Thursday, August 25, 2011

Un espejo extraño en el tren subterráneo (Ficción)


2022... Shabi tiene los minutos contados, debe bajar en Grand Central, no pudo afeitarse y se siente desalineado, jamás usó barba porque no le gusta. Su madre adoptiva fue hospitalizada de emergencia. Donde baje debe hacer un transbordo de tren para ir hasta la 77 de Lexington avenue. Es donde está el hospital más cercano a la casa de su madre. Ella está en cuidados intensivos. Un doctor dijo, al llamarle, que la señora Ballmer había sufrido un derrame cerebral. En el Grand Central le ha parecido ver su rostro en un individuo que subió a la línea 5 que va hacía Harlem. Es más, le escuchó decir en un inglés de turista francés, que desea ir al museo Metropolitano y quiere saber dónde bajar. Le han dicho que lo puede hacer en la misma parada a donde se dirige. Le parece que está soñando... Sentado en el tren, extrañamente vacío a esa hora de la mañana, parece estar mirándose en un espejo, un espejo raro. Su barba insipiente, de un día sin afeitar, luce crecida, ordenada, en forma de perita, su pelo lacio está muy bien peinado con la raya al costado izquierdo. Sus ojos marrones rojizos, muy intensos, parecen mirarlo con sorpresa. Su piel cobriza, sus cejas pobladas y su naríz alargada dan cuenta de sus raíces hindues. 'Mi madre adoptiva tiene que explicarme algo que me resulta confuso, ojalá la llegue a encontrar con vida', piensa... La persona que tiene sus rasgos más saltantes está también sorprendida y pese a su expresión de extrañeza se ha parado de su asiento, avanza hacia él y pregunta: ¿me puede avisar donde bajar? Voy a la 77 de Lexington avenue.
2002... Kanira ha llegado a una clínica de fertilización en Delhi donde le han dicho que puede recibir US $ 5 mil por alquilar su vientre y tener un bebe. La suma de dinero es lo que ella podría ganar en diez años de trabajo. Debe firmar un contrato, ella no sabe sí es de trabajo o de un acto de caridad. Debe quedarse a vivir donde le indican por espacio de nueve meses. Tiene la libertad de elegir, sí desea abortar debe devolver todo lo invertido, pagar su manutención y pagar a los padres del bebe que sabe no es ni será suyo. No sabe que ese es el gancho astuto y leguleyo que garantiza su estadia en la clínica y asegura que su bebe será para la pareja rica que ha decidido adoptar un recién nacido. Kanira jamás sabrá quienes son los padres adoptivos, ni a donde irá el bebe. Lo que tampoco Kanira sabe es que el doctor que la atiende ha decidido fertilizar en ella un óvulo de una mujer tremendamente prolífica, con sus métodos de producción de embriones la clínica ha logrado una producción adicional -las donantes de los embriones no saben tampoco que se han sometido a un tratamiento hormonal que les desarrollará un sindrome del ovario por la hiper estimulación y que los folículos crecerán en sus entrañas pudiendo generar cáncer-. El doctor quiere un ingreso adicional para la clínica, dos bebes resultan más lucrativos que uno solo. Los padres adoptivos tampoco deben saber lo que se hace en una de las 350 clínicas de la India. Los niños bien pueden ir a Nueva York o París. Total ¿quien puede garantizar que se descubra lo que se está haciendo aquí en la tierra de Brahma o del dios creador del hinduismo?
Pero como todos sabemos, extraños son los caminos de Dios y bien podría El determinar que el encuentro ocurra en un tren subterráneo de Manhattan, una mañana lluviosa de un domingo, veinte años más tarde.
En el 2002, los niños han nacido por cesárea, no es que la madre estuviera en peligro, lo que los médicos de la clínica buscaron era no exponer a los gemelos durante un parto vaginal lleno de complicaciones. Los gemelos no han nacido en el día previsto, porque había que cumplir con la entrega. Uno fue adoptado el día señalado y el segundo debió esperar dos días más hasta hacer los trámites y recibir los pagos respectivos. La madre tuvo una complicación y tuvieron que decirle al esposo, quien fue quien promovió el alquiler del vientre de su mujer, que debía contratar una ambulancia y llevar a su mujer a un hospital de la ciudad. El marido hizo cálculos, tenía muchas deudas, y demoró mucho en hacer el llamado respectivo, desangrada Kanira murió, dejando en la orfandad a dos niñas más. El gobierno indio no investigó y el asunto quedó olvidado. Las parejas que obtuvieron a los pequeños en adopción no se enteraron de lo ocurrido, era mejor, además, para evitar las complicaciones, la culpa ajena quizás. Los muchachos iniciaron una vida nueva, más segura, con más oportunidades, pensó el médico cuando no pudo dormir. La directora de la clínica había asegurado una nueva joya: un diamante rosado que lucirá en su dedo índice, para evitar ser señalada, más bien para hacerse notar mientras señala.

DEJANDO DE LADO LA FICCIóN
Hoy en el mundo existen casi tres millones de óvulos esperando ser fecundados y vendidos.
Tres décadas después del desarrollo de la fertilización in vitro, alrededor de 250 mil niños han nacido cada año. Todo el misterio ha ayudado a crear un mercado vibrante con un rango de precios y diversos servicios a disposición. Lo más difícil puede ser cuando una pareja de homosexuales trata de adoptar un bebe, en ese caso el precio sube y puede llegar a costar US $300 mil y toma muchos años para legalizar la adopción. Es lo que cuenta Scott Carney en su libro titulado 'The red market'.
Carney dice, además, que la gente en el mundo se acomoda de distinta manera para sobrevivir. Resulta a veces inimaginable todos los caminos que se abren con ese propósito. Algunos son sorprendentes, repulsivos, extraños, pero al final terminan en lo mismo, permiten que el hombre sobreviva en este mundo. No sabemos aún que caminos se abrirán en el futuro. Creo que eso dependerá mucho de nuestra concepción moral y ética.

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