Tuesday, June 7, 2011

Historia oficial (Un acercamiento a Perú).


Hace poco volví a ver la película argentina “Historia oficial”, la misma que ganó el Oscar a mejor película extranjera y cosechó otros premios internacionales y tuve que explicar, en resumen, de qué trataba el film. Resulta difícil explicar a la gente de qué estamos hablando en este caso, porque muy pocas personas manejan el concepto de “premisa” cuando de ficción estamos hablando.
En una reunion última, mi posición acerca de la película fue que se trataba de una historia que buscaba contar la ‘verdad’ de lo que había ocurrido en Argentina durante los gobiernos militares y como notarán puse enfasis en la palabra ‘verdad’.
Cuando uno escribe ficción o lo intenta, lo que se busca es reunir en una palabra o una frase la esencia de lo que se desea contar. Casi siempre se buscan palabras sencillas que engloban un valor. En el caso del film argentino se trata de buscar el valor de la verdad. Se suman a la verdad como valor, el amor, la justicia, la libertad, la DIGNIDAD. Y pongo dignidad con mayúsculas por lo que pasaré a contar en seguida.
Antes, sin embargo, quiero terminar con lo de “Historia oficial”, la película en este caso. Aquí se narra la historia de una mujer que tiene una hija adoptada, pequeña que ha caído como un ‘regalo del cielo’, traída claro por el marido que trabaja con los militares, dictadores de aquella época. Al principio vemos a una mujer (Norma Leandro, quien interpreta a Alicia) que vive en el país de las maravillas, todo es bonito para ella, mas aún sí tiene a la niña soñada. Pero de pronto Alicia se enfrenta a la verdad, cuando una de sus amigas íntimas le cuenta la terrible tortura que sufrió algunos años atrás y le habla de las desapariciones de hombres, mujeres y niños. Es el momento que Alicia tendrá que empezar su camino que la llevará a conocer lo ocurrido con su pequeña Gaby, quien a su vez es la hija de un desaparecido y ella también tiene que enfrentar la verdad. La verdad está por encima de todo, por encima incluso de la comodidad familiar y Alicia enfrentará esa verdad a costa de su propio matrimonio y seguridad. La verdad la puede destruir, pero la verdad es la verdad por muy dolorosa que sea, porque es un valor inherente a todo, como la libertad, la justicia y la DIGNIDAD.
Este fin de semana tuvimos elecciones en Perú y el país se polarizó. En mi propia familia existieron dos corrientes y me costó hacerles entender porqué no deberíamos votar por un candidato, en realidad por una candidata. Aunque aquí deseo dejar constancia que voté viciado. El otro candidato tampoco ofrecía algo concreto ni daba las garantías necesarias para ver un futuro alentador, desde mi particular punto de vista.
Quienes trataron de arreglar las elecciones se dieron con el globo que inflaron reventándoles en las narices. Déjenme contarles esta historia que de oficial no tiene nada, valgan verdades. Son conjeturas vistas a la distancia. (Algunos) apristas en el poder hasta julio del presente año están preocupados con lo que les puede venir y se lanzaron a tratar de ‘componer’ el asunto en su beneficio. El presidente Alan García comenzó a tentar posibles candidatos. Jaime Baily, un conocido escritor y periodista de televisión, fue el primero de la lista, pero el asunto emprendido comenzó mal porque el periodista contó los pormenores de una cena, donde García se despacho diciendo que iba a hacer lo imposible por frenar la llegada de Ollanta Humala al poder. Baily se quejó del poco dinero que gana un presidente y el jefe de Estado retrucó con una frase lamentable que en otro país (Colombia o Francia) le hubiese costado una profunda investigación: “no te preocupes, la plata llega sola”. De dónde, vaya él ha saberlo. Baily no aceptó. García no iba a apostar por Keiko Fujimori, su padre está desacreditado a nivel mundial. Después de Kadafi, Mubarak podría seguir Alberto Fujimori. Aunque García tuvo muchas deferencias con la hija del ex dictador, quien hoy goza de una cárcel dorada en Perú. Así que el Apra siguió tratando. Pero el objetivo ya no era Ollanta Humala, es lo que colijo ahora. El objetivo fue Alejandro Toledo. El ex presidente pudo haber repetido el plato, pero le hicieron ‘la camita’. Toledo se las tiene jurado a algunos líderes apristas y era y es de temer. (Permítanme una digresión. Alejandro Toledo tuvo un gobierno regular, tirando a bueno. Después de los escándalos con su director de Inteligencia, su guardaespaldas metida en negocios que resultaban imposibles para una policía de magro sueldo, Toledo aprendió. Si se orinaba en los pantalones cuando los militares pugnaban por algo, como dijo un allegado, al final de su mandato pudo capear algunos temporales. Igual que García en su primer gobierno, cuando se deprimía en su dormitorio después de su frustada estatización de la banca. Armando Villanueva y otros líderes apristas iban a sacarlo de su depresión y lo empujaban a dar la cara. Hoy, García no lo hizo mal, hay que reconocerlo, si no fuera por los petroaudios y sus exabruptos, no hubiera hecho esa cambalachada electoral que nos costó dos vueltas, estaríamos agradecidos). Retomo. En el interín pareciera ser que encontraron a alguien que le iba a restar votos al ex presidente Toledo y lo lograron. El término acuñado por muchos políticos es ‘divide y reinarás’, no importa sí en el medio está el país, aquí lo que importa es al permanencia política y sus cuotas de poder. En el Apra los líderes estaban preocupados con lo que se les venía (algunos, no todos, valgan verdades). Mientras su líder buscaba arrebatarle el triunfo a Toledo, los apristas de arriba se empujaban y se metían zancadillas, hasta que perdieron a su candidata aprista a la presidencia. Mercedes Araoz buscaba defender principios, valores en su partido. No la entendieron y le ‘cortaron la cabeza’. Defender valores es una cruzada difícil. Pocos lo entendien. Mientras tanto, García al parecer encontró la fórmula, no lo puedo asegurar, pero me tinka que Pedro Pablo Kuczinsky fue el caballito de batalla. Al ex ministro de García y Toledo se le presentó como un técnico capaz y muy bien relacionado. Empezo bajo, sí hubiera seguido así quizás Mario Vargas Llosa hubiera logrado disuadirlo. “No seas tonto, estas jugando a traer todo abajo y estas beneficiando a los apristas”, pudo haberle dicho el laureado escritor, pidiéndole su renuncia a la candidatura, pero PPK estaba en ascenso y con posibiliades, y su corazoncito se inflaba, podía pasar de ministro a presidente. Apostador como es el lobista se negó al pedido y le restó los votos a Toledo. Me consta, en el tramo final Toledo se cayó y la gente prefirió a Kuczinsky para evitar a Humala o Keiko. Pero las jugadas se les fueron de las manos y a quienes los peruanos evitamos resultaron siendo los beneficiados. Humala y Keiko pasaron a la segunda vuelta. Aquí vino la decisión más difícil, pero desde mi punto de vista había que optar por un valor. No podíamos votar por Keiko, era como premiar la dictadura de su padre. Aquí venía nuestra dignidad a tomar cuerpo ¿ Cómo votar por alguien que avaló a su padre en su gobierno y formó parte del mismo?.
-No, pero va a ser la primera presidenta del Perú- terció mi madre como mujer.
-Mamá, tenemos que defender principios- deseé convencer a mi madre.- Su padre huyó del país, usando los recursos del Perú, en un avión FAP llegó a Japón, renunció por fax y allá nos hizo saber que era súbdito del emperador. Se confesó japonés, el Perú no le interesa, salvo para salvaguardar sus intereses. Su hija quiere llegar al poder para sacarlo libre- mi madre no entendía. – Mamá, ¿cuánto te costó educarme? Hubo que sacrificar vestido, no? Y aquí no hay envidia o revanchismo, pero con US $600 milllones de dólares, cuántos niños con verdadero talento se hubieran hecho profesionales en Perú? ¿Cuál sería tu sentir si mi padre te hubiese maltratado y yo me hubiese callado?- Fue mi último recurso. Mi padre jamás le tocó un pelo a mi madre. Jamás lo vi discutir en mi delante, aunque los escuché hablar acalorados tarde en la noche, lejos de sus hijos. Mi madre votó, no sé por quién.
Es difícil defender principios. Creo que no la convencí. Las elecciones se dieron y el pueblo peruano eligió. Ganaron los principios, pero mis nervios están de punta. No quiero a Hugo Chávez metido en Perú, todo lo que nos costó avanzar, se podría ir al tacho. Humala no creo que sea Evo, con poca personalidad, para dejarse avasallar por un interés mezquino y personal. (Chávez o Fujimori es en el fondo lo mismo, puro egoísmo) Ojalá la perorata de ‘ayudar a los pobres o por los pobres’ no sea una ‘muletilla’ que después se use para manejar el país dictatorialmente. Eso de ‘los pobres’ es cuento chino (Chávez se está llenando los bolsillos y como teme que lo saquen del gobierno y lo apresen, usa sus mentiras y a ‘los pobres’ para seguir enquistado).
Ojalá ahora los humalistas no usen a Fujimori (quien se lo busco) cuando las papas quemen durante los cinco años que vienen. Ya empezaron, si los fujimoristas no votan a favor, los humalistas endurecerán su encierro, sí votan a favor, lo dejarán con sus gollerías. El debe permanecer donde esta con las restricciones de acuerdo a ley. Ojalá Fujimori no se les escape a los apristas, no me gustaría que la historia se repita; en el anterior gobierno de García se fueron por un túnel los emerretistas dirigidos por su cabecilla Víctor Polay. Ojalá que la paz vuelva a Perú. Ojalá los jugadores económicos vuelvan a inflar la Bolsa y que Ollanta genere confianza y concerte realmente con las fuerzas que busquen sacar del atraso al país, dando oportunidades a todos y repartiendo mejor esas porciones de la torta económica.

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