Monday, May 27, 2013

Cuba y "El hombre que amaba a los perros"

La novela de Leonardo Padura tiene de todo para atrapar a los lectores, es la historia de un periodista cubano que por los avatares de la vida y el celo de quienes odian el talento ajeno, termina convirtiéndose en veterinario, habla de la persecusión y muerte de Trosky y de cómo el español Ramón Mercader se convirtió en asesino del otrora líder de la revolución rusa, a quien asesinó en México por encargo del sátrapa José Stalin.
Siendo Trotski un líder que tuvo también que ver con la muerte de muchos de sus compatriotas durante la revolución de 1917, a lo largo de las páginas de 'El hombre que amaba a los perros', uno llega a conmoverse de su muerte, porque Padura dibuja al personaje como un ser humano. Es lo que pretendió el escritor y al acabar esas casi 900 páginas te das cuenta que lo ha logrado.
Se ha escrito ya mucho acerca de esa persecusión de León Davidovich Bronstein, Trotski, y de cómo Padura trató el tema en su novela, y lo que diga al respecto, quizás no sea mucho. De lo que deseo hablar aquí es de la brillante crítica que Padura hace de Cuba actual, luego de la caída del 'imperio; comunista de Moscú. El talento de Padura es sútil, sútil para burlar la censura del gobierno cubano de los hermanos Castro y mostranos el panorama trágico que camina y se acerca a la isla.
Creo que el escritor con todas las posibilidades de emigrar y vivir fuera con el valor de sus escritos, ha decidido quedarse en la isla -pienso- para ser el testigo presencial de lo que podría ser el final de una dictadura. Padura la quiere vivir más. Será un hecho histórico, sin duda, y quien mejor que él para mostrarla al mundo.
Después de la caída de la Union Soviética, en 1994, Cuba se sumió en una crisis tremenda, que lo empujó hasta el fondo de un hoyo, desde donde, hoy, pugna por salir. Ha logrado estirar el cuello, gracias a su gente y -sin duda- Padura esta entre ellos.
En la novela, Padura critica la sociedad cubana poniéndose en los pies del periodista y joven escritor a quien llama Iván. Ese egresado de la universidad gana un concurso de cuento y se destaca como una joven promesa de la literatura cubana, pero para 'ponerlo en su lugar' y evitar que se suba a la estratósfera, los que deciden en Cuba, sólo ellos optan por enviarlo a un pueblito donde debe reemplazar a un periodista que ya no ve la hora de marcharse. Es ahí donde tendrá que editar, casi sin recursos, una revista de veterianaria.
Iván se vuelve un alcohólico y decide dejar un poco de lado su talento. Tras ser enviado a un hospital para recuperarse y superar su alcoholismo, vuelve a La Habana.
La vida en Cuba es difícil, se cuenta las grandes intolerancias que existen, no sólo se condena el talento que te puede llevar a la cumbre, se castiga(ba) la homosexualidad y no se le da acceso a los cubanos a la información. Dice Padura que bastó con mover dos ladrillos para que la ex Union Soviética se derrumbara: un acceso mínimo a la información y una leve pero decisiva perdida del miedo.
Hay muchos que sin duda seguirán soñando con la revolución, pero una cosa es tenerla como utopía y otra vivirla como la vivieron los soviéticos durante las dinastias de Stalin y de quienes siguieron. En Cuba es o era casi lo mismo en los años anteriores. Si Stalin casi mata de hambre a todos sus compatriotas, Castro casi hace lo mismo. El personaje de la novela de Padura cuenta que para alimentarse tenían que tomar café de granos mezclados y un poco de pescado revuelto con cáscaras de plátano hervido. La falta de transporte hacía que Iván se trasladara a su trabajo diez kilómetros de ida y diez kilometros de vuelta, cosa que lo hizo ver tan flaco como se podrán imaginar, pero su mujer, a quien había conocido cuando haciendo de veterinario pudo operar y salvar a su perro, terminó muriendo con una enfermedad que de osteoporosis llegó a afectarle hasta los pulmones.
Cuando Iván llega también a convertirse en veterinario, ayuda a sus vecinos, quienes burlando las disposiciones de gobierno se dan maña para criar un cerdito en la pequeña parte posterior de sus casas. A esos animales hay que curar a cambio de un poco de comida que servirá para hacer más llevadera la vida de la esposa que ya se moría de escuálida y pálida. El descalabro se hace evidente y lo que vino fue la muerte, como la muestra Padura. ¿Será una metafórica forma de pensar?
¿Quién puede soportar quedarse en un lugar sin alimentos? Los cubanos en gran número decidieron lanzarse a la aventura, como sea, como el hermano del periodista escritor de la novela, que al estar estudiando medicina y descubrirse(le) un romance homosexual con su profesor, termina lanzando al mar y perdiéndose ahí para siempre. Es lo que cada cubano tiene que contar, algun amigo o conocido a tratado de largarse de ese 'infierno' y sino llega a Miami, se ha quedado varado en México, que por cierto no representan ningún paraíso.
Es lo mismo que se pregunta Trotski, al hablar con André Breton, antes de firmar el Manifiesto del Arte, donde se dice que 'todo, todo esta permitido en el arte'. El exiliado dice: 'Ya quisiera ver a quienes alaban a la revolución soviética viviendo en un cuarto, con poca calefacción en el invierno ruso, un refrigerador vacio, con tarjetas de alimentación que no alcanza y con mucho miedo. ¿Tiene una revolución el derecho de hacer esto? ¿El pueblo no puede hacer lo contrario? Se acaba con una clase dominante floja y se levanta otra, sumisa y también floja que, además, se convierte en una nueva casta privilegiada. ¿Hay derecho para eso?
Trotski se vuelve en un pensador gracias a su salida de la URSS. Desde el exilio cuestiona la dictadura de Stalin. Pero ¿qué hubiese pasado sí en vez de estar muriéndose de miedo y temblando de fiebre hubiese decidido enfrentar al georgiano y ganarle la dirección de su pueblo? Stalin ganó, porque fue más astuto y aprovechó una oportunidad ¿quién iba a pensarlo?. Tal vez eso es lo que molestaba a Trotski, verse también menos que Stalin en algún sentido (Padura no lo trata), pero sabemos que la psicología humana es compleja.
Stalin odiaba la gran inteligencia de todos y la de Trotski estaba en primer lugar, por eso lo persigue, porque ve en él al único que le podía hacer(le) sombra, pero ¿qué de Trotski, hasta donde llegaba su osadía? Ambos representan fuerzas que se atraían, pero para destruirse. Mañana tarde o temprano ganaría el más perverso. Y en la novela, Padura casi sin mostrarlo -como personaje real- hace ver a Stalin como una escoria, lo peor de la especie humana y para hacerlo se vale de Trotski, quien resulta reinvidicado.
Su novela es una buena excusa para exigir libertad de información. Cuenta Padura que ni en Cuba se podia encontrar los libros del exiliado. Habian los que hablaban mal y despotricaban de Trotsi haciéndolo ver como un renegado. Pero sus libros eran algo asi como material subversivo en La Habana. Suena gracioso todo eso, la revolución que pregona libertad, la niega. Eso le disgusta a Padura, que aboga por una amplia libertad de información.
Iván, el personaje de la novela de “El hombre que amaba a los perros', un día se encuentra con un extraño en la playa, quien tenia dos borzoi, eso perros hermosos que eran de la aristocracia zarista y que también Trostki llevó al exilio, sin saber que se encontraba con Ramón Mercader, el sicario, quien tras salir de la prisión de México, llegó a La Habana. Casi nadie lo sabía en la isla y es lo que descubre Padura al meterse a indagar en su novela. El asesino de Trotski había estado en Cuba, hasta su muerte.
No quiero dejar pasar la oportunidad, deseo hablar de la relación de Ramón Mercader con su madre. Caridad del Rio quien fue una aristocrática española, nacida en Cuba, que tras perderlo todo se convirtió al comunismo por odio. Odio que transmitió a algunos de sus hijos. A quienes -por cierto- destruyó. Pensó vengarse de todos y la vida le terminó dando un golpe tremendo en la nariz y en lo más profundo de su consciencia, si la tenía.

Ramón Mercader debía morir tras golpear en la cabeza a Trotski con un piolet o pequeño pico de alpinista, es lo que deseaba Stalin, pero el exiliado le salvó la vida, pidiendo a sus guardaespaldas -en su agonía- que no acabaran con él, que lo apresaran y lo hicieran hablar para descubir y contar la verdad.  

Wednesday, May 22, 2013

Maya Angelou, bendecida.


La radio suele estar prendida al costado de mi mesa de trabajo. La mayor parte del tiempo el dial esta justo donde se dan las noticias. Mientras estoy ocupado le presto poca atención, pero hay momentos que paro los orejas como si fueran antenas receptoras. Necesito estar atento para entender el inglés, no es mi lengua materna y la mayoría de las veces tengo que poner más de un sentido, de lo contrario es sólo un ruido que hace compañía.
La poetisa estadounidense Maya Angelou era la invitada en un programa muy sintonizado para hablar de su nuevo libro de memorias: Mom and me and Mom. Su voz llenaba el ambiente, deseaba escucharla, pero andaba corriendo con los encargos. De pronto, casi al final se abrieron los teléfonos y la gente que llamaba podía preguntar o sencillamente opinar. Era tiempo de tomarme un descanso, sentarme a trabajar en algo que no tenía la urgencia del día. Entonces, alguien le dijo, vía telefono, que cuando escuchaban tan sólo su nombre, daban vivas. Maya Angelou agradeció.
Vaya, que lindo, pensé. Que alguien que no conozcas te haga semejante cumplido tiene que ser por algo. 'Agradezco a Maya por ser quien es', fueron las palabras iniciales que escuché. Creo que en ese momento decidí sentarme y oír un poco más. Lamentablemente siguió poco, pues la invitada llevaba una hora en el programa y la entrevista llegaba a su final.
Comenté lo que había oído con quienes estaban a mi lado, trabajando en sus respectivos sitios, y conté que el primer poema que leí en ingles, al llegar a este país, fue uno que ella escribió. En realidad la profesora que me enseñaba inglés fue la encargada de leerlo en voz alta, mientras nosotros leíamos en silencio el papel que nos había entregado. El poema me pareció sencillo, pero muy profundo, en pocas palabras, me gustó. Hablaba Maya de su condición de mujer de descendencia africana.
Luego, quienes compartían mi trabajo me contaron algunos detalles adicionales de la entrevista y la discusión que tuvieron se centró en quién había matado al desalmado que la violó cuando era apenas una niña de siete años.
Me sorprendió lo que oí entonces, por una razón, a mí no me importaba mucho quién había acabado con la vida del violador, mi interés se centró en cómo una mujer que había sufrido semejante maltrato pudiera sonar tan divina. En la voz de Maya Angelou no encuentras rencor, revancha o fastidio, ella disfruta lo que hace y transmite todo eso.
'Mom and me and Mom', repeti varias veces. Entonces decidí dos cosas, que al llegar a casa buscaría en internet la entrevista a Maya Angelou y leería sus memorias. Precisamente, antes de ir a casa, pasé por la biblioteca del pueblo donde vivo y ahí en un rincón especial -a primera mano- estaba el libro. Tan sólo me lo daban por siete días, pues se esperaba una gran demanda de lectores. No me amilané, sino que más bien me di ánimo, 'en una semana lo acabo'.
El libro de tapa dura es sencillo y lo puedes leer en una sentada. Además, tiene algo de Maya: te atrapa de inmediato. Con el libro puedes llorar o reír. No lo leí de una sentada, lo leí también en el tren y no sé, ni me importa, sí la gente volteaba a verme cuando reía sentado en un rincón de uno de los vagones. Lo acabé en el asiento del auto de un amigo y ahí sí evité soltar algunas lágrimas cuando Vivian Baxter, la madre de Maya Angelou, deja este mundo.
Con una madre tan vital, la hija tenía que ser como Maya, pese a todo el drama que vivió. Muda por muchos años, porque pensaba que al contar su drama de la violación había contribuido a la muerte del canalla. Cuando alcanzó su voz, la elevó con humildad, sabiduría y bondad.
Cuando Maya tenía apenas tres años sus padres se separaron. Ella, junto a su hermano mayor de cinco, Bailey, fueron enviados desde California a un pueblito de Arkansas donde los esperó su abuela paterna. Los pusieron en el tren con apenas una nota y para buena suerte no se extraviaron.
La abuela, habiendo sido hija de esclavos, fue un mujer de gran sabiduría. Ella motivo a su nieta a leer cuanto libro llegara a sus manos, allí Maya cuenta que empezó su gran amor hacia la poesía, 'la podía sentir', dice. 'Nunca mi abuela me besó, pero me dio mucho amor y una gran delicadesa', agrega.
A los trece años, Maya y su hermano volvieron a San Francisco para reunirse y vivir con su madre. Y comenzaron los cuestionamientos, acerca del por qué ella los había abandonado. La madre no eludió a sus hijos y les dijo que cuando eran muy chicos, ella no estaba preparada para asumir el reto de ser madre.
'Eso es verdad', dice Maya, 'pero lo que hizo, con el tiempo lo descubrí, fue un acto de amor'. Mientras tanto, la madre dirigía una casa de juego, estudiaba enfermería y se dedicaba a ayudar a quien se lo pidiera.
A los quince, Maya comenzó a salir con amigos y una noche regresó a las dos de la madrugada. Su madre la esperó y la golpeó de tal manera que casi le desfigura la cara con las llaves que tenía en la mano. Al día siguiente, Vivian le pidio perdón a su hija, la había golpeado porque tenía miedo que se volviera a repetir aquello que había ocurrido cuando Maya era una niña.
Maya no se tenía confianza y pensaba que por ser tan alta y sin muchos atributos físicos, los hombres no se fijarían en ella, así que a los 17 buscó a un muchacho que le había insinuado algo y resultó embarazada. De ese unión -para ella nada interesante- nació su hijo Guy. Luego con el niño en brazos salió de la casa materna para ir a vivir sola en un apartamento. Su madre con quien ya había comenzado a hacer las paces y de quien reconoció su gran fuerza, bondad e inteligencia, le dijo: 'sales de esta casa conociendo que es correcto e incorrecto, espero que hagas lo correcto'.
Fueron años duros, el niño comenzó con ciertas alergías que Maya descubrió se trataban más de una demanda de cariño y eso hizo, cambió y se entregó más a su hijo. Gracias a su madre, quien le hizo un préstamo, se dio algo de respiro y buscó un trabajo mejor remunerado.
Luego conoció a su esposo, un hombre blanco de ascendencia griega con quien estuvo casada por algunos años y de quien tras el divorcio, decidio conservar el apellido. El marido era ateo y odiaba que Maya bailara.
Luego Maya cuenta que conoció a un novio que había tratado de ser un boxeador profesional, que tras perder dos dedos de la mano, desistió de su propósito. Mark era su nombre, le propino una paliza que casi termina con su vida, felizmente su madre la rescató antes que el individio volviera a enloquecer y le tratara de rebanar la garganta con una cuchilla de afeitar.
En el trayecto de su vida, Maya tuvo a su madre como sostén y consejera y se desarrolló entre ellas una dependencia como de planta con la lluvia o de planta con el sol, como deseen. Cuando la madre enfermó de cáncer al pulmón, Maya decidió que Lady B, asi la llamaba, tuviera una muerte maravillosa y en paz. Maya ya era famosa y tenía dinero, por lo que pudo recibirla en su casa, pintarle el cuarto del color que le gustaba, poner las fotos más conmemorativas y felices y contratar a tres enfermeras que se encargaran sólo de sostenerle la mano mientras ella realizaba sus tareas fuera de casa, al volver ella -como hija- tomaba la mano de su madre y le platicaba.
Maya había llegado a amar y perdonar a su madre. Ella superó el abandono incial porque vio la situación de una manera positiva, no así su hermano, quien cayó en las garras de la droga hasta el final de sus días. Para Maya Angelou su hermano estaba enamorado de su madre y no soportaba verla amando a su padrastro.
Cuando terminé de leer el libro, oí la entrevista completa. “Creo que la bendicion de tu abuela caló en lo más profundo de tu ser”, le dijo la entrevistadora al despedir a Maya del programa.

Sunday, May 19, 2013

El universo en un tambor de hojalata.


¿Por qué he visto 'El Tambor de hojalata' muchas veces? ¿Por qué cada vez que la exhibían en un cine club -el Raimondi, por ejemplo- me zambullía como ese tipo pirómano debajo de las faldas de esa mujer en el campo de papas y a su estilo 'sembraba' vida? ¿Por qué ese pequeño universo metido en la película (otro universo) me apasionaba?
Por un sin número de razones sin duda.
Hoy volví a ver el film y más todavia, hoy he visto la entrevista al director Volker Schlondorff quien con su humor, su sapiencia y sus explicaciones me permitió responder a los porque iniciales.
Como recuerdan, la película 'El tambor de hojalata' es una adaptación de la novela escrita por el premio Nobel alemán, Gunter Grass. Fue publicada en 1959 y debió esperar hasta 1979 para ser llevada a las pantallas. Es una historia extraña, si me permiten usar el epíteto, algo macabra e infantil. Es una novela surrealista, erótica y una sátira de la época histórica que vivió Alemania bajo el yugo nazi de Hitler.
Schlondorff conocia la historia, había leído la novela, pero no tenía ni idea de cómo adaptarla.
Es la historia de Oscar, un niño nacido en Alemania en 1924 y dotado de una gran inteligencia. Fastidiado con la hipocresía de los adultos y la irresponsabilidad de la sociedad, se niega a crecer al cumplir los 3 años. Ante el caos que lo subyuga, Oscar se refugia en su tambor y descubre que tiene un agudo chillido capaz de romper cualquier cristal que le pongan por delante.
“La única imagen que tenía presente en mi cabeza es la que ocurre en la playa, cuando Oscar ve desnuda a la joven María y al verla se deslumbra, descubriendo entonces la sensualidad femenina. El libro tiene conmigo una relación biográfica, mi visión de niño”, dice el director.
La historia tiene como protagonista a un niño, el mismo niño que todos llevamos dentro y que se niega a crecer y asumir responsabilidades.
El tambor de Hojalata ganó el festival de Cannes y el Oscar a mejor película extranjera en 1979.
Schlondorff dice que para mostrar ese mundo tuvimos que ponerme en los zapatos de Oscar y desde la óptica de niño mostrar todo lo que él veía. Era un mundo lleno de edificios sorprendentes y el diseñador Ken Adam se encargó de darle esa magia.
Para comenzar la pelicula necesitabamos una imagen que atrapara. Para mi el primer shot es algo así como abrir la puerta para mostrar el cuarto acogedor a donde debemos entrar, comenta Sholondorff. Si abriamos la pelicula con algo bueno, deberiamos seguir con algo mejor, dando y dando cada vez más. Es como las primeras notas de un buen tema musical que te van llevando hasta el final y no te das cuenta que has caído atrapado.
Las escenas tenían ciertas llaves que nos encaminaron. Comenzamos con el campo de papas, el nacimiento de Oscar, la cabeza del caballo, el cuarto donde se cambian quienes van a la playa, el circo, por citar algunos. En la historia no hay una progresión dramática, hay una progresión histórica. Los nazis aparecen cuando Oscar nace, cuando Oscar va al colegio se va gestando el nazismo, cuando Oscar es un adolescente, Hitler llega al poder, Oscar se enamora y los aliados llegan a Normandía.
Estos elementos no se dicen de manera abierta, van por dentro de la historia (como la guilla por donde se mece y avanza un barco). En la pelicula, sin embargo, no hay que seguir lo histórico, sino los avatares del personaje central, Oscar. Hasta que llegamos a Polonia al final de la guerra cuando ese grupo de soldados soviéticos irrumpe y viola a las mujeres que encuentra a su paso. (Hay un film que puede servir para ver este episodio triste y brutal, se titula “Las mujeres de Berlin”).
Oscar es un fascista al extremo, lo extremo de Hitler, quiere estar por encima del cabecilla nazi (las imágenes del mitin, donde tras pisar mierda avanza y llega a destruir las marchas políticas y hace que todos se dediquen a bailar el Danubio azul, muestran ese detalle), incluso desea ser el hijo de la virgen María (hay una imagen en la que se ve al chico, dándole su tambor al pequeño Jesus y se ve muy fastiado).
Hay que recordar que Hitler al inicio fue llamado el tamborilero, el que usaba la propaganda, la radio, hablaba y convencia., rememora el director.
La pelicula muestra la derrota del protagonista, Oscar es un perdedor. Quien se queda en Alemania es la madre tierra representada por la mujer del campo de papas, vieja tras el paso de la guerra. La novela da para más, pero en el film había que suscribirse sólo a esa época.
Gunter Grass nos precisó que había que poner atención en los objetos, la cabeza del caballo es uno de esos objetos. La voz en off es también importante, Oscar nos cuenta un cuento para ninos, es la historia que quiere contar para que no lo miremos completo.
El cineasta cuenta el gran temor que sintió al pensar ¿como encontrar a un actor que interpretara a Oscar? Le dijeron que el actor Heinz Bennent tenía un hijo de once años. En el casting y siguiendo al niño, fotografiándolo mientras hacía ciertas cosas, se dieron cuenta de lo que tenían entre manos, un niño viejo, sabio, que disfrutaba con todo lo que tenía a su alrededor. Schlondorff dice que sí ahora tuviera que filmar la película no podría encontrar a nadie como ese pequeño actor, fue una casualidad milagrosa dar con el, una gracía divina.
El niño habia nacido en Suiza, un 9 de setiembre de 1966, de padres alemanes, su padre también actuó en la película.
Gracias a sus colaboradores, el director descubrió que en cada acto o escena los actores tienen que ser inmensos. Esos pequeños momentos deben ser llenados por su personalidad. Es lo que llama 'reforzar los bordes'. En solo un par de minutos hay que impresionar a la audiencia. Por ejemplo, en la tienda de juguetes, el vendedor judío aparece muy poco, hasta que se suicida, es el primero en morir en la historia, pero no es el judio quien muere, es el gran actor Charles Aznavour quien es la primera victima.
En la pelicula todos deben interactuar, la atracción debe ir al interior de la historia. Hay actores y actrices que no pegan. La atracción tiene que ser el elemento que la cámara descubra. Ellos no necesitan besarse, la audiencia tiene que sentir eso. Cuando filmé la escena del hotel entre los actores que representaban ser primos y padres de Oscar, descubrí que había una afinidad anterior que ellos tenían. Eso es vital. Cada uno tenía su vida personal, el actor estaba casado con otra mujer, pero al interactuar con Agnes habia algo que los hacia amantes perfectos.
Oscar tiene sus momentos también, y lo vemos cuando decide ser adulto y actuar como tal. En el circo donde comenta sus cualidades, el pequeno sostiene un dialogo con Bebra, el enano director, donde se muestra muy lúcido. Ahí aparece también una figura sorprendente, Rosa, la pequeña. El actor que interpreta a Bebra dijo que nunca había visto una mujer tan bella y de esa dimensión. Lo que para el director es el universo dentro de ese universo.
El film se hizo en varias locaciones, pero más en la ex Yugoslavia porque resultaba más barata ahí y no había censura de ningún tipo.
Allí el director descubrió a Branko Lustig quien se convirtió en su primer colaborador, El era mi censor, mi criterio en el set, dice el director. (El caso de Lustig es excepcional, había estado en Polonia en el mismo tiempo que el personaje de Oscar y su padre jan Broski se enfrentan a los nazis. Lustig fue llevado a Auschwitz a los 13 años y de ahí fue liberado por los aliados. Tras su trabajo en 'El Tambor de hojalata' viajó a los Estados Unidos y se convirtió en productor, con 'La lista de Schindler' logró su preciada estatuilla).
Schlondorff cuenta que mirando los objetos de la época de 1930 y 1945, descubrió el color que necesitaba para el film, los juguetes de plomo x ejemplo. Esa deberia ser la paleta de colores para usar en el film. No es que las imágenes parezcan lavadas, es un asunto histórico, precisa el director.
En una película, siendo un trabajo en equipo, todos aportan. El camarógrafo por ejemplo sugirió usar cierto ángulo de la cámara para simular la caída de Oscar cuando decide no crecer más.
En la película no hay nada sofisticado, todo lo vemos con los ojos de Oscar, hay que mirar el trabajo como sí fuera un libro para niños. Pensar en una cámara primitiva es una idea genial.
Los detalles de los vidrios que se rompían con la voz estridente y chillona de Oscar fue sencilla, cuando él abría la boca para chillar, alguien estaba listo para disparar al punto fijado por el actor, sea este un faro en plena calle, los focos del circo o ciertos objetos como el recipiente desde donde cae un feto guardado en formol. Se hizo un trabajo más sofisticado con los cristales de la iglesia, pues se usaron pequeños detonadores en los cristales y se usó una muneca que suplantó a la profesora. Alguien creo un disparador que desde atrás del cráneo tiró justo cuando Oscar decide enfrentar a la profesora de gruesas gafas.
Hay un detalle que sorprendió al director quien no se explica cómo Gunter Grass usó la figura de la cabeza del caballo para contar esa parte de la historia, por ejemplo. El pescado es un símbolo cristiano y el caballo como una medusa hace pensar a la madre en la monstruosidad de su pecado y en la posibilidad de tener un hijo anormal de nuevo, como el que ya tiene que es fruto de un amor 'indecente', fuera del matrimonio. Para paliar su dolor ella decide comer pescado hasta intoxicarse -supongo- y morir. (Nosotros nos creamos nuestras propias historias y si las cargamos de culpa nos llevan hasta la desaparicion).
Siempre he sostenido que hay que usar lo que esta a tu alcance, señala Schlondorff. Un día filmando unas escenas, se nos presentó un cielo hermoso que iba acompañado de un mar en calma, había mucho encanto en eso, algo poético que teníamos que aprovechar. Creo que cada film encuentra su propia expresión. Eso, también, es lo que hace reconocible el cine de cierto director (algo así como Amarcord de Fellini).
Mucanaima, la película brasilera de 1969, dio la idea del nacimiento de Oscar a quien pusieron cierto maquillaje, le cubrieron el pelo con un gorro del color de la piel y lo filmaron en el útero materno.
El director recuerda con cariño la negativa de la joven actriz a hacer un desnudo. Ella defendió su posición y ellos tuvieron que inventar los 'cortes fílmicos' que se debían hacer. Esta restricción es fundamental al momento de ver las escenas, pues empuja la imaginación y hace más erótica la escena. En el contacto que Oscar hace con el pubis de la actriz no hay contacto directo con el sexo de la joven. Esta escena y una más, donde se ve a Oscar forzando a su padre a embarazar a Maria, hizo que algunos críticos protestaran, acusando al director de pornografía, más todavía se quejaban por haber usado a un niño para eso. Sin duda los cucufatos críticos sólo actuaban en contra de sí mismos, de lo que pensaban o imaginaban, porque el director contó que esas escenas se manejaron con mucha delicadeza. (Vease el caso de la negativa en Oklahoma).
Para musicalizar la película se usaron algunos viejos instrumentos de los pastores alemanes, las que en momentos de tensión subían los tonos. Esas quenas le dieron el suspenso a las partes que lo necesitaban.
La película fue calificada de extraña y se prohibió en Alemania inicialmente, pero con lo que ocurrió en Cannes, al darle el gran premio, hizo posible que el film se popularizara.
El director piensa que cada espectador se identificó con el niño.
El propio Gunter Grass se quedó sorprendido cuando vio el film terminado. El había participado de la filmación apenas un par de días, sugiriendo esto o aquello, cuenta Schlondorff, quien al tener presente al escritor en los escenarios, se sintió intimidado y debió volver a filmar las partes cuando el Nobel se retiró.
Cuando invitaron al director a hacer una nueva versión de la película, se sorprendió de la existencia de algunas escenas retiradas del film para cumplir con las 2 horas 15 minutos que se pedía en Hollywood.
Se editaron entonces las secuencias perdidas, esa por ejemplo cuando los alemanes ordenan disparar a las monjas que han ido a recoger algo en la playa, matándolas con disparos de metralla.
Para salvar las escenas se recurrió también a las voces de los actores, incluso David Bennent (Oscar) que ya esta adulto debió grabar su voz y al ser digitalizada se le puso a la edad que tenia durante la filmación. Para la voz de una de las actrices se usó la voz de una de las hijas que tenía el mismo timbre de la madre.
Hoy gracias a la colección 'The Criterion, podemos ver la version completa del film.
Con Grass, dice el director, aprendí a entender la nobleza del arte. Encontré que podía hacer algunas cosas que podían ser del disgusto de quienes hablan de “la buena educación”. Schlondorff se refiere aquí a esa toma donde el primo lleva y pone los pies entre las piernas de Agnes, quien lo acepta sin reparos. Y todo bajo la atenta mirada de Oscar quien juega debajo de la mesa. Estoy seguro que al momento de filmar esa imagen, Oscar ya no estaba ahí, pero la camara te sugiere esa idea. Había que cuidar al niño, sin duda.


Sunday, May 12, 2013

Mente, cuerpo y espiritu.


Hace algunos días, mi buen amigo Armando García escribió “Dios esta en ti, nunca te abandona”. De inmediato mi respuesta fue: “así es, somos nosotros quienes nos alejamos de Dios”.
Lo que escribí me dejó pensando. ¿Si somos nosotros quienes nos alejamos de Dios, cómo y qué puedo hacer para reecontrarme con El? Pero qué significa Dios para mi? Qué es Dios? Insistí.
Rebusqué en mi mente tratando de dar con la respuesta más acertada y no supe si di o no con la respuesta. Sé que Dios es bondad, amor, paz, alegría, fe, perdón, felicidad, gozo, salud y todas las cosas maravillosas que se nos puedan ocurrir, pero deseaba tener algo que fuera de mi. Deseaba tener algo que me uniera a Dios de manera directa. Algo así como el cordón umbilical del que jalaría cada vez que me desconectara.
Las cosas no se dan de manera casual, comenté con un amigo lo que me tenía abstraído y él -como Armando- apelando a su buen lado cristiano de católico en ejercicio me dijo lo siguiente “Dios es la trinidad: mente, cuerpo y espíritu”.
Por mis meditaciones constantes sé que debo poner en sincronía mi mente y mi cuerpo, cuando no soy consciente de mi cuerpo, mi mente anda divagando y usa a mi cuerpo para llamar la atención. Es fácil notarlo: nos duele aquí, nos pica allá, hay una punzada aquí, un calambre más acullá, en fin. Presten atención a su cuerpo y se darán cuenta que hay algo que anda adolorido o resentido en cada uno de nosotros.
Armonizemos mente y cuerpo y hallaremos cierto alivio. Pasajero, pero alivio al final de todo. Para armonizar mente y cuerpo tenemos a la respiración como instrumento de ayuda. Con paciencia y observación atenta y sin juzgar puedo llegar a cierto lugar placentero. Pero sé que no debo quedarme ahí, debo explorar aún más. Los grandes meditadores no es calma lo que buscan, pues en la calma hay fuerzas escondidas que necesitan explorarse, hay que llegar a ver todo lo que se esconde más allá de la superficie.
Sé también que en nosotros tenemos fuerzas muy grandes que pugnan por ganar, al tratar de llegar a un punto, de calma por ejemplo, casí siempre desarrollamos algún mecanismo que nos ajela de nuestro camino, la pereza se manifiesta en forma de sueno, el miedo se nota con la ansiedad de comer o beber, sin que sea necesario. Presta atención y te darás cuenta que no sólo los olores te pueden sacar del camino que te has trazado para llegar a un lado. Tus pensamientos son los campeones para llevarte hacia otras sendas. Son los demonios que toman diversas formas.
Pero si me voy alejando del punto al que quiero llegar es por una razón, porque quiero explorar algunos caminos adicionales. Pero sé que no he hablado del espíritu. Recordarán ustedes el relato que dice que Dios nos dio algo que escondió en algún lugar, muchos lo buscamos fuera y en esa búsqueda por fuera nos extraviamos. Por eso hay que regresar a nosotros, adentro.
Los momentos mas sorprendentes se presentan también de distinta manera. La madre que de pronto rescata a su bebe de las manos de una fiera, sin importarle ofrendar su propia vida, puede ser un ejemplo. La pérdida del miedo es algo que nos sorprende. Algo de otra dimensión que nos acerca a nosotros mismos puede ser la risa contagiosa de un bebe. Que un ciego compita en una olimpiada y tras estirar la cuerda acierte con la flecha en el blanco, puede ser majestuoso.
Hace poco, en una clase de meditación, el guía nos decía que el hecho de aprender a manejar una bicicleta puede ser divino. Basta mirar a un chico para comprender eso o rebuscar en nuestro pasado. Ahora, el hecho de aprender a manejar un auto sin estar tan atento del tablero de control, los espejos, el timón, puede ser también mágico. La meditación es así al principio, de pronto todo se alinea en una dirección y podemos ir hacía adelante, como una flecha. Pensé, quizás el hecho de revivir esos momentos y volverlos a sentir -ahora- como ocurrieron en la primera oportunidad, sería majestuoso, pero eso es tan difícil, casi siempre imposible. Pero hay que intentarlo.
El espíritu, lo divino, a algunos les espanta este término, pero estoy tratando de usar palabras que me traten de acercar a lo que busco.
¿Qué es lo sublime? ¿Qué es Dios? Alinear en uno solo 'mente cuerpo y espíritu', ¿cómo se logra eso?
No fue fácil llegar a la respuesta, no sé cómo explicarlo con lucidez, pero concluí que Dios para mi personalmente es 'entendimiento y aceptación'.
Al meditar y ver en mi todo lo que ocurre, sea bueno o malo y sin juzgar aquello que pasa por mi mente, se hace evidente en mi cuerpo, en ese momento llego a ser dueño pasajero de algo indescriptible. Mi reencuentro con Dios y lo desconocido, puede ser tan efímero, pero al aceptar eso, sé que me he reencontrado con lo sublime. El entendimiento primordial, primigenio y que se seguirá manifestando hasta el final de nuestros días. Hay que buscarlo. Sé que todos podemos encontrarlo.