Sunday, February 23, 2014

Roosevelt frente a la polio.

La lista de biografías en torno a la vida del presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt es impresionante. Hay algunas que abordan su niñez, su vida matrimonial, sus decepciones y sus alegrías, su participación en la segunda guerra mundial, su relación con Winston Churchill, en fin, hay libros desde donde nos podemos acercar al ser humano y sorprendernos.

Con lo que tenemos publicado aún no llegamos a conocer bien a este hombre*. (Mientras trataba de terminar esta nota, visité la biblioteca del pueblo donde vivo y acaba de aparecer una nueva biografía, una que aborda la juventud del ex presidente). Así es, siempre habrá alguien que observe, explore y presente algo nuevo. Es lo que hizo James Tobin al escribir el libro titulado ‘The man he became, how FDR defied polio to win the presidency’.  

La tesis que postula Tobin es que FDR no hubiera podido ser el presidente que fue, quizás no hubiese sido presidente después de todo, si no hubiese contraído poliomyelitis en 1921. Según el biógrafo, Roosevelt se sobrepuso a su enfermedad porque entendió que todos nacemos con una herida -visible o invisible- y que la tarea de un ser humano está en esforzarse por lograr salir victorioso. Victoria en el sentido de aceptar y sobreponerse a la adversidad.

En el caso de Roosevelt el esfuerzo tuvo grandes frutos, aunque la lucha no fue fácil**. Cinco años le costó al ex presidente aceptar la idea de que era un lisiado, aunque nunca aceptó que se le mirara con lástima. Para sobreponerse a su limitación motora, FDR amplió su encanto comunicativo hasta lograr hacer olvidar a todos la parálisis que lo afectaba.

Como lo recuerda Tobin, FDR contrajo el mal cuando apenas tenía 39 años. Se convirtió entonces en una persona sin intimidad. Sus actos mas íntimos comenzaron a depender de la ayuda de su esposa, una enfermera o de quienes trabajaban en un hospital. Incluso vestirse pasó a ser un acto infantil en la vida de Roosevelt. Pero él decía: “yo no voy a ser vencido por una enfermedad de niños”.

Tobin se metió a escarbar en este tema porque recordaba una historia. Cuando tenía cinco anos, su abuela le había contado  que hubo una vez un señor que contrajo la polio y que después -sin poder caminar- se convirtió en presidente de los Estados Unidos. Se volcó desde  entonces –primero sin saberlo- a tratar de desenredar esa madeja. (Tobin escribió dos biografías previas, una referida a los hermanos Bright y la carrera que emprendieron para volar y otra acerca de la vida del reportero de guerra Ernie Pyle, libro con el que ganó el premio de la crítica en los Estados Unidos).

Nada se sabe de los pensamientos mas íntimos de Roosevelt, además muy pocos hablaban del tema. Sólo un entorno muy cercano conoció el drama que sufrió Roosevelt tras contraer la enfermedad, sin embargo, el biógrafo fue recopilando información que luego usó en su trabajo. Llegó incluso a meterse en los  recuerdos de Sarah Roosevelt, la madre de FDR, quien dio cuenta de un recuerdo doloroso: “Franklin nos llamó para mostrarnos algo que él consideraba importante, cuando llegamos a su habitación lo vimos deslizarse de la cama al piso y luego jalándose con los codos logró salir de su cuarto. Para él representaba la habilidad de escaper del fuego”.

Eleonor, la esposa, rompió a llorar.

Era terrible para los suyos verlo en una silla de ruedas y era más doloroso todavía verlo siendo cargado mientras la gente lo miraba. Lo cierto es que se sobrepuso y de esa ‘debilidad’, FDR llegó a sacar toda la energía que necesitaba para avanzar.

Nadie puede decir cómo una persona contrae la poliomyelitis. En el caso de FDR, Tobin sospecha que fue al visitar a un grupo de Boy Scouts en Bear Mountain, NY. Quizás allí comió algo que escondía el virus.

El virus es apenas una pequeñísima cápsula cerrada con una tirita de material genético. Ni siquiera se mueve por sí solo, no come, no respira. Apenas vive (pareciera estar hibernando) Un parásito. Para reproducirse debe entrar al cuerpo humano y tratar de pasar desapercibido para los infatigables anticuerpos que defienden nuestro organismo. Si llega a los intestinos, se busca una madriguera, ahí la cápsula que lo cubre se disuelve, llega a exponer sus componentes químicos y genéticos (algo así como un cierre de pantalón que se abre) se une entonces a las celulas intestinales que se duplican dando paso al virus por miles. El malestar no se hace esperar, muchos seres humanos sufren dolores de cabeza, naúseas y fiebre. El buen sistema inmunológico los barre y los expulsamos por el intestino. Pero basta que el 1% de esos virus llegue a la espina dorsal y ataque sobre todo los nervios que tienen que ver con nuestros músculos motores para generar un gran problema. Si llegan ahí, los virus destruyen las células nerviosas y cortan el vínculo que te ayuda a recibir las órdenes cerebrales que te piden moverte. Te paralizan. Si se obtiene un diagnóstico rápido, la persona puede recuperarse, pero sí el daño es severo, el virus puede llegar a matar al anfitrión. El virus de la polio puede llegar a vivir fuera de nuestro organismo por seis meses. Es evidente que para propagarse tiene que encontrar un cuerpo susceptible. Y lo mejor para el virus es un clima caliente.

Para tener una idea, Tobin recuerda algunas cifras alarmantes. En 1926, veintisiete mil estadounidenses fueron diagnosticados con polio. Seis mil personas murieron. En NY, nueve mil fueron paralizados. Se acusaba entonces a los más pobres de ser los portadores del virus, entonces eran los italianos quienes eran el blanco de las acusaciones. Pero en el caso de Roosevelt, se trataba de una persona pudiente, un familiar no tan lejano de un ex presidente, un hombre que acababa de participar en las elecciones siendo el candidato a la vice presidencia por el partido demócrata. Era imposible de creer.

Lo cierto es que sí en el caso de FDR se hubiese hecho un diagnóstico rápido y atacado la enfermedad, quizás él no hubiese sufrido una paralización de sus piernas. Tampoco es que FDR y su entorno se quedara cruzados de brazos, consultaron a las eminencies de entonces. El tio Warren Delano II volvió de Hong Kong -había estado allá participando del negocio del opio, proveyendo el producto a los chinos que lo demandaban- y se convirtió en uno de los consejeros de su sobrino. Se consultó entonces al doctor William Williams Keen, una eminencia entonces, quien dijo que el paciente tenía una trombosis o coágulo en la columna vertebral y había que operar. FDR sufría, ni siquiera podía ir al baño y necesitó de enemas para evacuar. Se buscó una segunda opinión y se consultó al doctor Samuel A. Levine, quien no aceptó el primer diagnóstico, pero se negó a contradecirlo abiertamente. Keen tenía una gran reputación, había operado al ex presidente Grover Cleveland de un cáncer a la boca y en privado a bordo de un yate, pretendiéndose evitar el pánico económico en 1893. Levine recomendó extraer el líquido lumbar, porque creía que mejoraba el dolor de cabeza y reducía las fiebres. Con los riesgos que todo eso suponía. Levine solicitó la opinion del doctor Robert Lovett, encargado de la comisión de parálisis infantil de la Universidad de Harvard quien fue el encargado de hacer el dignóstico correcto. Y la primera orden que dio es que el paciente se bañara en soluciones salinas, eso mejoró el estado de FRD.

En la vida de Roosevelt ya estaba entonces Louis Howe, quien se convirtió en su mano derecha, era el encargado de ‘manejar’ a la prensa. Llegó luego Margarite Le Hand quien se convirtió en la gran compañía de Roosevelt. Y fue la físico terapeuta Alice Lou Plastrigde quien enseñó al paciente cómo usar sus músculos más fuertes y valerse de los mismos para caminar.

Antes, FDR había descubierto la gran ayuda que representaba para su organismo el hecho de tomar sol y zambullirse en agua tibia y con minerales. Fue así que se hace de Warm Spring, en Georgia, y lo convierte en el centro de rehabilitación para todas las personas afectadas por la polio. Era el lugar donde podía despojarse de la ropa y sentirse feliz flotando en el agua. Es el lugar también donde Roosevelt descubre la necesidad de ayudar. Para Tobin, aquí es donde Roosevelt descubre el gran valor de la compasión humana.

(Algunos historiadores refieren que el único momento que FDR habló abiertamente de su problema de parálisis, fue en 1945, cuando al regreso de la cumbre de Yalta y se disponía a informar al congreso de su país acerca de los acuerdos alcanzados. Prefirió hacerlo sentado. El dijo que era mejor así, ‘ya estaba cansado de usar en las piernas toda esa ayuda de veinte kilos de acero’. No lo menciona Tobin, porque sigue al ex presidente hasta que se convierte en presidente para su primer período.

En la soledad de su habitación, Roosevelt va observando como se mueve su entorno, se fija en los grupos políticos. Al Smith es gobernador de NY y teme estar perdiendo su poder. Es Smith quien hace todo lo posible para que FDR se involucre con el partido y lo nombra su sucesor- Roosevelt no acepta porque desea curarse y no aparecer tan desválido frente a los demás, pero es hora de decidir y decide-. Mientras Smith se presenta a las elecciones nacionales y pierde, Roosevelt gana por escaso margen y se convierte en nuevo gobernador de Nueva York.

Tobin presenta a Smith como el Salgari en la época del gran músico Wolfgang Amadeus Mozart. Es el oponente de FDR y es el que cree que lo podrá manejar en la gobernación, pero Roosevelt se impone y descabeza todo el aparato que su antecesor ha montado en la capital neoyorquina, Albany. Smith comenta que no hay problema, total ‘Franklin está pronto a morir’. Pero FDR ya está preparado para la lucha, además tiene una ventaja, ha meditado largamente. Y sí desea charlar, él llama a quienes desea escuchar, gran ventaja, va al grano sin perder tiempo. Antes ha circulado un panfleto anónimo dando cuenta que Roosevelt sufre de sífilis y cómo la enfermedad afecta el cerebro. Se busca difamarlo diciendo que pronto quedará desquiciado. Junto a su alfil, Louis Howe, Roosevelt entabla una lucha tenaz para refutar todos los puntos del ataque cobarde y anónimo.

Roosevelt se presenta a las elecciones de gobernador por segunda vez y vuelve a ganar.

Tobin no deja muy claro cómo es que Roosevelt gana su nominación a la presidencia, me da la impresión que sólo es un grupo de personas las que deciden quién es el que los representa. (Ver a los Tammany Hall. Las razones será un nudo a desenredar para mí).

En 1932, FDR se convierte en presidente de los Estados Unidos, el sueño que nunca dejó de abrazar. Comienza entonces una carrera igual de difícil, pero los intentos que tuvo tratando de volver a caminar, le han dado las herramientas para tratar una y otra vez. Hasta lograrlo. Hay que recordar que es la época de la gran depresión económica en los Estados Unidos. Todos tratan de buscar una solución. El saliente presidente Herbert Hoover trata de reunirse con Roosevelt –quizás para manipularlo- pero el flamante presidente rehusa la cita. Hoover se venga ante los periodistas diciendo: que “no importa, ese no es mi bebé”. Pese a la mofa, Roosevelt busca caminos y cimenta proyectos hasta que levanta a su país y lo lanza a caminar. Pienso que la correa con la que se ciñó el pantalon fue la precisa. Para gobernar un país se necesita la cabeza y el corazón, ya Roosevelt lo sabía.

FDR es elegido tres veces presidente de los Estados Unidos. Habiendo superado muchos obstáculos, a decir de algunos entendidos, se despreocupa de su salud. Necesitaba descansar. El 12 de abril de 1945, después de su cita en Yalta con Winston Churchill y Jose Stalin, Roosevelt se quejó de un tremendo dolor de cabeza, cuando los médicos lo atendieron determinaron que sufrió un derrame cerebral, eran las 3.35 p.m. FDR había dejado de existir.

*Acabo de leer también que hubo más de una conspiración Roosevelt. Pero esta habla de una antes que FDR se convirtiera en presidente y dice que la brigada Trickster atentó en su contra en 1927. Son algunos miembros paranoícos de esta brigada quienes habrían infectado a FDR con un virus cerebral. Según dice la información, esta gente estaba interesada en parar el curso de la Historia. Ellos no confiaban en que el joven político de entonces podía dirigir a los Estados Unidos frente a los Nazis.

**Entendemos que la enfermedad es tremenda, pero descubrimos que para un adulto el drama aumenta porque tiene que determinar qué significa perder la movilidad, entonces hay que dar forma a una propia historia de lo que ocurrió. Esa historia que se construye servirá para lo que se dirá en el futuro una y otra vez. No es fácil, porque un adulto se siente agonizando en la incertidumbre del mañana. De pronto, las dos piernas que permitían caminar sin temor, ya no obedecen. De pronto, esas dos piernas son sólo algo que estan pegadas al abdómen. Es como si tuvieramos dos enemigos rebelándose contra la mente que les ordena ponerse de pie, moverse y no hacen caso. La hostilidad que siente un adulto es tremenda. Lo que era mío ya no me pertenece. Ya no dicen, mis piernas. Ahora dicen, las piernas. Mis músculos de las piernas pasan a denominarse, los músculos de las piernas. Ahora son partes independientes, no más representan un todo. Además, la creencia cultural y religiosa juega su papel, las malas acciones generan verguenza y castigo y los afectados llegan a creer que el mal obedece a algo que merecemos porque fuimos malos.

Thursday, February 13, 2014

Solomon y la vida de un esclavo.


‘En una noche oscura se hace más fácil ver la majestuosidad de las estrellas que brillan en el firmamento’. Recordaba mis viajes por el Perú profundo, recorriendo caminos en las tolvas de los camiones o en una camioneta y me sorprendía de la majestuosidad que contemplaba. Vaya espectáculo, gracias a la oscuridad, viajando en una pista apenas afirmada, de Llata a La Unión, en Huánuco o de Chachapoyas a Celendín uniendo dos departamentos: Amazonas y Cajamarca, la contemplación era un regalo.

Es el contraste lo que hace que resalte algo, pensé cuando terminé de ver la película “12 años de esclavitud”. Es la historia verdadera de Solomon Northup, quien siendo un hombre libre, tras un engaño en 1841, se convierte en esclavo y pasa un tremendo vía crucis hasta recuperar su dignidad y su libertad perdida.
Pensé también que la vida es algunas veces un viaje que de pronto toma rumbos increíbles e insanos y nos lleva por rutas tortuosas del que resulta difícil salir. Le tocó esa mala experiencia a Solomon, quien felizmente llega a encontrar a un hombre que lo escucha y opta por hacer lo que este le pide, escribir a las personas que pueden garantizar lo que es: un hombre libre. 

Mientras vive el drama, él decide sobrevivir, sin caer en la desesperación, esperando la oportunidad para recuperar su libertad. Y esta es la historia que pienso se va repitiendo para lograrlo.

Y ahora vuelvo de alguna manera a mi cita inicial. La actuación de Chinetel Ejiofor -como Salomon- brilla si lo vemos interactuar con los demás personajes, sobre todo con quienes interpretan papeles antagónicos. Por su gran trabajo interpretativo, Ejiofor podría levantar el Oscar como mejor actor en la próxima versión de la Academia de Hollywood. Es más, la película tiene no sólo el mérito de una magnífica historia de lucha, sobrevivencia y triunfo, es también un trabajo con una espléndida fotografía y en muchas de las escenas, el director Steve McQueen nos da una extraordinaria muestra de su talento. Nos transporta hasta esa época de abuso y humillación y nos lleva a formular la pregunta de rigor: ¿qué haría yo en una circunstancia como esa?.

Sigo con los contrastes. Solomon conoce a dos extraños quienes le ofrecen una buen pago por tocar el violín junto a ellos. Sin embargo, la intención es otra. El hombre libre termina en una mazmorra en Washington desde donde es vendido, luego transportado en barco hasta el sur de los Estados Unidos para terminar como esclavo en una plantación de Lousiana. En cada uno de estos lugares Salomon será sometido a una serie de abusos para humillarlo. En Lousiana comienzan a aparecer con más profundidad otros personajes insanos, primero aparece el malvado John Tibeats -interpretado por Paul Dano, el también joven pastor enfermo de ‘There will be blood”- en este caso es el capataz de la plantación de algodón. Quien sintiéndose humillado trata de linchar a Solomon. Para salvarlo, los dueños del lugar optan por vender al esclavo. Entonces Solomon llega al infierno: la plantación de los Epps. Edwin Epps es el desquiciado dueño y Mary es su despiadada esposa. Sarah Paulson interpreta a esta mujer enferma.

Mientras miraba la película me preguntaba ¿Quién es esta mujer? ¿Por qué hace lo que hace? Ojo, hablo del personaje. No voy a negar que me puse a buscar información acerca de su actuación y di con algo que me resultó interesante. Paulson comentó en una entrevista que este “no es un rol que te haga disfrutar tu trabajo, evidentemente”.

Tras los diálogos constantes con el director y Michael Fassbender –Ed, su esposo en la plantación de Lousiana- determinaron su experiencia pasada de vida: ella tenía el dinero y Edwin la hace su esposa por ese motivo. Sin embargo, Ed se convierte en el dueño y ella pasa a un papel secundario en su propio plantación. La historia que le crearon a Mary Epps era necesaria para contar una historia más convincente, además tuvieron que hacer eso porque en el libro autobiográfico de Solomon, el músico y carpintero no hizo ningún estudio de los personajes malvados que lo rodearon, tan solo se dedicó a contar su drama, su lucha por volver a emanciparse. Entonces, a Mary Epps decidieron darle también un padre terrible. Un papá imaginario que mostraba su cariño con violencia, por eso cuando ella defiende su amor por su esposo lo hace con 'mano de hierro'. Ella es una hija aterrorizada que sigue sin recibir amor, en la película la vemos convertida en una mujer no amada. Su matrimonio es una desgracia, su marido desea a otra que en la mente de Mary está por debajo de ella. Se siente humillada. Tiene miedo de ser reemplazada por otra, por una esclava.

Paulson dice que sabiendo las motivaciones de Mary Epps y tratando de entender esa psicología –sus pensamientos- decide actuar como la vemos actuar. No es una mujer inteligente, es una mujer que desea protegerse y ganar. Se sabe que esta siendo engañada, se siente celosa y no sabe que hacer consigo misma. Y si la mujer ha desarrollado un comportamiento como el de ella, tiene un instinto de supervivencia, le basta con ver a su marido observando a la joven Patsey con deseo para que descargue su ira. Ella sabe que su marido en el fondo es muy débil y agrede, araña, trata de matar. Por eso la vemos detrás de su marido -mientras este azota a Pat atada a un árbol- y de pronto le escuchamos decir sin remordimientos: ‘do it’ (hazlo, flagelala). Allí es donde ejercita el poder que le ha sido negado. En ese momento ella se engaña y siente que gana respeto. El respeto que ningún hombre le ha dado en su existencia.

Cuenta la actríz que su actuación para ella fue un aprendizaje como ser humano. Había que jugar el rol sin juzgarlo. Se dijo que no debía adjuntar ese comportamiento al suyo. Además, el director le decía durante el rodaje: ‘no hay elección, tú la conoces, sólo déjala que ella fluya, que haga lo que tiene que hacer’. Paulson añade, eso me daba confianza, es bueno escuchar el poder que te da un director. Sin embargo, la actríz no deja de preguntarse, por qué -tras la prueba- Steve McQueen la vio capaz de ser esa mujer con ese comportamiento despreciable.

Respecto a Ed Epps leí por ahí que para algunos su papel resultó sobreactuado. Diría lo contrario, por lo siguiente: él es un hombre que nunca sabe ser auténtico y no sabe qué hacer con sus sentimientos. Siente que ama con locura a su esclava, pero se castiga por eso. Quizás piensa tontamente ‘un hombre blanco no puede amar a una mujer negra’. El establishment de aquel momento le dice lo que debe pensar y compara a sus esclavas con los cerdos que cría en un chiquero. Apela a Dios y a la Biblia para justificar su acción, pero la realidad le dice otra cosa. Para él resulta imposible conciliar lo que siente y lo que se juzga feo por fuera. 
La circunstancia de ese momento lo abruma y no lo deja ser quien desea ser. Basta mirarlo amando y sufriendo a la vez cuando entra a la habitación donde tiene hacinados a sus esclavos y toma a Pat para violarla. Se muere por besarla. El amor y la rabia se juntan y en Ed gana la rabia, el desprecio que siente por sí mismo. En este caso, no se liquida por débil, prefiere acabar con su objeto que lo ‘debilita’. Y aquí aprendemos que la violencia es miedo, es cobardía. La violencia realmente es la máscara de la debilidad.

Luego aparece el buen canadiense Samuel Bass interpretado por Brad Pitt y Pitt con sus dos apariciones largas se roba el show. Bass acepta el pedido de Solomon quien le pide escribir a sus conocidos de New York que sabe vendrán a rescatarlo. El canadiense se arriesga y ocurre entonces el fin del sufrimiento de un hombre libre, quien volverá al seno de su familia.

Las criticas no se han hecho esperar, en lo que sí concuerdo es que se desaparece a Tibeats de la historia y le perdemos el rastro. ‘El master’, el mozuelo que sueña con ser respetado y reconocido, sin embargo Solomon le muestra que no es más que un muchacho y le da lecciones, primero con el transporte de los árboles a través de los pántanos y luego con la construcción de una casa de madera. Tibeats se trata de vengar y recibe una paliza del propio Solomon –él piensa: ‘de un esclavo’- entonces regresa con el afán de vengar la afrenta, trata de ahorcar a Solomon y se encuentra con la resistencia del otro capaz quien para el abuso a medias. Esta creo que es una de las partes memorables del film. No es que nos guste ver cómo se ahorca a un ser humano, lo que nos molesta es que se deje colgado a un hombre que apenas se sostiene en la punta de sus pies. Ahí la cámara es único testigo de lo que ocurre, las personas alrededor ni siquiera ven lo que se nos muestra. Por contraste, el impacto es sorprendente. Pienso que Tibeats iba a regresar, su psicología lo iba a empujar a buscar una venganza definitiva, pero el muchacho se esfuma por completo.

Qué más puede decirle de la película, la fotografía es majestuosa. Basta mirar los atardeceres con ese cielo donde se mezcla el violeta con el amarillo. Ahora entiendo porque los afroamericanos disfrutan el morado. Era lo que veían con ternura metidos en todo ese drama que les tocó vivir. Seguro que ya alguien habló de la experiencia que vivieron los esclavos en ese barcos inmundos donde los transportaban. McQueen hace un trabajo sutil y de contraste mezclando la belleza de los pedales, el agua del mar abriéndose camino y el sufrimiento de quienes van a bordo. Vemos a algunos seres humanos encadenados y con bozales dando cuenta de un mundo de pesadillas del que se les despierta para lanzarlos a más humillación, haciendo aún más doloroso el largo porvenir.

De todo ese drama, hemos obtenido una lección. Salí del cinema, miré el cielo y las luces de las calles no me dejaron ver las estrellas.

Sunday, February 2, 2014

Mientras agonizo (pegado en una butaca de cine)


Quienes tengamos la intención de conocer algo del condado de Yoknapatawha –el mundo creado por el escritor estadounidense William Faulkner en el sur, muy cerca al río Missisipi, para recrear sus historias- tenemos hoy la posibilidad de hacerlo sin temor.

Y lo podemos hacer de la mano del flamante director James Franco. El también joven actor californiano tuvo la genial osadía de adaptar la novela ‘Mientras agonizo’ (As I lay dying) y llevarla a la pantalla. La historia intrincada del gran novelista se ha hecho lineal gracias al trabajo de Franco y su equipo. (Se comenta que lograron filmar toda la historia en apenas 25 días de arduo trabajo. Trabajaron con un presupuesto modesto. Y que para economizar gastos se apeló a la ayuda de los lugareños del sur que acogieron a técnicos y actores en sus casas).

Para los puristas del medio, Franco pudo parecer pretencioso, pero para mí, Franco sale bien parado después de lidiar con la historia. No podemos apelar a los monólogos interiores y a la forma estructural presentada en la novela para hacer cine y Franco se abocó a contarnos la historia con decisión y gran coraje: los Bundren harán caso a la madre llevando sus restos en un ataúd desde el mísero pueblo donde viven para enterrarla en la capital junto a sus familiares extintos.

Con la precariedad de la época y la pobreza en la que viven, el viaje se convertirá en una odisea. Además, cada uno de los protagonistas de esta historia, tiene una serie de líos no confesados que los iremos conociendo poco a poco.

Partamos por el principio. Addie Bundren, la matriarca de una familia del sur de los Estados Unidos, se prepara a morir. Y pide a su esposo, a sus cuatro hijos y una hija que le entierren en Jefferson –la capital del condado. De acuerdo a lo que las enseñanzas de su padre, Addie dice que ‘el sentido de la vida es prepararse para morir’. La mujer que esta a punto de partir, no amó al esposo y ha traído al mundo hijos no deseados.

Anse es el padre, un hombre que según sus propias palabras ‘dio a su familia todo lo que tienen por dejar de comer y esa es la razón de que haya perdido su dentadura’, ahora sueña con tener dientes postizos.

Darl es el mayor de los hermanos, es el que nos irá guiando en la película. El que conoce algunos secretos familiares que lo agobian y que le empujarán a hacer algunos actos extremos. Sus acciones tienen un marcado protagonismo. El papel lo interpreta James Franco.

Cash es el segundo hermano, es el que se encarga de hacer el ataúd mientras su madre agoniza. Para él sus herramientas de carpintero son muy importantes y es de lo que se preocupa cuando esta a punto de perderlos al cruzar un río crecido.

Jewel es el hijo amado, muy trabajador. Con sus ahorros ha conseguido un caballo. No es hijo de Anse, es el hijo de un amor prohibido entre su madre y el sacerdote Withfield. Es a quien Addie llama en el último momento, antes de morir. El amor que su madre profesa a Jewel, atormenta a Darl quien siempre esta compitiendo con su hermano.

Dewey Dell es la bella hermana de los Bundren. Es muy ingenua y fue seducida y embarazada por Lafe, quien le ha dado diez dólares como pago. En el camino a Jefferson irá pensando como conseguir un aborto para evitar la crítica de su familia. Darl sabe que ella esconde algo en sus entrañas y la atormenta con sus constantes miradas que acusan. (Si Faulkner aborda a todos los personajes en su obra, Franco los obvia y los menciona o presenta de manera de diálogos o con imágenes muy rápidas, es el caso de Lafe).

Esta también el pequeño Vardaman quien es un hijo que Addie le da a su marido como pedido de perdón por su aventura amorosa con el religioso. El pequeño es el que da la visión tierna de la historia.

A lo largo del viaje, los Bundren montan el ataúd de su madre en una carruaje tirado por unas mulas. Al tratar de cruzar el río, descubren que la corriente crecida ha destruído el viejo puente de madera. Deciden entonces buscar un vado y cruzar, pero sufren un accidente. Jewel rescata el ataúd con los restos de la madre y salva la vida de Cash quien se rompe una pierna. Un doctor de caballos decide ayudar a Cash con su pierna, pero es en vano. En el camino, Anse y su hijo Darl deciden ponerle cemento a las tablillas que le han colocado a Cash en la pierna. El cuerpo de la madre ya ha entrado en proceso de descomposición y por cada pueblo que pasan deja la fetidez a su paso. En el granero de Gillespie, Darl decide incendiar el ataúd de su madre, sin importar lo que ocurra con la propiedad del anfitrión. Jewel salva a su madre y cumple lo que ella predijo, ‘será él quien me libre de las malas aguas y del fuego del infierno’. Dewey Dell llega a una farmacía donde es engañada por un dependiente, quien la viola repetidas veces diciéndole que le ayudará en su deseo de abortar. Al final, los Bundren llegan a Jefferson y sí el cuerpo de la madre se está descomponiendo por completo, la mente de Darl también esta en proceso de perderse para siempre. Cash debe perder su pierna para salvar su vida y aceptará que se la corten con un serrucho y su padre por fin logrará su ansiada dentadura postiza.

Al final seremos testigos que Franco logró contar la historia de Faulkner y con esa ayuda, creo que muchos –ahora- se arriesgarán a leer la novela.