Tuesday, April 30, 2013

En busca de sentido.


Hace más de un mes estaba hablando con un amigo y me preguntó ¿si tuvieras que sugerir qué hacer a alguien, qué es lo primero que se te ocurriría?. No lo pensé mucho y respondí. Que lea uno, dos veces o más el libro 'El hombre en busca de sentido', del siquiatra austríaco de origen judío Viktor Frankl.
Recordé a Frankl porque este amigo me estaba contando su sufrimiento y le dije citando al sobreviviente de Auschwitz “cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, tiene que aceptar ese sufrimiento, nadie puede redimirle de ese sufrimiento, ni sufrir en su lugar. Lo que hay que hacer es adoptar una actitud ante eso y emprender una tarea. Hay que hacer algo, con esperanza y sin desmayo”.
Acabo de volver a hablar con este amigo y me dijo, acabo de releer el libro que sugeriste y tenías razón.
Viktor Frankl no sólo estuvo en Auschwitz, los nazis lo pasearon por varias prisiones hasta que lo llevaron al peor y más temido. Sufrió y estuvo a punto de morir, pero sus ganas de hacer algo lo mantuvieron con vida.
Frankl cuenta que deseaba recuperar el manuscrito que los esbirros alemanes le habían confiscado, era su meta, al ser liberado se dedicó a escribir la terrible experiencia por la que pasó y creó una escuela de Logoterapia.
Viktor Frankl era un buen lector del filósofo Frederick Nietzsche y cuando tenía que enfrentrar alguna situación tremenda lo citaba. “El que tiene un porque para vivir, siempre va a encontrar un como” era la favorita del psiquiatra.
Mi buen amigo no sólo tenia la cita del filósofo alemán, tenía también un buen número de citas que extrajo del libro de Frankl y muy gentilmente me las entregó. Recordé que cuando yo leí “El hombre en busca de sentido” también había copiado algunas de sus frases y las había pegado en algunos rincones de mi cuarto para recordarlas.
“En las horas dificiles siempre hay alguien -un pariente vivo o muerto, Dios- que observa nuestro comportamiento ante el destino. Ese alguien espera que no lo decepcionemos, al contrario espera que suframos con estoicismo -y no miserablemente- y si morimos que lo hagamos con dignidad”
Para mi -siempre lo digo- mi abuelo y mi padre son aquellos seres que me dicen: 'vamos tú puedes, no es para tanto'.
Con la lista que me dio mi buen amigo pensé, 'lo voy a copiar y se los ofreceré a quienes estén sufriendo y decidan hacer algo para cambiar ese sufrimiento. Aquí tienen algunos.
-Los problemas siempre existirán, pero pese a eso hay que esforzarse y luchar por una meta o una misión que valga la pena.
-Obra como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan desacertadamente como estas a punto de hacerlo ahora.
-Ama, el amor te hará ver tus potencialidades ocultas.
-Olvídate de ti mismo, ordénate hacía algo o alguien. Sacrifícate por todo eso.
-En todo momento el hombre debe decidir -para bien o para mal- cual será el monumento de su existencia.
-Que la verdad se imponga por sí misma, que nadie te la imponga.
-El miedo provoca precisamente aquello que se teme y viene la ansiedad. El temor se reemplaza por un deseo paradógico. Asúmelo y verás que el viento se aleja de las velas de la ansiedad.
-Aprende a usar tu tiempo. No caigas en los extremos de la tensión y el aburrimiento.
- Expulsa el sufrimiento de tu ser con lágrimas, pues si eres bien hombre llorarás.
-La vida siempre espera algo de ti.
-Sólo hay dos razas de hombres, los decentes y los indecentes.
-Uno puede elegir y ser capaz de conservar la dignidad humana
-Son las circunstancias adversas o difíciles las que otorgan al hombre la oportunidad de crecer espiritualmente más allá de sí mismo.
-La vida es como visitar al dentista, siempre crees que lo peor esta por llegar, cuando en realidad ya ha pasado.
-Un destino de sufrimiento nos ofrece la oportunidad y el desafío de alcanzar nuestra autorealización.
Cada uno puede convertir una experiencia tremenda en una victoria.Transformar la vida es un triunfo interior.
-En los momentos difíciles busca e imagina (oblígate a pensar) cosas positivas.
-Buscate una meta, un objetivo.
-Descubre un sentido de vida. La vida esconde un sentido.
-El viejo que obra con sentido, no tiene porque envidiar al joven. En vez de las posibilidades por hacer, cuento con las realidades de mi pasado: mis trabajos sentidos y regalados y los sufrimientos asumidos con valentía. De esos sufrimientos es de los que me siento más orgulloso, aunque quizás no susciten envidia.

El libro de Frankl es uno de los tesoros literarios que la Biblioteca Nacional de los Estados Unidos decidió tener en su colección por el gran aporte que ha dado a la humanidad. Ningún psiquiatra fue testigo presencial de toda la barbarie en la que cayó el género humano.
Frankl dice que en los campos de concentración, 'mientras unos se comportaron como cerdos, otros lo hicieron como santos'.*

*Ojo, en su trabajo Frankl se refiere por igual a víctimas y victimarios. Entre los victimarios hubo algunos que se portaron como se debe y entre las víctimas hubo aquellos al no haber tenido nada y tener algo (habla aquí de los capos judíos de la prisión) se rebajaron como personas y sacaron lo peor que tenían en el alma.  

Sunday, April 7, 2013

El poema, el poeta y el lector.


Explicar el proceso creativo de un poema es difícil para cualquier poeta. El argentino Jorge Luis Borges solía decir: 'cuando yo escribí este poema Dios y yo sabíamos de que se trataba, hoy sólo Dios”. Luego el vate añadia “No, es mejor que el poeta no explique un poema. Cada lector tiene que encontrar el significado de un poema” Claro, esa es su parte. Un poema es comunicación, comunicación que viene de una misma fuente. ¿Qué fuente? Tampoco lo podría explicar con certeza. Quizás de la fuente de la bondad humana. Ahí -en ese pozo- es donde el poeta bucea. Si los lectores no bucean jamás llegaran a la esencia del poema. Ahi en el fondo esta la esencia del poema, las mejores notas de la sinfonía poética.
Bueno, deseo ubicarme mejor para comenzar esta nota.
Hace poco, leyendo al poeta estadounidense Robert Hass, entendí que lo mejor que se puede hacer para enseñar poesía es leer a los jóvenes poetas mucha buena poesía. El citaba a muchos poetas japoneses, los mismos que han escrito haikus para ir luego hacia los poetas que han escrito poemas de largo aliento.
En español yo citaria, aunque parezca contradictorio 'Hojas de Hierba' traducido por Jorge Luis Borges y con esto diluyo la contradicción. Walt Whitman escribió un libro maravilloso, cualquier verso que se cite tendrá la leche nutritiva extraída de ese pozo profundo que necesitamos para hacer poesia.
Luego pediría leer 'España aparta de mi este cádiz' del poeta peruano César Vallejo. Con sus versos iniciales el poeta de Santiago de Chuco nos atrapa y cautiva.
Del poema IX titulado 'Pequeño responso a un héroe de la República' extraigo la primera estrofa.
Un libro quedó al borde de su cintura muerta/ un libro retoñaba de su cadáver muerto./ se llevaron al héroe/ y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento./Sudamos todos, el ombligo a cuestas,/caminantes las lunas nos seguían;/también sudaba de tristeza el muerto.//
En el poema se siente la fuerza telúrica muy bien llevada y medida por el poeta. Lo que demuestra además que cualquier poeta no hubiese podido llegar al nivel del peruano.
¿Qué otro poeta podía seguir para entusiasmar a los jóvenes vates? Sin duda Pablo Neruda. Fui un lector asiduo de “Los versos del capitán”. Vaya que coincidencia, lo acabo de descubrir, el poeta chileno escribió estos poemas románticos luego de su dura estadia en España. Cada mañana Neruda dejaba a su amada un poema y salía a enfrentar la vida durante aquellos años difíciles, luego estos fueron recopilados -sin querer y saber del todo- y se convirtieron en un poemario que alcanzó la admiración no solo de la mujer amada de entonces sino de todas las mujeres enamoradas y de todos los seres humanos que se afirman en el amor.
Amor mio... nos encontramos/con hambre/y nos mordimos/ como el fuego muerde/dejándonos heridas.
De ahi sin duda seguirían los poemas de Arthur Rimbaud, Thomas S Eliot, Fernando Pessoa, entre otros más.
Pero no quiero quedarme aquí, Borges no gustaba hablar de sus poemas por un sinnúmero de razones que él sabia, sin duda, y porque trataba de empujar al lector a hacer su parte, leer con fruición. Algo difícil para muchos en estos días.
Pero yo sí deseo hablar de cómo se gesta un poema desde mi particular punto de vista. Hace algunos días atrás me levanté mientras estaba soñando con un ángel, supongo que era un ángel porque era alguien que podía volar. Cuando abrí los ojos, las imágenes seguían llegando a mi mente en tropel y yo era consciente de eso, aunque en un pequeño porcentaje. Dejé que las imágenes me sobrepasaran y al no poder fijar lo que veía con exactitud, salté de la cama. Tenía que escribir aquello porque sino jamás iba a saber de qué se trataba. Al inicio no entendí mucho, solo sabia que había un personaje. Dejé que las imágenes se desbordaran y poco a poco me dejé llevar por el impluso de decir algo. El poema no dijo quiero que escribas así o asá, sólo me soplaba imágenes en el oído y yo escribía.
Mientras escribía, lo que me dictaban iba tomando una forma. Me di cuenta que todo lo que oía no iba a lucirse por completo, pero no me amilané. Conseguiría algo, por lo menos una buena aproximación. El lenguaje humano comunica parte de una verdad, el poeta es el medio, el lector o los lectores completan la idea. Ser el medio es sorprendente, es como estar bendecido, y uno tiene que esforzarse para dar lo mejor Uno no es consciente que la leche de la bondad humana mana por tus dedos, hasta después del pequeño milagro. Alguien diría que el lenguaje esta afuera, pero hay que aceptarlo en nosotros y con respeto tomarlo y luego dejarlo salir. Es un momento del que uno saca un entendimiento, es como estar en un estado de trance. Uno se deja llevar por el impulso. Uno deja que la leche de la bondad humana se riegue en el papel sin forma y tal vez sin un sentido inicial. De pronto uno siente que el caño se cierra y también uno debe aceptar eso.* (Vease en este blog el poema El angel caído)
Algunos poetas sólo se quedan con el primer chorro. Otros trabajan el poema para terminar de redondearlo después. En este caso, tras algunos días de reposo, cuando la leche esta cuajando, el poeta decide buscar el significado. ¿Qué es lo que estas palabras me han tratado de decir? Es la pregunta que se suele oir de manera incosnciente. En mi caso no trabajo en rimas porque no me gustan y porque siento que al tratar de buscar palabras que hagan juego silábico se pierde la fuerza del poema. Yo prefiero optar por la música del poema y en ese caso -como en otros- el proceso de revisión puede durar días u horas. Hay que aceptar que muchas veces lo que se obtiene no llega a ser la perfección oida inicialmente, pero lo que se ofrece debe ser la mejor aproximación.
Al comenzar con el poema del que les vengo hablando *, el angel volaba, cuando acabé se produjo un cambio.
Bueno pues, cuando uno escribe poesía, uno sabe que tiene un poema a veces con el primer verso, es como el ángel que incia el vuelo, desplega las alas y se lanza al abismo, pero al mirar con detenimiento, el poema toma otro cuerpo y algunas veces cambia.
No soy un corrector compulsivo. Algunas veces exploro y dejo que los cambios ocurran por si solos, Algunas veces me basta con escuchar las notas del inicio y sigo el curso rumoroso. Algunas veces he tenido la suerte de escuchar a algunos poetas jóvenes que me sueltan imágenes inexploradas, me sumerjo en ellas y obtengo otra nota, un ritmo musical más hondo y significativo. Por eso digo, algunas veces, los versos buscan ser pulidos y rebuscados hasta alcanzar otra dimensión. Un angel se puede petrificar, como en mi poema y ser el anquilosado y envidioso ser que ve como las aves vuelan y lo ensucian aumentando aún más el peso que soporta.
La revisión puede tomar meses o años. Mi poemario -el único- lo empecé a trabajar a los 17 años y cuando lo publiqué acababa de cumplir 37. Me sorprendo hoy al sentir la necesidad de corregir alguno de ellos. Me digo, debí ser conciso aquí, no debí dejarme desbordar en este. Ahora amando como estoy amando los haikus siento y sé que un poema puede ser inmenso y maravilloso tan sólo sugiriendo algo. El lector es quien tiene que hacer su parte, el lector también debe bucear en la palabra, tratar de dar con la razón profunda del poema.
Trabajar en conjunto es la clave. Lo que sucede ahora es que se ha dejado el poema como un artículo secundario, siendo de importancia vital. Un poema te sumerge en la memoria colectiva y dispara la imaginación. Un poema dice más de lo que se publica en una novela. Alguien me decia: Eliot logró decir lo mismo que Joyce, aunque con más profundidad y con menos palabras y con un solo poemario.
Ahora entiendo que no es necesario explicar un poema, hay que dejar que el lector use su intelecto. Decir más de lo que se debe decir en un poema es faltarle el respeto al lector. Ambos levantan el poema, lo hacen brillar, una y otra vez y de manera distinta. Cada línea cuenta en un poema, cada línea es más que un ladrillo, es la base, el lector pone muchas veces el techo. Ambos construyen.
Por eso y para terminar, el poeta es subversivo, por eso decían que al poeta había no sólo que atarle las manos. Lo sabían nuestros abuelos, ahora esperamos que los nietos vuelvan a encender la luz.