Explicar el proceso creativo de un
poema es difícil para cualquier poeta. El argentino Jorge Luis
Borges solía decir: 'cuando yo escribí este poema Dios y yo
sabíamos de que se trataba, hoy sólo Dios”. Luego el
vate añadia “No, es mejor que el poeta no explique un poema. Cada
lector tiene que encontrar el significado de un poema” Claro, esa
es su parte. Un poema es comunicación, comunicación que viene de
una misma fuente. ¿Qué fuente? Tampoco lo podría explicar con
certeza. Quizás de la fuente de la bondad humana. Ahí -en ese pozo-
es donde el poeta bucea. Si los lectores no bucean jamás llegaran a
la esencia del poema. Ahi en el fondo esta la esencia del poema, las
mejores notas de la sinfonía poética.
Bueno, deseo ubicarme mejor para
comenzar esta nota.
Hace poco, leyendo al poeta
estadounidense Robert Hass, entendí que lo mejor que se puede hacer
para enseñar poesía es leer a los jóvenes poetas mucha buena
poesía. El citaba a muchos poetas japoneses, los mismos que han
escrito haikus para ir luego hacia los poetas que han escrito poemas
de largo aliento.
En español yo citaria, aunque parezca
contradictorio 'Hojas de Hierba' traducido por Jorge Luis Borges y
con esto diluyo la contradicción. Walt Whitman escribió un libro
maravilloso, cualquier verso que se cite tendrá la leche nutritiva
extraída de ese pozo profundo que necesitamos para hacer poesia.
Luego pediría leer 'España aparta de
mi este cádiz' del poeta peruano César Vallejo. Con sus versos
iniciales el poeta de Santiago de Chuco nos atrapa y cautiva.
Del poema IX titulado 'Pequeño responso
a un héroe de la República' extraigo la primera estrofa.
Un libro quedó al borde de su cintura
muerta/ un libro retoñaba de su cadáver muerto./ se llevaron al
héroe/ y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro
aliento./Sudamos todos, el ombligo a cuestas,/caminantes las lunas
nos seguían;/también sudaba de tristeza el muerto.//
En el poema se siente la fuerza
telúrica muy bien llevada y medida por el poeta. Lo que demuestra
además que cualquier poeta no hubiese podido llegar al nivel del
peruano.
¿Qué otro poeta podía seguir para
entusiasmar a los jóvenes vates? Sin duda Pablo Neruda. Fui un
lector asiduo de “Los versos del capitán”. Vaya que
coincidencia, lo acabo de descubrir, el poeta chileno escribió estos
poemas románticos luego de su dura estadia en España. Cada mañana
Neruda dejaba a su amada un poema y salía a enfrentar la vida
durante aquellos años difíciles, luego estos fueron recopilados
-sin querer y saber del todo- y se convirtieron en un poemario que
alcanzó la admiración no solo de la mujer amada de entonces sino de
todas las mujeres enamoradas y de todos los seres humanos que se
afirman en el amor.
Amor mio... nos encontramos/con
hambre/y nos mordimos/ como el fuego muerde/dejándonos heridas.
De ahi sin duda seguirían los poemas
de Arthur Rimbaud, Thomas S Eliot, Fernando Pessoa, entre otros más.
Pero no quiero quedarme aquí, Borges
no gustaba hablar de sus poemas por un sinnúmero de razones que él
sabia, sin duda, y porque trataba de empujar al lector a hacer su
parte, leer con fruición. Algo difícil para muchos en estos días.
Pero yo sí deseo hablar de cómo se
gesta un poema desde mi particular punto de vista. Hace algunos días
atrás me levanté mientras estaba soñando con un ángel, supongo
que era un ángel porque era alguien que podía volar. Cuando abrí
los ojos, las imágenes seguían llegando a mi mente en tropel y yo
era consciente de eso, aunque en un pequeño porcentaje. Dejé que
las imágenes me sobrepasaran y al no poder fijar lo que veía con
exactitud, salté de la cama. Tenía que escribir aquello porque sino
jamás iba a saber de qué se trataba. Al inicio no entendí mucho, solo sabia que había un personaje. Dejé que
las imágenes se desbordaran y poco a poco me dejé llevar por el
impluso de decir algo. El poema no dijo quiero que escribas así o
asá, sólo me soplaba imágenes en el oído y yo escribía.
Mientras escribía, lo que me dictaban
iba tomando una forma. Me di cuenta que todo lo que oía no iba a
lucirse por completo, pero no me amilané. Conseguiría algo, por lo
menos una buena aproximación. El lenguaje humano comunica parte de
una verdad, el poeta es el medio, el lector o los lectores completan
la idea. Ser el medio es sorprendente, es como estar bendecido, y uno
tiene que esforzarse para dar lo mejor Uno no es consciente que la
leche de la bondad humana mana por tus dedos, hasta después del pequeño milagro. Alguien
diría que el lenguaje esta afuera, pero hay que aceptarlo en
nosotros y con respeto tomarlo y luego dejarlo salir. Es un momento
del que uno saca un entendimiento, es como estar en un estado de
trance. Uno se deja llevar por el impulso. Uno deja que la leche de
la bondad humana se riegue en el papel sin forma y tal vez sin un
sentido inicial. De pronto uno siente que el caño se cierra y
también uno debe aceptar eso.* (Vease en este blog el poema El angel
caído)
Algunos poetas sólo se quedan con el
primer chorro. Otros trabajan el poema para terminar de redondearlo
después. En este caso, tras algunos días de reposo, cuando la leche
esta cuajando, el poeta decide buscar el significado. ¿Qué es lo
que estas palabras me han tratado de decir? Es la pregunta que se
suele oir de manera incosnciente. En mi caso no trabajo en rimas porque no me gustan y
porque siento que al tratar de buscar palabras que hagan juego
silábico se pierde la fuerza del poema. Yo prefiero optar por la
música del poema y en ese caso -como en otros- el proceso de revisión puede durar
días u horas. Hay que aceptar que muchas veces lo que se obtiene no
llega a ser la perfección oida inicialmente, pero lo que se ofrece
debe ser la mejor aproximación.
Al comenzar con el poema del que les
vengo hablando *, el angel volaba, cuando acabé se produjo un
cambio.
Bueno pues, cuando uno escribe poesía,
uno sabe que tiene un poema a veces con el primer verso, es como el ángel que incia el vuelo, desplega las alas y se lanza al abismo,
pero al mirar con detenimiento, el poema toma otro cuerpo y algunas
veces cambia.
No soy un corrector compulsivo. Algunas
veces exploro y dejo que los cambios ocurran por si solos, Algunas
veces me basta con escuchar las notas del inicio y sigo el curso
rumoroso. Algunas veces he tenido la suerte de escuchar a algunos
poetas jóvenes que me sueltan imágenes inexploradas, me sumerjo en
ellas y obtengo otra nota, un ritmo musical más hondo y
significativo. Por eso digo, algunas veces, los versos buscan ser
pulidos y rebuscados hasta alcanzar otra dimensión. Un angel se
puede petrificar, como en mi poema y ser el anquilosado y envidioso
ser que ve como las aves vuelan y lo ensucian aumentando aún más el
peso que soporta.
La revisión puede tomar meses o años.
Mi poemario -el único- lo empecé a trabajar a los 17 años y cuando
lo publiqué acababa de cumplir 37. Me sorprendo hoy al sentir la
necesidad de corregir alguno de ellos. Me digo, debí ser conciso
aquí, no debí dejarme desbordar en este. Ahora amando como estoy
amando los haikus siento y sé que un poema puede ser inmenso y
maravilloso tan sólo sugiriendo algo. El lector es quien tiene que
hacer su parte, el lector también debe bucear en la palabra, tratar
de dar con la razón profunda del poema.
Trabajar en conjunto es la clave. Lo
que sucede ahora es que se ha dejado el poema como un artículo
secundario, siendo de importancia vital. Un poema te sumerge en la
memoria colectiva y dispara la imaginación. Un poema dice más de lo
que se publica en una novela. Alguien me decia: Eliot logró decir lo
mismo que Joyce, aunque con más profundidad y con menos palabras y
con un solo poemario.
Ahora entiendo que no es necesario
explicar un poema, hay que dejar que el lector use su intelecto.
Decir más de lo que se debe decir en un poema es faltarle el respeto
al lector. Ambos levantan el poema, lo hacen brillar, una y otra vez
y de manera distinta. Cada línea cuenta en un poema, cada línea es
más que un ladrillo, es la base, el lector pone muchas veces el
techo. Ambos construyen.
Por eso y para terminar, el poeta es
subversivo, por eso decían que al poeta había no sólo que atarle
las manos. Lo sabían nuestros abuelos, ahora esperamos que los
nietos vuelvan a encender la luz.
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