Saturday, September 29, 2012

En Family Practice están de fiesta.

La señora Luz María Simmons está feliz y tiene una razón más para estarlo, acaba de ganar un honor especial a su trabajo con pacientes en el North Shore Long Island Jewish, para ser más preciso, en el Glen Cove Hospital.
Ella fue una de las más de veinte nominadas al President Award de los 16 hospitales que North Shore Long Island Jewish Hospital tiene en Nueva York, Estados Unidos.
Ella está contenta de haber ganado este reconocimiento y se siente orgullosa de su nominación. La señora Simmons está agradecida con su premio y con el primer premio que le ororgaron a Sylvester Wallace. “Ese hombre se lo merecía”, dice Luz María. “El señor Wallace es un trabajador de limpieza en una sección de niños con cáncer y todos los días les lleva alegría a quienes sufren de ese mal. Es un ser compasivo y tiene una habilidad tremenda para conectarse con los demás y hacerles sonreír, incluso les enseña a bailar”, remarca. “Le ofrecieron otro puesto en el hospital y él dijo sentirse satisfecho con lo que hacía”.
La señora Simmons recibió la nominación por parte de sus jefes, quienes reconocen la labor que realiza desde su puesto de secretaría supervisora de la sección del centro de Medicina Familiar del Hospital de Glen Cove.
Alguna vez recibió a un paciente aquejado de un problema cardíaco y ella, sin contar con entrenamiento médico, pudo observar que necesitaba ayuda, hizo que un médico lo atendiera y lo trasladaron a la sección de emergencía. Al día siguiente, el paciente pudo ser salvado de morir porque estaba a punto de sufrir un ataque cardíaco sino recibía la intervención quirúrgica que requería.
Este es uno de los auxilios que la señora Simmons presta a los pacientes que llegan hasta el departamento de Family Practice. Ella reconoce que sin la ayuda de su equipo, el trabajo no podría ser realizado con éxito. “Todos aquí están concientizados que tienen el deber de ayudar a los pacientes. Nosostros nos debemos a los pacientes, sin ellos no tenemos trabajo”, puntualiza.
“¿Sabe? Cuando mis padres llegaron de Puerto Rico no hablaban nada de inglés y sufrieron mucho cuando debían ir a ver al doctor. Cada vez que veo a un paciente en este hospital padeciendo y esforzándose en explicar su problema en inglés, recuerdo a mis padres. Eso les hago ver a los miembros de mi equipo. No deben olvidar sus raíces, atiendan a los pacientes como sí fueran sus familiares”, precisa la señora Simmons.
La señora Luz María Simmons tiene 45 años, trabaja en el hospital de Glen Cove desde hace 24 años. Más de la mitad de su vida. Ella recuerda que un año después de comenzar a trabajar fue trasladada al área de Family Practice, donde nadie hablaba español. Allí ella se volvió el nexo entre los inmigrantes hispanos que no hablaban español y los médicos y enfermeras que sólo hablaban inglés. Agrega, mientras se acomoda sus lentes de carey, "para ser mas precisa, había una enfermera peruana que también hablaba español".
Lo que es la vida, recuerda, yo nací en este hospital, crecí en este pueblo. A los cinco años fui a la escuela sin hablar nada en inglés, recuerdo que me pusieron en el programa de inglés como segunda lengua (ISL) y me convertí en una mujer bilingue. Quienes hablan inglés no saben que hablo español, porque no se me siente el acento hispano y hoy me comunico bien en ambos idiomas, agrega.
"Desde que iniciamos 'Family Practice' han habido algunos cambios. Me entrenaron para computarizar todos los récords de los pacientes y el programa 'Electronic Medical Record' fue un éxito, pero seguimos buscando la excelencia en nuestro trabajo. Ahora estamos tratando de optimizar el servicio telefónico para los pacientes, tenemos 16 líneas abiertas y sólo tenemos a tres personas atendiendo el servicio, es el nuevo reto”, indica.
Luz María Simmons es la mayor de tres hermanos, tiene tres hijos y está felizmente casada. Una de sus hijas (la del medio) nació en Glen Cove Hospital. Su esposo es un oficial de la Policía y trabaja también en el pueblo de Glen Cove, “Bryan tiene asimismo la vocación de servir”, enfatiza. “Es lo que profesamos como cristianos bautistas”. A sus hijos -de pequeños- no les gustaba ir de compras con su madre, preferían hacerlo con el padre. La señora Luz María se toma mucho tiempo, a cada paso que da se encuentra con alguien que le pide un consejo, tiene un problema de salud o trata de resolver algo. Lo que toma una hora, algunas veces, se van a más de dos. “Hay mucha gente que necesita ayuda”.
A la señora Simmons le falta poco tiempo para cumplir los treinta años de servicio en el Hospital de Glen Cove, no se piensa jubilar, aunque por ley tiene que seguir laborando hasta los 68 años. Los pacientes siguen llegando y solicitando ayuda, ella tiene que atenderlos.
Esta contenta con el premio que recibió, son US$ 5 mil, tiene tickets para ir a ver un show en Broadway y algunas tarjetas para cenar en Manhattan. “¿Que voy a cenar? No lo sé, me encanta la comida peruana, italiana, griega, china”. Por ahora tiene que ir a ayudar a un paciente que no habla inglés y tiene una dolencia en la espalda, al parecer levantó mucho peso y puede que tenga un disco vertebral con problemas, tal vez el inicio de una hernia, apenas camina. Ella debe sujetarlo para ayudarlo a caminar.
A la señora Simmons le falta poco tiempo para cumplir los treinta años de servicio en el Hospital de Glen Cove, no se piensa jubilar, aunque por ley tiene que seguir laborando hasta los 68 años. Los pacientes siguen llegando y solicitando ayuda, ella tiene que atenderlos.
Esta contenta con el premio que recibió, son US$ 5 mil, tiene tickets para ir a ver un show en Broadway y algunas tarjetas para cenar en Manhattan. “¿Que voy a cenar? No lo sé, me encanta la comida peruana, italiana, griega, china”. Sonríe.
Por ahora tiene que ir a ayudar a un paciente. ¿Qué tiene? En eso la senora Simmons prefiere guardar confidencialidad. Le preguntó al paciente, pues lo conozco, ¿qué ocurre? y me dice: 'tengo una dolencia en la espalda, levanté mucho peso y puede que tenga un disco vertebral danado. Quizás tenga una hernia.
Apenas camina. Ella debe sujetarlo para ayudarlo a caminar.
“Otro día le cuento como conocí a mi esposo. Eso sí que fue como enviado del cielo”, finaliza.

Tuesday, September 18, 2012

Lecciones para desatender (El escenario).


¿Qué hacen un grupo de prostitutas en una iglesia? Mejor todavía, ¿qué hacen tres monjas en un burdel? Algo esta pasando, no es verdad? Están actuando fuera de escena o fuera de su habitat natural.
Sí se tratara de una historia cómica, las monjas en un prostíbulo sería divertido, tal vez cruel con tanto desalmado. Se me ocurre que las prostitutas en un convento sería dramático. Aunque como saben, en la vida, como en el arte, todo es relativo.
Hablo de todo esto para que se den cuenta de la importancia de la escena. Si uno escribe cuentos o novelas tiene que pensar en la audiencia que esta viendo (leyendo) la historia para ubicarla mejor.
Y como saben, cada escena tiene su propósito para dar cuenta de algo o hacer que la historia avance.
Si la escena no sirve, córtala. Suprímela. (Los editores saben mejor de lo que estoy hablando).
No todos los escritores entienden muy bien el asunto de la escena y su propósito.
En algún momento me sugerí un ejercicio de escritura tomando en cuenta el escenario.
1- En la playa, dos ancianos están comiendo
2- En un parque, dos amantes se citan para un picnic.
3- En un cementerio, dos jóvenes se citan a comer sobre la tumba de alguien conocido.
Esto no es necesariamente una orden, recuerden que pueden desatender esta lección. Si desean pueden poner a los ancianos en el cementerio y a los jóvenes en la playa. Sugerí lo primero por los contrastes. ¿qué hacen los jóvenes en el cementerio? La respuesta es... la que se les ocurra. Se trata de un ejercicio. Tal vez la chica ha citado a su novio en el cementerio para decirle que va a morir, pues acaban de detectarle un cáncer terminal. Acuérdense que las escenas tienen que servir para algo vital en la historia.
Los viejos tal vez están recordando su juventud. Aquel juramento que se hicieron tras el primer beso. Tomar un bote (prestado o robado) para remar y remar hasta morir juntos, deseando que nadie los encuentre tras la zozobra.
Una escena tiene principio, medio y fin. Sí para darle algo de suspenso hacemos que uno de los ancianos se oponga al otro. Qué sí la dama se niega a subir al bote. ¿el viejito emprenderá su camino solo? Tal vez sí, porque la mujer a sus 76 años le confiesa que a lo largo de los últimos 22 años lo viene engañando con otro y que le ha jurado (al otro) cuidarlo porque no tiene a nadie más en esta vida.
En una escena se pone los ingredientes que se necesitan en una historia. En una escena esta el punto de vista, el diálogo, la descripción. Es más, en una escena uno tiene que ver, oler, gustar, incluso tocar. Sin olvidar los recuerdos, los símiles y los pensamientos que hacen una escena más fácil de imaginar.
Hay escenas que son largas y otras cortas y cada una tiene su propósito. En las cortas, la acción fluye de manera rauda y en la larga se aletarga la acción. Con las escenas cortas hacemos que el lector nos siga hasta el final, por lo que no resulta conveniente abusar de las escenas largas que agobian.
Por lo tanto hay que combiar lo corto con lo largo.
Cuando se logran escenas buenas, la lectura se hace intensa y el lector se siente inmerso en el mundo creado.
Hay que recordar que un cuento o una novela son el resultado de una serie de escenas que se van uniendo como los eslabones de una cadena.
En cada una de las escenas tenemos que haberle dado al lector una experiencia, no sólo el acto de leer.
No hay que olvidar que las escenas sirven para mostrar lo que hacen nuestros personajes, sin olvidar nunca al protagonista. El personaje principal debe desear algo y en su camino se hallará con opositores y colaboradores.
Las escenas nos dan detalles específicos de lo que se ve, lo que se siente, lo que le impacta al personaje principal y lo que lo refleja como lo que es: timorato al principio, pero valiente cuando las papas queman.
Para visualizar mejor todo lo que digo sugiero ver la película “Las flores de la guerra”, un film chino que cuenta la violación de un grupo de prostitutas de Nanking en la época de la invasión japonesa. Es un hecho histórico, ocurrido entre los años 1937-38. Invasión que como sabemos dejó alrededor de 300 mil chinos muertos. La pelicula esta basada en una novela del mismo titulo, escrita por Geling Yan, y, es, hasta hoy, la pelicula china con mayor presupuesto. Fue el director Zhang Yimou quien la llevó al cine el 2011. El principio de la película está tan llena de acción que nos sumerge en la historia de golpe.
Quien cuenta la historia es el protagonista. Un maquillador de muertos, que se hará pasar por sacerdote para salvar a todas las futuras monjitas. El mismo quien tras enamorarse de una prostituta, deberá entender que también ellas merecen respeto y consideración. Con su buena acción se ganará el amor de una de las 'chicas malas', quien ha llegado a ser lo que es por un problema en el pasado, pero que en el fondo sigue siendo una mujer de principios.
Como notarán, el inicio de esta nota no tiene nada de irreverente. En Nanking, un grupo de prostitutas chinas llegan a una iglesia, huyendo de los invasores. La iglesia tiene al costado un convento, en donde algunas adolescentes se preparan a vestir los hábitos. Entre ambos bandos se dará inicio a una lucha sin cuartel que poco a poco se irá diluyendo, porque de lo que se trata en esta oportunidad será de preservar la vida y darle al enemigo guerra. No siempre los ganadores son los mejores. Los vencedores son muchas veces los salvajes que haciendo uso de su fuerza abusan del desválido. Pero el desválido tiene algo que es más grande que el victimario. Eso hace que se pongan en primer lugar los valores humanos que están por encima de la fuerza y el maltrato. Lo que es más, el vencido muestra que el vencedor es un granuja, que aprovecha la oportunidad y solo quiere hacer valer su fuerza brutal y destructiva.
Aquí, como notarán se ha logrado dar con la premisa de la historia, que resulta más fuerte y consistente que el solo hecho de haber ganado una guerra.  

Wednesday, September 12, 2012

Te perdono.


“Perdonáselo todo a quien nada se perdona a sí mismo, porque sólo quien tiene el espíritu valiente es capaz de perdonar. Un ser vil nunca perdona, no sabe cómo hacerlo. Además, no lo siente. Perdona siempre a tu enemigo, no hay nada que lo enfurezca más”. Estos son algunos dichos famosos que he condensado y todos hablan del perdón, hay más, pero a efectos de la presente nota creo que son los suficientes para empezar algo acerca del perdón. Estoy siendo muy consciente, qué dificil se nos hace perdonar.

Hace un año o un poco más que vi la película “Lawrence de Arabia”. Es más, escribí algo acerca de la historia, así es que siempre la recordaba y esta entre mis favoritas. Para mi es el lugar perfecto para encontrar la 'premisa' que soporta todo aquello que se desea contar. Lawrence siendo un hijo no reconocido por su padre opta por buscar su propia identidad y al parecer la encuentra en medio del desierto, donde uno de los árabes le dice: 'aquí tú puedes convertirte en quien desees'.
Lawrence se convierte entonces en un hombre que se enfrenta a su destino para cambiarlo y moldearlo a su antojo. Confiado en su buena estrella, lejos de casa, se lanza a conquistar todo lo que se le presente en el camino. Sin importarle el riesgo y sin temer a la muerte. Olvidando, también, por ratos, su condición de ser humano.
En esta segunda oportunidad en que he visto la película encontré algo más. Si bien es cierto que Lawrence se convierte en un líder y se hace así mismo, hay una parte que pasó para mi desapercibido en la primera oportunidad. (Aunque debo admitir, mi sentir era otro en la primera aproximación). Habiendo logrado ser quien desea ser, Lawrence se lanza a conquistar territorio turco. Sin embargo, su buena estrella deja de iluminarle un momento. Tratando de pasar desapercibido, su color lo delata frente a un grupo de soldados turcos que patrullan las calles y se convierte en víctima de la insanía de un grupo de militares pederastas. En un puesto militar turco es violado, uno lo intuye por todo lo que observa. La humillación hace que retroceda, pero su destino ya esta trazado. Su propio comando inglés -Lawrence es un mayor de la armada inglesa de entonces, cuando los árabes eran aún nómadas y las monarquías no estaban bien establecidas en el medio oriente- lo conmina a seguir y él impulsado por su propio sufrimiento y desconsuelo decide ir hasta Damasco. Emprende entonces una cacería vengativa y asesina de cuanto 'turco' se le presente en el camino. Su sed de venganza lo hace ser insano, bárbaro y se regodea en la orgía de sangre que logra camino a su 'conquista final'. Incluso quienes están a su lado, quienes lo veneran y aman, son víctimas de su odio vengativo.. Hay que recordar a un joven árabe, el que sobrevive al otro que se hunde en aquel hoyo de arenas movedizas, a quien Lawrence dispara después que el muchacho resultara herido en el cuerpo cuando le estalla la nitroglicerina que debía usar para volar los rieles del tren y descarrilar los vagones que vienen en camino. Es el resentimiento lo que hace a Lawrence un victimario. El resentimiento hace que meta el dedo en la herida y lo haga sangrar y sangrar. Cuando vi todo esto recordé algo que había leído hace poco, respecto al maltrato y el perdón.
Hace algunos meses que vengo tratando de escribir algo acerca del perdón a los otros y no le encontraba el punto de partida. Creo que al ver Lawrence me encarrilé. Las buenas películas tienen eso, en un poco más de dos horas te muestran algo sustancial, algo que te ilumina el desentendimiento. Claro, en una pelicula lo ves todo redondeado, la vida se toma más tiempo y verás algo siempre y cuando estes atento a lo que ocurre a tu alrededor.
La gente nos hace daño por una serie de razones:

1- Accidentalmente
2- Porque estas en su camino (y no lo dejas ser quien desea ser: bueno o malo).
3- Porque tú le recuerdas a alguien de su pasado
4- Porque ellos fueron dañados terriblemente que tienen que herir a alguien más.
5- Por razones que desconocemos del todo.

Quienes hayan visto los más de doscientos minutos que tiene 'Lawrence de Arabia' se darán cuenta que quienes están en el entorno de Lawrence tienen que sufrir lo que sufren porque lo que este oficial inglés alberga en su alma es odio contra sí mismo. Odio por todo lo que le toco vivir. Un odio contra sí mismo que se hace más profundo y doloroso cuando es mancillado por este grupo de violadores.
Quienes están cerca a Lawrence mueren accidentalmente. Ya lo dije, uno de sus sirvientes se hunde en las arenas movedizas y desaparece. El quiere llegar a un punto del desierto a costa de todo. El quiere ser quien lograra su propósito para buscar redimirse (curarse) , sin embargo, vuelve a encontrarse con la figura de un padre malvado, esta vez reflejado en la acción de esos militares que lo ultrajan. Entonces, avanzando a Damasco, no tiene piedad de los soldados que se rinden y -porque le recuerdan a los otros- opta por cortarles el cuello. Rendidos pagan por pecadores. Muy pocos saben porque Lawrence se vuelve el cruel y sanguinario militar que aparece en la última parte de la película. El único que trata de comprenderlo es el sheriff árabe (Omar Shariff), quien había estado con Lawrence cuando los turcos lo arrestan y lo humillan sexualmente. Shariff es quien recoge a Lawrence después del brutal trato y de la sodomización.
En nuestra vida personal e íntima alguna vez hemos sido víctimas de alguien a quien nos cuesta perdonar, pero conociendo las razones que hace a los victimarios ser quienes son, tenemos que apelar al dicho que dice: “Si nosotros pudieramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, nosotros encontraríamos en la vida de cada persona, pena y sufrimiento para desarmar toda esa hostilidad” (Henry Longfellow).
En Lawrence de Arabia lo vemos. El personaje ha sido herido en lo más profundo de su ser y recuperarse de esa pena y sufrimiento será imposible, más aún si su sufrimiento lo mantiene en secreto. El secreto le roe el alma. (Lo mejor para esos seres ultrajados es confesar su dolor. Cuando fueron víctimas, estaban en una situación de desventaja total y no podían defenderse).
Ahora para seguir con nuestro deseo de perdonar a nuestros abusadores tenemos que reparar en el significado de perdonar. Ojo, no es fácil perdonar. Todos dicen que perdonar es 'una amorosa idea', 'es la expresión del amor', hasta que tenemos a alguien a quien perdonar.
Por lo tanto, y siguiendo: 'perdonar significa dejar de ir completamente el daño que esta persona te hizo porque esta persona esta sufriendo más que tú'. Quizás no lo sabe y tal vez nunca lo sepa, pero es así, quienes sufren mucho son los que más daño hacen en este mundo. Mira la película 'Lawrence de Arabia' y frente a este tipo legendario verás realmente al tipo que sufre.
Perdonar significa dejar de mantener la misma historia durante toda la vida. Hay que dejar de ser víctima. Perdonar significa tirar la carga que nunca más cargarás.
Perdonar significa 'haber aprendido la lección de todo lo ocurrido” Pero, cuidado, perdonar entonces no significa olvidar lo que te hiceron. Lo tendrás presente, pero no volverás a pisar ese lugar de arenas movedizas porque te puedes hundir.
Hay algunos que buscan revancha. Es lo peor, por algo el proverbio chino alerta: 'la persona que busca revancha debería primero cavar dos tumbas'.
Además, es cierto, el hombre que busca venganza mantiene su herida abierta. Si perdona podrá sanarse y hacer bien las cosas.
El perdón tiene una prueba. Los joyeros usan ácido para probrar el valor de los metales, con eso demuestran sí tienen oro o baratijas al frente de sus ojos. Para probar el perdón hay que usar la analogía de la extracción de muela: 'nunca olvidarás el dolor, sólo que ahora no lo sientes. Si tú has perdonado a alguien, tú recordarás el incidente, pero no sentirás el dolor flagelante del dolor que daña'.
Cuando uno perdona, todo cambia. Quizás el otro siga y nunca cambie, pero eso no te importa. Uno tiene que alejarse para evitar el juego de fuego, los roles de víctima y victimario. Uno es el que cambia y el perdón llega solo. Claro, siempre tendrás la herida en el corazón que hará que nunca olvides.
Perdonar es parar de rumiar el veneno que pensamos matará al otro, cuando somos nosotros quienes estamos muriendo.
Cuando uno perdona la vida se hace más llevadera. Y hay que ser consciente, no cambia el pasado, pero sí alarga y hace más placentero el futuro.
Recuerda, nunca es tarde para perdonar.
Y hay que perdonar, porque nunca sabremos cuando necesitaremos ser perdonados.

Tuesday, September 4, 2012

La tormenta y la calma.


Nada en la vida es permanente. Todo pasa. Después de la tormenta viene la calma. Todos sabemos eso, pero no lo aplicamos, cuando vemos que algo ocurre con cada uno de nosotros. Es más, es muy difícil sí nos vemos enfrentados a algo nuevo, terrible e inesperado. Algunos salen corriendo y son embestidos por su propia furia o miedo, pero sí esperamos, tomamos distancia y observamos, alcanzaremos a subir al tren que nos lleve a un buen destino.
Hace poco una buena amiga me llamó por teléfono dolida y sin saber qué hacer. El esposo la había abandonado con otra. La nueva chica en cuestión era joven, muy joven. Me dio pena mi amiga y también el esposo (lo que le esperaba con la joven cuando le pasara la fiebre de sábado por la noche, pensé). Mi amiga se había casado con un tipo que aparentaba ser un hombre adulto y a sus más de cuarenta años hacía cosas de muchacho veinteañero. No se lo comenté a mi amiga. Creo que ella era la culpable -en parte- de todo lo que le ocurría. Era ella quien había buscado sufrir. ¿Por qué? ¿Por qué estaba acostumbrada a sufrir? No se más detalles de su vida y no deseo preguntarle. Sin embargo, hay referentes que marcan cierto patrón en el vivir, eso que en Derecho se conoce como jurisprudencia.
Hace poco vi la pelicula española “Solas”. (Hasta hoy quiero saber por qué utilizaron ese título. Alguien me dijo 'quizás decidieron ese epíteto porque las mujeres -a solas- toman mejor sus decisiones'. Sonaba también gracioso en medio de todo ese drama).
En la película la hija tiene una relación sado-masoquista. El hombre la maltrata, mientras ella se esfuerza en amarlo, recibiendo a cambio desprecio y humillación. Ella es hija de un padre abusador y de una mujer sumisa. (El papá llega incluso a oler a su esposa para saber sí le es fiel, incluso llega a decirle 'Hueles a otro hombre'). La hija con su relación esta tratando de entender por qué su madre toleró una relación tan desigual con su padre. Esta joven, en vez de vivir su vida, esta viviendo la vida de su madre (en su cabeza y en su propia vida esta tratando de armar un imposible). Al quedar embarazada, la hija sufre la más grande humillación. El novio no quiere a la niña en formación, desea que la mujer aborte y lo que es más, como ella esta en un programa de ayuda social, el aborto no le costara nada, por lo que el hombre decide no darle dinero. Ella insiste suplicante: 'entonces acompañame'. El novio en un acto de falsa hombría le dice algo así: 'Ese es tu problema, resuélvelo sola'. Ella sorprendida responde: 'pero tú no te cuidaste, no usaste un condón'. El, en el colmo de la irresponsabilidad, responde: 'tú sabes que a mí no me gusta usar condón'.
La mujer no sabe qué hacer. El tipo la humilla y la estropea. El novio le ha demostrado con mayúsculas que es un pobre diablo, pero ella aún no lo ve así. Ella decide irse, pero al sentirse tan ultrajada no piensa bien. Siente que todo se le viene abajo. Una tormenta sacude sus sentidos. “Tras cuernos, palos”
Huyendo de un padre abusivo llega a conseguirse un marido abusador. Esta a punto de suicidarse. Ve venir un tren y esta a punto de arrojarse a los rieles para despedazarse, pero ve al frente a una mujer pordiosera (rota) que después de recoger botellas tiradas la observa. Esos ojos se clavan en ella como diciéndole: 'qué vas a hacer muchacha'. Ella se da cuenta de la mirada y sobreentiende -como los que observamos en la pantalla- el mensaje es contundente: 'qué demonios esta pasando por tu cabeza'.
Todo lo que uno experimenta en el momento es interno, ese silencio comunica y grita dentro de ti. La tensión de la decisión final. ¿Te convertirás en una ganadora o aceptarás tan fácilmente que has perdido todo por nada? Son segundos, hasta que el tren pasa raudo, el viento sacude y se va. La mujer opta por vivir, sin saber lo que viene en el futuro. Cuando uno apuesta a ganar, gana. Eso es indudable. Apuesta a ganar y ganarás. Es lo que ocurre en la película. Sin embargo, me quedé pensando: ¿esa vieja pordiosera tenia que ser lo que era para cumplir con su papel en esta vida? ¿Sólo a ese papel estaba destinada, aunque se dedicara a mendigar? ¿Salvar una vida, bueno, en este caso dos? Y de ella ¿qué?

Volviendo a la película, la relación que ella tuvo con su padre fue una relación sin comunicación, con mensajes mal entendidos.( Hasta que la buena comunicación se establece, no importa que esta sea tan cruel, se da el verdadero vínculo). El novio le da a conocer realmente 'quién es' cuando ella le pide tomar decisiones y ella -a costa casí de su propia vida- llega a entenderlo. Como dicen 'la verdad es dolorosa, pero duele una vez. La mentira duele siempre'. Conocedora de la verdad tendrá que enfrentar la vida con cobardía o con valentia. Ella duda ¿quién puede tener claridad en un momento como ese? Nadie.
Andando entre la posibilidad de huir para siempre o vivir, sin saber la respuesta, ella decide lo segundo. El universo se confabula y le da una oportunidad, ella lo ha decidido. Y hacía allá va. No importa si el río se presente muy sinuoso o demasiado turbio y violento. Hay que seguir nadando.

Volviendo a lo de mi amiga, la volvi a ver hace poco, de ese rostro aquejadumbrado que recordaba ya no había ni sombras. 'Te ves mejor', le dije. 'Todo cambia' respondió. 'tenías razón, nada dura para siempre'. Algo bueno debe estar ocurriendo en esa vida, pensé. De hecho que llegara al mar, no importa sí el mar esta agitado o en calma, es el mar con todos sus encantos escondidos.
Para ayudarla un poco más, le sugerí meditar en lo siguiente. Recordándole algo: God is the breath inside the breathing, look for Him.

Siéntate o échate cómoda. Cierra tus ojos. Primero fíjate con atención en tu respiración. Como viene y como se va. Respira con calma, observa como se llenan tus pulmones, como te reconforta y como te hace sentir. Date cuenta de la tension que existe en tu cuerpo... Con calma deja que la tensión desaparezca. Has sufrido... Compadecete de ti... Dios esta en ti, tú te has alejado de El.
Has buscado un lugar donde puedas ver el cielo, donde te sientas relajada y feliz, quizás sea una silla de mimbre, una toalla de felpa o unos cojines muy suaves. En el lugar que plácidamente has elegido tienes la mejor vista del cielo. Imagínate flotando plácida. Date cuenta del cielo, con sus nubes moviéndose de un lado para el otro... Date cuenta que las nubes son parte del cielo, tienen una forma y un determinado color. Las nubes son parte del cielo, pero no son el cielo realmente.
Imagínate que tus pensamientos y tus sentimientos son como las nubes del cielo. Tu mente es el cielo, mira como tus pensamientos y sentimientos son como nubes que pasan por tu mente, vienen y se van. Son muchos, demasiados, que aparecen y se van, dejando a tu mente como sí fuera un cielo transparente. Son algo que vienen y van... De pronto te dejas ganar por un pensamiento o un sentimiento, déjalos ir. No te pegues a ninguno de ellos. Te estas dejando ganar por uno de ellos, acéptalo con calma y vuelve a fijarte en tu respiración... Una y otra vez estas respirando en este momento. El cielo se estaba oscureciendo, sin embargo, ya se vuelve a aclarar... Es lo que pasaba por tu mente, se llegó a ensombrecer, pero dejaste que la nube cargada y oscura se fuera como vino... la tolerarse y la viste desaparecer. Alguna vez las nubes llegan a cubrir todo el cielo, cambian de color, ahora lo sabes, detrás de esas nubes esta el cielo, brillante, puro y azul. Pon tus pensamientos y tus sentimientos en las nubes, deja que sean parte del cielo, pronto notarás que se van y te dejan el cielo que deseabas ver.
El cielo existe detrás de las nubes..
Tu mente esta en paz...

Muchos de nosotros pensamos que nuestros pensamientos y nuestra mente son lo mismo. Así como nuestras emociones. Sin embargo, hay que aclarar que los pensamientos y las emociones son eventos que vienen y se van. Son como nubes que tras pasar dejan un cielo azul y en calma.