Friday, November 23, 2012

Steve Jobs y las piedras


Pese a los miedos hay que tomar algunos riesgos. Lo acabo de recordar una vez más al ver una entrevista al extinto fundador de Apple, Steve Jobs. Y uno tiene que aprender a perder el miedo y correr ciertos riesgos cuando es niño. Jobs cuenta que cuando apenas entraba a la pubertad y deseaba ganar dinero aceptó cortar el grass en el patio trasero de la casa de un viejo, a quien temian, de ese temor hablaba con todos sus amigos del vecindario. El viejo (lo llamo así con respeto) aceptó los servicios del pequeño Steve y como era de esperarse no le hizo ningún daño, más bien le enseñó algo que después Jobs usaría en su propio trabajo de descubridor e innovador. Antes de cortar el cesped, el viejo puso dentro de la cortadora eléctrica de hierbas un grupo de piedras pequeñas. Cuando el pequeño Steve terminó su tarea, el vecino le pidió a Jobs que volviera al día siguiente. Venciendo su miedo, porque aún Steve no se convencía del todo, volvió. El viejo abrió la cortadora y sacó las piedras. Fue una gran sorpresa para el estrenado púber, pues las piedras se habían pulido por el constante roce al que fueron sometidas durante el trabajo de cortar. Las piedras toscas de antes ahora se mostraban bellas y lisas, muy agradables al tacto.
Cuando Steve Jobs formó Apple recordó las historias de las piedras, el riesgo que hubo en todo eso y en la necesidad de cierta fricción para lograr algo bello. Junto a las mentes más brillantes que conocía -le ayudaron mucho porque eran genios que tenían un ego controlado, no querian ser los primeros, sólo deseaban hacer su trabajo- lograron colocarse en la cumbre de las empresas. Todos ellos aceptaron el reto de pulir sus ideas (algo así como las piedras) para lograr algunos productos necesarios y bellos, con Steve a la cabeza. (Además, el creador de Apple era un artista, un amante de la forma y el diseño). De ese constante roce de ideas, Jobs logró sacar las más bellas computadoras portátiles, revolucionó el mundo de la música con sus diminutos y simpáticos Ipods, nos dio las películas más taquilleras en dibujos animados con Pixar, sin olvidar que se adelantó a su época, pues siendo un joven se metió al mundo de las llamadas telefónicas gratuitas e ilegales que unían Nueva York con Londres, Los Angeles con Hong Kong, Washington con Sidney y le pudo haber gritado lisuras a Alan Garcia cuando en su primer gobierno, acosado por un ego desbocado, cometió los más graves desaciertos para con los peruanos. Creo que estuvieramos mejor en Perú, si ese joven presidente ciego hubiese tenido los ojos atentos al desafío del futuro, como lo tuvo Steve. Pero, bueno, sigamos.
Lo que Jobs probó fue que hay que asumir riesgos. Se equivocó, claro, se volvió un tipo desconfiado y desleal, después de lo que pasó cuando un egocéntrico John Sculley llegó a Apple. Steve también no supo escuchar, le dijeron que el ex de Pepsi Co. había llegado a ser cabeza de la empresa embotelladora de bebidas gaseosas porque sin duda era un tipo con un sentido diferente de competencia. Y así pasó. Jobs tuvo que renunciar, luego del exilio al que fue llevado, pero su visión le dijo que Apple se iría a pique con Sculley, vendió sus acciones y creo 'Next' con la ayuda del millonario Ross Perot. Cuando en Apple se dieron cuenta de las sucias jugadas de Sculley y cuando estaban a punto de aterrizar sin frenos, llamaron a Steve, quien con su empresa Next acudió en auxilio de Apple, a esto se sumó una inyeccion económica de Bill Gates, quien aportó US$ 150 millones de dólares. (Las antiguas rencillas quedaron atrás y reconociendo las capacidadews de ambos se amistaron para ganar). Al final Jobs aprendió que la humildad es algo tan grande que tenemos todos los seres humanos y hay que lucirlo como piedra púlida. Sin duda él aprendió todo eso del budismo Zen. La vida de trabajo y competencia le habia estado a punto de borrar las enseñanzas. Además, el sufrimiento, el cáncer, el transplante de higado al que se vio sometido casi al final de su vida, le ensenaron tantas cosas. Y el supo valorar eso. Como la idea que sin duda nunca olvidó: en una piedra púlida se puede afilar un cuchillo.
Creo que Jobs me contagió eso, tengo una necesidad de juntar mentes, pulirlas y lograr algo que sea necesario para todos, para que esos 'todos' puedan disfrutar aún más. Se me hace un compromiso, una necesidad. Y como Steve Jobs dijera, no hay una necesidad de hacer dinero, hay una necesidad de hacer las cosas bien.

Tuesday, November 13, 2012

A propósito de 'Corazon tan blanco'



Aprovechando la falta de energía y el hecho de no ir al trabajo por culpa del huracán 'Sandy' me puse una meta: no lamentarme por lo que ocurría y ponerme al día con mis lecturas. A los tres ó 4 libros que leía se sumó uno más: 'Corazón tan blanco' del escritor español Javier Marías.
Tenía que sacarle partido a lo malo, pues sé que hay un resquicio por donde se filtra la luz y hay que buscarlo. Tenía que poner el pecho y dar un paso adelante. “A mí con huracanes”, pensé en tono sarcástico, pero respetuoso, pues sé de lo que es capaz la fuerza destructiva de la naturaleza. Varios días terribles, sin luz, sin comunicación, sin trabajo y con la modorra de sabernos desarmados ante lo que ocurría. Como buen guerrero me puse las pocas armas que tengo y enfrente a los molinos que con el viento casi se vienen abajo. Marías y su buena novela ayudaron a paliar el temporal.
Del escritor español sólo había leído 'Mañana en la batalla piensa en mí', una novela más gordita que la que me disponía a leer ahora. Al leer el segundo capítulo descubrí que ya había leído la historia como cuento, allá por el año 2001, antes de la destrucción de las 'Twin Towers', cuando al visitar Madrid me hice de una antología del cuento español contemporáneo. Muchos deben recordar la historia que se inicia con una equivocación, una mujer en La habana, Cuba, enfrenta a nuestro personaje confundiéndolo con otro y amezándolo con matarlo por la larga espera. Es la luna de miel del protagonista, quien tiene a la flamante esposa descansando enferma en la cama de un hotel habanero, enfrentado a una desconocida que parece conocerlo. La tension está tan bien lograda que sin duda se puede leer el relato como un cuento y se sostiene solo.
La novela trata de los secretos, secreto que por ahora guardaré para no aguarles la fiesta. Lo que sí quiero develar y revelar es lo bien que me sentí al leer el capítulo o la parte dedicada al trabajo de Ranz, el padre de Juan- quien como recordarán es el director del Museo del Prado. Al leer esto me trajo recuerdos gratos de mi estadía en Madrid, de mi visita al museo, claro esta, y de mi placer al apreciar los Goyas y Velásquez que se exhiben en esas enormes salas. Quién no se ha parado ante las 'Majas' de Goya (prefiero la vestida a la desnuda por la gama de colores y la técnica del pintor que se puede observar en el lienzo) y quién no ha admirado 'Las meninas'  de Velásquez. Para mi buena suerte, en el museo Reina Sofia, ubicado a pocas cuadras de del Prado, se exhibían un inmenso estudio del cuadro  hecho en vida por don Pablo Picasso. Un centenar de cuadros, pintados por el genio, para entender mejor al maestro. Meninas de todos los colores en un formato más pequeño. Ojalá algún día esa muestra llegue a ser itinerante por ser tan buena e igual de sorprendente como el gran lienzo.
Lo que leí en la novela de Marías respecto al museo, las obras de arte, los críticos, sus directores y trabajadores me hizo también revivir mis contantes visitas a los museos neoyorquinos. Mientras leía todo lo que contaba el escritor acerca del padre del protagonista me hizo pensar en un sinnúmero de cosas: de hecho en uno muy importante, quién dictamina cuando un cuadro es bueno o malo. En el Museo Metropolitano he visto muchos cuadros de pintores consagrados que no me han tocado, les cito uno de Matisse, 'La danza'. No me dice nada. La pintura, vista de cerca, es como lavada. No se nota el temple del artista ante la tela. Claro que hay otros Matisses, más pequeños, que me encantan. También hay algunos de Kaplinski que son intrascendentes, desde mi punto de vista. Con lo que digo no quiero restar valor a los trabajos de estos artistas, sé que hay algunos que me hacen guardar silencio respetuoso, mientras que otros sencillamente me dicen 'quizás el artista pasaba por un mal momento'. No es por nada ,y, esto para aclarar aún más, sé que Picasso sentía unos celos desmedidos por el arte de Matisse, y que de una una otra forma se quedó solo y complacido cuando el francés murió y el español se quedo solo como el único gran artista de siempre.
Marías cuenta en su novela cómo es que realizan su trabajo algunos expertos críticos de arte, quienes valiéndose de la posición que ostentan -director de museo en esta caso- dictan 'modas' o le dan valor a lo que le falta, muchas veces para satisfacer su ego y su bolsillo. Me duele por ejemplo que el arte sudamericano este tan poco valorado en el Metropolitano. Alguna vez vi un cuadro de Roberto Matta y me quedé medianamente satisfecho. El chileno surrealista tiene un trabajo genial, digno de este o cualquier gran museo, además es uno de mis favoritos. Se me ocurre una muestra de lo mejor de Sudamérica. ¿Será que se ningunea a los Humareda, a los Chávez, a los Vinatea Reinoso, a los Quispe Azin  porque son apellidos nada anglosajones? ¿Hay cierto racismo en el arte? ¿Es culpa de los sudamericanos no haber alcanzado posiciones más elevadas? Pregunto, sólo pregunto. ¿Tienen que cambiarse de apellidos para figurar entre los grandes artistas? Bueno, sí no les gusta a quienes cité, les recuerdo, también tenemos a Szyszlo, Herkovitz, Palao Berastein por sí les gusta apellidos extraños. Quienes por cierto también son artistas extraordinarios.
Bueno, volvamos a Marías metido en el Museo, exhibiendo un Rembrandt. A la Artemisa gorda y fea del Museo del Prado, ataviada con un diadema que no le gusta a Mateu, uno de los vigilantes que trabaja en el museo madrileno del escritor, a quien Ranz pilla tratando de quemar el cuadro del holandés. Y aquí en escritor se detiene a hablar de los cuidadores que hay en los museos, de la atención que hay que tener con cada uno de ellos, porque de tanto ver un cuadro en la misma sala, se estresan y llegan a la locura de querer dañarlos, borrarlos de manera definita de la sala de exhibición. Sin duda hay que rotarlos, cambiarlos de sala para evitar que se aburran, pues se vuelven como esos esposos o esposas que de tanto ver las caras de sus parejas buscan alejarse, pelearse, divorciarse o en el peor de los casos los liquidan, acaban con ellos, como parece que sucede en 'Corazón tan blanco'.
Les dije que no iba a ahondar en los secretos para evitar malograr la fiesta.
La historia que cuenta Marías ante el cuadro de Rembrandt es divertida, llena de tensión y te mantiene en vilo hasta descubir el desenlace. El director trata de convencer al vigilante de no quemar el cuadro. Mateu tien un mechero prendido que lo llega a colocar en el marco del lienzo, Ranz tiene un extinguidor para frenar el daño si llega a ocurrir. La conversación es larga y amena, casi una broma y te exige seguir para ver cómo el escritor libera a los personajes y cómo hace para salvar una obra de arte muy valiosa, valiosísima. No es hasta que se invierten los papeles cuando el agresor toma consciencia de lo que ocurre y pone al defensor y salvaguarda en posición de cometer una fechoría que el asunto se resuelve. Cuando se invierten los papeles, el guardián recobra el sentido del presente, su compromiso y su responsabilidad y hace lo que tiene que hacer: defender el cuadro y la obra en sí.
Mientras leía eso pasaba por mi mente un asunto muy personal. Suelo visitar el Museo Metropolitano varias veces al año. Siempre comienzo visitando el cuadro 'Cristo desciende as los infiernos' del Bosco.  Se dónde está colgado ese cuadro y no necesito a ningún guía o vigilante del museo para llegar al lugar. Sin embargo, alguna vez perdí el rumbo, entonces pregunté por el mismo a un vigilante, quien me salió contestando en español. Tal vez me vio cansado y confundió mi cansancio con excitación cuando pregunté por el lienzo. De inmediato me comenzó a lanzar una serie de preguntas para conocer, tal vez, mis oscuras intenciones, que no las tenía. Le dije que sí no veía primero ese cuadro en particular no podría concentrarme bien en lo que vería a continuación, que siempre hacia lo mismo cada vez que venía, que tenía muchas fotos del cuadro, que para mí era lo más valioso que allí se exhibía. Todo eso le dije al guardián como sí me confesara ante alguien previo a un examen. Quizás pensó que estaba ante uno de esos locos que suelen ir a algún lugar para crear problemas y destrozos. Me guió a la sala y me acompañó en mi estadia por un buen rato. No había dado con el cuadro porque lo habían descolgado del lugar donde se exhibe siempre. El no lo supo, menos lo iba a saber yo. Cuando consultamos al vigilante de dicha sala, nos informó lo que les acabo de decir. Pero el vigilante me siguió a otras salas, alerta. Le había dicho que 'no me concentraba bien sí no veía ese cuadro primero' y como yo había confesado eso, el vigilante pensó, 'ahora este tipo molesto va y me malogra cualquier otro cuadro'. Al despedirnos le dije que ese era el primer cuadro que me gustaría tener colgado en la sala de mi casa. Me dejó luego solo como toro en plaza y estoy seguro que comunicó a los otros vigilantes que no me perdieran de vista. Sonreí porque yo estaba seguro que nunca dañaría ningún cuadro, pero me gustó ser el centro de atención de algunos por un rato.
Por sólo ese detalle del museo creo que hice una buena elección al tomar prestado el libro de Marías del stand en español de la biblioteca de mi comunidad. Pero sin duda, hay detalles adicionales que hacen de esta novela una gran novela. En el relato del hotel de La Habana, la mujer confundida se da cuenta de su error y al descubir a su verdadero contacto y pareja, decide subir. Una vez en la habitación -continua a donde se alojan la pareja española de recién casados- hace sus exigencias. Los flamantes esposos escuchan un diálogo sorprendente. (Hay que recordar que son traductores y que tienen el oído muy desarrollado). La mujer le pide a su pareja, a quien nunca han visto la cara, que tome una decisión, 'ella o la esposa', 'la matas y me sacas de aquí y sí no la matas, me mato yo, pero habrá un muerto'. Juan, mi tocayo y protagonista de la novela piensa que su mujer no ha oído la exigencia, pero ella le confiesa después que sí lo ha hecho. Conversan de regreso en Madrid y él pregunta: ¿Tú crees que él mate a su mujer y traiga a la cubana?'. La esposa contesta, 'el tipo no creo que haga algo para satisfacer a una mujer que es una lata'. No hay respuesta concreta a ese detalle a lo largo de la novela, pero a veces somos tan autodestructivos y hacemos lo contrario a lo que el sentido común juzga correcto.
Lean la novela, les encantará. Yo lo hice recién ahora y quizás la relea.

Saturday, November 10, 2012

'Sandy' al día siguiente.


Aquí estamos, sin algunos servicios básicos como luz, teléfono e internet. Sin televisión, ni radio, sin la distribución de diarios, lo que es terrible para un periodista: estar desinformado. Con las tiendas cerradas, sin transpote público, pero con la refrigeradora llena y rogando que todo lo almacenado no se eche a perder.
Felizmente podemos cocinar, pues la cocina es a gas, por lo tanto estamos usando todos los productos perecibles. La leche está en la parte más fría, junto a la carne, el queso y también puse allí los huevos.
El agua no se ha ido, situación que nos permite tomar un baño matutino, lavarnos los dientes y afeitarnos. Quiero estar con la cara presentable para hacer frente a lo que se presente. Aja, corregiré mi postura y levantaré la frente. Nada de pequeñas depresiones conmigo.
No puedo hablar del problema 'macro' en Nueva York. Estoy desinformado desde el lunes aproximadamente a las 5.00 p.m. Fue la hora en que la luz se fue. Sin embargo algunos amigos me han llamado y como tuve en ese momento el celular prendido me han comentado que hubo un incendio en alguna zona de Queens y que han muerto más de una docena de personas. Antes de que la luz se fuera, vi un reporte en el canal 2 donde daban a conocer la negativa de un grupo de artistas a dejar un viejo edificio muy cercano al mar. Ojalá no hayan sido ellos los damnificados. Se negaban a dejar el lugar, donde tenían almacenado su trabajo artístico. Habían blindado practicamente los ingresos con bolsas de arena para evitar que el agua se colara al viejo building. Ya tenían el problema del agua, antes de las 5.00 p.m. Lo que a todas luces indicaba que la cosa sería peor al promediar las 8.00 p.m., cuando el huracán 'Sandy' nos golpeara con toda su fuerza. Felizmente digo ahora al despertar que sólo fue un huracán de categora 1, de haber sido de 3 ó más creo que la situación sería peor en Nueva York.
Muchísimos árboles en esta zona de los estados Unidos, Nassau para ser preciso, se han mantenido en pie, pero los que han caído -los más viejos y los más jóvenes y espigados- han dañado cables telefónicos y cables de luz eléctrica (una de las compañías renta a la otra el poste de la calle y ahí se han ido instalando una serie de servicios por cable). Una inmensa rama de un árbol grande, ubicado en el patio delantero de la casa se vino abajo, antes del problema, otro árbol del backyard se vino igual abajo algunos minutos después, el ruido que hizo fue tremendo, algo así como un nino gritando de dolor. El perro se alarmó y ladró desesperado. Los trabajadores de LIPA, la compañía de luz, han estado pasando por las calles mirando que cables han caído o están dañados. Ellos podrían dar la orden de encender la luz, pero en este momento, sin la inspección debida, sería irresponsable. Hay muchos cables rotos, tal vez el servicio de gas este averiado en algunas casas, al encenderse la luz podría ocurrir un incendio. Las alarmas de los bomberos han estado dando la señal de alarma a cada rato.
Muy pocos están trabajando. La compañía donde trabajo esta sin luz y, sin energía no hacemos nada, sólo hablamos de política, discutimos acerca de quien ganará las elecciones, la mayoría es republicana y yo me pongo del lado democrático, sólo para dar la contra. Me he comunicado con los dueños de la compañía y me han dicho que regrese la próxima semana. Ese no me gusta, mis ingresos se recoratarán y debo pagar los billes y la renta. La comida no me preocupa mucho, ando subido de peso y una dieta forzada no me caería mal. Seguramente hay muchos en mi situacián, sin trabajo debido a la falta de energía eléctrica.
A pocas cuadras de mi casa esta el supermarket que cerró sus puertas el lunes. El lunes en la mañana vendieron mucho. Los stands de panes se vaciaron en un dos por tres. El pan es lo que mas resiste. Me sorprendió ver a algunos moradores de Long Island comprando carne en abundancia. Sin duda no tenían experiencia en estos menesteres. Yo compré pasta, frejoles en lata y atún embasado. Incluso lecche en tarro. Comeré tallarines por algunos días, sin importarme el colesterol que debe andar algo subido en mi organismo, pues me he quitado las pastillas de manera inconsulta.
Como nunca vi largas colas en las estaciones de gasolina. Estaban llenando los tanques de sus vehículos y llenaban algunos galones para tener algo de reserva. Cuando una estación se quedó sin combustible, corrían raudos a la otra. No reparaban en el precio que superó los 4 dólares por galón.
Las baterías para las radios portátiles, las linternas y los televisores pequeños practicamente'volaron' con el problema del huracán. Me contaron que en algunas tiendas las vendían a 8 dólares, sí regresabas más tarde por algunas adicionales las conseguías a 10 dólares. En todo lado es igual. De inmediato la especulación comienza y no hay forma de controlar eso ante la fuerte demanda.
Una tienda tenía un stock de 200 generadores eléctricos que desaparecieron en tan solo unas horas. No las vendían desde hace años, pero con la llegada de 'Sandy' volvieron a hacer la bulla de siempre. En el edificio donde vive mi tío, los bomberos debieron trabajar duro -de puerta en puerta- pues el grupo electrógeno portátil estaba tirando monoxido de carbono, felizmente las alarmas funcionaron y los bomberos llegaron a tiempo antes que se presentara cualquier problema mayor. Los desperataron a todos a las 12 de la noche. La bulla y el esfuerzo por dejar a todos los vecinos salvos siguió -piso por piso- hasta las 4 de la mañana. 'No se podía dormir con la bulla y el frío', me contó mi tío hace poco.
Nassau y Long Island en general es una zona residencial, no existen muchos edificios altos. Lo que más abunda en esta zona son árboles. Cuando llega la primavera y el verano, la zona se vuelve verde. Los árboles le dan mucha belleza a esta isla, pero en esta época, con “Sandy', los árboles se vinieron abajo, aplastaron algunas casas y bloquearon algunas vías importantes. Suelo usar la Ruta 107 para ir al trabajo. Paso todas las mañanas y tardes por Old Brookville. Es la zona adinerada, hace algunos años, la mayoría de la riqueza de esta parte de los Estados Unidos, estaba concentrada ahí. Hoy me dicen que es difícil transitar por esa ruta. Los árboles caídos están bloqueando la vía. Es una zona que colapsa cuando llueve. Felizmente con el paso de 'Sandy' no llovió, apenas cayó una garúa constante que por ratos se hacia lluvia. Los metereólogos se equivocaron en eso, cuando dijeron que tendríamos 35 horas de lluvia continua. Agua pouring, agua cayendo a baldazos. Felizmente se equivocaron porque sí eso hubiese ocurrido el problema que hoy tendríamos sería peor.
Mientras el viento pasaba, salí a la calle para ver y sentir como se comportaba la naturaleza cuando se violentaba. Por ratos el gran ruido del viento asusta cuando sacude las copas de los rboles. El viento cambia de manera constante, por ratos viene de norte a sur y de improviso se cambia de este a oeste. El pantalón parece flotar, el agua de la garúa que cae y te moja las manos -por decir- es fría, muy fría. Congela. Con cierto temor salí a caminar en la acera, una rama, un árbol que cae puede ser fatal. Ya les he comengtado que un árbol hace un ruido descomunal al caer. Grita desesperado. Paraliza.
Miré el cielo en un momento de mi estancia afuera de casa y vi que habían algunos agujeros por donde se podía ver el cielo. Me creerán si les digo que vi una luz. Al parecer un avión volaba vigilante, monitoreando el movimiento de los fuertes vientos, registrando todo lo que se podía registrar entonces. El avión se perdió de pronto por encima de las nubes. Sería un avión especial del Air Force ¿por qué no? Lo que ocurrió y está ocurriendo ensñna mucho, más sí se le pone mucha atención, se le mide y se le compara. Suena raro, sin duda, que les diga que vi el avión o por lo menos una luz, que iba de oeste a este. No pense que pudiera ser un avión comercial, pues en las horas previas al huracán se suspendieron más de 10 mil vuelos en esta parte de los Estados Unidos. No sólo en Nueva York y Nueva Jersey, también hay que contar los vuelos suspendidos de Boston y Washington, entre otros estados. Este huracán abarcó una franja inmensa. La foto de un satélite que tiene la Universidad de Minesota o Michigan mostró la monstruosa dimensión de la que hablo. Cuánto ayudaron los satélites, cuán importante es tener un satélite. (Israel tiene seis, esa es otra historia).
Les decía que para un periodista es terrible estar desinformado, aún no he visto las noticias. Saldré a buscar un diario, sí es que encuentro un delicatessen abierto, tal vez CVS ó 7Eleven. Necesito cargar el celular que se me va quedando sin batería. Quiero ver televisión, oír la radio.
En Perú saben más lo que esta ocurriendo ahora. Yo estoy soportando algunos inconvenmientes y de eso les estoy hablando. Vaya, los neoyorquinos en gran porcentaje no creían que esto pudiera ocurrir como esta ocurriendo y eso que es un huracán categoría 1. Sonreían cuando les dije a algunos que nos ibamos a quedar sin luz por dos ó 3 días. Hoy andan sorprendidos, asustados. De dónde me vino esa información? Los huracanes son así. La madre naturaleza trata de corregir lo que tiene que corregir. La naturaleza es sabía. Algunos tratan de plagiar a la naturaleza. Por ahora eso es imposible. Como peruano sé lo que es vivir con un huracán maldito. Nosotros soportamos veinte años de insania terrorista. Un grupo extremista, el peor, Sendero Luminoso se llama, se ensañó con los peruanos. Seguían a un líder desquiciado. De pronto este ordenaba volar una torre de energía para dejar Lima sin luz, y nos dejaban también sin agua, sin combustible, sin alimentos. Tres ó 5 días de tormento. Fue un infierno lo que vivimos durante aquellos años. Se habla de 70 mil muertos aproximadamente. Salimos de eso. Nos educamos para contrarestarlos, aprendimos a abastecernos si nos dejaban sin luz. Ibamos a los mercados y comprabamos lo necesario, lo imperecedero en el corto plazo. Sobrevivimos, le ganamos a esa ola terrible de destrucción.Ojalá nunca vuelvan.
Sendero Luminoso fue un huracán maldito.
Para mi 'Sandy' quizás sea un huracán necesario. Me permitió recogerme, leer en los momentos de luz diurna, escribir como lo estoy haciendo ahora, meditar y dormir más temprano. Por ahora saldré a hacer algunas fotos, buscar un diario y tomarme un café cargado. Quizás encuentre algún lugar donde me permitan cargar las baterías del teléfono. Quiero llamar a mi madre, decir a mis familiares peruanos que estoy bien y tal vez desde allá ellos me cuenten cómo están viendo todo lo que ocurrió y ocurre aquí.

(Tomado de mi diario personal)