Para muchos resulta dificil cambiar de
punto de vista. Si el punto de vista está errado nos aferramos a la
misma apelando a lo que sea, creencia religiosa, enseñanza de los
padres, el qué dirán de la gente, etc. Hace algún tiempo atrás un
amigo me dijo “si deseas ser feliz, cambia tus pensamientos
negativos por positivos”. Vaya y cómo hacerlo?
Decirlo es fácil, lo sé, pero otra
cosa en hacerlo. Lo intenté sin conseguirlo. Entonces volví a
recurrir a los consejos de mi amigo, quien me dijo 'pensar de manera
positiva es una hábito que debemos desarrollar para curar nuestras
heridas físicas y espirituales'.
-Claro, eso también es fácil decirlo,
pero otra cosa es hacerlo.
-Hay que aprender a jugar en favor de
uno mismo- añadió.
Algunos dicen que necesitamos una
escuela donde desaprender cosas, las cosas que nos aferran a la
tarjeta de crédito, al carro en reemplazo de caminar, al soñar
despierto en vez de realizar, en fin, tantas cosas tontas.
Leí también que el ejercicio pasa por
aprender a mirar nuestros pensamientos, cosa dificil, por cierto.
Todos actualmente andamos como despistados, muchas veces pensando en
algo que no tiene importancia. Cuando llegamos a aprender a mirar en
nosotros mismos, mientras observamos un pensamiento de rencor, hay
que cambiarlo por uno de compasión. Si nos llenamos de pensamientos
de odio hay que cambiar buscando un pensamiento de amor. Si sientes
que envidias, aplaude a alguien que conseguió algo. Nunca debemos
aceptar que nosotros estamos odiando, sencilla y llanamente decir que
tenemos un sentimiento de odio. Porque si nos damos cuenta, somos
sentgir y pensar en la mayoría del tiempo.
Alguien habla de 60 mil pensamientos al
día. El peruano Marco Aurelio Denegri agrega que cada siete minutos
tenemos un pensamiento sexual.
Hace poco volví a encontrar a mi
amigo, quien esbozando una sonrisa me preguntó:
-Cómo te va con el hábito diario de
pensar de manera positiva?-
-Ahí- me animé a responder.
-Si lo intentas todos los días, en
cualquier momento te darás cuenta que estas cambiando.
-Ojalá.
-Para darte una mano te sugiero algo.
Mira una película que tenga que ver con religión, con dogmatismo o
con todas esas cosas que te imponen por encima de la razón.
Dar con la movie no fue tarea fácil,
pero mientras uno busca, encuentra. Fue así que llegó a mis manos
el film de Feo Aladag titulado “When we leave” (Cuando salimos,
traduciendo, pero a las películas siempre les cambian el título
para hacerlas más llamativas). El film tenía buena crítica y el
nombre de Feo me parecía una contradicción. 'Si debo cambiar algo
debe ser de feo a bonito', pensé. Fue así que vi la película. Para
comenzar les diré que la misma es alemana abordando un tema turco.
Una mujer huye de su opresivo
matrimonio, llevándose a su único hijo. Ella espera encontrar una
vida más saludable y feliz con su familia, pero su inesperada
llegada crea un conflicto familiar muy intenso. La familia en
cuestión esta atrapada en sus convencionalismos ancestrales. Los
padres aman a su hija, pero están más preocupados con el que dirán
de sus vecinos, familiares y amigos.
Para seguir con las contradicciones por
cambiar les diré que Feo Aladag es una mujer y éste es su primer
trabajo fílmico, el mismo que fue seleccionado para representar a
Alemania en las nominaciones al Oscar el 2011.
El trabajo de Feo Aladag es un drama
que termina partiéndonos el corazón. Hacer películas con niños en
la trama -si es que uno tiene la paciencia y sabiduría de dirigirlos
bien- siempre dan buenos resultados. Más aún si los niños están
en el medio, siendo jalados de los extremos -como ya lo había
juzgado Salomón miles de años atrás- el asunto se complica.
No sólo la madre y el padre se pelean
por la patria potestad del menor, también los hermanos y los padres
de la madre juzgan que el hijo debe ser devuelto al padre, porque es
a él a quien pertenece. Aquí entra a tallar el asunto religioso,
difícil de cambiar, más aún si es mal interpretado. El bienestar
del niño no interesa.
En el film hay una mujer -la jefa donde
la madre encuentra trabajo- quien pretende ayudar a la familia, dando
un punto de vista diferente y es ella quien recalca a los padres en
uno de sus diálogos 'que no es de religión de lo que se trata, sino
de salvar a su hija y su pequeño'.
Resulta frustante ver como los varones
de la familia de la madre agredida no pueden ver lo que resulta
evidente, prefiriendo encerrarse en el machismo, contagiando a sus
propias mujeres del clan familiar con ese sentir y proceder. Las
mujeres no protestan, aceptan lo que se les impone desde hace siglos
y ven con malos ojos a la mujer que se hace respetar. Resulta
desesperante ver a los hombres jugando el papel de 'buenos', sin
serlo. Cegados por sus creencias van empujando a la mujer maltratada
hacia el agresor, quien también cree estar actuando de manera
correcta. La madre no se deja y sí los espectadores la vemos ir
hacia el vacío, de pronto vemos a alguien que esta dispuesta a
ayudarla.
Así somos quienes nos aferramos a los
malos hábitos, se nos hace difícil cambiar de negativo a positivo.
Todo el drama que vemos en esta familia turca se hubiera resuelto de
la manera más simple, sí es que hubieran tenido el valor y la
enseñanza que nos impone la razón, donde hombres y mujeres somos
iguales y tenemos los mismos derechos.
Mirando este film creo que quienes nos
resistimos a cambiar y buscar la felicidad podemos tomar debida
cuenta de cómo es dar la contra a aquello que nos daña. No les
cuento el descenlace de la película que por cierto trata de cerrar
un círculo planteado al principio. En ese momento se plantea un giro
de tuerca que hace aún más dramática la historia. Les sugiero
verla. No por nada, alguien dijo que el film era un logro remarcable,
más aún siendo el debut de su directora.
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