“El stress puede ser beneficioso para tu salud”. Cuando
escuché decir esto presté atención. Sé que el stress esta acabando con la vida
de los seres humanos, pero que resulte beneficiosa para cada uno de nosotros,
esa es otra historia.
El stress está creando una serie de problemas
cardiovasculares, mata células cerebrales, modifica los cromososmas genéticos ,
cambia la forma corporal de la gente, deformándola, acelera el envejecimiento,
produce la caída del cabello, incluso puede llegar a romper los dientes. Si
aceptamos lo enunciado, tenemos un factor adicional para que el stress acabe
con nosotros. Lo cierto es que tenemos que hacer algo con urgencia. Lo primero
y sólo para dejarles un adelanto, tenemos que cambiar nuestro sistema de
creencias. Porque si pensamos que el stress mata, seguro que pasaremos a
engrosar la larga lista de occisos por su causa.
¿Que es el stress?
Para ponerlo de manera sencilla, el stress es una respuesta
a los eventos que ocurren . Es una adaptación de sobrevivencia. Cuando algo
ocurre nos preparamos para pelear o para huir (en inglés se conoce esto como ‘fight
o flight’). Es una respuesta mental a lo que debemos hacer para enfrentar un
problema. Y algo que no debemos olvidar, el stress es la conexión más rápida
que la mente hace con el cuerpo para tomar una decisión inmediata.
Hace algunos años National Geographic presentó un especial
titulado ‘Stress, el retrato de un asesino’ donde se observa al neuro-endocrinólogo
estadounidense Robert Sapolsky estudiando a los baboons. Lo que ocurre con la
pequeña sociedad de primates en Kenia, Africa, permitió ver algunas similutes
con el comportamiento humano, en Londres, Lima, Nueva York o Amsterdam. Y lo
que resulta aún más interesante, los primates han logrado modificar para su
tranquilidad ciertos patrones de conducta, algo que a los humanos todavía nos
cuesta desarrollar.
De acuerdo a lo estudiado por Sapolsky el nivel de stress en
los baboons tiene que ver con el rango que ocupan en el grupo. El líder
presenta menos problemas que el primate de menor rango. El baboon de rango
menor esta sometido a más presión y tiene más riesgo de morir. ¿Sucede lo mismo
entre humanos? Fue la pregunta inmediata y los especialistas que trabajan en el
campo comenzaron a observar a los trabajores británicos de acuerdo al rango de
ocupación.
El stress afecta el sistema inmunológico, causa problemas de
obesidad, arteriosclerosis, nos resta la memoria, mata las células cerebrales y
puede causar un ataque cardíaco. No sólo se observó la adrenalina y los
glucocorticoides, también se midió la dopamina y se pudo ver que el placer es
vital para enfrentar el stress. Los primates machos de mayor rango -con mayor
oportunidad de cópula- presentan regiones cerebrales más activas. Se descubrió
asimismo que los telometer en la punta de los cromosomas se alteran, pero se
pueden regenerar si tomamos el cuidado de alguien con mucha compasión. La risa
es también fundamental para enfrentar el stress.
Los estudios señalan que no importa que rango uno ocupe en
la sociedad, lo que cada quien debe hacer para enfrentar el stress es pensar
positivo. No hay que gastar energía en vano. (si observamos un cerebro en vivo
podemos notar como se realiza el desgaste de energía, la mente corre de pasado
a futuro, sin darse cuenta del presente. Es una carrera loca y sin sentido). Y
lo final que observó Sapolsky con los baboons nos tiene que servir ya para
frenar el desgaste enfermizo.
Hace algunos años la sociedad de baboons colapsó. Se dedicaron a recoger comida de los basurales y se contagiaron y sucumbieron con la tuberculosis humana. La mayoría de machos de mayor rango murieron, quedaron los que tenían un rango menor. Se estableció entonces otro tipo de sociedad, los más agresivos se murieron, fueron víctimas de su propia prepotencia. Y la pregunta de rigor apareció ¿si los primates lo hicieron, podremos los humanos hacer lo mismo?
Hace algunos años la sociedad de baboons colapsó. Se dedicaron a recoger comida de los basurales y se contagiaron y sucumbieron con la tuberculosis humana. La mayoría de machos de mayor rango murieron, quedaron los que tenían un rango menor. Se estableció entonces otro tipo de sociedad, los más agresivos se murieron, fueron víctimas de su propia prepotencia. Y la pregunta de rigor apareció ¿si los primates lo hicieron, podremos los humanos hacer lo mismo?
Hay que recordar que para lograr tener perros en casa, los
humanos seleccionaron a los lobos más mansos y los fueron domesticando. Si
lograban un cachorro agresivo lo separaban, se quedaban con los más dóciles,
poco a poco los lobos se hicieron perros y hoy nosotros podemos gozar de su
amigable compañía.
Los humanos frente al stress.
Cuando alguien se enfrenta con un problema, real o inventado,
de inmediato responde. Algunos comen más, fuman más, beben más o hacen
cualquier estupidez.
Los especialistas recomiendan que debemos usar la imaginación
de manera correcta. No para crear stress. El cerebro sólo escucha dos mensajes:
todo esta bien o hay un problema en ciernes. A veces no hay ni uno solo, todo
lo inventó la mente. Por eso los especialistas recomiendan responder de manera
positiva. Con humor. Lo mejor es relajarse para encontrar respuestas.
Escuché el caso de una persona a quien le detectaron cáncer.
Estuvo a punto de colapsar al saber del mal. El profesional que sabe cómo
enfrentar esta situación real debe ayudar al paciente a buscar en su interior
un momento en el que tuvo tal resolución para enfrentar y vencer una dificultad
grande. Esa misma fuerza tiene que comenzar a desarrollar en su mente para
vencer a la enfermedad.
Cuando uno responde bien logra crecer y desarrollar una
fuerza que los especialistas llaman ‘resilience’ (la gran capacidad de tolerar
y salir victorioso ante una dificultad). Cuando uno responde de manera negativa
incrementa el riesgo de lo que sufre. La negatividad ayuda al cáncer en su
agresividad, es como abrirle las puertas para que destruya. Por simple deducción
lógica se observa que el stress baja las defensas y daña aún más el sistema
inmunológico.
Hay que pensar que el stress es un mensaje que grita: ‘hay
urgencia de cambiar algo’. Para cambiar algo tenemos que empezar cambiando
nuestra negatividad, los pensamientos equivocados afectan nuestra eficiencia,
nuestro poder de memoria y la toma de decisiones. El stress tiene un impacto
sobre lo físico y lo mental. Si tenemos un objetivo, una presión, una urgencia,
un examen o lo que se nos presente, tenemos que pensar que así es la vida,
siempre fue así. Lo que cuenta es la manera de responder, esa elección debe ser
positiva. Hay una regla que debemos tener presente, somos 10% de lo que ocurre
y 90% de lo que pensamos de todo eso.
Cuando ocurre un evento tenemos que pensar que nuestro
cuerpo se esta preparando para responder a un reto, entonces tenemos que
responder de manera postiva. Hay que creer que tu buena respuesta te dará el
coraje y la alegría de que lo puedes lograr. Ante un desafío me comprometo a
hacer algo con determinación para poder controlar lo que deseo y debo ser
tolerante con lo que controló, porque evidentemente hay cosas que nunca podré controlar.
En el cerebro creamos una hormona llamada oxytocina que se
conecta con el corazón en momentos de dificultad y nos prepara para tomar una
decisión. Si confiamos en que el stress es beneficioso para lograr nuestro
propósito, la hormona hará que nuestro sistema cardiovascular bombeé más sangre
y más oxígeno para cumplir con la tarea. La oxytocina hará que nuestros vasos
sanguíneos se dilaten y haya más sangre corriendo en nuestra ayuda. De lo
contario se cerrarán y nos crearán un problema.
Los primates baboons también han sabido dar muestras de gran
coraje, aquí en internet ustedes pueden ver a una madre rescatando a su pequeño
de las fauces de un cocodrilo. Los baboons van a beber a un río cuando de
pronto los cocodrilos se lanzan a cazar a las crías desprevenidas. Un pequeño
es atrapado por un réptil hambriento y de inmediato genara la reacción de la
madre, que con gran determinacion enfrenta al atacante. El cocodrilo teme lo
peor y suelta al pequeño primate. La madre logra su propósito y rescata a su cría.
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