Gabriel García Marquez era un mago genial, uno de esos seres
talentosos que saben mover muy bien sus manos para camuflar los conejos o las
palomas. Cuando liberaba a sus pequeños seres escondidos en las mangas o en los
sombreros uno recibía una lluvia refrescante en una tarde calurosa de feria en
un antiguo auditorio y quien lo veía -quiero decir leía- aplaudía ‘a rabiar’ como lo haría un niño alegre sacudido por la sorpresa.
En sus “Doce cuentos peregrinos’, GGM nos dice que se tratan
de cuentos extraviados, que tras un trabajo de ocho meses febriles vuelven a
aparecer en forma de un libro. Vaya piadosa mentira, lo que en realidad Gabo
nos cuenta en este libro de relatos es todo aquello referido a la muerte. Y lo
hace advirtiendo desde el principio, aunque el detalle se pierda de vista. La
muerte esta observada y tratada en muchos de sus formas, desde el sueño, la
pesadilla, hasta la muerte absurda, la sorpresiva, sin dejar de tocar la del
presagio y hasta la violenta que se da por propia mano o por mano ajena.
En el prólogo García Márquez comienza dando una explicación,
el libro está escrito para niños que deseen convertirse en escritores. Al
releerlo en conjunto uno se da cuenta que lo que nos dice el autor es verdad,
los cuentos son exquisitos, pero están planteados de una forma tan didáctica
que estimula a seguir sus consejos.
Me explicaré mejor y me entenderán mas si siguen mi relato.
Les dije que García Márquez es un mago y es cierto. Empieza
contándonos su propio sueño. Un día asiste a un entierro junto a sus amigos, al
final cuando todos se despiden, él se tiene que quedar, alguien le dice que es
el único que no puede irse, entonces comprende que morirse es no estar más con
los amigos. Contándonos este sueño, GGM nos alerta con su magía escondida: ‘voy
a hablar de la muerte. Es la premisa en este libro’. Pero por ese artificio
genial de mago que sabe su trabajo nos saca de ese punto y nos refiere otros
detalles interesantes. Nos dice que entre libro y libro sin saber qué camino
tomar y para mantener las manos calientes, escribía crónicas periodísticas. Por
entonces también se dedicó a escribir relatos. Logró reunir sesenta y cuatro, dos
llegaron a ser publicados y algunos tuvimos la suerte de leerlos (una verdad a
medias, pienso) Gabo habla de ‘El verano feliz de la señora Forbes’ y de ‘El
rastro de tu sangre en la nieve’. El deseaba que todos los cuentos tuvieran una
unidad de tono y estilo, comenta.
Escribir un cuento es una tarea titánica como escribir una
novela, dice el autor colombiano, en el primer párrafo de una novela hay que
definir estructura, ritmo, longitud y el carácter de los personajes. Lo demás
es el simple placer de escribir a solas. Pero en el cuento, si la historia no fragua,
no fragua. Así que García Márquez sugiere volver a comenzar el relato desde
otro camino o tirar el escrito a la basura.
El escritor refiere que sus hijos le dan un cuaderno de
notas. Ahí va anotando una serie de historias y escribe un centenar de relatos. De pronto el cuaderno con los
relatos se pierde, tras la búsqueda desesperada, GGM llega a la conclusión que
han sido tirados a la basura. Pero recordando algunos vuelve a reescribir
treinta, de ese buen número el escritor fue desechando y se quedó con dieciocho
. El que nunca cuajó es el de sus funerales, precisa. Doce tomaron aliento por
una serie de razones, porque se trata de latinoamericanos en Europa y porque se
aparecían como fantasmas de la memoria. Y dice más, los recuerdos falsos
resultaban convenientes para suplantar la realidad. (Los escritores siempre
cuentan sus cosas personales camuflándolas con inteligencia. Más adelante les
daré algunas muestras de lo que digo. Esta es una de ellas, GGM las agrupa en un libro cuando se da
cuenta que todas tienen como eslabón que las une: la muerte. Es entonces que,
como cocinero con experiencia entiende que su sopa esta lista. Claro que al
contarnos la historia del extravío nos saca del punto principal, nos hace
olvidar la muerte y las historias se leen como las cosas que les ocurre a los
latinos en Europa, sean quienes sean, presidentes, putas o magos).
Revisemos cada cuento.
En ‘Buen viaje, señor presidente’ el autor nos habla del
hombre que se salva de morir lejos de casa. Es un ex presidente quien esta a
punto de morir, sí, pero de tristeza. Alejado de su país y sus quehaceres. Ese
hombre honesto –como pocos politicos- se ve aquejado por un problema en la
columna. Lo operan y pagando sus deudas con el anillo matrimonial de viudo y
con el reloj de leontina regresa a su país,
donde rehace su trabajo y vuelve a vivir. Logra burlar a la muerte.
En ‘La santa’ se aborda el peregrinar de un hombre que busca
absolución. Se siente culpable de la muerte de su esposa. La hija sobrevive,
pero muere también a los siete años. Cuando van a construir una represa, el padre
desentierra a sus seres queridos y descubre que el cuerpo de su hija esta
fresco once años después de su deceso. La culpa es así, siempre merodea desde
el ayer. García Márquez nos cuenta aquí su experiencia en el cine italiano,
lugar donde aprende mucho de la estructura narrativa, las escenas y la premisa
de cada historia. En este relato une a su personaje tratando de buscar al Papa
Albino Luciani quien además muere por causas extrañas.
En ‘El avión de la bella durmiente’ el lenguaje hace el nudo
que ata la historia al conjunto, el escritor piensa que la bella toma las
pastillas para morir y trata de responder una interrogante, ¿no es acaso la
muerte una suerte de sueño profundo y bello? Este cuento es, además, una
semilla para el relato que el escritor viene explorando, aquí se gesta, pienso,
‘Historia de mis putas tristes’. Es evidente hasta en la evocación del libro
que siempre fascinó al premio Nobel: ‘Las bellas durmientes’ de Yasunari
Kawabata. En el vuelo, el narrador se complace observando a la bella.
En ‘Me alquilo para soñar’, el tema refiere que la muerte te
encontrara tarde o temprano y a veces es un sacudón brutal. Recuerdan la mujer
colombiana que le dice al narrador que abandone Viena, es la misma que muere en
La Habana, Cuba, cuando en el malecón un maretazo estampa el carro que ella
maneja contra un edificio de varios pisos. La muerte merodea y sí busca a uno y
no lo encuentra, pareciera ser que se sacia con el otro. Este cuento ofrece un
detalle adicional, Gabo pinta muy bien al poeta chileno, Pablo Neruda, cuando
lo describe moviéndose ‘por entre la gente como un elefante inválido, con un
interés infantil en el mecanismo interno de cada cosa, pues el mundo parecía un
inmenso juguete de cuerda con el cual se inventaba la vida'. Este relato es muy
didáctico, tiene muy bien establecido esos tres puntos narrativos y se los puede ver con
claridad, se da cuenta del hecho inicial y violento en la capital cubana y se
muestra un detalle adicional, el anillo de serpiente. Entonces se comienza por el
principio, la visionaria de los sueños en Viena, su aparición en Barcelona con
Neruda y el final trágico de La Habana.
En ‘Sólo vine a hablar por teléfono’ se cuenta como una
persona puede vivir en un infierno. Recuerdan, la mexicana María de la Luz
Cervantes al regresar de Zaragosa a Barcelona, sufre la avería de su coche, se
sube a un bus viejo donde se cambia la ropa mojada –estaba lloviendo-. El vehículo va a un hospital de enfermos mentales, la
pobre mujer es confundida por una de ellas y termina recluída en esa versión
del averno. Pierde la comunicación con el esposo y termina enloqueciendo. Hasta
que en su búsqueda logra el contacto, cuando ya es tarde. Es el relato que me
apasiona, la vida es un viaje que te puede llevar por sendas extrañas sin que tú
lo desees.
En ‘Espantos de Agosto’, GGM nos dice que el morir es
acostarse en un lugar y despertarse en otro. Para eso usa el recurso de
Ludovico quien descuartiza a su amada y
se hace devorar por sus propios perros. No hay temor en lo que relata y no
puede existir eso para contar el paso de un mundo a otro mundo. Eso es tan
placentero como acostarse a dormir en la propia cama y abrir los ojos acostado en otro lecho.
En ‘Maria dos Prazeres’ se cuenta que la cita con la muerte
no avisa y lo que es mas, la muerte se parece en mucho al amor. En la historia, el escritor
comienza así: “El hombre de la agencia funeraria llegó tan puntual…” La brasileña
Maria, vendida a los catorce años por su madre, ahora vieja y retirada del
meretricio había estado soñando que se iba a morir, pero el sueño resultó
mentiroso, porque al final ella termina liándose con un joven que le propone
hacer lo que ella había hecho durante toda su vida. En sus planes estaba
descansar en el Panteon de Montjuic, lejos del mar porque no quería aparecer
flotando como esos ataúdes que vió flotando en el río Amazonas, en el Manaos de
su recuerdo.
En ‘Diecesiete ingleses envenados’ una mujer que hace
penitencia por años, tras enviudar decide ir a ver al Papa, pero lo que ve es
la muerte, primero de un ahogado y después de ese grupo de muchachos que
terminan intoxicados y muertos en ese hotel antiguo donde no se porqué
designios del destino decide abstenerse de comer. Ella deseaba confesarse con
el pontífice, pero éste estaba tan ocupado que no iba a darse tiempo para una
mujer venida de Riohacha, Colombia, por lo que al final ella decide que lo
mejor es rezar a Dios de frente y sin intermediarios.
En ‘Tramontana’ el escritor sí cree en los presagios de
muerte. Sí en 'Maria dos Prazeres' no funcionó, en este relato sí funciona y da
razones. Un muchacho se resiste a visitar Cadaqués con sus amigos que lo
conminan a ir porque tiene temor de los vientos de tierra que soplan sin
compasión. El narrador entiende al muchacho por lo que ha vivido, pues ha visto
al retirado capitán de barco suicidarse por un gran temporal de tierra y así lo
cuenta. Cuando el que cuenta la historia deja Barcelona, se entera que el
muchacho asustado se ha lanzado del vehículo
en el que lo han subido a la fuerza, en la desesparación de huir lo que logra
es acabar con su vida.
En ‘el verano feliz de la señora Forbes’ se trata del miedo
que puede llegar a matar. El narrador es un niño y cuenta como junto a su
hermano menor traman matar a su institutriz severa y alcohólica haciéndole
beber un vino sedimentado. Cuando ella muere realmente, ellos se sienten muy
culpables, uno de ellos dice: “tengo miedo de tener miedo” y creen que la policía
les echará el guante, pero lo que la realidad les dice es que la mujer ha muerto
a cuchilladas por lo que parece ser un amante anónimo. La muerte es también
temor.
En ‘La luz es como el agua’, GGM advierte del poder de la
poesía, sobre todo con los niños, porque la poesía mal entendida puede llegar a
matar. Totó y Joel deseaban regalos asociados al mar estando en la mediterránea capital
española. Un día cuando los padres dejan solos a los niños, ellos deciden abrir
los grifos y llenar la vivienda de agua donde deciden navegar en sus botes. Si
la luz es como el agua terminan electrocutados junto a sus demás compañeritos
del colegio que se han dado cita en la casa.
En ‘El rastro de tu sangre en la nieve’ GGM aborda la muerte
lejos de casa y todo ocurre debido a un detalle que parece insignificante: un
pinchazo de una espina en el dedo de una mujer en flor. Como inmigrante y viviendo
fuera de casa, lo que más asusta es morirse sin que ninguno de tus familiares
este cerca, no por miedo a morirse, sino por el temor de causar un dolor tan
lejano. Es lo que le ocurre a la bella Nena Daconte, que termina desangrándose
en un hospital de París. Ella viene regando su sangre desde Madrid, donde le ha
ocurrido el nada ‘trivial’ pinchazo. Pero el escritor hace gala de su fuerza
personal, porque la muerta se entrega con hidalguía y coraje a la muerte. Ella
bromea. Si observamos con detenimiento, el escritor se descubre sutilmente,
pues nos esta contando su versión adulta de ‘Hansel y Gretel’ quienes riegan
migas de pan para que sí se pierden encuentren el camino*. GGM riega la sangre
de la bella y joven esposa a lo largo de un trayecto en el que va acompañada de
su esposo, quien maneja un auto Bentley deportivo. Es un muchacho inmaduro, que
sacudido por las circunstancias madura. Según Gerald Martin, biógrafo de GGM,
este cuento refiere un caso muy personal del escritor, cuando estando en Europa
Gabo vio como una antigua enamorada perdió al bebe que gestaba. La relación se
truncó a raíz de la perdida, se murió ese amor y creó en el escritor un gran
sentimiento de culpa. GGM pasó un tormento similar en París, donde algunas
veces debió urgar en la basura para comer, porque se había quedado sin dinero y
siempre andaba a la espera de una ayuda económica que viniera de Colombia.
Volviendo a los relatos y para terminar, el primero comienza
con el triunfo del personaje ante la muerte, pero como todos sabemos la muerte
es una cancerbera incansable, al final termina llevándose lo mejor, a una mujer
–GGM adoraba a las mujeres- joven y bella.
*Pienso que GGM le leía los relatos a sus hijos antes de que
se durmieran y se fue familiarizando con algunos. Si “En el rastro de tu sangre
en la nieve” usó la historia de los
chicos perdidos en el bosque, en ‘Del amor y otros demonios’ usó la historia de
‘Rapunzel’ para recrear lo que ocurrió en aquel antiguo convento colombiano. Escribí una nota desgranando este recurso del ahora extinto Gabriel García Márquez.
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