Monday, January 21, 2013

Leyendo a Kent Follet este invierno neoyorkino.


Ken Follet es un escritor que enseña a escribir. No es que sea un maestro del estilo, pero sí es un maestro al momento de enganchar a sus lectores. Uno no puede saltarse los capitulos porque hay mucho tensión dramática dentro de cada uno de ellos que es necesario ver y analizar. Son cerca de mil páginas muy bien hilvanadas que te mantienen en suspenso a cada momento, sin aburrirte.
Follet aprendió, pienso, toda su técnica estilística, del cine. No se pierde mucho en discusiones bizantinas, le gusta ir al grano y lo hace para mantener enganchado a sus lectores con la acción. Sus escenas son muy visuales y en cada escenario sus personajes se mueven como deberían hacerlo.
Uno de sus personajes, Lloyd, esta en España a donde ha ido a pelear para defender la democracia y a frenar, desde su punto de vista, a quienes se tratan de aprovecharse del poder. Antes estuvo en Alemania y ha observado como actúan los fascistas y lo que es más, sabe -por experiencia- quienes son realmente. Lo descubre al ser detenido junto a su amigo por un mal policía, quien gracias a sus 'servicios nazis', se ha encumbrado de poder y abusa del mismo. Al no conseguir hacerse de un restaurante, busca la forma de hacerlo y acusa a los dueños del lugar deseado de algo que para los seguidores de Hitler es inmoral, ser homosexual. El amigo de Lloyd termina siendo devorado por una jauría de perros que los 'camisas negras' han entrenado y el joven inglés observa todo eso con estupor desde su celda.
Es un chico listo, no se queda en la mera observación, actúa, asocia, interpreta. Es un personaje construido con las características de un héroe. Se enamora, pero no es correspondido. Es el lado flaco de Lloyd. Sabiendo que los fascistas tratan de llegar al poder también en España, decide enlistarse, ir a pelear a favor de la república. Y lo hace luego de verse rechazado por su amada.
Ken Follet construye al personaje así por un motivo -la motivación es importante en cada personaje- debe conocer el lado feo de la vida para ser quien esta destinado a ser. Muchas veces, quienes parecen ser buenos, no lo son del todo, es lo que debe ver Lloyd de manera directa.
En España se enlista junto a los republicanos para enfrentar a los rebeldes fascistas de Franco. Pese a ser más en número de soldados y armas, terminarán perdiendo todo. ¿Por qué? Nos preguntamos. Porque quienes estaban al mando de todas las operaciones militares republicanas eran los rusos. Estos, cegados por sus ideas confundidas de revolución y contrarevolución, de lealtad y traición, están más atentos contra aquellos que dan cuenta de independencia y mero sentido común. Si entre los fascitas alemanes habían malos policías que se aprovechaban de su posición 'ganada' con sobonería, en el lado comunista ruso también había los mismos tipos débiles de espíritu y sin criterio sensato y justo.
La construcción que hace Follet de esta situación está muy bien pensada. ¿Cómo es que el escritor inglés logra mostrar todo esto? Actuando a sus personajes. La acción a la que se ven expuestos los hace ver como son. Lograr eso cuesta trabajo, trabajo que se gana con la práctica, la observación, la paciencia y consultando a quienes conocen más de todo esto.
En un lugar de España han coincidido Lloyd y Ilia, éste último es un miembro del servicio secreto ruso, quien trata de ganar cualquier posibilidad a su favor usando la acusación de revisionista troskista para quien se le pone en camino. Basta una opinión en contra para acusar a cualquiera de traición al Partido.
La ceguera rusa es tan parecida a la ceguera nazi. Lo notamos de inmediato.
Sabemos quien es Ilia porque Follet lo ha retratado antes en Moscú. Ilia tiene el cerebro tan angosto que no piensa más que en lo que le dicen sus superiores, quienes lo usan para actuar sin razonar. Es un típico caballo con ojeras, con el perdón de los caballos. Si ve a una mujer en el camino busca la forma de aprovecharse de ella. Es en ese contexto que Ilia se ve enfrentado a Lloyd. Lloyd, quien no está tras ninguna dama, sencillamnete trata de proteger a una enfermera cuando ve a Ilia forzándola a aceptar su proposición. Su oposición le hace ganar a un enemigo de temer. Es precisamente cuando buscando un baño en la noche pone en peligro su vida. De no ser por su amigo Dave, sin duda no hubiese podido seguir en la historia. Pero aquí hay que destacar el trabajo del escritor, que lo salva a cada paso que da, teniendo en cuenta -claro- la construcción de la historia.
Cuando Lloyd trata de dar sugerencias, la estrechez de su superior ruso se hace evidente. 'Debemos avanzar sin freno, dejando que las fuerzas de la segunda línea terminen el trabajo', dice Lloyd. 'Es la posición del desacreditado general Tuchachevski, quien ha sido ejecutado', responde el comandante ruso. El oficial ruso se siente desacreditado por un oficial de menor rango quien pone en evidencia su falta de conocimiento militar. Lloyd se gana un segundo enemigo. Un enemigo que es incompetente y tiene miedo es de temer doblemente, pero Lloyd no lo sabe aún y tendrá que descubrirlo pasando por una prueba muy dura. Es necesario que el personaje crezca, camine y pase obstáculos.
La revancha del cobarde vendrá cuando Lloyd y su pelotón son lanzados a tomar una posición atestada de rebeldes y lo tendrán que hacer con muy pocas municiones y en mala posición. Sólo seis sobreviven en el grupo de un total de treintacinco. Lloyd decide la retirada, hecho que disgusta al comandante ruso, quien acusa a los sobrevivientes de cobardía y de no cumplir con las órdenes dadas. Usando su revólver juzga y dispara contra Dave, cobrándose además una baja rusa. (Dave había matado a un soldado ruso defendiendo a Lloyd cuando casí es víctima de Ilia. Ilia se salva huyendo entre las malezas y protegido por la noche y es casi seguro que anda regando con sus paisanos rusos la acusación contra el joven inglés). Lloyd se salva, aquí una vez más Follet lo salva. Lo deja mal herido, con una bala en el brazo. Lloyd llega a darse cuenta de que los extremos son malos, fascismo y comunismo son puntas de una misma cuerda. Lloyd regresa a Inglaterra, desertando del grupo de republicanos. Una vez más Follet le presta ayuda a su personaje.
Lo que uno aprende con el escritor inglés es también a manejar la escena para dar a esta el grado de conflicto que se requiere para hacer que la historia avance y el lector no se aburra. Si un capítulo empieza de forma positiva, mostrando al personaje feliz, hay algo tremendo que lo hace terminar de manera negativa. O viceversa. Y es en ese proceso que el personaje habrá ganado en madurez. Evoluciona. Lloyd es testigo directo de dos situaciones extremas, que le hacen ver lo terrible de los regímenes totalitarios, donde se confiscan las libertades por codicia, por miedo, por venganza, para esconder las heridas tremendas de aquellos sujetos que se asocian para delinquir, pues en el fondo son cobardes y son incapaces de hacer algo para cambiar lo que esta realmente podrido. Con esto mostramos cómo el personaje va creciendo. Cuesta, es doloroso, pero es lo que nos muestra la vida y en esta historia es lo que nos muestra el escritor.
Saludo con esto y agradezco el trabajo de Ken Follet a quien -por cierto- debo terminar de leer.

Sunday, January 13, 2013

Angel caído


Estoy cansado de hacer gárgaras
con guijarros de canicas
abrir mis manos para plantar surcos
donde los robles se enraícen con mis sueños
Cargo martillos y una comba
y no puedo siquiera clavar espinas (invisibles)
en mi frente.

Estoy cansado de contemplar el abismo
infinito del espacio que se agita
y trato en vano de levantar un
nuevo vuelo.
Apenas me duermo me despierto.
Llevo siglos

Un águila llega y me hace companía
se posa en mis hombros
sin darse cuenta que es el lugar donde yacen
Mis alas entumecidas
de cemento, de piedra fósil.
Le grito:
¡Espera que rompa el cascarón y me perdonen,
te llevaré a volar hasta las estrellas!
No me oye.
Ajá... Escupe sobre mi tu mofa
diluye el calcio de la roca
vuelvela sensitiva.

Si entendieras mis tormentos
los de un ángel agripado y con algunas pesadillas
anidarías en la playa
¿Qué? ¿Has decidido quedarte en la cumbre de mi abismo?
¿Por cuánto tiempo?
Calma. No es para tanto
¡Deja ya de arrancarte las garras con el pico!
Es el cansancio
apenas un catarro pasajero.