Nada en la vida es permanente. Todo
pasa. Después de la tormenta viene la calma. Todos sabemos eso, pero
no lo aplicamos, cuando vemos que algo ocurre con cada uno de
nosotros. Es más, es muy difícil sí nos vemos enfrentados a algo
nuevo, terrible e inesperado. Algunos salen corriendo y son
embestidos por su propia furia o miedo, pero sí esperamos, tomamos
distancia y observamos, alcanzaremos a subir al tren que nos lleve a
un buen destino.
Hace poco una buena amiga me llamó por
teléfono dolida y sin saber qué hacer. El esposo la había
abandonado con otra. La nueva chica en cuestión era joven, muy
joven. Me dio pena mi amiga y también el esposo (lo que le esperaba
con la joven cuando le pasara la fiebre de sábado por la noche,
pensé). Mi amiga se había casado con un tipo que aparentaba ser un
hombre adulto y a sus más de cuarenta años hacía cosas de muchacho
veinteañero. No se lo comenté a mi amiga. Creo que ella era la
culpable -en parte- de todo lo que le ocurría. Era ella quien había
buscado sufrir. ¿Por qué? ¿Por qué estaba acostumbrada a sufrir?
No se más detalles de su vida y no deseo preguntarle. Sin embargo,
hay referentes que marcan cierto patrón en el vivir, eso que en
Derecho se conoce como jurisprudencia.
Hace poco vi la pelicula española
“Solas”. (Hasta hoy quiero saber por qué utilizaron ese título.
Alguien me dijo 'quizás decidieron ese epíteto porque las mujeres
-a solas- toman mejor sus decisiones'. Sonaba también gracioso en
medio de todo ese drama).
En la película la hija tiene una
relación sado-masoquista. El hombre la maltrata, mientras ella se
esfuerza en amarlo, recibiendo a cambio desprecio y humillación.
Ella es hija de un padre abusador y de una mujer sumisa. (El papá
llega incluso a oler a su esposa para saber sí le es fiel, incluso
llega a decirle 'Hueles a otro hombre'). La hija con su relación
esta tratando de entender por qué su madre toleró una relación tan
desigual con su padre. Esta joven, en vez de vivir su vida, esta
viviendo la vida de su madre (en su cabeza y en su propia vida esta
tratando de armar un imposible). Al quedar embarazada, la hija sufre
la más grande humillación. El novio no quiere a la niña en
formación, desea que la mujer aborte y lo que es más, como ella
esta en un programa de ayuda social, el aborto no le costara nada,
por lo que el hombre decide no darle dinero. Ella insiste suplicante:
'entonces acompañame'. El novio en un acto de falsa hombría le dice
algo así: 'Ese es tu problema, resuélvelo sola'. Ella sorprendida
responde: 'pero tú no te cuidaste, no usaste un condón'. El, en el
colmo de la irresponsabilidad, responde: 'tú sabes que a mí no me
gusta usar condón'.
La mujer no sabe qué hacer. El tipo la
humilla y la estropea. El novio le ha demostrado con mayúsculas que
es un pobre diablo, pero ella aún no lo ve así. Ella decide irse,
pero al sentirse tan ultrajada no piensa bien. Siente que todo se le
viene abajo. Una tormenta sacude sus sentidos. “Tras cuernos,
palos”
Huyendo de un padre abusivo llega a
conseguirse un marido abusador. Esta a punto de suicidarse. Ve venir
un tren y esta a punto de arrojarse a los rieles para despedazarse,
pero ve al frente a una mujer pordiosera (rota) que después de
recoger botellas tiradas la observa. Esos ojos se clavan en ella como
diciéndole: 'qué vas a hacer muchacha'. Ella se da cuenta de la
mirada y sobreentiende -como los que observamos en la pantalla- el
mensaje es contundente: 'qué demonios esta pasando por tu cabeza'.
Todo lo que uno experimenta en el
momento es interno, ese silencio comunica y grita dentro de ti. La
tensión de la decisión final. ¿Te convertirás en una ganadora o
aceptarás tan fácilmente que has perdido todo por nada? Son
segundos, hasta que el tren pasa raudo, el viento sacude y se va. La
mujer opta por vivir, sin saber lo que viene en el futuro. Cuando uno
apuesta a ganar, gana. Eso es indudable. Apuesta a ganar y ganarás.
Es lo que ocurre en la película. Sin embargo, me quedé pensando:
¿esa vieja pordiosera tenia que ser lo que era para cumplir con su
papel en esta vida? ¿Sólo a ese papel estaba destinada, aunque se
dedicara a mendigar? ¿Salvar una vida, bueno, en este caso dos? Y de
ella ¿qué?
Volviendo a la película, la relación
que ella tuvo con su padre fue una relación sin comunicación, con
mensajes mal entendidos.( Hasta que la buena comunicación se
establece, no importa que esta sea tan cruel, se da el verdadero
vínculo). El novio le da a conocer realmente 'quién es' cuando ella
le pide tomar decisiones y ella -a costa casí de su propia vida-
llega a entenderlo. Como dicen 'la verdad es dolorosa, pero duele una
vez. La mentira duele siempre'. Conocedora de la verdad tendrá que
enfrentar la vida con cobardía o con valentia. Ella duda ¿quién
puede tener claridad en un momento como ese? Nadie.
Andando entre la posibilidad de huir
para siempre o vivir, sin saber la respuesta, ella decide lo segundo.
El universo se confabula y le da una oportunidad, ella lo ha
decidido. Y hacía allá va. No importa si el río se presente muy
sinuoso o demasiado turbio y violento. Hay que seguir nadando.
Volviendo a lo de mi amiga, la volvi a
ver hace poco, de ese rostro aquejadumbrado que recordaba ya no había
ni sombras. 'Te ves mejor', le dije. 'Todo cambia' respondió.
'tenías razón, nada dura para siempre'. Algo bueno debe estar
ocurriendo en esa vida, pensé. De hecho que llegara al mar, no
importa sí el mar esta agitado o en calma, es el mar con todos sus
encantos escondidos.
Para ayudarla un poco más, le sugerí
meditar en lo siguiente. Recordándole algo: God is the breath inside
the breathing, look for Him.
Siéntate o échate cómoda. Cierra tus
ojos. Primero fíjate con atención en tu respiración. Como viene y
como se va. Respira con calma, observa como se llenan tus pulmones,
como te reconforta y como te hace sentir. Date cuenta de la tension
que existe en tu cuerpo... Con calma deja que la tensión
desaparezca. Has sufrido... Compadecete de ti... Dios esta en ti, tú
te has alejado de El.
Has buscado un lugar donde puedas ver
el cielo, donde te sientas relajada y feliz, quizás sea una silla de
mimbre, una toalla de felpa o unos cojines muy suaves. En el lugar
que plácidamente has elegido tienes la mejor vista del cielo.
Imagínate flotando plácida. Date cuenta del cielo, con sus nubes
moviéndose de un lado para el otro... Date cuenta que las nubes son
parte del cielo, tienen una forma y un determinado color. Las nubes
son parte del cielo, pero no son el cielo realmente.
Imagínate que tus pensamientos y tus
sentimientos son como las nubes del cielo. Tu mente es el cielo, mira
como tus pensamientos y sentimientos son como nubes que pasan por tu
mente, vienen y se van. Son muchos, demasiados, que aparecen y se
van, dejando a tu mente como sí fuera un cielo transparente. Son
algo que vienen y van... De pronto te dejas ganar por un pensamiento
o un sentimiento, déjalos ir. No te pegues a ninguno de ellos. Te
estas dejando ganar por uno de ellos, acéptalo con calma y vuelve a
fijarte en tu respiración... Una y otra vez estas respirando en este
momento. El cielo se estaba oscureciendo, sin embargo, ya se vuelve a
aclarar... Es lo que pasaba por tu mente, se llegó a ensombrecer,
pero dejaste que la nube cargada y oscura se fuera como vino... la
tolerarse y la viste desaparecer. Alguna vez las nubes llegan a
cubrir todo el cielo, cambian de color, ahora lo sabes, detrás de
esas nubes esta el cielo, brillante, puro y azul. Pon tus
pensamientos y tus sentimientos en las nubes, deja que sean parte del
cielo, pronto notarás que se van y te dejan el cielo que deseabas
ver.
El cielo existe detrás de las nubes..
Tu mente esta en paz...
Muchos de nosotros pensamos que
nuestros pensamientos y nuestra mente son lo mismo. Así como
nuestras emociones. Sin embargo, hay que aclarar que los pensamientos
y las emociones son eventos que vienen y se van. Son como nubes que
tras pasar dejan un cielo azul y en calma.
No comments:
Post a Comment