Monday, August 19, 2013

Padura, Stalin y los senderistas.

Al escribir el primer artículo acerca de “El hombre que amaba a los perros” -novela del cubano Leonardo Padura- fui consciente que dejaba muchos cabos sueltos. Esperé, dejando que las ideas se asentaran o sencillamente saltaran de improviso cuando algo o alguien me empujara a sacudirlas. Ocurrío, se ha despertado en mi el deseo de volver a escribir más acerca de algunos detalles importantes, vitales para quienes pasamos momentos de temor a consecuencia del terrorismo que nos amenazó.
Para quienes aún no han leído la novela de Padura, debo decirles que la historia trata de las peripecias que vivió Leon Trotsky, luego que fuera deportado y viviera huyendo de las garras del sátrapa ruso, José Stalin. La orden en su contra ya estaba decretada y se esperaba el momento propicio para ejecutarla. La novela también trata de cómo se reclutó y entrenó a quien luego sería el asesino, Ramón Mercader.
Como recuerdan, Trotsky fue asesinado por un joven español sin contacto aparente con el poder de Moscú. Al ser apresado, Mercader negó en todo momento ser un sicario de Stalin. Sin embargo, al termino de su condena, se fue a vivir a la Unión Soviética y pasó una temporada en La Habana, Cuba.
Los detalles del 'lavado de cerebro' de este joven, quien pasó de ser un despechado enamorado, a un frío asesino, fueron muy bien contados por Padura, y fue también lo que más me interesó en esa historia.
Cuando leí la novela pensé en muchos jovenes peruanos que murieron abrazando la causa extremista del grupo maoísta Sendero Luminoso. En esos jóvenes que rendían pleitesía a un líder fantoche y cobarde llamado Abimael Guzmán. Cuando fue apresado no levantó un dedo para defenderse. Junto a él cayeron cuatro mujeres, entre ellas una joven muy bonita, bailarina de ballet, que usaba las clases de ballet en una casa de dos plantas, como fachada para esconder a su cabecilla.
La joven se llama Maritza Garrido Lecca y purga prisión por terrorismo, aunque se comenta que esta ad portas de salir en libertad. Ella viene de una familia acomodada, tiene estudios universitarios y era entonces una buena promesa de la danza clásica, hasta que la apresaron junto a su líder.
Estuve en la presentación del cabecilla senderista ante la prensa y en esa oportunidad se presentó también a la joven bailarina. Aún los recuerdo con sus trajes a rayas, el cabecilla estuvo dando una arenga a sus seguidores, sin más argumentos que el de una guerra fratricida. Nada interesante, simple repetición de muletillas políticas aprendidas en una de sus estancias en China, renovadas en algo por el devenir de los años. No se le podía oír bien. Muchos periodistas tuvieron aquel día un comportamiento extraño, pues se pusieron a su nivel y comenzaron a gritarle una serie de improperios.
Antes, cuando la bailarina fue presentada hubo más calma y ella lanzó sus consignas partidarias de viejo y cansado uso. Qué nos iba a poder decir una joven, sin duda confundida por lo que ocurría y también asustada al verse como estoy seguro se vio.
Abimael, sabía algo de su historia y desde que supe lo que trataba de esconder me dio lástima. Ahora viejo usaba una máscara de líder, muy bien camuflada con una barba descuidada y unos anteojos de intelectual, detrás brillaban esos ojos llenos de ira, acostumbrado sólo a leer lo que le daba la razón, lo que le servía para su siniestro bienestar. Claro, él se había creado el mito de que 'era el hombre predestinado para cambiar el orden de la sociedad peruana'. Se mentía, si no podía ni con él mismo, tenía sus explosiones internas que afloraban a su piel en algunas oportunidades. No esperaba gran cosa de este tipo.
Mi curiosidad se dirigió entonces a tratar de armar la historia de la muchacha. ¿Por qué sufría? Por qué habia cambiado su 'rollo interno' y se creía una pieza importante dentro de un grupo asesino? ¿Qué demonios le habían hecho para ponerla a gritar como una fiera? ¿Qué le daba ese coraje? ¿Cómo habían hecho ese trabajo para sacarla de su mundo 'bien' y ponerla a defender una causa de muerte? Estas fueron mis preguntas de entonces y mis preguntas puede que se vayan incrementando con el paso de los años.
Leí mucho acerca de Sendero Luminoso. ¿Cómo no hacerlo? Todos los días nos manchaban las informaciones de sangre, matando inocentes, jóvenes soldados, simples policías de servicio. Las mujeres senderistas dando el tiro de gracia a los caídos. Sabíamos que el papel de las mujeres fue tremendo para que SL se mantuviera vigente y tuviera a los peruanos al borde del abismo y lo que es igual de horrendo, los peruanos aceptamos lo que luego -desde la orilla legal- otro dictador hizo. Este dictador legitimado usando como bandera de lucha 'la defensa de la democracia' ordenó que se les jugara a los terroristas con sus propias armas sucias, pero lo peor es que luego cuando se le pidió que se reafirmara en sus órdenes, lo negó y cargó con todo el peso de dicha guerra sucia a los militares que lo habían acompañado. Se trató de limpiar, huyó y lo pescaron. Es otra historia fea.
Las mujeres al interior de SL actuaban de manera maternal con sus camaradas senderistas. Si alguno fallaba lo alentaban a no desmayar, al principio. Una vez que los convencían, exigían ejecutar las órdenes del partido, porque las mismas eran 'infalibles', a su decir. Nadie podía discrepar, discrepancia significaba estar a favor del otro, del que combatían. Las mujeres podían actuar de manera muy complaciente con sus compañeros para paliar la tensión de su lucha (estoy siendo eufemista).
Leí incluso libros de algunos analistas militares que decían que una mujer cumple un buen rol en la guerra porque se les cambia el bebe que anhelan por las armas y al cuidar esas armas se abocan simbólicamente a cuidar a sus 'vástagos'.
Con toda esta información y tranquilo de tener a los pocos senderistas rodeados hoy en el Valle del Mantaro, en la enmarañada selva peruana, llegó a mis manos la novela de Padura. En “El hombre que amaba a los perros”, el escritor aborda también el papel que jugaron las mujeres durante la guerra civil española. Como recuerdan, los rusos fueron a apoyar a los republicanos en su lucha contra los fascistas de Franco (Ahora se sabe que a los rusos poco les importó España, lo que Stalin deseaba era usar a los ibéricos en sus tratos con Hitler para salvar a Rusia de una invasión. Antes, Stalin saqueó España y la dejo perdida a su suerte). ¿España recibía lo que nos hizo hace 500 años?
Los rusos que llegaban a Madrid o a las otras ciudades españolas se involucraban con los comunistas que encontraban en la república y estos comunistas se mostraban más afectos al sátrapa que los propios soviéticos. Padura dice: 'había gente que se unía a los rusos, liquidaban a quienes quisieran sin orden de Moscú, porque siendo despiadados se creían dignos de ser revolucionarios'.
Estos comunistas españoles mataban republicanos que trataban de salvar España sólo para satisfacer aquello que creían gustaría a Stalin. Todo lo que ordenaba el dictador estaba bien y había que aceptar esas órdenes aunque todos murieran por la misma.
Cambien el nombre de Stalin por Guzmán y comenzarán a encontrar respuestas. La ficción dando ayuda a la realidad.
En ese grupo de españoles que creían en los soviéticos y su líder, estaba Caridad del Río, madre de Ramón Mercader, luego asesino de Trosky.
Era una mujer que odiaba todo lo que tuviera que ver con su pasado de mujer rica. Lo habia perdido todo, pero eso fue el inicio. ¿En qué momento es que se habia quebrado del todo? En la ficción esta la respuesta y les sugiero leer la novela para que encuentren el porque. No voy a hacer paralelos con la bailarina, de quien no sé más. La bailarina fue amada, claro, era hermosa, pero renunció a eso y dejó al novio que la adoraba para enrolarse en una guerra. ¿Quería verse desde su ángulo engañoso más consecuente con la causa de quienes sufren? ¿De quienes sufren?
Caridad del Río alimentó el odio de sus hijos. Ramón tenía un perro al que adoraba desde que era un niño, cuando se une a la causa comunista de Moscú, la madre le pide que cumpla con su primera orden, matar a ese perro. El obedece.
Ella tiene una frase que duele: 'mi odio nunca me permitirá trabajar para construir la nueva sociedad. Pero es la mejor arma para destruir esta sociedad, por eso he convertido a todos ustedes, mis hijos, en lo que son: los hijos del odio'.
Ramón entra al partido comunista y es el amante ruso de su madre quien comienza su entrenamiento brutal. Se convierte en una máquina obediente y despiadada. Capaz de morir por la causa. Al fallar, es capaz de explotar su odio y no ser compasivo.
“Tú no puedes imaginarte de que es capaz un hombre, de lo que puede hacer el odio y el rencor cuando lo han alimentado bien. El odio se convierte en una enfermedad que no se puede parar”, escribe Padura.
A Ramón le cambian de nombre para borrarle parte de su pasado, lo van preparando así para su 'gran tarea'. El lo ignora totalmente.
El amante de su madre le dice: 'tú no piensas, sólo obedeces; tú no actuas, sólo ejecutas; tú no decides, sólo cumples; tú vas a ser mi mano en el cuello del traidor (así le decían entonces a Trosky) y mi voz va a ser la del camarada Stalin y Stalin piensa en todos nosotros'.
“La más burda de las mentiras, dicha una y otra vez sin que nadie la refute, termina por convertirse en una verdad”.
Pasan unos años, Ramón es adiestrado en todo, su francés es excelente y se hace pasar por belga. Vive en Paris, se enamora de una troskista y los rusos alimentan eso, él sigue ciego, ignorante.
Hasta que Ramón llega a Mexico, se hace pasar por un hombre de negocios y cumple la orden por la que lo habían preparado. Muchos años después de purgar condena por el asesinato de Trotsky se reúne con el ex amante de su madre en Moscú, quien le dice: 'el plan era que tú mataras a Trotsky y que los guardaespaldas te mataran a ti, así es como debió ocurrir. Así todo iba a ser más fácil. Así lo había pedido Stalin. El no quería que quedara ningún cabo suelto. Tu vida le importaba un carajo. Pero Trotsky te salvó.
Creo que quienes vivimos acosados por el terror comprendemos mejor a Padura. El vive ahora en Cuba. La isla pugna por salir del yugo de los Castro, quienes han usado el marxismo como ideología, como una forma de falsa conciencia, quienes han empujado a un país hasta el borde del abismo, sólo para beneficiarse de esos intereses, ellos han creado una nueva clase dominante. 'Lo que tú tienes lo quiere para mi', es lo que pensaron antes de lanzarse a derribar a Batista. No lo recuerdan.
Bueno, cambiemos los papeles, Abimael no deseaba morir, tal vez quería que quienes lo rodeaban hubiesen ofrendado sus vidas por él, cuando cayó como palomita (Fujimori lo quería muerto). Los valientes hombres del GEIN, con Miyashiro y Jiménez a la cabeza, le salvaron la vida. Esos oficiales y sus policías fueron los héroes. El Perú comenzó a despertar tras la pesadilla.
Ojalá esos jóvenes usados como objetos por el odio, recapaciten. Aún hay algunos en el Valle del Mantaro, en las cárceles de Lima. Ojalá vean su odio y sufrimiento y no lo quieran regar. Recuerden, el odio es una enfermedad que no se puede detener cuando sale a correr. Se lleva de encuentro todo lo que hay en el camino.

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