Hace unos días se disputó un partido de fútbol muy intenso. Jugaban Barcelona y Chelsea. Ambos equipos trataban de llegar a la final de la Copa Europea de clubes. Cuando se produjo un ataque del equipo inglés, el portero español salió a despejar y cortar el avance, en su salto se llevó de encuentro a su propio defensa y al delantero atacante. Los tres impactaron y cayeron al piso. El defensa hispano, Pique, fue el primero en caer, cayó como un saco de arena y se golpeó la cabeza, el portero y delantero rodaron y quedaron tendidos y muy adoloridos, les costó levantarse. Fueron varios segundos, Pique no se movía. Un compañero suyo corrió hacia el defensa solicitando el ingreso de los paramédicos, en ese rostro se veía preocupación y algo de temor. Pique yacía en el piso sin moverse. Una semana había pasado desde que otro jugador de fútbol había fallecido en pleno encuentro futbolístico. Quienes mirabamos el partido rogamos en ese momento que no pasara nada trágico, deseábamos con todas nuestras fuerzas que Pique reaccionara, la preocupación se veía en todos los rostros, el estadio se quedó en silencio esperando el desenlace, 'vamos piquetón, levantese' decíamos todos, hasta que Pique reaccionó, nuevamente se encendió el Nou Camp, la expextativa terminó. Los gritos de aliento se volvieron a hacer más fuertes.
Todo lo que he descrito aquí es lo que se conoce como compasión. Un sentimiento que una persona tiene cuando ve el sufrimiento del otro y es un deseo intenso de acabar con ese sufrimiento.
En los últimos años se han realizado estudios que sustentan la idea que desarrollando compasión y altruismo se logra un positivo impacto en nuestra salud física y emocional.
En un conocido estudio de la Universidad de Harvard se mostró a un grupo de estudiantes un documental acerca del trabajo de la Madre Teresa en Calcuta. Ella trabajaba cuidando a los enfermos y a los pobres de esa parte del mundo. Los estudiantes dijeron que las imágenes produjo en ellos un sentimiento de compasión. Después los expertos chequearon la saliva de los estudiantes y se encontró que habían aumentado la inmuno glubolina A, un anticuerpo que ayuda a luchar contra las infecciones respiratorias. En otro estudio de la Universidad de Michigan, los investigadores descubrieron que el trabajo voluntario incrementa la expectativa de vivir, pues estimula nuestra vitalidad.
En suma, los efectos beneficiosos de la salud física contribuyen a una mejor salud emocional. Los estudios han mostrado que el hecho de ayudar a otros puede inducir a sentir felicidad, mente calmada y menos depresión. No sólo necesitamos experimentos científicos para confirmar los beneficios de la compasión.
Joseph, un contratista de edificios de 60 años, quien se convirtió en el primer contratista de Arizona, sirve para ilustrarnos los beneficios de la compasión.
Por muchos años, Joseph fue lo que llamamos un multimillonario, hasta que llegó el descalabro de la industria de la construcción. Joseph perdió todo y se declaró en bancarrota. Sus problemas económicos aceleraron el rompimiento de su matrimonio y terminó en divorcio después de 25 años de casado. El hecho de verse en esta situación estimuló su abuso del alcohol, hasta que felizmente encontró ayuda en la AAA y se convirtrio luego en ayudante del grupo. Joseph descubrió que disfrutaba de su papel ayudando a otros alcohólicos a dejar el vicio. Luego el uso sus conocimientos económicos para ayudar a varios grupos de trabajo voluntario. Ahora Joseph dice: 'tengo un negocio modesto, pero me he dado cuenta que nunca he sido más rico que ahora. La cosa divertida de todo esto es que no necesito mucho dinero, hoy prefiero gastar mi tiempo ayudando de manera voluntaria, trabajando directamente con gente, ayudando a todos ellos ha hacer lo mejor que puedan. Soy mas feliz ahora que en la época que hacía muchísimo dinero. Hoy soy más feliz de lo que he sido nunca en mi vida'.
Meditando con compasión.
Para generar compasión, uno comienza por reconocer que tú no quieres sufrir y que tienes el derecho de ser feliz. Esto puede ser verificado o validado por la propia experiencia. Luego uno puede reconocer que otra persona, como cada uno de nosotros, no quiere sufrir y que ellos tienen el derecho de ser felices. Esto se convierte en la básico para comenzar a generar compasión, estas son las palabras del Dalai Lama.
Entonces, vamos a meditar compasivamente ahora. Empezemos visualizando a una persona que está actualmente sufriendo. Alguien que tiene mucho dolor y esta en una situación desafortunada.
En los tres minutos de meditación reflexiona en ese sufrimiento de forma analítica. Piensa acerca del sufrimiento intenso y en el estado desafortunado de esa persona. Después de pensar en esa persona, trata de relacionar eso contigo. Piensa que esa persona tiene la misma capacidad de experimentar dolor, alegria, felicidad y sufrimiento. Luego trata de permitir tu personal sentimiento de compasión vaya hacía esa persona. Trata de llegar a la conclusión: Piensa como de manera decisiva tú deseas que esa persona este libre de sufrimiento. Determina que tú vas a ayudar a esa persona para que deje de sufrir. Finalmente deja que tu mente llegue a ese punto de la conclusión. En los últimos minutos de la meditación trata simplemente de generar en tu mente un estado de compasión y amor.
El Perdón
No importa que tan extremas puedan ser las circusntancias, la transformación de nuestro corazón es posible.
Una vez en un tren me encontré sentado al costado de un hombre de raza negra que trabajaba en un programa de rehabilitación juvenil. Muchos de los jóvenes con quienes trabajaba eran miembros de las gangas juveniles quienes habían cometido asesinato. El me contó su historia. En todo eso noté el gran amor que sentía hacía su madre.
Cuando tenía 14 años había disparado a un muchacho inocente para probar que era capaz de convertirse en miembro de una ganga. Ese suele ser el inicio. En el juicio, la madre de la víctima estaba sentada impaciente en silencio hasta el final. Cuando el joven fue sentenciado por asesinato, ella gritó: 'te voy a matar'. El joven fue llevado por algunos años a servir en un programa que ofrecía ciertas facilidades.
Después de medio año, la madre del muchacho asesinado comenzó a visitarlo. El joven había estado viviendo en las calles antes del crimen. La única persona que lo visitaba era ella. Por un tiempo ellos sólo hablaban, luego ella comenzó a dejarle propinas y cigarrillos. Paso a paso ella aumentó las visitas, llevándole comida y pequeños regalos.
Al final de los tres años de sentencia, ella le preguntó que haría cuando fuera puesto en libertad. El joven estaba confundido y no tenía ni una sola certeza de lo que ocurriría. Ella le ofreció trabajo en la compañía de un amigo. Luego le preguntó dónde viviría. Como no tenía familia donde volver, ella le ofreció ayuda temporal, podía quedarse en un cuarto que ella tenía en su casa.
Por ocho meses vivió ahí, comió la comida que la mujer le preparaba y fue al trabajo ofrecido.
Una noche, ella lo llamó a la sala para conversar.
-Recuerdas que en la corte yo te grite que te iba a matar?
-Claro que sí.
-Yo lo hice -dijo ella- porque yo no quiero al muchacho que mató a mi hijo. Yo quiero que ese chico muera. Esa fue la razón por la que empecé a visitarte y llevarte cosas. Eso es porque te conseguí trabajo y te dejé que vivieras aquí en mi casa. Así es como yo me propuse cambiarte. Ahora que ese muchacho no está, deseo preguntarte.
Desde que mi hijo se fue y el asesino se fue. Si tú te quedas aquí, me gustaría adoptarte, si tú me permites.
Ella se convirtió en la madre del asesino de su hijo, la madre que él nunca tuvo.
Vencer al miedo.
Cuando Jhon participó como soldado en la Segunda Guerra Mundial tuvo un accidente aéreo. Cuando el avión caía se vio asaltado por el miedo, inmediatamente pensó: 'Jhon no puedes rendierte a ese miedo'. Lo que realmente deseas es que todo resulte bien. Lo dijo una y otra vez.
Jhon sintió que de tanto darse ánimo, algo comenzó a crecer dentro de él. Sin duda un sentimiento de confianza y fe. Cuando Jhon se sintió más relajado clamó: “Infinita inteligencia, la misma que guía los planetas y sus cursos, ahora esta dirigiéndome y guiando fuera de esta jungla para llegar a un lugar seguro”. Milagrosamente se salvó, encontró el camino siguiendo el curso de un río y fue rescatado por gente buena que vivía en una villa donde lo cuidaron y curaron sus heridas.
Jhon dice: 'Si yo hubiera hubiera empezado a apenarme de mi destino y darle cabida a mis miedos, el monstruo del miedo podía haberme conquistado. Probablemente yo hubiera muerto de miedo y hambre'.
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