No había visto nada de su trabajo. Oí algo acerca de Michael Naranjo cuando estaba leyendo un libro titulado 'Patiente, the art of peaceful living'. Me sorprendió tanto saber que existiera un artista como él, así que corrí a Youtube tratando de encontrar y ver su trabajo. Y precisamente en Internet encontré un documental de alrededor de 30 minutos realizado por PBS.
Cada vez que me siento algo
desmoralizado, pensando que no voy a lograr lo que me he propuesto
hacer, corro a Youtube y busco el especial dedicado a este nativo
americano Tewa. Es más, el documental se los he recomendado a mi
hermano artista, a mis sobrinos y algunos amigos. Mi propósito ahora
es compartirlo con ustedes para que cuando digan 'No puedo' una voz
interna responda 'Si puedes, no jodas, mira el trabajo de Michael
Naranjo'
Sin más preámbulos, Naranjo es un
excelente escultor ciego. Sus obras se pueden ver en muchos museos de
los Estados Unidos y en algunas partes del mundo, entre ellos en el
Vaticano.
Naranjo resultó ciego despues de
permanecer seis semanas en Vietnam. Cayó en una celada y una granada
hizo que perdiera la visión.
“Jamás olvidaré aquel día, 8 de
enero de 1968”, recuerda. “Miré directo a los ojos del soldado
vietnamita, quien lanzó la granada, La explosión no sólo afectó
mis ojos, sino también daño mi mano derecha. En aquel momento
pensé: Dios mio, que esto no sea muy duro para mis padres”. Luego
creyó que moría, hasta que escuchó. 'Estas bien, baby'. Era el
sargento de su pelotón quien le daba ánimos.
Rescatado por el sargento, Naranjo fue
trasladado en un helicóptero fuera del escenario de batalla donde se
desató una feroz balacera. Perdió el conocimiento y cuando despertó
estaba en una sala del hospital de Saigón, donde comenzó su terapia
de rehabilitación. El pensó entonces que su sueño de ser escultor
se hacía añicos.
Fue en un hospital de Japón donde
Naranjo empezó su verdadero trabajo de recuperación. Al principio
pensó que iba a terminar loco, junto a él, en aquel pabellón,
estaban muchos heridos mutilados que tenían que enfrentar la nueva
lamentable realidad así como un futuro incierto.
Naranjo recuerda que comenzó a
envidiar a las aves, que podían ver. Hasta que un día pidió un
pedazo de arcilla y comenzó a hacer lo que sabía. Su familia,
incluída su madre Rose, eran aclamados ceramistas.
Con la arcilla hizo una cabeza, con sus
ojos y su boca, entonces supo que podía esculpir. Luego hizo un
pescadito, siguió la figura de un pensador y luego una ardilla con su
semilla en la boca.
Cuando volvió a los Estados Unidos y
mientras continuaba su recuperación en Denver, ocurrió algo
sorprendente. Naranjo había hecho un indio a caballo, alguien tomó
una foto y la envió a un diario local. Sabiendo de su ceguera, los
lectores comenzaron a enviar cartas diciendo que sí el artista hacía
otro trabajo, ellos desearían comprarlo. Michael destruyó la pieza
que logró e hizo un oso con un pescado en la boca.
Sus mejores piezas nunca han sido
vendidas.
Hoy Naranjo no tiene tiempo para
lamentarse, pues se dedica a trabajar. Sólo se da cuenta de su
ceguera cuando deja la piedra que está esculpiendo. “cuando me
golpeo con algo al caminar, me doy cuenta que no puedo ver”,
comenta. “Es sorprendente como puedo ver con la punta de mis
dedos”, dice risueño.
Los años de la guerra y el mal
recuerdo de lo que ocurrió se han ido. Aunque Naranjo no olvida lo
que hizo, “para sobrevivir, tú tienes que remover todas las buenas
emociones dentro de ti”. “Cuando me encontré con un viejo
vietnamita, sentado en una mesa, me ofreció una taza de té. El tomó
la taza y me la ofreció con buenas maneras. Yo estaba parado junto
al viejo con mi M16 apuntándolo. Sonriente seguía ofreciéndome el
té. Lo miré y le dije 'bebelo tú' y él tomó. Luego volvió a
servir té y me lo ofreció de nuevo. Lo miré y moví la cabeza
diciéndole 'no'. Volteé y caminé lejos de ahí. Entonces pensé:
Oh, Señor, ¿qué me está pasando, cómo puedo hacer todo esto a un
ser humano? En ese momento la guerra me habia cambiado”.
Lejos de Vietnam, Naranjo tuvo un sueño
que se cumplió en Roma, junto al papa Juan Pablo II. Estando en el
Vaticano se le permitió tocar al inmenso Moisés de Miguel Angel.
Naranjo se pasó más de dos horas junto a la majestuosa estatua,
toco cada detalle del trabajo del genio italiano.
Hizo lo mismo con el David, cuando
visitó Florencia. Dice que cuando supo que eso ocurriría comenzó a
llorar de alegría. Comenta que al tocar esos labios suaves del joven
David creyó oír la voz contenida del personaje. Pudo sentir,
además, la tensión en el brazo donde David sostiene la honda y la
piedra que iba a lanzar contra Goliat.
La vida de Naranjo no es fácil, debió
aprender primero a ser paciente y gracias a su esposa que le entiende
a la perfección ha podido dominar esos malos momentos. Laurie sabe
que cuando me despierto de mal humor, ella toma mi mano y me dice que
me vuelva a mi cama. Ahí me doy la vuelta y me pongo en pie por el
otro lado. Entonces rio. Así es como peleo y le gano a la
impaciencia.
Junto a Laurie, Michael tiene dos
hijas. Ellos viven en una casa diseñada por el artista, quien además
creo la fundación de Arte que permite a los visitantes tocar las
esculturas que se exhiben en la comunidad de Santa Fe, Nuevo Mexico.
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