, entre otros lios,
nos dice Gershew Kaufman.
La verguenza nos destruye y nos hace crear una falsa
identidad. Los peores son los terroristas, los asesinos, los tiranos, los timadores, los violadores. A ellos no les han enseñado una verguenza sana, porque el padre no estuvo y si estuvo, nunca se presentó en la vida de sus hijos.
Tenemos que aprender a darnos tiempo para aliviarnos de una
pena. A veces preferimos reprimir y al
hacerlo la pena queda irresuelta. La pena se nos hace tan profunda que va a lo
más profundo de la mente y se esconde ahí. (OBSERVA TUS PENAS, COMPADECETE,
PERDONATE Y SIGUE PARA ADELANTE. Los budistas dicen, Jesús no te va a perdonar,
Mahoma no te va a perdonar, Buda no te va a perdonar. Tú TE TIENES QUE PERDONAR.
*Nota del editor, lo encerrado en paréntesis son opiniones personales).
Cuando estamos niños sufrimos esas penas, pero no estamos
capacitados para asimilarlas en su dimensión, mucho menos para resolverlas.
Cuando nuestros padres nos castigan de ‘manera
injusta’, para nuestra mente en formación, las acciones de nuestros padres se
juzgan como las peores, pero también se generan contradicciones que nos asustan.
(Odiamos a nuestros padres por algo ‘feo’ que nos hicieron, pero cómo podemos
desearle lo peor a nuestros padres. ¿Acaso somos hijos malos? Un hijo asqueroso
es lo que somos por desearles la destrucción a nuestros padres por lo que nos
hicieron. No, no ese no puedo ser yo. Si pienso y deseo lo peor para mi papá,
Dios me castigará. Ellos morirán por mi culpa. Soy malo, Dios perdóname. Que no
se mueran y es entonces cuando NO canalizamos bien el odio que sentimos,
nuestra revancha se vuelve nuestra cruz. Una mente en formación no se dá cuenta
que los pensamientos de odio y venganza son solo eso, pensamientos empujados
por el enojo y la rabia momentánea). Todo lo irresuelto se va al lado oculto del
cerebro, donde lo ocultamos para no aparecer tan malos como hemos pensado que
somos. Cuanto más escondamos la verguenza que todos nuestros pensamientos nos
producen, la creencia de que somos los peores aumentará.
El trabajo del padre es modelar: como conocer y expresar las
emociones, como autodisciplinarse, como amar(se). Hay padres que crecen con
verguenzas y culpas irresueltas del tamaño de una catedral que cuando tienen
hijos buscan el amor de los suyos con desesperación. Esos padres no pueden enseñar
a sus hijos. La necesidad de amor que tienen es insaciable.
La pena y el sufrimiento de la verguenza generan automáticos
e inconscientes mecanismos de defensa. Freud los llama: negación, idealización
de los padres, represión de emociones y disociación de emociones. Todo es
inconsciente. Cuando eso ocurre, nosotros no podemos curar lo que no sentimos,
esa verguenza es muy difícil de recuperar, dura GENERACIONES.
Ojo, La violencia física es muy adictiva (algunos veces
llegamos al extremo de desear castigo punitivo para redimir nuestras culpas y
penas). El agresor es adicto también a la violencia porque al agredir físicamente
asume que tiene poder. No hay estadísticas de esto, pero se calcula que de un
caso reportado hay 200 que se quedan impunes.
Cuántas veces nos dicen que todas nuestras emociones deben
ser controladas (los varoncitos no deben llorar) el enojo y los sentimientos
sexuales deben ser reprimidos.
Las emociones nos dan el combustible o la energía para
actuar. E motion = energía en movimiento se dice en inglés. La energía nos
mueve hacía lo que necesitamos. Cuando nuestras necesidades básicas son
violadas, nuestro enojo nos mueve para pelear o huir. Nuestro enojo es la energía
que nos da fuerza. Nuestra tristeza es la energía que descargamos para curarnos.
Nuestros sentimientos son la fuente de motivación primaria de nuestras vidas.
Sin conocimiento de esos sentimientos nosotros perdemos el sentido de nosotros
mismos. Con un falso ser seguimos un camino equivocado, jugamos un rol distinto
al que se nos ha asignado. Como el actor que sigue las indicaciones de un mal
guion. (Recomiendo ver la película ON THE ROAD, hay una nota al respecto en
este blog). El guión bien escrito nos tiene que decir que sentimientos deberíamos
tener. Nosotros aprendemos a aceptar la escritura de nuestras emociones como
auténticos.
La religión nos dice que el enojo es uno de los 7 pecados
capitales. Los niños aprenden eso. Sin embargo, muchas veces ven a sus padres
enojados: gritando, golpeando, criticando, condenando a los demás, violentando
todo. Los padres pueden estar enojados, los chicos no. Ese es el gran falso mensaje.
Los chicos internalizan a sus padres como los peores en caso
de un castigo (físico o de abandono). Cuanto más fuera de control los chicos
están de sus padres, más amenaza para la seguridad del menor.
Cuando crecemos como un niño desamparado de adultos actuamos
como tal. Parecemos como adultos, caminamos como adutos, hablamos como adultos,
pero debajo de esa superficie hay un pequeño ser que se siente vacío y
necesitado. Un niño con una necesidad insaciable, una necesidad insaciable en
un cuerpo de adulto. Ese niño insaciable es el centro neurálgico de todo ese
comportamiento compulsivo y peligroso. La adición es cada vez mayor. La
verguenza es una verdadera agonía. Es una pena que se siente en el fondo y es
dolorosísimo. El papel de los padres es interesante. Cuando un niño se siente
avergonzado por algún tipo de abandono, los sentimientos de verguenza, dolor y
tristeza se levantan como grandes tormentas autodestructivas. ¿Quién puede
soportar tanta embestida? Uno sucumbe. Y si eres varón, ‘no llores te dicen’ . Llorar
es un asunto de mujercitas’. (Ahora con la experiencia de adultos sabemos que
eso es falso. Llora si lo deseas. Llorar redime).
Los seres humanos somos los únicos animales capaces de
sentir verguenza. (Ver Vladimir Soloviev).
John Bradshaw cuenta su caso personal yendo a jugar golf con
su padre después de haberlo solicitado en muchas oportunidades. Su padre de
pronto le miente y le dice que debe ir al trabajo, cuando en realidad se va a
beber con sus amigos borrachos. El odio, la vergueza, la humillación que el
pequeño John sintió en el bus no se la pudieron parar en ese momento, tampoco
se lo pararon años después. Su vida transcurrió en medio de ese dolor.
Los afectos son formas de pensar y estan unidos a la decisión
y la acción que uno toma, si ese sentimiento fue roto genera un lío mayor. *En
un niño, cuando el correcto discurrir de un afecto se rompe hay un daño
cerebral que se quiebra, la persona dañada no podrá tomar decisiones correctas.
No podrá reconocer, decidir, ni actuar bien. (Lo veo difícil de medir, pero
analizándolo en cada uno de nosotros lo podemos notar) El afecto y los buenos
sentimientos son el primer mecanismo de nuestra fuerza biológica y
motivacional. Son mucho más importantes que la fuerza del placer y más urgente
que la pena física, dice Silvan Tompking.
Si se rompe la buena comunicación primaria, las que siguen serán
malas porque parten de una base falsa e irreal. (La simple lógica lo muestra).
La verguenza entonces es el sentimiento de estar más solo.
Es como elevar 10 a la potencia 35 (ver el caso del matemático peruano) Se
confunde con culpa y sí la llegamos a percibir será esa voz tormentosa e
interior que nos juzga con maldad.
Los padres que han cerrado sus sentimientos no pueden ser
espejos que afirman los buenos sentimientos de sus hijos. A todos nos gusta
mirarnos en un espejo, los padres -si actuaron mal- no serán espejos en los que
nos deseemos reflejar.
Cuando internalizamos la verguenza (sin resolverla) nada en
nosotros será correcto. Somos una falla. Un niño evidentemente no puede hacer
ese trabajo. No tiene conceptos claros y sí no se los han mostrado o dado será
difícil que los encuentre.
Los chicos que crecen con verguenza y provienen de familias
disfuncionales pueden aprender a tener la experiencia de la ansiedad y la
angustia como forma de vida. Incluso si las cosas van bien, no se sienten
seguros.
El rol del niño es ser curioso y aprender.
Un niño adulto arrogante es la peor tragedia, la persona no
sólo se cubre entre otros. También se cubre ante sí mismo.
El enojo se manifiesta en el abdomen, en lo más profundo de
nosotros, en las tripas. (Te humillaron, hay que poner esa mierda afuera,
adentro jode, más todavía, duele).
Cuidado con los pastores de Iglesias, suelen ser pasivo
agresivos. Castigan todo lo que esta mal con vehemencia, son los falsos seres
maravillosos que dicen ser. Son los seres más peligrosos.
Cuidado con los culposos, nunca pueden descansar, siempre
tienen que hacer algo. El culposo se siente poderoso. No quiere ver que es un
tipo sin poder.
La intelectualización es adictiva, es siempre una forma de
salida a estados que averguenzan.
Virginia Satir dice que la aceptación es vital, una gana
mucho poder aceptando quien es uno realmente. Podemos ser uno mismo y toda
nuestra energía se centra y fluye con normalidad.
Toda adicción: sufrir, odiar, envidiar, abusar de drogas y
del sexo es lo que ha sido tu ‘falsa base segura’. Hay que renunciar al ídolo
falso que tenemos si queremos estar bien entre los seres humanos. Acepta tu
verguenza y pena, abrázala. Renuncia a tu ser falso y hallarás reconciliación.
Nosostros debemos abrazar la oscuridad para encontrar la luz.
*Escondido en la oscuridad vive nuestro verdadero ser.
John Bradshaw se descubre y dice, parte de mi fachada falsa
fue actuar como el hombre intelectualmente sensitivo capaz de ver en los otros
la sorprendente complejidad del sufrimiento humano y su respectiva pena.
Ojo, no es el trauma que sufrimos en la niñez lo que nos hace
enfermos emocionalmente, es la inhabilidad de expresar eso lo que realmente
crea el problema (hay que enseñar a comunicarse a los hijos. Quiero esto o aquello,
por que, etc).
Hay que encontrar al niño que llevamos dentro, pero eso sólo
es el principio. *Ese niño es egocéntrico, débil y esta asustado. Ahora tú eres
el padre de ti mismo, debes autodisciplinarte, alimentar y ayudar a crecer a
ese niño. Curarlo. Integra tus rasgos de niño, la espontaneidad, el gozo, el
amor, la amistad, la curiosidad, su pureza. Cuanto más aprendamos a oír las
voces internas en nosotros, mayor será el rango de libertad que obtengamos.
La gente con verguenza tóxica tiende a estar cansada la
mayoría del tiempo. Claro, uno gasta mucha energía tratando de mantener nuestra
máscara pegada a la cara, esa máscara que nos permita esconder las costras que
exhibimos en la cara. (Leer la novela ‘Cristo de Nuevo crucificado’ del griego
Nikos Kazantzakis). Bradshaw dice, es como tratar de mantener una pelota de
playa bajo el agua del océano todo el tiempo.
(Despertar, aprender a ser consciente, es el punto vital donde uno puede ver todo y
aceptar).
Cuando uno esta despierto consciente es cuando uno observa
con claridad el drama que juegan con nosotros las subpersonalidades en relación
con el EGO. El ego es el principal coordinador de esos ‘seres’ que se empujan,
critican y odian en nuestro interior. Esos seres que se visten de
perfeccionistas, de poderoso negociador, de víctima y el que favorece. Cuando
los aceptamos sin juzgar habremos dado un paso adelante, somos eso también.
El crítico de lo ajeno nos dice muchas veces la cosa que no
nos gusta de nosotros mismos.
Es importante observar e integrar esa energía que se
encuentra en nosotros para usar todo eso de manera creativa.
Bradshaw reitera. Si nuestros padres nos dañaron sentimos
dolor, pena, humillación y verguenza, pero no podemos expresar todo eso en
contra de ellos por el temor de perderlos y crearnos una culpa. Toda esa energía
negativa no salió, se volvió contra nosotros mismos. Nos comenzamos a odiar por
pensar de manera malvada contra nuestros padres y lo pensamos de manera automática.
Las terapias se vuelven los lugares donde canalizamos es energia. Es la catarsis
que necesitamos.
Gente que se averguenza cree inconscientemente que no tiene
el derecho de ser feliz.
Gente que es pobre piensa que no tiene derecho de ser rico.
Uno teme el rechazo porque dispara las emociones negativas y
uno siente el dolor como si fuera un cuchillo en el pecho. El rechazo impacta el
dolor y la soledad de un niño-adulto que no ha resuelto su dolor infantil. *Pero
debes saber, tu mayor verguenza apareció en tu ninez. Te sentiste abandonado.
Tu mayor temor al rechazo ya ha ocurrido y tú has sobrevivido. Eres un niño
vulnerable e inmaduro que ha sobrevivido, entonces tú puedes sobrevivir a todo.
Mientras más aceptas las partes feas de ti, será más fácil
que te integres mejor contigo mismo. Habrá más honestidad.
Cuando la gente esta a la defensiva, no puede estar presente
y no tiene la habilidad para ver lo nuevo del mundo. Claro es como si tuviera
los ojos congelados.
La meditación ayuda, te darás cuenta que nunca estas solo, tú
puedes experimentar la felicidad de estar unido a Dios, te conoces mejor y
puedes entender que la soledad es lo que más deseas.
**La meditación es el vehículo para la consciencia que se
expande. Es el momento que renuncias al ego. Creas silencio, una facultad poco
usada. Meditando activas las mejores fuerzas, la paz, la paciencia, el
conocimiento, el amor, la compasión, la alegría, el perdón. Con la meditación
uno puede descubrir a Dios de manera directa y sin intermediarios. Es una de
las formas que te ayudan a ponerte en el camino que siempre estuvo ahí esperando
por ti. Es entonces cuando abres las puertas del mundo real. Conoces gente y
avanzas sin miedo porque reconoces que estuviste ahí y vuelves a lo que te
pertenece y te perteneció.
Las obsesiones nos hacen más vulnerables. Mientras te vas
curando y si estas acostumbrado a pensar, de pronto no tener pensamientos te
sorprende, te sientes raro, vuelves a la obsesión y te enfermas. Hay que estar
alerta para que los pensamientos no se desborden, pero en una mente sin
entrenamiento es imposible
Cuidado con las figuras de autoridad, mucha gente se asusta
con los jefes, policías, jueces o curas porque los ven como figuras paternas
punitivas.
No generalices, sino sabes álgebra o física, no eres estúpido.
1 comment:
Juanito parece mentira pero lo lei.
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