Después del 2025 -si lo deseamos- tendremos impreso en algún lugar de nuestra cédula de
identidad la huella de nuestro cerebro graficado como si fuera nuestra actual
huella digital. Si en las yemas de nuestros dedos tenemos algo que nos
caracteriza como ‘únicos’, la gráfica de nuestro cerebro –con sus
ramificaciones y recovecos- será la confirmación de nuestra única identidad
personal.
Sin embargo, eso no determina que habremos llegado a conocer
por completo la mente humana. Tras el paso hacía la huella cerebral única vendrá
el gran salto a la profundidad de la mente. Sin duda, tras la gran discusión ética,
algunos se aventurarán a crear los
grandes genios del mañana. ¿Será posible
modificar la mente de un chimpancé –por ejemplo- para poder dar el salto y
crear los super hombres del porvenir?
Les adelanto de manera tajante. No.
Según el físico teórico estadounidense Michio Kaku es
imposible que el sueño de tener un planeta de los simios en el futuro se haga
realidad, por una serie de razones. Dos razones en este caso servirán para ver
el grado de dificultad en la tarea. Primero, la musculatura de un simio a nivel
de los hombros y el cuello es insuficiente, sólo sostiene un cráneo pequeño y
segundo, el cráneo pequeño apenas soporta un cerebro sin lóbulo frontal. El cráneo
de un simio del futuro sería 1/3 más grande del actual y pesaría demasiado.
Dejemos a los simios en su reino.
¿Se pueden crear genios entre los humanos? Hoy existen
genios que se han creado por un extraño proceso natural o un accidente. El
estadounidense Orlando Serrell se volvió un hombre inteligentísimo tras recibir
un batazo accidental en la parte izquierda de la cabeza, mientras jugaba béisbol.
Los científicos han probado las habilidades de Orlando y se han sorprendido con
la precision de sus respuestas. Serell puede recordar el que día fue -por
ejemplo- el 17 de enero de 1970. Sin titubear responde: ‘sábado, estaba
lloviendo, vino mi amigo George y cocinamos pollo en casa’. Existen casos
documentados de daño en el cerebro temporal izquierdo que han creado genios. (Veáse
Paul Broca, 1861). Si el lado izquierdo sufre algún problema, la mente en su
proceso de plasticidad puede hacer que el lado derecho se desarrolle más y
estimule regiones cerebrales que crean un genio. Pero para probar lo que escribo
no tenemos que golpear a ningún ser humano en el lado izquierdo de la cabeza.
El británico Daniel Tammet sufrió algunos ataques epilépticos cuando era
niño. El recuerda que eso marcó el inicio de su habilidad con las matemáticas.
Ante una división decimal, Tammet es capaz de dar el resultado exacto con más
cantidad de números que una calculadora y en fracción de segundos. Actualmente
sabe varios idiomas y es capaz de aprender cualquier otro en tan sólo una
semana. Su prueba de fuego fue hablar el islandés en siete días y logró su propósito,
está documentado en una entrevista televisada. El islandés es difícil por su
fonética, pues a veces se habla como soplando con la naríz. Para Tammet el nuevo
idioma aprendido suena muchas veces como un repentino ataque de asma.
En 1789, Benjamin Rush sorprendió con su talento, cuenta
Kaku. Ante la pregunta de ¿cuántos segundos viviría un hombre que vive 70 años
17 días y 12 horas? El respondió muy rápido, 2 billones 210 millones 500 mil
800 segundos.
Hoy el caso de Kim Peek, famoso por la película ‘Rain Man’,
es sorprendente. El estadounidense de Salt Lake City puede leer dos libros a la
vez, uno con cada ojo. Y se demora 8 segundos en cada página. Basta que le
preguntes para dar con una respuesta exacta. ¿Cuántos años tendría hoy George
Washington si estuviera vivo? Peek respondería, 282 años y le aumentaría los
meses y los días.
Tanto Peek como Tammet y alrededor de cien personas más tienen
el extraordinario talento mental para ser nominados como savants o seres super
inteligentes. Sin embargo, muchas de estas personas presentan el problema de no
valerse por sí solas, pues sufren distintos grados de autismo. Tammet presenta
un grado de sociabilidad normal y le gusta involucrarse en cualquier tarea, hoy
coopera con los científicos que tratan de encontrar el límite entre el genio y
el hombre común de la calle.
A los savants que pueden dibujar las grandes ciudades de
manera milimétrica les basta con observar por algunos minutos Manhattan,
Londres o Roma para lograr lo que desean. La mente esta programada para olvidar
y así ahorrar energía, pero en los savants esta es una inhabilidad. Actualmente
se mide el nivel de dopamina en el cerebro. La dopamina forma memoria, pero
también regula el olvido. En el caso de un savant se dice que el cuerpo calloso
no se conecta, entonces el hemisferio izquierdo y el derecho actúan muy
independientes. Los especialistas de la Universidad de Australia desarrollaron
un estudio silenciando parte del cerebro, cuando eso ocurrió, el lado diestro
tomó el control de todo.
Veamos el cerebro
de Albert Einstein
‘Toda ciencia no es más que el refinamiento del pensamiento
cotidiano’, es una de las citas de Albert Einstein y sin duda, tiene razón.
Para el creador de la teoría de la relatividad, su mente era su laboratorio. Ahí
en esa masa maravillosa más arriba de sus hombros, Einstein pasaba muchas
horas. Ahí el genio se proyectaba al futuro experimentando con sus
pensamientos. Para llegar a una conclusión el se tomaba diez años pensando
algo. Por esa razón concluyó que ‘la imaginación es más importante que el
conocimiento’.
¡Vaya imaginación! exclamamos sorprendidos. Sólo Albert
Einstein podía tener la tenacidad y la habilidad para darle vueltas y vueltas a
algo importante. Pero no sólo pensar es lo que hacía, dar con la solución era
su objetivo final.
Cuando Albert Einstein murió en 1955, el doctor Thomas
Harvey tomó su cerebro y huyó. Cuando se descubrió lo ocurrido, el médico
ofreció dar pormenores de qué se escondía en el cerebro del genio. Sin embargo,
Harvey nunca cumplió con lo que ofreció, porque no era un especialista en
materia cerebral. El era forense. Cuando buscó devolver el cerebro, Evelyn, la
nieta de Einstein, se negó a recibirlo.
Hoy se sabe que el cerebro de Albert Eisntein tenía un largo
inusual en las convoluciones de un lugar llamado ‘angular gyri’, con una región
parietal inferior de ambos hemisferios 15% más ancho que el promedio. Esta área
esta envuelta en el pensamiento abstracto, la mejor manipulación de símbolos
(matemáticos y de escritura) con un mejor procesamiento visual espacial. Algunos
neurólogos señalan que la mente de Einstein tenia más glia (una suerte de pegamento que ayuda a las
neuronas. Las células denominadas como glias son neurotransmisores, lo que
equivale a decir ‘comunicadores eficaces’. Cuanto más glia haya en el cerebro, la
persona razonará más rápido, será más inteligente. Se probó la eficiencia de
las glias cuando se inyectaron éstas en el cerebro de las ratas. No es que los
pequeños roedores se hayan vuelto más inteligentes, pero sí actuaron con más rápidez).
Un detalle importante. Hay que recordar que Einstein tenía
una personalidad muy fuerte, una actitud positiva ante la vida y estuvo en el
momento en que se discutía y se trataba de romper muchos de los enunciados de
Newton, todos esos factores jugaron un rol importante en su desarrollo
intelectual.
El profesor Michiu Kaku precisa que un genio es el resultado
de la combinación de nacer con el don, tener ciertas habilidades mentales y lograr
controlarlas con determinación. Con todo esto, la búsqueda de grandes logros se
hace más fácil. Con su imaginación, Einstein podía romper con lo conocido y
entrar en el dominio de lo desconocido. Pero cuidado, su conocimiento estaba
nutrido por todo lo que se discutía en ese momento y lo que sabía entonces le
dió el coraje para dar un paso más: crear su teoría de la relatividad.
Muchos han escrito acerca de cómo lograr la excelencia en un
dominio. Se calcula que para lograr un objetivo importante hay que pasar diez
mil horas practicando. En ese constante viaje de probar y probar, uno va
aprendiendo lo suficiente, hasta que se alcanza la luz. Es un trabajo paciente.
Cuando Einstein comenzó era un dolor de cabeza para sus
padres, ellos no confiaban en su hijo, sus calificaciones no eran de las
mejores, pero hay que recordar que no basta un coeficiente elevado para
triunfar, los exámenes no miden el grado de motivación y la persistencia que
uno le pone a lo que hace. Además, Einstein era un buen violinista y se especula que eso también le ayudó mucho (supongo que se relajaba con lo que interpretaba y obtenía algunas respuestas en el silencio que existe entre nota y nota).
Gracias al cerebro de Albert Eisntein algunos especulan que
se podrían crear algunos clones con su genialidad. Los especialistas dicen que
faltaría algo, el tiempo que al físico le tocó vivir. Nuestro futuro Einstein
se quedaría lejos de su predecesor.