'Storyteller', me encanta esta palabra
en inglés. Significa contador de cuentos, quizás me guste por esto,
una sola palabra engloba tres en español. Pero bueno, vayamos a lo
que nos interesa.
Todos tenemos un storyteller en cada
uno de nosotros que nos cuenta una historia. Ese storyteller es y
debe ser nuestro amigo, aunque sino lo observas con detenimiento,
muchas veces ese storyteller es siniestro, cruel, juega en tu contra
y se convierte en tu enemigo oculto.
Esta mañana al meditar pude ver a mi
storyteller, ser consciente de él, lo vi cuando se comenzaba a
comportar como mi enemigo. Comenzó a contarme historias terribles y
siniestras: “alguien de tu familia morirá y no podrás verlo”,
me decía. Me sentí muy triste, preocupado e impotente de no poder
hacer nada. ¿Nada? Claro que pude hacer algo, cambiar mi manera de
pensar. 'En vez de meter dudas, miedo, preocupación, mi querido
storyteller, por qué no ayudas con ideas positivas' pensé. Agregué
luego, 'que mis familiares esten bien de salud, trabajando y gozando
de muchos momentos de alegría y buena salud'. Noté que mi
storyteller se apartaba de mi, avergonzado. Pero aprendí algo, al
observar a mi storyteller con ternura y compasión, yo podia cambiar
mis emociones.
Es importante observar cómo actúa
nuestra mente. Ante un 'evento' hacemos una 'evaluación' sea esta
positiva o negativa y de manera inmediata se genera una 'emoción'.
Los psicólogos estadounidenses, con
Martin Seligman a la cabeza, están trabajando bajo el concepto EEE
con especial énfasis en la evaluación. Si hacemos una buena
Evaluación (positiva) de un Evento tendremos una buena Emoción.
(Casi siempre nuestro storyteller nos juega una mala pasada, incluso
usa tretas como un dolor de estómago o un simple divagar en un
asunto trivial para bloquearnos la buena evaluación).
Los budistas por su parte no sugieren
hacer cambios drásticos con la evaluación. Lo más importante es -a
decir de ellos- ser conscientes de lo que ocurre. Hay que observar
sin juzgar, aceptando todo lo que llega a la mente con ternura y de
manera compasiva, siguiendo(lo), aprendiendo de lo que vemos hasta
que desaparezca como una pompa de jabón.
Nuestra mente actúa como un arroyo que
tiene un ojo por donde brota el agua. El agua sale y sale como de un
manantial. Así es nuestro cerebro, los pensamientos brotan y brotan
sin parar. A veces son pensamientos que nos influyen temor, nos
acobardan y paralizan, pero al ser conscientes de ellos,
observándolos con un pequeño detenimiento, aceptación y compasión
podemos encontrar el antídoto que necesitamos.
Hay que usar nuestros propios
pensamientos para enfrentar lo que se presenta. ¿De dónde surgió
este pensamiento negativo? ¿Por que aparece de manera constante este
pensamiento negativo?¿Por culpa, por una tradición mítica y
absurda? ¿Por la necesidad tonta de sufrir? ¿Porque 'sufriendo' nos
haremos más dignos y creyéndonos la historia podremos ir al cielo?
Como verán, tenemos un storyteller personal y también un storyteller
colectivo. El colectivo es el que nos legaron quienes estuvieron más
cerca a nosotros, nuestros abuelos y padres, los familiares más
cercanos, los amigos y maestros, nuestro país cultural, religioso,
nuestro mundo recorrido. Al comprender dónde estamos y dónde se
ubica nuestro storyteller podremos tener una mejor relación con él.
Un alimentar(nos) de manera mutua.
Soy consciente que necesito de mi
storyteller, necesito de sus historias, positivas y negativas,
recónditas y sorprendentes, pero las necesito cuando yo -aqui vale el
yo- cuente historias, cuando decida ser el storyteller colectivo.
Mientras sostenga un diálogo interno y personal lo quiero ver más a
mi lado. Si se comporta como un juez o un árbitro represivo y severo
lo debo observar con atención, entendiéndolo y compadeciéndolo
hasta que se diluya, evapore o reviente como lo hace una pompa de
jabón.
Claro, al ver a mi storyteller en su
neurosis, me sorprende, y exclamo 'que tal storyteller que tengo.Wow!
*Cuando lo veo autodestructivo, resulta interesante, pues lo conozco
más. Dándome golpes como que me señala un camino. Eso es lo bueno,
sacar lo mejor de lo peor, algo así como arrancar diamantes al
carbón.
Todos tenemos un storyteller, hay gente
que tiene uno inmenso y destructivo, pero que al verlo y ser
consciente de lo que comunica y apapacharlo con calma, lo iremos
adiestrando. Hay momentos en que lo necesito salvaje, rebelde y casi
siempre lo necesito así cuando me siento a escribir. Lo necesito así
para que me de todo de si y saque de mi lo mejor al adiestrarlo. Algo
así como el domador del caballo que al final de su trabajo podrá
sentarse en el lomo del cuadrúpedo que le podrá guiar fiel y
confiado por los senderos de serpientes y llevarlo a la cumbre.
El trabajo del domador debe ser
paciente y muy amoroso. El potro brioso tiene que sentir la confianza
del que lo trata de domar. No es fácil, toma tiempo. Aqui muchos
tiramos la toalla y volvemos a ser victimas de nuestro storyteller
que se vuelve despiadado: “te lo dije, no hay solución”,
rebuzna.
No sé si han leído 'La vida de Pi',
esa novela escrita por Yann Martel, donde se cuenta la historia de un
adolescente que sobrevive en el mar junto a un tigre de bengala, los
dos compartiendo un pequeño bote salvavidas. Para que entiendan un
poco todo esto, sería bueno que por lo menos vieran la película.
Hay dos contadores de la historia de sobrevivencia, en una el
sobrevieciente cuenta la historia con animales y hay otro que cuenta
la historia con personas que se comportan como animales. Tú eliges.
En el budismo hay un dicho muy lindo
que dice: 'siéntate a meditar poniendo atención a tu respiración,
pronto vendrán a beber a la orilla del lago todos los animales
salvajes, acéptalos, miralos con ternura y compasión, pronto los
tendrás a los pies y podrás acariciarlos sin ningún temor, serán
unos animales dóciles. Un poco de eso cuenta Martel, el lago se
convierte en un océano y el tigre, pese a que puede devorarlo, se
convertirá en su aliado. Domarlo le costará mucho tiempo.
Al ir a los centros de meditación
escuché -algunas veces- “¿cuando sabré si la meditación ofrece
buenos resultados?”. Entonces sonrío compasivo y digo 'todo
depende del animal salvaje que tengas en la mente, de la confianza y
la paciencia que te pongas al sentarte a observar. Si has montado por
más de 20 años un caballo que no es tuyo y es una fiera, tienes que
aprender mucho, te tomará un buen tiempo encontrar el tuyo y para
domarlo deberas apelar a tu paciencia.
Un maestro budista dice: 'Hay que
indagar de manera compasiva y de manera constante hasta que podamos
ver con claridad que es lo que pasa con nosotros, así es como
conseguiremos detener la creencia absurda de nuestros propios mitos,
mitos que nos han acompañado desde que vinimos a este mundo.
Despertemos, pero entendamos que ese inicio es el inicio de algo que
no sabemos con exactitud de que se trata. La tendencia humana es
encontrar tierra sólida, raíces profundas, nos encanta mantener la
ilusión de seguridad. Sin embargo, tenemos que entender que esa
realidad que hemos creado es también una trampa, algo que el
storyteller (esto es mío) inventa para engañarnos'.
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