Thursday, March 24, 2011

Mordidas de lobos. Una historia de lobistas.


Los políticos necesitan mucho dinero para financiar sus campañas proselitistas y muchos de ellos no escatiman esfuerzos, ni ponen demasiados reparos cuando se trata de obtener fondos. Algunos usan el dinero y sí se establece que la fuente tenía mala reputación o era un dinero mal habido, sencillamente optan por devolverlo poniendo la cara de “yo no sabía”.
En las elecciones peruanas que se realizan cada cinco años debemos poner mucha atención en todo lo referente al financiamiento que tienen los candidatos, sin olvidar que a lo largo de esos cinco años se pudieran haber ido tejiendo compadrazgos en la eventualidad futura de llegar al poder. Sí algo se descubre habrá que ponerlo en evidencia.
En medio del político y los hombres de negocios hace poco apareció con fuerza la figura del lobista, el concertador, el nexo que muchas veces une a estos dos agentes del desarrollo. Indudablemente hay muchos lobistas con buenos escrúpulos y hay los que tratan de llegar a la cumbre pisoteando las cabezas de quienes se le pongan en el camino, no importa sí en el trayecto les muerden los lobos.
En los Estados Unidos el lobista mas ‘conspicuo’ que se conoce es Jack Abramoff, de quien se dice habría logrado US $10 millones de dólares por concertar una cita del presidente de Malasia con el ex presidente estadounidense George W. Bush, en un momento que la coyuntura política era desfavorable para el mandatario asiático, así lo dicen quienes han seguido de cerca los movimientos del lobista.
Abramoff purgó prisión durante cuatro años, acusado de fraude y conspiración, pero guardó silencio acogiéndose al Artículo Quinto de la Constitución de los Estados Unidos. Su compromise de guarder silencio lo hizo además frente a la comisión del Congreso presidida por el senador John McCain. Fue un alivio para algunos congresistas, pues el parlamento estadounidense no investigó con profundidad a algunos beneficiarios del dinero que llegó a manos de Abramoff vía su socio Michael Scanlon y fue a financiar algunas campañas de políticos republicanos y demócratas.
El dinero es importante para promover la carrera o la permanencia de un político en cualquier parte del mundo. Aquí en los Estados Uidos se comenta que los políticos gastan más tiempo en llamadas telefónicas tratando de conquistar a sus seguidores de apoyarlos económicamente que en labores legislativas que signifiquen mejores leyes para todos. Al final eso de ‘todos’ se mide de otra manera: hay que legislar para los ricos porque en el futuro los políticos serán los futuros ricos de un país y no tiene sentido legislar en contra, no es cierto?.
En Perú, algunos lobistas pretendieron seguir los pasos de Abramoff, supongo, y también fueron cogidos en el interín de sus fechorías. Ahí están los personajes que se involucraron en el caso conocido como los ‘petroaudios’, que felizmente salieron a la luz gracias a una interceptación telefónica, que a mi manera de ver es válida siempre y cuando se use para salvaguardar el interés de una nación, no el interés de unos cuantos que sólo buscan lucrar. Abramoff, como los lobistas peruanos, siguieron el mismo patrón de procedimiento y fueron cogidos durante sus comunicaciones telefónicas o vía internet, donde han puesto en evidencia una patología psicológica digna de una novela de suspenso e intriga.
Para conocer más del caso Abramoff en los Estados Unidos, debo hablar del documental dirigido y escrito por Alex Gibney que se titula ‘Casino Jack and the United States of money’ (hay también una película titulada Jack Casino, protagonizada por Kevin Spacey). El trabajo documental pone al descubierto la red de lobistas que se formó en el Congreso de los Estados Unidos con Jack Abramoff a la cabeza. Junto a este republicano soñador y creyente acérrimo del liberalismo de mercado estuvieron otros profesionales, los mismos que desde muy jóvenes habían abrazado la causa republicana que tuvo un buen liderazgo bajo el mandato del extinto presidente Reagan.
Abramoff gracias a su gran poder de convencimiento logró tejer una red de lobistas que se encargó de recolectar la ayuda financiera para favorecer a algunos congresistas republicanos. En un primer momento no había razón para favorecer a los contrarios, porque no se buscaba fortalecer a los mismos, aunque después con un objetivo distinto los fondos llegaron a manos de las campañas de unos pocos parlamentarios demócratas.
Abramof no escatimaba esfuerzos y sí era posible obtener dinero de algunos magnates petroleros rusos de oscura reputación iba tras ellos y usando jets privados traían el dinero directamente a Washington desde Moscú. Por sus servicios Abramoff y su equipo cobraba honorarios elevadísimos que se repartieron luego en algunos miles para algunos congresistas. El lobista y su grupo creó, además, paraísos fiscales fuera de los Estados Unidos e hizo que algunos políticos de una isla asiática pagara honorarios exhorbitantes para operar sus talleres de costura burlando leyes de todo tipo, pues a la isla llegaban inmigrantes de diversas partes de Asia que se convertían en obreros mal pagados y a quienes se les exigia vivir en la isla hasta pagar la inversión de su llegada al lugar.
Sin embargo, la caída de Abramoff fue una casualidad, fue una pequeña ola que estuvo a convertirse en un tsunami. Fue apenas un caso que los antiguos nativos americanos trataron de esclarecer pues habían visto que su posibilidad de subsistencia económica estaba a punto de colapsar. Los indios americanos tenían permiso de abrir casinos en algunas zonas de los Estados Unidos que de la noche a la mañana se cerraban porque una ley estatal lo establecía. La forma de operar era interesante, ojalá no la copien en Perú. En un primer momento se daban los permisos de operación de los casinos en algunos estados, más tarde haciendo uso de algunos lobistas se buscaba que los protestantes de algun grupo de la zona pusiera el grito al cielo y clamara por acabar con esos focos de perdición, se oía el reclamo de los últimos y se cerraba el establecimiento comercial. Entonces aparecía la figura del lobista para ayudar a los indios bajo la promesa de lograr una ley en el Congreso. En el parlamento habían congresistas que podían filtrar unos artículos delo que se debatía entre gallos y media noche (En Perú alguna vez escuché nombrar a este tipo de parlamentarios como ‘pirañas’, pues mordian de a poquito) logrando lo que se buscaba, pero en el caso estadounidense el asunto de las leyes para favorecer los casinos de los indios de algunos estados no procedió. Entonces vino la exigencia de quienes habían pagado fuertes sumas y quien estaba a la cabeza de todo esto fue Jack Abramoff.
El caso parecía simple, altos pagos de primeros nativos americanos contra lobistas del congreso, pero cuando se comenzó a investigar y seguir el dinero (que es como se hace este tipo de investigación), el dinero llegaba a las manos de las campanas de algunos congresistas y podían ensuciar a los llamados líderes de buena reputación. La manzana podrida estaba a punto de acabar con toda la canasta de manzanas rojitas y había que cortar el asunto por lo más sano, como el caso amerita, casi siempre. Suena gracioso, pero así se resuelven las cosas en muchas partes del mundo, pues sí se llega a la verdadera cabeza, nos hundimos todos (falacia que se argumenta siempre).
Cuando se oyó las comunicaciones que establecieron Abramoff y Scanlon se comenzó a ver la magnitud del desastre, un tsunami que iba a remecer el congreso estadounidense. Pero en el mismo se dejaba ver la falta de escrúpulos de los lobistas, sobre todo cuando se referían a los primeros americanos, los llamaban con los peores adjetivos y se regocijaban de quitarles el dinero, porque según su parecer no era algo que los atormentaba, se sentían orgullosos de ello y lo gritaban a voz en cuello por la línea telefónica. Una vez más los pobres indios caían en la celada. Ese dinero fue a las manos de algunos congresistas desesperados en financiar sus carreras políticas para permanecer en el capitolio y seguir gozando de lo que les daba un escaño en Washington.
Este fue un episodio duro y difícil para el pueblo que confió en sus elegidos, pero una vez más los elegidos negaban a sus electores conocer el caso hasta la última consecuencia. Evidentemente el destape de este grupo de lobistas trabajando en el congreso puso fuera de carrera política a algunos congresistas, uno de ellos estuvo dedicado en alguna oportunidad a participar en un concurso de de baile llamado ‘Dancing with the stars’ que se propala por una cadena importante de televisión en los Estados Unidos.
Cuando el poder se reviste solo de dinero, olvidando su mandato de legislar para el bienestar de todos, se enturbia, se ensucia, se corrompe y apesta. Abramoff purgo prision de cuatro años acusado de fraude y conspiración, al salir con libertad condicional trabajó en una pizzeria de Baltimore. Quienes interactuaron con él dicen que se trata de una persona inteligente. Hice un search en Google para ver qué hacía hoy Jack Abramoff en los Estados Unidos, sus pasos por la capital del estado de Maryland es lo último que se consigna.

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