Wednesday, January 26, 2011

'Esfuerzos' para el conflicto.


Esta es una nota dedicada al escritor peruano Jorge Ninapayta La Rosa, ganador del premio internacional de cuentos Juan Rulfo, del Jorge Luis Borges de Argentina, del Caretas en Perú, entre otros. Esta nota esta escrita no con el esfuerzo de crear conflicto. Esta nota esta dedicada a mi buen amigo Coqui –así lo llamo- porque sé que esta releyendo ‘Soldados de Salamina’. Esta nota esta dedicada al narrador peruano porque sé también del esfuerzo que está haciendo para supercar una lesión en la pierna, esa pierna que tras un accidente le costó la ruptura del hueso fémur, una cirugía y los consiguientes trabajos de rehabilitación. Espero que con el esfuerzo que está haciendo pronto podamos ir a jugar fútbol (aunque sea de mano) visitar Manhattan para corretear a las chicas lindas, invitarlas a tomar un café y visitar un museo, ahora precisamente que se anuncia la gran muestra del artista de Kooning, en el MOMA.
Saber que Coqui estaba releyendo la novela de Javier Cercas me lanzó también a la aventura de releer la misma historia y, aprovechando las constantes nevadas en New York, decidí quedarme en casa para sumergirme una vez más en lo que cuenta el escritor español. El redescubrimiento fue interesante, no hemos hablado al respecto con Coqui, quizás esto nos sirva para desmembrar aún más y con cariño ese libro escrito con un buen ‘esfuerzo’ tras una para de diez años, como nos refiere el alter ego de Cercas.
Releer es un ejercicio que pocos lectores aprecian. Releer es más interesante que leer. Cuando uno se aproxima a un libro por primera vez uno tiene cierta ansiedad insatisfecha que se complace cuando llegamos a la última página de un libro. En la relectura la ansiedad pasa a un segundo plano. En la relectura se abren otros emociones y uno se sumerge en el libro con la complacencia, permítanme el símil, de volver a nadar en una piscina temperada. Es lo que me pasa. No sé si algún lector pasa por lo mismo, pero les hablo y escribo en primera persona. Cuando un libro aparece publicado, mi deseo de saber de qué se trata esta a flor de piel. Leo descubriendo con mis pupilas dilatadas. Cuando releo no solo mis pupilas se agrandan y satisfacen, gozo con más intensidad.
Hace algunos años leí un artículo referido al conflicto que busca todo escritor cuando se trata de escribir una historia. Muchas veces leemos la palabra ‘conflicto’ llevándonos sólo por el primer significado: pelea, pero cuando descubrimos que el epíteto es mayor y más amplio, nuestra percepción y conocimiento también toma esa otra dimensión y crece. Hoy al releer el mismo artículo, gracias a mi ejercicio de escribir de manera constante, redescubrí que al hablar de conficto hablamos en muchos casos de esfuerzo. El hecho de escribir una novela significa esforzarse, sino me creen vuelvan a leer ‘Soldados de Salamina’. (Hace algunos años descubrí también que la palabra inglesa STRUGGLE es una de mis favoritas y como ustedes saben que esta palabra se refiere y significa “esfuerzo”). Engancharse con el personaje es reconocer su esfuerzo y seguirlo, acompañarlo y darle la posibilidad de ser, de conseguir lo que desea.
Recuerdo que Kurt Vonnegut decía que un cuento siempre debe de tener su cuota de conflicto, y debe haber conflicto incluso en el hecho de que el personaje trate de alcanzar un vaso con agua. Creánme que cuando leí la primera vez eso no me quedo claro el asunto. Claro, entendiendo ‘conflicto como pelea a sangre y muerte’, jamás iba a ver más allá de la definición. Pero al leer conflicto como sinónimo de esfuerzo, la cosa cambia. Para graficar el asunto. Imaginen a un herido en cama que de pronto se ha quedado solo y sin que nadie pueda correr en su auxilio en lo más elemental: darle de beber un vaso con agua. Más aún, qué pasa sí esta persona tiene las piernas rotas, entonces para alcanzar el caño tendrá que dejar la cama, arrastrarse, intentará pararse para llegar hasta el baño, donde se ve brillante y limpia el lavamanos de porcelona. Si me identifico emocionalmente con el personaje, si lo reconozco como alguien que se parece a mí, el escritor habrá logrado engancharme con su historia. Recuerdan al protagonista de la película 'Miseria' intentando escapar de una habitación donde esta secuestrado por una enfermera desquiciada y asesina. Para inmovilizarlo la loca no sólo le dá sedantes en la comida, también llega a romperla las piernas y para asegurarse lo ata en la cama. Uno como lector desea saber qué hará el personaje para lograr escapar y ese escape debe ser convincente y sin trucos.
Bueno, sin querer volví a hablar de violencia como conflicto. En el artículo que leí se menciona a Scarlett O’Hara en “Lo que el viento se llevo”. Si bien es cierto que la novela está contextualizada en la Guerra de Secesión al sur de los Estados Unidos, lo que se cuenta en la historia del libro o la película es la lucha que entabla Scarlett para conquistar el corazón de Ashley Wilkes, y, también, vemos a la heroína de esta gran historia esforzándose contra sus propios malos instintos que la vuelven humanamente fea frente a la buena esposa de Ashley. Hasta que madura y trata de conquistar el verdadero amor que siente por su marido.
¿Se imaginan el esfuerzo de una prostituta que trata de evitar el sufrimiento de su familia y les dice mentiras acerca del trabajo en el que anda envuelta?. Hay una película española que aborda el tema, se titula “Princesas”.
¿Cuán arduo debió ser para Demóstenes llegar a ser el mejor orador de su época, venciendo un tic imparable y superando su tartamudez?, creo que la película The King’s Speech trata sobre este asunto. Y aquí tambén se trata de premiar el esfuerzo por vencer un obstáculo personal.
¿Se imaginan a Daniel Alcides Carrión, sabiendo como médico las consecuencias de contraer la viruela en el siglo XIX, inyectándose el virus para estudiar en su organismo los estragos del mal que azotaba Perú durante aquellos años. Deseaba tan solo ser un mártir, pasar a la Historia como un valiente por una cobardía inconfesa o deseaba realmente ayudar a los enfermos y acabar con la enfermedad?
¿Se imaginan a mi amigo Coqui yendo a rehabilitación todos los días y diciéndome luego: “ Juan nos vemos en la 82 de la avenida Roosevelt para ir a comer helados en Carvel”, y, de pronto, luego de haberlo visto postrado en cama con sus fierros en la pierna, lo veo caminando con su bastón de aristócrata y con una sonrisa a flor de labios. No sólo le quieres pagar los helados, sino abrirle la puerta del taxi para que suba cómodo al despedirse.
En ese esfuerzo el protagonista llega a transformarse de manera convincente arrancándonos lágrimas, aplausos, simpatías. Tal vez nos ayuda a buscar salidas a nuestras propias penas, angustias o problemas, y descubrimos que no estamos solos tratando de sobrevivir en este mundo.
Hay muchas maneras de crear conflicto. En ‘Soldados de Salamina’, por ejemplo, se resuelve la incógnita y se dá a conocer el nombre del soldado que se niega a usar su arma y matar a un líder falangista y cuando descubrimos a Antonio Miralles, “Miralles” como a él le gusta que lo llamen, descubrimos a un hombre maravilloso y solo pese a haber peleado por España, por Francia y por ser uno de los soldados que al final salvó al mundo. Este detalle es tierno y es el regalo que nos ofrece el escritor por haberlo acompañado a lo largo de las más de 200 páginas, aunque la verdadera historia que se cuenta aquí es el de su ESFUERZO (lo escribo con mayúsculas) del escritor para lograr poner el punto final de su historia, luego de pasar por la desaparición física de su padre, el abandono de su esposa, el hecho de estar parado sin escribir una novela por diez años. La identificación que el escritor busca es que seamos sus cómplices, que lo acompañemos por sus avátares de conseguir la identidad de ese soldado que teniendo la orden de matar no lo hace. Es el esfuerzo de ese escritor por encontrar a ese soldado desconocido lo que nos hace sumergirnos con placer en esa novela. Javier Cercas, además, ha echado un nuevo vistazo a eso que fue la Guerra Civil Española, haciéndonos creer que su historia es real como lo pregona desde la primera página. Le agradezco a Coqui que me haya mencionado la novela, motivarme (sin pensarlo siquiera) a releerla, acompañarlo en su esfuerzo de rehabilitarse por completo, escribir su novela que intuyo, aunque no lo haya confesado, es su objetivo. Ojalá este pequeño comentario y mi solidadridad a su esfuerzo haga que llegue a coronar con éxito lo que se ha trazado. Después no solo iremos a comer helados, ver a de Kooning en el MOMA, también celebraremos su próxima buena novela con un premio en Perú, en Argentina, España o donde sea.

Tuesday, January 18, 2011

El tema principal en los libros de cuentos


Lo más difícil para tener un buen libro de cuentos no sólo es juntar nueve o más relatos, lo más difícil es escribir buenos cuentos y agrupar los mismos con un tema central que actue como guía, soporte, base (use otro término parecido) a lo largo de las 100 ó más páginas.
Alguien me decía que para hacer un pastel de coco no sólo se requiere harina, huevos, mantequilla, azúcar y un recipiente adecuado. Hay que rallar bien el coco, esparcirlo y mezclarlo con la masa para que- una vez listo- al ser cortado el pastel en pequeñas tajadas, todos los invitados puedan sentir y degustar la fruta que hemos elegido.
Los antologías son los que mejoran grafican el asunto del tema para un libro. En la ‘Antología de la Literatura Fantástica’ preparada por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, los argentinos se han remontado hasta la época de las historias árabes, sin dejar de lado el maravilloso relato breve chino. Todos están agrupados bajo el signo de lo fantástico y son autores de varias nacionalidades los que han sido antalogados. Aquí un pequeño ejemplo del francés Jean Cocteau titulado ‘El gesto de la muerte’.
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
- No fue un gesto de amenaza –le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispajan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

Esta también la antología del 'cuento triste' que fue hecho por Augusto Monterroso y su esposa en la que la tristeza se filtra en sus más de 300 páginas. Entre estos cuentos figura ‘Una Rosa para Emily’, relato magistralmente escrito por el estadounidense William Faulkner.
‘Cuentos de fútbol’ es el trabajo de recopilación hecho por el otrora delantero argentino Jorge Valdano. En el trabajo se juntan los relatos de más de veinte narradores que tienen como tema principal todo lo que esta asociado a la practica del más bello deporte del planeta. En el libro de fútbol figuran desde relatos dedicados a los goleadores que andan peleados con las redes, los arqueros que de héroes pasan a ser villanos, hinchas que sueñan con abrazar a sus ídolos aunque sus ídolos no tengan corazón, incluso están relatos dedicados al balón y también se habla de árbitros quienes con sus decisiones erradas no sólo cambian el resultado de un partido, sino también la vida de muchos que están involucrados en el deporte.
En “La palabra del mudo” Julio Ramón Ribeyro reunió historias de peruanos que no tienen voz, de esos seres humanos que viven en el límite, golpeados por la pobreza y el desamparo y se convirtió en el escritor que les dio la posibilidad de expresarse, de contar sus angustias y sus penas, sus sueños y sus pesadillas, su lucha y su triunfo pírrico. Ahí están esos relatos dignos de cualquier antología titulados “Los gallinazos sin plumas” y “Al pie del acantilado”.
En los libros de cuentos, los escritores eligen diferentes caminos para agrupar sus historias. En “Historias de hombres casados” el argentino Marcelo Birmajer tiene como tema principal los engaños, las angustias, los fracasos y los sueños, la infelicidad y la felicidad de hombres casados, sin olvidar su condición de judío que vive allá en ese país cercano a la Patagonia.
En “Trilogía sucia de La Habana”, Pedro Juan Gutiérrez, nos cuenta los problemas, las angustias, sueños y vivezas de quienes sobreviven en Cuba bajo el régimen totalitario de los hermanos Castro. En los relatos vemos como el ser humano se va degradando y ve en el sexo una posibilidad de escape a sus grandes retos de vivir en ese barco que navega sin rumbo, con las velas y mástiles roídos y sin poder cambiar de rumbo, con el motor que sólo ruge para simular que aún puede seguir aunque los marineros sepan que por todo lado “hace agua”.
Ana María Matute siempre cuenta el mundo infantil en el que le toco vivir. Los niños y su mirada tierna y profunda siempre están presentes en cada uno de sus libros de cuentos. Siempre que uno lee a la escritora barcelonesa se enternece con esos niños de la Guerra Civil Española y también se sorprende al comprobar todo lo malvado que puede ser un niño que no sabe medir las consecuencias. A mi siempre me encanta releer aquel relato titulado ‘Una rama seca’, donde una niña pobre, que sufre de falta de amor tiene en su muñeca a la única ‘personita’ con quien hablar y calmar su sufrimiento; sin embargo, al final del relato descubrimos que esa muñequita es una simple ramita seca a la que no cambia por ninguna otra muñeca y muere, no sabemos si por entrañarla o por las fiebres y la pobreza que la golpean.
García Márquez hizo algo muy sútil al presentar su libro de cuentos titulado “Doce cuentos peregrinos”. El colombiano agrupó sus relatos bajo la explicación inteligente y sagaz que dio en el prólogo de su libro. El escritor deseaba que los cuentos dejen de errar sin rumbo y sin libro que los agrupe. Hay que recorder que cada relato del volumen tiene un tema diferente, pero como dijo el autor: fue necesario buscarles un espacio donde puedan convivir juntos y evitar que se perdieran en el baúl de los olvidos. En este caso es el título que actua como eje, soporte o visagra de todo el pequeño volumen. Están en ese libro salvado y tierno cuentos como ‘Un rastro de sangre en la nieve’, ‘María dos Prazeres’, y ‘Sólo vine a hablar por teléfono’. Sin duda hay más, pero sí uno quiere tener una guía básica les sugiero empezar con los libros de los que hablo en éste mi pequeño espacio cibernético.

El dibujo adjunto es creación de mi sobrino Gabriel Sebastián Vela del Valle.

Monday, January 10, 2011

Leyendo cansado a Vila Matas


Ando seco como un pozo que no vierte agua.
La única cosa buena que hoy aprendí es una cita de Georg Christoph Lichtenberg: “Cuando el espíritu se eleva, el cuerpo se arrodilla”. No sé quién es este pensador. Enrique Vila Matas lo cita en su última novela titulada ‘Dublinesca’. Parece una excelente broma del escritor. ¿Estará imitando a Borges que creaba a algunos personajes y los llevaba a lugares muy lejanos para que nadie los descubriera?. Sin embargo, hoy existe internet y con un simple ‘search’ podemos encontrar lo que deseamos, no importa sí a un nombre le han hecho un apócope raro.
Estoy leyendo con desgano la última obra del escritor español y me estoy contagiando con el espíritu del libro, lento, denso, por ratos aburrido. Algunas citas me sacan del letargo en el que me siento caer. “Cualquier crisis es sólo, en el fondo, la proyección de nuestra angustia existencial”.¿Será?
Hay partes, muy pequeñas en el libro, que leí con fruición. Me encantó la parte dedicada a Brooklyn, a Paul Auster y por supuesto a ese puente que une Manhattan con el barrio del creador de ‘Leviathan’. Estoy tratando de recordar sí vi a Vila Matas y Auster juntos en algún lugar de New York. No sé si los vi en persona o los vi buscando algo en youtube. Es más, no recuerdo con exactitud de qué hablaron, lo único que recuerdo es la disculpa del catalán por no hablar la lengua del neoyorquino. En aquel momento que vi a los dos juntos pensé: ¿quién usará a quien en alguna parte de su trabajo? Aunque ‘usará’ es un verbo que no parece correcto, digo, dije “usará” para tratar de graficar lo que muchos escritores hacen (se dan cuenta, yo estoy haciendo lo mismo sin ser escritor). Algo adicional, notarán que estoy contagiándome con el estilo del autor de ‘Bartebly y Cia’. Perdón, debo explicar, Bartebly fue el primer libro de Vila Matas que leí. Aunque Dublinesca me hace pensar también en ese personaje que creó Herman Melville. Voy por la página 125 y Riba (es el nombre del personaje de la última novela del catalán) decidió ir a Dublín a celebrar la muerte de la era Gutenberg, pero está tratando de ir para allá con pies de plomo. Para dar un paso se demora una eternidad, duda y aburre. Riba no se aburre, nos aburre. El libro tiene una carátula de un hombre corriendo, pero esa imagen, pienso, es falsa. Vaya oxímoron con el que me he topado.
Leí ‘Bartleby y Cia’ hace algunos años, no lo recuerdo del todo, lo recuerdo sólo si asocio el libro de Vila Matas con el relato largo de Melville. Hace poco estuve escribiendo un relato circular y descubrí que mi escritura se iba envolviendo de ideas que necesitaban notas al pie de las páginas, de recuerdos imprecisos, de anédotas contadas, de otras lecturas y pensé que estaba haciendo lo mismo que el español. Entonces corrí a comprar un libro de Vila Matas, no los encontré, por eso es que llamé a un amigo que es asiduo comprador de cosas por internet y le pedí que me consiguiera no uno sino dos libros. ‘Dublinesca’ no me decía nada, pero los comentarios dando cuenta de un personaje en la búsqueda de un novelista desconocido, del Joyce del presente, del novelista del futuro, hizo que me animara a comprar la obra. Ahora que lo leo, por ratos me siento como el individuo de la portada, trato de salir corriendo dejando la lectura para otro momento, cuando me sienta con otro ánimo, pero cuando estoy a la espera de salir disparado, algo me ata. Brooklyn, por ejemplo. (David Beckham, el futbolista inglés, bautizó a su hijo con ese nombre, porque -junto a su mujer- lo concibieron en esta parte de los Estados Unidos). Locuras del deporte cuando se junta con la farándula.
Justo en este momento que ando seco y que para tratar de sacar un poco de agua de mi pozo voy revisando lo que he escrito, me digo, debes volver a leer la novela de Auster, Brooklyn Follies, y debes tratar con su nueva obra ‘Sunset Park’, porque sé que Auster se mudó de barrio y está viviendo en esta zona. El bueno de Auster, el mismo que no tiene casa propia, carro, que sólo le gusta tener los libros que quiere leer y la ropa que va a vestir. Ahora que hablo de dos libros de Auster debo confesar que estoy esperando un libro más de Vila Matas, “Suicidios ejemplares” es el título. Vaya tormento, ahora, cuando voy revisando mis escritos, decía, recuerdo el suicidio de un buen amigo y lo veo tocando en la guitarra el clásico tema “The clap” de uno de los guitarristas del grupo musical ‘Yes’, y me pongo a pensar “cuántos amigos perdí”. Todos partieron antes de cumplir los 40 y me dejaron solo. Ahora que me encantaría descolgar el teléfono y darles una llamadita para contarles que NY, Brooklyn incluído, esta frío, cae nieve y andamos recluídos en casa, leyendo o escribiendo, que es mi caso. Tomando una taza de café para subirnos la temperatura y el ánimo. ¿Y a qué viene todo esto?
Hice un paréntesis y retomo. Les contaba que estaba escribiendo como Vila Matas y agradezco que eso no sea cierto. Creo que mis escritos se tratan de parecer más a lo que hace Mario Bellatín, pero esa es otra historia. Lo que es la vida de un lector, un escritor nos lleva a otro. Vila Matas me llevo al Dublín de Joyce, al Brooklyn de Auster y observen a dónde voy llegando. Quizás no deseo llegar, solo quiero partir. Terminar esta nota. En esta Dublinesca no encuentro el conflicto que requiere toda historia, el único conflicto que tengo es con el escritor que por ratos me cansa. Vila Matas esta cumpliendo lo que busca, su parsimonia está haciendo que yo hago lo mismo con quienes me leen, cansado de mi sequedad están tratando de huir de este blog pues la historia es aún insulsa y así seguirá, se los prometo.
El único consuelo que me queda es que iré a meditar, ahí volveré al principio, elevaré mi espíritu, para descansar mi mano. Antes, sin embargo, debo consultar si existe ese individuo que parece una broma porque se ha comida la E de su primer nombre, Georg, y la E y la R de su segundo nombre. Será que Vila Matas se burla de sus lectores. Tal vez. Quizás también me ha contagiado el maldito ‘placer’ de Riba de pasar todo el día frente a la computadora (me gusta más este término, detesto eso de ‘ordenador’) y me está convirtiendo en un hikikomoni (autista informático), un tipo que prefiere la soledad de su habitación, asiduo buscador de cariño falso de una máquina que tiene la M no de Marilyn, sino de Mackinstoch y sufre un tormento para poner los pies en la calle porque teme que sus pasos le lleven a un bar para llenar ese pozo que hoy luce vacío. Quienes hayan leído Dublinesca, entenderán: Riba lucha contra su alcoholismo y contra su mujer que no le deja beber con la amenaza de dejarlo si vuelve a levantar el codo.
Vaya, tengo por fin algo interesante, Georg Christoph Lichtenberg existe, bueno debo decir existió, fue un científico alemán, amigo de Goethe y Kant. Para más referencias fue uno de los 17 hijos de un pastor teutón, en esa época no había televisión, internet y tampoco tenían la pildorita preventiva, mucho menos la abortiva, pero para qué, nos hubiesemos quedado sin los aforismos de este pensador.
Lo último, me acaban de llamar de la biblioteca para informarme que acaba de llegar el libro que pedí en calidad de préstamo. Es uno, no lo duden, de los que también ha escrito Vila Matas y cuyo título creo recordar es ‘Exploradores del vacío”. El consuelo que me queda es que llenaré mi pozo. Seré un experto en todo lo referente al escritor nacido en Barcelona, en 1948. El periodista y abogado (ojalá no me lleve a juicio por plagiarlo sin estilo. Vivió en una buhardilla de París y no se imaginan quién era la dueña. Ajá, nada menos que Margarite Duras. En esa acogedora ciudad logró escribir tres libros. Pese a ser un crítico de cine escribió su novela ‘Nunca voy al cine’… Y en esa época, conste, no había VHS, tampoco DVD… Continuará. ¿Continuará?

Tuesday, January 4, 2011

El protagonista necesita más de una mano.


Todos los personajes se deben crear en función de las necesidades del protagonista de una historia. Todos sabemos que el prototipo perfecto de un protagonista completo en el mundo de la ficción es Hamlet. Hamlet es completo porque tiene un sinnúmero de contradicciones, siendo el principal el de su ambición y su culpa.
Los personajes se crean en función de la necesidad del protagonista de una historia para mostrar precisamente las contradicciones, aunque algunas contradicciones vienen incluídas en la esencia del protagonista. En una nota anterior escribí de Roger Casemet, el personaje central de la última novela de Mario Vargas Llosa. Casement es un persoanje contradictorio porque en su esencia tiene muchos dramas: es un sir inglés nacido en Irlanda y siendo un caballero de la corte imperial inglesa se levanta contra la propia Inglaterra para enrolarse en una revolución para alcanzar la libertad de su pueblo. Además, Casement es homosexual y quizás no se tolera por su ambivalencia, pero sin embargo lucha contra la degradación y el maltrato del ser humano.
Para profundizar un poco más acerca del protagonista ayer volví a mirar el film ‘Million Dollar Baby’. La película como recuerdan consagró una vez más a Clint Eastwood como mejor director, a Hilary Swank como mejor actriz y a Morgan Freeman como mejor actor de reparto. No reparé en los premios al inicio del film, pero al ver la última parte de la historia tuve que retroceder más de una vez el DVD porque el asunto del protagonista y los personajes se me mostró como una nueva revelación.
Quienes hemos visto la película -cuyo guión lo escribió Paul Haggis- sabemos que se cuenta la historia de un entrenador de boxeadores llamado Frankie Dunn. Como entrenador es de los mejores, pero en su vida es un solitario que tiene una hija que se niega a perdonarlo por un pecado inconfeso, culpa además que lo atormenta y vuelve un devoto católico persisntente que acude a misa puntualmente durante 23 años. En el seno de la iglesia no se lleva muy bien con el sacerdote con quien suele discutir por temas insustanciales.
En un momento difícil de la vida profesional -un boxeador se ha ido y al pelear por el título se ha convertido en el nuevo campeón pesado- Frankie recibe con desagrado a una joven que confiesa su sueño de convertirse en boxeadora profesional. Maggie es una mecera que quiere dejar esa vida de estrecheces, ha perdido a su padre, quiere darle una buen futuro a su madre y a su hermana y su hermano está en la cárcel. Maggie es una mujer sin talento boxístico y para ser campeona como sueña, perdió mucho tiempo, pues tiene 31 años, sin embargo, tiene agallas y fuerza, aunque Frankie le dice que la fuerza no es suficiente. Esa voluntad a prueba de todo sorprende a Scrap. Scarp es Morgan Freeman, el encargado del gimnasio de Frankie, fue un boxeador profesional que debió retirarse cuando en su última pelea perdió una vista, sin haber alcanzado la gloria de pelear por un campeonato.
La resistencia de Frankie a entrenar a Maggie va sediendo por la tenacidad de la joven. Pronto veremos que Frankie encuentra en Maggie a su hija, a esa hija que le rechaza las cartas que siempre suele escribirle. Frankie está fascinado con Maggie porque siempre pregunta, escucha y hace lo que piensa, hasta que llega a pelear por el título welter junior.
Vi esta película porque pensé que la historia era una adaptación de alguna novela de Dennis Lehane, pero al leer los datos de la cubierta del DVD descubrí que se trataba una adaptación de las historias de boxeo de Fox Tooler. Sin embargo, vi la película siguiendo el consejo del autor de Mystic River: “si quieren escribir algo sobre un determinado personaje imagínense como debe lucir su dormitorio”. En este caso miré la película observando los dormitories de Frankie, Scrap y Maggie. Todo es frugal y mínimo en el caso de los personajes masulinos, como si se tratara de las habitaciones de dos guerreros medievales o mejor, de dos caballeros de las cruzadas. Por su parte, la habitación de Maggie es el reflejo de lo que ella es, pobre, apretada, sin TV, con apenas una licuadora y un hornito para calentar la comida fría.
Pero volviendo a la película. Maggie llega a pelear por el campeonato mundial, pero la campeona es una contrincante sin escrúpulos que termina golpeándola a traición. El golpe derriba a la desafiante contra un asiento rompiéndole la columna vertebral que la deja en estado vegetativo. En esa circunstancia ella le pide a Frankie hacer lo que su padre hizo con el perro pastor alemán que estaba mal herido. Aqui viene una pequeña explicacion de porque se crean algunos personajes.
-Maggie se queda sin sus familiares quienes solo han venido a verla para exigirle su firma en resguardo de su futuro. Postrada en la cama de un hospital comienza a sufrir de úlceras en diversas partes de su cuerpo. En su casa, Frankie encuentra una carta más que ha sido rechazada por su hija. Cuando viene a visitar a su pupila ella ha sufrido la amputación de una pierna. En ese momento somos testigos de un diálogo interesante, es como si Maggie hubiese encontrado a su padre y Frankie hubiese recuperado a su hija. Ella desea saber qué significa su sobrenombre gaélico con el que la ha bautizado. El resiste y se niega a reveler su secreto. En esas circunstancias ella le pide hacer lo que hizo su padre con su mascota. El se niega muy rotundo. ‘Entonces pelearé como lo hice desde el día que nací con un kilo y medio’, dice ella.
-En la iglesia, el cura recibe la visita de Frankie quien le confiesa el pedido que ella le hizo. El dialogo es de los mejores. Frankie sabe que matar es un pecado, pero se siente culpable de estar matándola en vida. ‘Si haces eso estas perdido’, le dice el cura, ‘deja todo en las manos de Dios’. Cuando Frankie regresa al hospital encuentra a Maggie sin lengua, ella se ha mordido la lengua una y otra vez hasta casi matarse. Entonces la mantienen dormida con sedantes.
-En el gimnasio Scrap encuentra a Frankie y le dice que fue a visitar a Maggie. El dialogo vuelve a revelar más detalles. ‘La convertiste en la mejor’, dice Freeman. ‘Yo la mate’, contesta Eastwood. ‘Muchos mueren a diario sin encontrar la oportunidad, la oportunidad de lograr un sueño. Si ese hubiese sido mi caso me bastaría para morir satisfecho’, contesta el boxeador que ha perdido la visión en un ojo.
Frankie va al hospital decidido a hacer lo que tiene que hacer, parar el sufrimiento de Maggie. Antes de inyectarle la adrenalina que a su decir la pondrá a dormir, le confiesa que la expresión gaélica con la que le ha bautizado significa ‘querida, mi sangre’. Ella deja que una lágrima corra desde una de las comisuras de sus ojos. El encontró a una hija y ella se ha reencontrado con su padre. Si su padre verdadero le dio la vida para luchar, su padre adoptivo se lo quita para evitarle el sufrimiento. Si ustedes ven una vez más esta última parte, notarán toda la tensión que la historia va entregando, Haggis da cuenta paciente de cada detalle.
Scrap que es el testigo narrador de la historia termina la película escribiéndole a la hija de Frankie para contarle todo lo humano y bueno que es su padre. En nuestro papel de observadores nos damos cuenta de todo aquello que se esta perdiendo la hija por obrar con inmadurez y odio contra su progenitor.