Tuesday, September 4, 2012

La tormenta y la calma.


Nada en la vida es permanente. Todo pasa. Después de la tormenta viene la calma. Todos sabemos eso, pero no lo aplicamos, cuando vemos que algo ocurre con cada uno de nosotros. Es más, es muy difícil sí nos vemos enfrentados a algo nuevo, terrible e inesperado. Algunos salen corriendo y son embestidos por su propia furia o miedo, pero sí esperamos, tomamos distancia y observamos, alcanzaremos a subir al tren que nos lleve a un buen destino.
Hace poco una buena amiga me llamó por teléfono dolida y sin saber qué hacer. El esposo la había abandonado con otra. La nueva chica en cuestión era joven, muy joven. Me dio pena mi amiga y también el esposo (lo que le esperaba con la joven cuando le pasara la fiebre de sábado por la noche, pensé). Mi amiga se había casado con un tipo que aparentaba ser un hombre adulto y a sus más de cuarenta años hacía cosas de muchacho veinteañero. No se lo comenté a mi amiga. Creo que ella era la culpable -en parte- de todo lo que le ocurría. Era ella quien había buscado sufrir. ¿Por qué? ¿Por qué estaba acostumbrada a sufrir? No se más detalles de su vida y no deseo preguntarle. Sin embargo, hay referentes que marcan cierto patrón en el vivir, eso que en Derecho se conoce como jurisprudencia.
Hace poco vi la pelicula española “Solas”. (Hasta hoy quiero saber por qué utilizaron ese título. Alguien me dijo 'quizás decidieron ese epíteto porque las mujeres -a solas- toman mejor sus decisiones'. Sonaba también gracioso en medio de todo ese drama).
En la película la hija tiene una relación sado-masoquista. El hombre la maltrata, mientras ella se esfuerza en amarlo, recibiendo a cambio desprecio y humillación. Ella es hija de un padre abusador y de una mujer sumisa. (El papá llega incluso a oler a su esposa para saber sí le es fiel, incluso llega a decirle 'Hueles a otro hombre'). La hija con su relación esta tratando de entender por qué su madre toleró una relación tan desigual con su padre. Esta joven, en vez de vivir su vida, esta viviendo la vida de su madre (en su cabeza y en su propia vida esta tratando de armar un imposible). Al quedar embarazada, la hija sufre la más grande humillación. El novio no quiere a la niña en formación, desea que la mujer aborte y lo que es más, como ella esta en un programa de ayuda social, el aborto no le costara nada, por lo que el hombre decide no darle dinero. Ella insiste suplicante: 'entonces acompañame'. El novio en un acto de falsa hombría le dice algo así: 'Ese es tu problema, resuélvelo sola'. Ella sorprendida responde: 'pero tú no te cuidaste, no usaste un condón'. El, en el colmo de la irresponsabilidad, responde: 'tú sabes que a mí no me gusta usar condón'.
La mujer no sabe qué hacer. El tipo la humilla y la estropea. El novio le ha demostrado con mayúsculas que es un pobre diablo, pero ella aún no lo ve así. Ella decide irse, pero al sentirse tan ultrajada no piensa bien. Siente que todo se le viene abajo. Una tormenta sacude sus sentidos. “Tras cuernos, palos”
Huyendo de un padre abusivo llega a conseguirse un marido abusador. Esta a punto de suicidarse. Ve venir un tren y esta a punto de arrojarse a los rieles para despedazarse, pero ve al frente a una mujer pordiosera (rota) que después de recoger botellas tiradas la observa. Esos ojos se clavan en ella como diciéndole: 'qué vas a hacer muchacha'. Ella se da cuenta de la mirada y sobreentiende -como los que observamos en la pantalla- el mensaje es contundente: 'qué demonios esta pasando por tu cabeza'.
Todo lo que uno experimenta en el momento es interno, ese silencio comunica y grita dentro de ti. La tensión de la decisión final. ¿Te convertirás en una ganadora o aceptarás tan fácilmente que has perdido todo por nada? Son segundos, hasta que el tren pasa raudo, el viento sacude y se va. La mujer opta por vivir, sin saber lo que viene en el futuro. Cuando uno apuesta a ganar, gana. Eso es indudable. Apuesta a ganar y ganarás. Es lo que ocurre en la película. Sin embargo, me quedé pensando: ¿esa vieja pordiosera tenia que ser lo que era para cumplir con su papel en esta vida? ¿Sólo a ese papel estaba destinada, aunque se dedicara a mendigar? ¿Salvar una vida, bueno, en este caso dos? Y de ella ¿qué?

Volviendo a la película, la relación que ella tuvo con su padre fue una relación sin comunicación, con mensajes mal entendidos.( Hasta que la buena comunicación se establece, no importa que esta sea tan cruel, se da el verdadero vínculo). El novio le da a conocer realmente 'quién es' cuando ella le pide tomar decisiones y ella -a costa casí de su propia vida- llega a entenderlo. Como dicen 'la verdad es dolorosa, pero duele una vez. La mentira duele siempre'. Conocedora de la verdad tendrá que enfrentar la vida con cobardía o con valentia. Ella duda ¿quién puede tener claridad en un momento como ese? Nadie.
Andando entre la posibilidad de huir para siempre o vivir, sin saber la respuesta, ella decide lo segundo. El universo se confabula y le da una oportunidad, ella lo ha decidido. Y hacía allá va. No importa si el río se presente muy sinuoso o demasiado turbio y violento. Hay que seguir nadando.

Volviendo a lo de mi amiga, la volvi a ver hace poco, de ese rostro aquejadumbrado que recordaba ya no había ni sombras. 'Te ves mejor', le dije. 'Todo cambia' respondió. 'tenías razón, nada dura para siempre'. Algo bueno debe estar ocurriendo en esa vida, pensé. De hecho que llegara al mar, no importa sí el mar esta agitado o en calma, es el mar con todos sus encantos escondidos.
Para ayudarla un poco más, le sugerí meditar en lo siguiente. Recordándole algo: God is the breath inside the breathing, look for Him.

Siéntate o échate cómoda. Cierra tus ojos. Primero fíjate con atención en tu respiración. Como viene y como se va. Respira con calma, observa como se llenan tus pulmones, como te reconforta y como te hace sentir. Date cuenta de la tension que existe en tu cuerpo... Con calma deja que la tensión desaparezca. Has sufrido... Compadecete de ti... Dios esta en ti, tú te has alejado de El.
Has buscado un lugar donde puedas ver el cielo, donde te sientas relajada y feliz, quizás sea una silla de mimbre, una toalla de felpa o unos cojines muy suaves. En el lugar que plácidamente has elegido tienes la mejor vista del cielo. Imagínate flotando plácida. Date cuenta del cielo, con sus nubes moviéndose de un lado para el otro... Date cuenta que las nubes son parte del cielo, tienen una forma y un determinado color. Las nubes son parte del cielo, pero no son el cielo realmente.
Imagínate que tus pensamientos y tus sentimientos son como las nubes del cielo. Tu mente es el cielo, mira como tus pensamientos y sentimientos son como nubes que pasan por tu mente, vienen y se van. Son muchos, demasiados, que aparecen y se van, dejando a tu mente como sí fuera un cielo transparente. Son algo que vienen y van... De pronto te dejas ganar por un pensamiento o un sentimiento, déjalos ir. No te pegues a ninguno de ellos. Te estas dejando ganar por uno de ellos, acéptalo con calma y vuelve a fijarte en tu respiración... Una y otra vez estas respirando en este momento. El cielo se estaba oscureciendo, sin embargo, ya se vuelve a aclarar... Es lo que pasaba por tu mente, se llegó a ensombrecer, pero dejaste que la nube cargada y oscura se fuera como vino... la tolerarse y la viste desaparecer. Alguna vez las nubes llegan a cubrir todo el cielo, cambian de color, ahora lo sabes, detrás de esas nubes esta el cielo, brillante, puro y azul. Pon tus pensamientos y tus sentimientos en las nubes, deja que sean parte del cielo, pronto notarás que se van y te dejan el cielo que deseabas ver.
El cielo existe detrás de las nubes..
Tu mente esta en paz...

Muchos de nosotros pensamos que nuestros pensamientos y nuestra mente son lo mismo. Así como nuestras emociones. Sin embargo, hay que aclarar que los pensamientos y las emociones son eventos que vienen y se van. Son como nubes que tras pasar dejan un cielo azul y en calma.

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