La mente es como cualquier terreno abonado, toda semilla que
plantes en ese suelo crecerá. Por esa razón ten cuidado de lo que deposites ahí,
si dejas semillas de ortigas pronto tendrás un campo lleno de plantas
venenosas, pero si dejas semillas de maíz pronto tendrás las mazorcas muy
cargadas de buenos frutos. Las semillas en la mente son sinónimos de
pensamientos, si uno deja pensamientos negativos pronto cosechará odio,
envidia, enojo, revancha, dolor. Pero si uno planta buenos pensamientos, uno
recogerá paz, alegría, calma, amor, armonía.
Enunciar esto es muy fácil, lo más difícil resulta llevar a
la practica este primer enunciado. Para tener éxito tenemos que ‘reformar’
nuestra mente. La mente humana es como una computadora. Lamentablemente viene
programada ya con un paquete que esta contaminada por un gran número de virus.
En la raíz de la mente existe una serie de creencias que se manifiestan en
forma de pensamientos, acciones y sentimientos. Si los vemos con detenimiento,
todo eso tienen un patrón de falsa realidad.
Muchos creemos que el enojo es natural y basados en eso
tratamos de levantar nuestro gran árbol. Muchos pensamos: ‘cuando me enojo
logro lo que quiero’. Quizás hemos tenido éxito en algunas cosas, pero no es
una verdad absoluta. El éxito sirvió para abonar nuestra creencia y hemos
reiterado nuestras acciones hasta cimentarlas en lo más profundo de nuestra
conciencia. Sin embargo, en la esencia de nuestra conciencia lo que existe es
pureza, alegría, profundo conocimiento y gran poder. De acuerdo a algunas
creencias eso también significa, Dios, inteligencia primigenía, lo Supremo, Luz
que nunca se apaga.
Darnos cuenta de esta verdad universal toma tiempo, requiere
esfuerzo y nos exige paciencia. Para comenzar el camino de transformación
tenemos que observar de manera natural, sin ponernos una exigencia que nos
agote. Cuando uno se carga de conocimientos, uno debe implementar esos
conocimientos y haciendo un esfuerzo necesario uno comienza el camino del gran
cambio.
Es algo así como ir al médico, el especialista nos dice que
tenemos un problema, nos prescribe una medicación y nos pide seguir sus
consejos. Implementando sus consejos es que lograremos mejores resultados.
Cuando mayor atención le pongamos a la implemantación mayor será nuestro
beneficio.
Para ‘reformar’ nuestra mente, los que deseamos hacerlo
tenemos que implemetar los consejos.
Meditar.
Muchos dicen que meditar es muy
difícil, pero observando ese enunciado entendemos que eso también obedece a una
falsa creencia. Todo inicio es difícil, basta con observar nuestro esfuerzo por
ejercitarnos en un gimnasio para mantenernos saludables, el inicio es lo que
nos hace pensar, mantenernos en el esfuerzo es lo que nos asusta. Esa
responsabilidad nos llena de angustias. Nos alejamos del punto inicial y
observamos la cumbre, el esfuerzo para lograr el ascenso es lo que nos produce
vértigo. Pero no hay nada como inclinarnos con humildad y dar el primer paso.
Cuando implementamos la tarea de meditar, nadie nos exige
hacerlo por media hora o cuarenta minutos, con cinco minutos iniciales bastan. Para
meditar hay una serie de técnicas, las más comunes hablan de sentarse cómodo y seguir
con calma la respiración armoniosa y la otra habla de repetir mantras o
enunciados sencillos como por ejemplo OM SHANTI (Soy un ser de paz). Meditar no
significa suprimir los pensamientos, esa tarea es imposible. Los seres humanos
estamos hechos con una mente que tiene como tarea principal pensar. Pensar es
su forma natural de ser. Bien, cuando se habla de meditar estamos hablando de
entrenar la mente para poder clarificar nuestros pensamientos. En silencio,
relajándonos con calma y paz podemos llegar a cambiar nuestros pensamientos
negativos. Trabajando en la mente podemos cambiar la forma de pensar, actuar, sentir,
cambiar las creencias y romper las raíces falsas enquistadas en lo mas íntimo
de nuestra esencia.
Al reformar nuestro raíces, cambiarán nuestras creencias y
nuestro pensamiento será más claro, por lo tanto nuestras acciones y sentires también
mejorarán. Como notarán, ya no actuaremos de afuera hacía adentro. Nadie de
nuestro entorno nos controlará. Reformando nuestra mente, actuaremos de adentro
hacía afuera. Claro, habremos logrado también ganar en fuerza interior y positiva.
Mientras vamos avanzando en el entrenamiento de nuestra
mente ‘salvaje’ poco a poco seremos capaces de plantar un nuevo pensamiento
positivo en lo más profundo de nuestro inconsciente. Sabremos que hemos llegado
a un buen punto del camino, cuando observemos que los pensamientos que nos
oprimían bajaron de intensidad. Uno puede pensar alrededor de esos pensamientos
negativos sin darles la importancia que antes tenían. Notaremos que esos malos
pensamientos ya no nos dominan. Seremos capaces entonces de pensar de manera más
positiva. Lo que equivale a decir: piensas mejor y ya no piensas en lo que
usualmente pensabas. Los pensamientos negativos ya no se adhieren a ti, ahora
uno es capaz de dejarlos que fluyan y discurran como agua, es más, el agua
podrá evaporarse, diluirse con facilidad.
Meditando serás capaz de reconocerte como el guía de tu
propio pensar, sentir y actuar. Ahora serás el master de ti mismo. Pero sin
egoísmos. El silencio te llevará a lo más profundo de tu ser y podrás ver lo
que todos los seres humanos tienen: gran conocimiento, pureza, alegría, perdón,
paz.
Ahí en ese nivel es de donde todo fluye. Siendo capaz ahora
de plantar un buen pensamiento habrás logrado ‘reformar’ tu computadora
personal. Pero ahí no termina la cosa, uno tiene que seguir en el camino. El
hecho de meditar se convierte en una necesidad, es algo así como comer. Todo
ser humano necesita alimentarse para que el cuerpo mantenga su energía. Para
que la mente se recargue, todo ser humano necesita meditar. Allí en la fuente
es donde uno logra recargar su batería personal. Ojo, hablar de algo personal
no es usual para quienes meditan. Uno entiende que cada uno de nosotros es
parte de un todo. Nuestra energía viene del océano de luz del que todos
venimos. Nuestra luz es apenas parte de la gran luminosidad que nos alumbra.
Dios, la Fuente primigenía, el Supremo tiene que experimentarse como una
realidad, dejando de lado la mera creencia aprendida.
Cuando experimentes la realidad divina lograrás el
conocimiento, te gustará, lo entenderás, lo usarás y podrás recargarte las
veces que lo necesites. Meditando.
No comments:
Post a Comment