Antes de comenzar el año hice una lista de libros clásicos
que decidí volver a leer, pero como casi siempre ocurre, los clásicos como ‘La
montaña mágica’, ‘Los hermanos Karamasov’, ‘En busca del tiempo perdido’, entre
otros, deberán esperar un poco. Deberán esperar por un tiempo porque hice un
buen hallazgo. Vaya, este año es también de hallazgos literarios para mí.
Terminé ya de leer ‘Muerte en Estambul’ del griego Petros
Márkaris y voy en camino de leer la segunda obra titulada ‘Con la soga al
cuello’. Les adelanto, son novelas policiales muy atrapantes.
Unos días después de que ocurriera un pequeño sismo en la
casa del comisario Kostas Jaritos, el policía griego y su esposa Adrianí
deciden tomar unas cortas vacaciones en la vecina Turquía. El terremoto lo ha
causado la decisión de su única hija Katerina, quien convenció al novio de
casarse sólo por civil, dejando de lado toda la pompa del matrimonio religioso.
A Jaritos, a quien antes le daba igual pensar en el asunto, ahora que su hija le ha
comunicado su decision, le cuesta aceptar esa idea. Ahora el comisario sueña
con ver a su hija vestida de blanco y llevarla hasta el altar.
Adrianí no entiende cómo es que su hija puede prescindir de
un acto tan importante. Bueno, lo cierto es que cuando Jaritos llega a Estambul
y comienza a mostrarnos la ciudad, de pronto ocurren una serie de crímenes en
los que está comprometida una anciana griega, que tras dejar Atenas, asesinando
a su hermano, llega a la vecina Turquía y continúa liquidando a algunas personas,
esta vez turcos. Para acabar con sus víctimas, la anciana va repartiendo unos
pasteles griegos de queso con pesticida. El asunto no debe llegar a mayores escándalos
que pongan una vez más en entredicho las relaciones entre ambos países. Por esa
razón, los jefes griegos autorizan a Jaritos ayudar a sus colegas turcos en las
pesquisas policiales.
Jaritos nos muestra la ciudad -la Constantinopla de los
griegos- nos cuenta una serie de detalles históricos que han puesto a ambos
países en constante conflicto, nos permite saborear la comida de los turcos,
nos habla de las desconfianzas mutuas que existen, pero por encima de todo eso,
Jaritos –como Márkaris- nos muestra que con la confianza y la cooperación se acaba
cualquier ojeriza de antaño.
Márkaris es un cultor de la novela negra*, tiene muchas
buenas novelas que han puesto a su comisario Markos Jaritos a la altura de
Philip Marlowe, de Raymond Chandler; el comisario Maigret, de George Simenon;
de Pepe Carvalho, de Manuel Vásquez Montálvan y Mario Conde, de Leonardo
Padura, por citar sólo a algunos.
Fue gracias a Leonardo Padura que descubrí a Petros
Márkaris. Alguna vez un diario español los entrevistó juntos y sí antes no
entendía nada de lo que hablaban, hoy creo conocer un poquito de su trabajo, de
su entorno –hoy por lo menos su mujer Adrianí no me cae muy pesada- Además, sí
Padura me hizo conocer La Habana de ahora, Márkaris me esta mostrando Estambul
y también Atenas. Bueno, desde entonces pensé que sería interesante leer a ese
señor que de alguna manera se parecía al genio loco de la película de Steven
Spielberg. Hablo del genio de “Volver al futuro”. Claro, Márkaris no tiene el
pelo alboratado, ya lo perdió, pero sí lo tiene cano a los costados y muy
largo.
El escritor es un hombre muy vital, tiene apenas 85 años,
nació en 1937, de madre griega y padre armenio. Recién en 1979 obtuvo la
ciudadanía griega. Vivió en Estambul, estudio en colegios austro alemanes
durante su secundaria y Economía en Sttutgart. Se ha dedicado a la docencia
universitaria, enseñando análisis de teatro, fue traductor de Goethe y Bertolt
Brecht, y también fue guionista de televisión y cine. En el séptimo arte hizo
pelíulas con el director griego Theo Angelopoulos - ‘La eternidad y un día’ fue
premiada con la Palma de Cannes-. Asimismo, Márkaris ganó la medalla Goethe en
Alemania y el ‘Pepe Carvalho’ en España. Alemania y España son países donde el
escritor es siempre bienvenido, hace poco estuvo dictando una cátedra de como
escribir novelas policiales en Madrid y su técnica podría resumirse en cinco
puntos. Hay que comenzar a escribir una historia cuando la tengamos redonda en
la cabeza. Contar poco a poco, sin dar todo la información al lector, de lo
contrario sería un desperdicio. Hay que mostrar al criminal en el tercer capítulo
de la historia, nunca más allá del quinto. Hay que justificar el por qué una
persona mata, sin esto tendríamos un psicópata. Hay que darle un momento y un
lugar teniendo en cuenta algo muy importante, nunca es lo mismo un asesino
solitario a un tipo que pertenece a una organización criminal. Y la grandesa
del género negro radica en que es necesarimante urbano. Las ciudad se muestra
en cada historia.
Alguna vez en un programa de televisión, Márkaris contó cómo
es que un comunista como él tiene a un policía como héroe de sus novelas. Sonríe
y dice: ‘un día el personaje se metió en mi cabeza’. El estaba escribiendo una
serie de televisión y como siempre creía que todos los policías eran iguales,
entonces para hacerlo distinto le quitó el uniforme y apareció Kostas Jaritos.
¿Por qué Jaritos parece estar a la merced de los personajes
secundarios? Le preguntaron también. Y reconoce que tuvo la influencia de
Hollywood que antes daba los papeles secundarios a las grandes estrellas, estos
eran quienes hacían brillar al protagonista (se me ocurre Sean Connery en el
papel de Jimmy Malone para hacer brillar a Kevin Costner quien interpretó a
Elliot Ness, en la película ‘Los Intocables’). Jaritos no sería nadie sin su
esposa Adrianí y su hija Katerina.
Márkaris es totalmente distinto a sus colegas escritores nórdicos.
‘Yo no puedo tener un personaje que no duerme ni come bien y encima no hace el
amor, sería inhumano’, dijo. ‘ Los policías de los escritores de moda están
todo el tiempo tras su víctima, eso es increíble’, agregó, ahora que lo
recuerdo.
Además, ‘con los escritores nórdicos pasa lo mismo que
ocurrió hace algunos años con directores de cine iraní, a los que aparecían le
daban los premios. No me gusta mucho lo que hacen, se parece a las historias
que cuenta el cine estadounidense, la misma trama, tramas increíbles y eso
demuestra una sola cosa: incapacidad’.
Bueno, es hora de volver a ‘Muerte en Estambul’. Jaritos y
su esposa han decidido no llamar a su hija, siguen molestos con su decisión. ¿Cómo
una abogada puede hacerle esto a sus padres? ¿Qué le dirán a sus familiares y
amigos?. Los padres del novio también están disgustados. De pronto suena el teléfono
del comisario y es la hija. “La cague no papá” es lo que ella dice. Lo ha
pensado y ha decidido darles el regalo a sus padres, se casará por la iglesia,
pero le pide a su padre no decirle nada a la mamá. La madre dejará todo con tal
de ir a ver a la hija y comprar el vestido para la boda. Jaritos no puede, jamás
tuvo secretos con su mujer y menos de este tipo. Mientras tanto, la anciana
asesina sigue liquidando a quienes alguna vez le hicieron daño. Descubren que
se está muriendo con un cáncer al pulmón y está en las finales, lo que hace es
lo último que hará antes de partir. Conoce Estambul como la palma de su mano y
se mueve más rapido que sus perseguidores policías. Ahora Kostas Jaritos teme
no dar con ella en el tiempo preciso para volver a Atenas y llevar a su hija
del brazo, directo al altar…
*La novela negra muestra a los personajes derrotados que se
convencen y van tras su verdad. La atmósfera en la que se mueven es violenta,
injusta, de miedo, el poder político es corrupto. La motivación de los
criminales es de rabia, impotencia, de envidia, de codicia, de lujuria, de
ansias de poder. La acción se mueve con rapidez. (Gracias Wikipedia).
No comments:
Post a Comment