Todos tenemos a un personaje invisible que nos habla, nos
trata de gobernar y muchas veces toma decisiones al margen de nuestra propia
conciencia. Ese personaje puede ser un buitre, un jilgero o puede ser ‘Birdman’.
Si ese personaje es Birdman quiere decir que hemos llegado a la estratósfera
del ego como lo ha hecho Riggan (Michael Keaton), el otrora ícono del cine, a
quien le resulta difícil poner los pies en la tierra para resolver los
problemas que se le presentan realmente.
Riggan es un actor que quiere recuperar el status de
superpersonaje y ahora viene actuando y dirigiendo algo propio en un teatro de
Broadway, en pleno corazón de Manhattan (Nueva York). Birdman es el personaje
invisible que habla y le recuerda a Riggan –tras cada metida de pata- quién fue
en el pasado.
Birdman es la nueva película de humor negro que se le ha
ocurrido al director mexicano Alejandro Gonzáles Iñárruti. La historia se hizo
posible gracias a la colaboración de cuatro guionuistas que tras meditar largo en
torno a un cuento de Raymond Carver se pusieron a trabajar en una historia
experimental que debía responder primero a la propia pregunta del desaparecido
escritor estadounidense: ‘de qué hablamos cuando hablamos de amor’. De los cuatro
guionistas, sólo uno tiene experiencia en Broadway y es quien puso ese
conocimineto en beneficio del filme.
Alejandro Gonzáles Iñárruti cuenta que acaba de alcanzar los
cincuenta años y que tras cinco años de meditación se ha encontrado con ese
otro personaje invisible que le susurra al oído y eventualmente le grita cuando
toma algunas decisiones. Habiéndolo visualizado mejor, el director comenzó a hacerse
una serie de preguntas qué al ser comentadas en voz alta se convirtieron en la
película que hoy nos tiene interesados.
El filme comienza citando a Carver y termina de la manera
que el cuentista termina sus relatos, de una manera abierta que puede ser
imaginada por los lectores que terminarán completando lo que vieron de acuerdo
a su sentir o deseo. En el cuento, Carver habla de una pareja de esposos alcohólicos
que se encierran en una habitación de un motel que regentan para hablar de amor.
En realidad hablan más del engaño perpetrado por el marido con una de las
empleadas de limpieza, que para interés del cineasta es mexicana. El engaño
duele tanto, que la esposa ha tratado de suidarse saltando desde el segundo
piso del establecimento. No es gran altura por cierto, pero para efectos de la
historia resultará interesante. (Veremos este punto más adelante).
La reflexión hace que Gonzáles Iñárruti imagine su película
en un ambiente cerrado. Nada mejor que un teatro neoyorquino (los productores usaron
las instalaciones del teatro Saint James, en el corazón de Manhattan). Para no
ser aplastados por ese mundo claustrofóbico, la cámara se mueve al antojo del
director y la historia se cuenta con un sólo y aparente tiro de cámara. (Me
imagino al director mexicano mirando la película ‘El arca rusa’ de su tocayo
Alexander Sukurov, quien de un solo shot con cámara steadicam contó una
historia en el museo del Hermitage). Las paredes y los cuadros que se muestran
en los camarines de los actores se usan como punto de unión en la edición y dan
esa sensación de narración fílmica continúa que los realizadores se esfuerzan
en mostrar. La cámara girando en torno a los actores que dialogan o siguiéndolos
por los pasillos dan también el soporte necesario para crear un ambiente continúo.
¿Dónde está el humor negro del que se habla? Preguntarán
ustedes. En las situaciones que viven
los actores. Sólo para mostrarles eso hablaré de dos secuencias cómico
dramaticas. La primera, Riggan logra su mejor interpretación y lo celebra
riendo ante el espejo, pero al levantar la mirada, observa como Mike (Edward
Norton) besa a su hija Sam (Emma Stone) en uno de los pasillos del teatro.
Fastidiado, sale por uno de las puertas de emergencia a fumar en la calle.
Viste calzoncillos y tiene una bata encima. Mientras dá las primeras pitadas,
la puerta se cierra y la basta de la bata se queda atascada en la puerta. Por más
que Riggan trata de safarse, no lo logra. La obra está escenificándose y pronto
tiene que interpreter su papel. Conminado por su participación, decide quitarse
la bata y buscar la puerta principal de acceso, por lo que debe caminar en
pleno centro de Manhattan casi desnudo. Lo reconocen y le piden autógrafos o lo
abuchean (uno nunca entiende las reacciones de la gente con los famosos). Logra
llegar en el momento preciso para dar con su esposa infiel en pleno lecho
nupcial.
El otro momento hilarante difícil de olvidar en el film es
cuando Mike, le pide a Lesley (Naomi Watts) hacer el amor de manera real frente
al público presente en el teatro para que el asunto sea más convincente.
Mientras él pugna por tener sexo en vivo, Lesley lucha por no ser penetrada,
pero tienen que actuar porque el esposo entra en escena y tiene una pistola en
la mano con la que amenaza matar a su esposa infiel y al amante.
El amante pide después a Riggan que no exhiba una pistola de
juguete, porque desea sentir temor real cuando está actuando. La pistola real
llega y se dispara en contra del propio esposo.
Les decía que Alejandro Gonzáles Iñárruti usa todos los
detalles de la historia de Carver para contar su propia historia con mucho
talento. Y se preguntarán qué tiene que tiene que ver el segundo piso y el
intento de suicidio de la esposa. El director cambia la situación. Es Sam -la
hija- quien llega al balcón del teatro para fumar y mirar la calle de manera
melancólica. Hasta ahí llega también Mike quien pregunta ¿no crees que no es
tan alto para saltar?. Ella sonrié. Y él sigue preguntando ¿por qué te sientes
tan mal con tu padre que te ama? Y ella lo piensa para contestar. ‘Es que no
estuvo ahí cuando lo necesitaba’, responde. Y ahí vemos que las meditaciones
del director ayudan porque creo que a veces sobredimensionamos mal las
relaciones de amor, sean estas de padres a hijos o las que se dan entre
parejas.
Pero hay también las relaciones con el entorno. El amor mal
entendido ahora dice que sí más gente te ve en las redes sociales son más personas
las que te aman y están interesados en ti. Se confunde chisme con interés real.
Lo prueba la hija que suele estar pendiente de su cuenta de Facebook y de cuántas
vistas han obtenido las fotos que suele poner en su muro o en youtube. ¿Qué es el amor? preguntamos todos y al no encontrar respuestas nos confundimos, entonces decimos que 'amor es admiración'. El director recuerda que en definitiva la vida es la búsqueda del amor. Todos anhelamos el amor.
Para terminar, no quiero dejar de contar algo que para mí es
un logro: la música. Los amantes de la percusión van a disfrutar esta narración.
Alejandro Gonzáles Iñárruti le confió a su paisano Antonio Sánchez la
musicalización de su proyecto experimental. El músico y baterista cuenta que un
día el director le llamó y le pidió ser parte del filme. El joven músico aceptó,
recibió el guión, lo leyó y se puso a componer. Cuando envió lo compuesto, el
cineasta le dijo que eso era precisamente lo que no quería.
Sánchez cuenta que no había musicalización de baterías en un
filme, que se puso a mirar películas y trató de entender lo que se le pedía.
Sabía por ‘Star Wars’ que cada personaje debía tener una característica
musical, pero también había que producir música de acuerdo a las situaciones y
los sentires de los personajes. Sabiendo que una cosa diferencia a un baterista
de un musicólogo percusionista se lanzó a la tarea tras sostener algunos diálogos
de trabajo con su mentor. Lo que se escucha en la película le da una dimensión
nueva a lo que se ha puesto en escena.
Véanla y podremos hablar más de todo esto. Les cuento lo último,
los años que Gonzáles Iñárruti tuvo como disc jockey en una radio mexicana le
han servido de plataforma para lanzarse a experimentar con sonidos nuevos que
le dan a lo que cuenta una gran dimensión. Bien también por este nuevo logro.
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