En el viejo estanque/ salta una rana (en)/ el sonido del
agua.
Este haiku escrito por Matsuo Basho (1644- 1694) es el más
famoso del Japón. Ahora que lo entiendo puedo valorarlo más. Las traducciones
en español no han sido buenas por distintas razones: primero porque el
intercambio cultural con la tierra del sol naciente es relativamente joven y
quienes han traducido los haikus conocían muy poco la lengua japonesa. Y hay un
detalle adicional, quienes tradujeron los versos de Basho no eran budistas Zen
y es donde radica –precisamente- un detalle importante*.
Uy, caray. Arde Troya. Debo confesar que todo lo que he
escrito da cuenta de mis limitaciones: no sé japonés, no soy un erudito en materia
de haikus y no profeso el budismo Zen. Sin embargo, algo tengo que contar.
Hace un año leí un libro autobiográfico del estadounidense
Robert Aitken, donde el autor confesaba que había escrito su tesis acerca de
los haikus de Basho para optar por un doctorado en Literatura japonesa. Tenía
ya la licenciatura en Literatura inglesa, pero deseaba especializarse aún más. Su
tesis se convirtió en libro, pero había pocos ejemplares en las bibliotecas
neoyorquinas. Ante mi pedido, el libro no
llegó, me dieron algunas excusas válidas de por qué ocurría eso: ‘“Hay que
cuidar lo poco y limitarlo a los usuarios cercanos, nosotros haríamos eso”, me
dijeron. Pero insistí, un año después, el libro titulado ‘A Zen wake, Basho’s
Haiku & Zen’ vino a mis manos.
Es curioso, el joven Aitken trabajaba en construcción y vivía
en la isla de Guam, cuando estalló la Segunda Guerra mundial. Fue tomado
prisionero por los japoneses y llevado y recluído en Kobe, Japón. Ahí comenzó a
interesarse por el budismo Zen. No creo que esa vida en reclusión haya sido fácil,
pero en él se cimentó una fuerza espiritual sorprendente, se convirtió luego en
Roshi (maestro Zen) y fundó la Buddhist Peace Fellowship, una organización
dedicada a resolver conflictos a nivel mundial. Aitken era un pacifista, un
opositor al uso de las armas nucleares y se opuso a la Guerra de Vietnam, creía
desde entonces en la igualdad de hombres y mujeres. Murió en Hawaii el 2010.
No hablaré mucho de Matsuo Kinsaku, Basho, de su familia
samurai, de su vida en Kyoto, de su peregrinar por Japón, de su placer por
escribir haikus con sus discípulos, de su diario: Oku no Hosomichi (Sendero
interior/profundo), de su preferencia por la poesía de Tu Fu en vez de Li Po,
de sus 650 haikus escritos en un pequeño período de ocho años después de su
gran iluminación como budista, del haiku que no es otra cosa que el juego con
los versos de 5/7/ 5 sílabas , de la dificultad de traducir poemas de una
lengua a otra. De cómo los versos budistas y orientales han servido como
reinspiración en el trabajo de poetas en lengua inglesa (T. S. Eliot, es un
ejemplo). En fin, empezaré con el haiku más famoso de Basho y trataré de
explicarlo en español como lo he entendido.
Furu ike ya/ kawasu tobikomu/ mizu no oto.
Si se tradujera: En el viejo estanque/ hay una rana/ que salta
en el agua.
No se lograría mucho, el escrito hablaría de una rana que
salta en el agua del pozo.
Aitken traduce al inglés así: The old pond;/ A frog jumps
in-/the sound of the water.
También traduce así: Old pond!/frog jumps in/ water sound.
La rana en la cultura japonesa representa una pequeña y
querida criatura. Para el Roshi estadounidense la rana es el poeta y explica
que ‘oto’ es un sonido onomatopéyico que se puede traducir como ‘plop’. El
japonés es muy de sonidos onomatopéyicos. Ese oto/plop significa además el
instante, la acción del sonido, la energía
y la inmediata comunicación con algo más grande. El gran ensimismamiento, el
despertar, si uno esta atento como lo estuvo Basho en ese momento.
El poeta Basho (la rana) esta cansado buscando afuera, pero
cuando se abre la puerta/ vuelve a su universo, en el sonido se halla el gozne.
No sólo entra en el agua, va más allá. Con apenas tres versos, Basho habla de
lo concreto, del ser –ahora-/ y del no ser también y de su viaje siempre más
allá, estando presente precisamente aquí. El plop cobra vida.
Observemos el haiku una vez más:
En el viejo estanque/ salta una rana (en)/ el sonido del
agua.
Lugar concreto/ ACCIóN sencilla, pero significativa/ que transporta
y transforma.
El planeta/ su personaje/ en lo inconmensurable.
Los budistas Zen ‘trabajan’ mucho en función de koans, esas pequeñas
frases sin sentido que observándolas con paciencia tienen que significar mucho.
Un amigo poeta me decía que hay que actuar antes que esperar que las cosas se
resuelvan mientras estas sentado. Me reí, no hay nada más fuerte que trabajar
estas koans en la acción del qué hacer diario. Aitken lo prueba con lo
siguiente, un monje estaba trabajando con una expresión: “Mi cara original
antes que mis padres nacieran”, mientras barría con una escoba de bambú, escuchó
el ‘tock’ que las pequeñas piedrecillas hicieron al chocar. Se despertó. Si no
has hecho el viaje, guarda silencio, no es fácil mantener una mente alerta en
espera del mejor momento. Basho lo prueba, trabajó hasta dar con el momento que
buscaba y vaya que trabajó.
En la rama seca/ un cuervo espera: / un amanecer.
Es como traduje lo que Aitken dice:
On a withered branch/ A crow is perched:/ an autumm evening.
Withered branch on/ crow of perched:/ autumm of evening.
Este es un haiku de Basho antes de su iluminación, claro, lo
siento esperando. Según el Roshi estadounidense, el poeta no tiene la madurez lograda
con la rana que se mete en el universo. Con el cuervo hay quietud, pero le falta
el movimiento.
Octavio Paz tradujo este haiku también: La rama seca/ Un
cuervo/ Otoño – amanecer.
No me dice nada.
No estoy seguro si Basho quiso decir amanecer solamente, Paz
dice otra cosa, al final mi traducción podría ser:
En la rama seca/ se posa un cuervo:/ amanecer de otoño.
Me quedo con mi primera traducción, pero aquí encuentro
movimiento: algo seco, algo vivo, algo más vivo.
Paz tradujo al español un haiku de Basho que para mi es
hermoso tal y como lo hizo:
Pronto se va la primavera/ Lloran los pájaros y hay/ lágrimas
en los ojos de los peces.
No se respeta el número de sílabas del haiku, pero ya hemos
observado lo difícil que resulta traducir. En inglés, Aitken traduce:
Departing sping! / Birds crying; / Tears in the eyes of
fish.
Departing spring! / Birds cry fish of / eyes: tears
El segundo no me toca. Lo que si me encanta es la explicación
del estadounidense. Basho se despedía diciendo que la primavera se (le) estaba
yendo, y que incluso los pájaros insensibles sentían pena, tanto que las lágrimas
podían verse en los ojos de los peces. Basho al parecer jugaba con un poema de
Tu Fu:
‘Aunque la nación este hecha pedazos/ las colinas y los
arroyos permanecen/ es primavera de nuevo en la ciudad/ la hierba y los árboles
están floridos./ Agobiado por los cambios/ las flores parecen derramar lágrimas;/
lamentando mi separación (familiar)/ los pájaros parece que se van’.
Sigamos, no sé en realidad quién tradujo el siguiente haiku:
Este camino/ ya nadie lo recorre/ salvo el crepúsculo.
Kono michi ya/ yuku hito nashi ni/ aki no kure.
Incluso en japonés y sin saber el idioma suena hermoso.
Aitken lo tradujo así:
This road! / With no one going- / Autumm evening.
This road! / goes person without in / autumm of evening.
Según Aitken, citando a Asataro Miyamori, Basho teme que sus
pupilos no sigan la ola de su sendero poético. Es más, tiene miedo de que su
mundo poético no represente un sendero verdadero. Pero también puede que el
poeta hable de su condición de ser humano y de su soledad.
"El gran camino no tiene puertas; /hay miles de
senderos./Cuando uno pasa la barrera/ uno camina el universo solo". Dice un poema de Wu Men.
Según los budistas hay 84 mil caminos engañosos. Uno llega
al sendero profundo solo. Por ese sendero, sólo una persona pasa. Nunca pueden
pasar dos, es la condición humana.
Vamos a jugar Rey/ de la montaña-/ Puedes empujarme?
El poema de Basho no habla de caer en un abismo. Sentado,
abdicando de todo, uno puede llegar más allá del infinito.
Claro, hay que hacer el viaje. En eso ando hoy, por ahora sólo
gritando. Si desean pueden ver mis intentos:
En la rama rota/ Un canario trina. / Trina, y, ¡cómo trina!
El cielo oscuro/ relampaguea. El trueno / Truena y retruena
Algunas veces llego a vislumbrar algo:
Una Estrella brilla./ Olvidando mis pasos/ camino lejos.
A bright star. / Forgetting my steps/ I walk far away.
Cuando vas/ a la sima/ alcanzas la cima.
*El poeta mexicano Octavio Paz hizo traducciones de los
haikus de Basho, pero también confesó que no sabía la lengua. Su principal
deseo era nutrir a los lectores hispanos.
Comparto la idea.
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