Wednesday, September 12, 2012

Te perdono.


“Perdonáselo todo a quien nada se perdona a sí mismo, porque sólo quien tiene el espíritu valiente es capaz de perdonar. Un ser vil nunca perdona, no sabe cómo hacerlo. Además, no lo siente. Perdona siempre a tu enemigo, no hay nada que lo enfurezca más”. Estos son algunos dichos famosos que he condensado y todos hablan del perdón, hay más, pero a efectos de la presente nota creo que son los suficientes para empezar algo acerca del perdón. Estoy siendo muy consciente, qué dificil se nos hace perdonar.

Hace un año o un poco más que vi la película “Lawrence de Arabia”. Es más, escribí algo acerca de la historia, así es que siempre la recordaba y esta entre mis favoritas. Para mi es el lugar perfecto para encontrar la 'premisa' que soporta todo aquello que se desea contar. Lawrence siendo un hijo no reconocido por su padre opta por buscar su propia identidad y al parecer la encuentra en medio del desierto, donde uno de los árabes le dice: 'aquí tú puedes convertirte en quien desees'.
Lawrence se convierte entonces en un hombre que se enfrenta a su destino para cambiarlo y moldearlo a su antojo. Confiado en su buena estrella, lejos de casa, se lanza a conquistar todo lo que se le presente en el camino. Sin importarle el riesgo y sin temer a la muerte. Olvidando, también, por ratos, su condición de ser humano.
En esta segunda oportunidad en que he visto la película encontré algo más. Si bien es cierto que Lawrence se convierte en un líder y se hace así mismo, hay una parte que pasó para mi desapercibido en la primera oportunidad. (Aunque debo admitir, mi sentir era otro en la primera aproximación). Habiendo logrado ser quien desea ser, Lawrence se lanza a conquistar territorio turco. Sin embargo, su buena estrella deja de iluminarle un momento. Tratando de pasar desapercibido, su color lo delata frente a un grupo de soldados turcos que patrullan las calles y se convierte en víctima de la insanía de un grupo de militares pederastas. En un puesto militar turco es violado, uno lo intuye por todo lo que observa. La humillación hace que retroceda, pero su destino ya esta trazado. Su propio comando inglés -Lawrence es un mayor de la armada inglesa de entonces, cuando los árabes eran aún nómadas y las monarquías no estaban bien establecidas en el medio oriente- lo conmina a seguir y él impulsado por su propio sufrimiento y desconsuelo decide ir hasta Damasco. Emprende entonces una cacería vengativa y asesina de cuanto 'turco' se le presente en el camino. Su sed de venganza lo hace ser insano, bárbaro y se regodea en la orgía de sangre que logra camino a su 'conquista final'. Incluso quienes están a su lado, quienes lo veneran y aman, son víctimas de su odio vengativo.. Hay que recordar a un joven árabe, el que sobrevive al otro que se hunde en aquel hoyo de arenas movedizas, a quien Lawrence dispara después que el muchacho resultara herido en el cuerpo cuando le estalla la nitroglicerina que debía usar para volar los rieles del tren y descarrilar los vagones que vienen en camino. Es el resentimiento lo que hace a Lawrence un victimario. El resentimiento hace que meta el dedo en la herida y lo haga sangrar y sangrar. Cuando vi todo esto recordé algo que había leído hace poco, respecto al maltrato y el perdón.
Hace algunos meses que vengo tratando de escribir algo acerca del perdón a los otros y no le encontraba el punto de partida. Creo que al ver Lawrence me encarrilé. Las buenas películas tienen eso, en un poco más de dos horas te muestran algo sustancial, algo que te ilumina el desentendimiento. Claro, en una pelicula lo ves todo redondeado, la vida se toma más tiempo y verás algo siempre y cuando estes atento a lo que ocurre a tu alrededor.
La gente nos hace daño por una serie de razones:

1- Accidentalmente
2- Porque estas en su camino (y no lo dejas ser quien desea ser: bueno o malo).
3- Porque tú le recuerdas a alguien de su pasado
4- Porque ellos fueron dañados terriblemente que tienen que herir a alguien más.
5- Por razones que desconocemos del todo.

Quienes hayan visto los más de doscientos minutos que tiene 'Lawrence de Arabia' se darán cuenta que quienes están en el entorno de Lawrence tienen que sufrir lo que sufren porque lo que este oficial inglés alberga en su alma es odio contra sí mismo. Odio por todo lo que le toco vivir. Un odio contra sí mismo que se hace más profundo y doloroso cuando es mancillado por este grupo de violadores.
Quienes están cerca a Lawrence mueren accidentalmente. Ya lo dije, uno de sus sirvientes se hunde en las arenas movedizas y desaparece. El quiere llegar a un punto del desierto a costa de todo. El quiere ser quien lograra su propósito para buscar redimirse (curarse) , sin embargo, vuelve a encontrarse con la figura de un padre malvado, esta vez reflejado en la acción de esos militares que lo ultrajan. Entonces, avanzando a Damasco, no tiene piedad de los soldados que se rinden y -porque le recuerdan a los otros- opta por cortarles el cuello. Rendidos pagan por pecadores. Muy pocos saben porque Lawrence se vuelve el cruel y sanguinario militar que aparece en la última parte de la película. El único que trata de comprenderlo es el sheriff árabe (Omar Shariff), quien había estado con Lawrence cuando los turcos lo arrestan y lo humillan sexualmente. Shariff es quien recoge a Lawrence después del brutal trato y de la sodomización.
En nuestra vida personal e íntima alguna vez hemos sido víctimas de alguien a quien nos cuesta perdonar, pero conociendo las razones que hace a los victimarios ser quienes son, tenemos que apelar al dicho que dice: “Si nosotros pudieramos leer la historia secreta de nuestros enemigos, nosotros encontraríamos en la vida de cada persona, pena y sufrimiento para desarmar toda esa hostilidad” (Henry Longfellow).
En Lawrence de Arabia lo vemos. El personaje ha sido herido en lo más profundo de su ser y recuperarse de esa pena y sufrimiento será imposible, más aún si su sufrimiento lo mantiene en secreto. El secreto le roe el alma. (Lo mejor para esos seres ultrajados es confesar su dolor. Cuando fueron víctimas, estaban en una situación de desventaja total y no podían defenderse).
Ahora para seguir con nuestro deseo de perdonar a nuestros abusadores tenemos que reparar en el significado de perdonar. Ojo, no es fácil perdonar. Todos dicen que perdonar es 'una amorosa idea', 'es la expresión del amor', hasta que tenemos a alguien a quien perdonar.
Por lo tanto, y siguiendo: 'perdonar significa dejar de ir completamente el daño que esta persona te hizo porque esta persona esta sufriendo más que tú'. Quizás no lo sabe y tal vez nunca lo sepa, pero es así, quienes sufren mucho son los que más daño hacen en este mundo. Mira la película 'Lawrence de Arabia' y frente a este tipo legendario verás realmente al tipo que sufre.
Perdonar significa dejar de mantener la misma historia durante toda la vida. Hay que dejar de ser víctima. Perdonar significa tirar la carga que nunca más cargarás.
Perdonar significa 'haber aprendido la lección de todo lo ocurrido” Pero, cuidado, perdonar entonces no significa olvidar lo que te hiceron. Lo tendrás presente, pero no volverás a pisar ese lugar de arenas movedizas porque te puedes hundir.
Hay algunos que buscan revancha. Es lo peor, por algo el proverbio chino alerta: 'la persona que busca revancha debería primero cavar dos tumbas'.
Además, es cierto, el hombre que busca venganza mantiene su herida abierta. Si perdona podrá sanarse y hacer bien las cosas.
El perdón tiene una prueba. Los joyeros usan ácido para probrar el valor de los metales, con eso demuestran sí tienen oro o baratijas al frente de sus ojos. Para probar el perdón hay que usar la analogía de la extracción de muela: 'nunca olvidarás el dolor, sólo que ahora no lo sientes. Si tú has perdonado a alguien, tú recordarás el incidente, pero no sentirás el dolor flagelante del dolor que daña'.
Cuando uno perdona, todo cambia. Quizás el otro siga y nunca cambie, pero eso no te importa. Uno tiene que alejarse para evitar el juego de fuego, los roles de víctima y victimario. Uno es el que cambia y el perdón llega solo. Claro, siempre tendrás la herida en el corazón que hará que nunca olvides.
Perdonar es parar de rumiar el veneno que pensamos matará al otro, cuando somos nosotros quienes estamos muriendo.
Cuando uno perdona la vida se hace más llevadera. Y hay que ser consciente, no cambia el pasado, pero sí alarga y hace más placentero el futuro.
Recuerda, nunca es tarde para perdonar.
Y hay que perdonar, porque nunca sabremos cuando necesitaremos ser perdonados.

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