Sunday, July 24, 2011

Ficción e historia verdadera.


Cuando el lector busca una historia muchas veces no repara si la novela que tiene en la mano es real o ficticia. Si el libro que lee lo emociona, conmueve y entretiene seguirá inmerso en lo escrito hasta el punto final. Es lo que me pasó con ‘Unbroken’, la novela histórica escrita por Laura Hillenbrand. Como verán aquí no estoy hablando de lector avisado, sino del lector deseoso de leer.
‘Unbroken’ es una historia verdadera basada en la vida del teniente Louis Zamperini, atleta y héroe estadounidense durante la Segunga Guerra Mundial. Leer la novela me permitió hacer un poco de literatura comparada.
En Literatura comparada de ficción e historia verdadera podemos ver el trabajo que realizan los escritores por desarrollar una novela. En la ficción es el escritor el que construye el universo donde se mueven un personaje central urgido de interactuar con los personajes necesarios de ese mundo. En la historia verdadera, el escritor tiene que ser capaz de organizar de manera novelesca la vida de un personaje para moverse en ese mundo lleno de otros seres, dándole a las acciones el toque dramático que pasa por un principio, un medio y un desenlace. En la historia verdadera lo realmente vivido se convierte en un tirano de la historia y sólo el escritor con oficio podrá darle todo el toque dramático que se necesita para que el lector pueda seguir la historia. En la ficción es la premisa la que se vuelve tiránica, aunque cumple un papel positivo y necesario, pues no deja que la historia se vaya por distintos caminos y se agrupe en función de una meta.
Cuando uno lee ‘Unbroken’ descubre que el héroe parece de ficción, pues pasa por los mismos caminos que el protagonista de una novela de ficción. Y es fácil notarlo en algunos aspectos puntuales. Laura Hillenbrand, quien es la escritora organizadora del drama de Zamperini, hace que el héroe se vaya haciendo desde la niñez, enfrente situaciones de peligro y se enrole en algo que cambia la parte inicial de su vida. Cuando renace, el héroe ingresa en otro mundo donde debe enfrentar al monstruo que se le presente (estoy hablando de manera figurada y tratando de no ser tan explícito para invitar a leer el libro). El avión en el que Louis Zamperini viaja junto a sus once compañeros colapsa y cae al mar infestado de tiburones. De ese mundo jamás vivido, Louis saldrá para enfrentar una “nueva vida”, una vida que le dará la posibilidad de vivir o morir. Y sí de vivir se trata, el héroe deberá entender que debe trascender la condición simple de ser humano.
Hace algún tiempo atrás escuché decir a un escritor que lo más difícil para un novelista es llenar los vacíos que se le presentan en la ficción. No está demás decir que esos vacíos no deben ser llenados como sí estuvieramos levantando una pared de ladrillos y cemento, donde lo único que se require son esos dos elementos. En ficción, llenar esos vacíos y construir un mundo, una cathedral por ejemplo, requiere de mucho cuidado y paciencia. Claro está que esos vacíos no son simples vacíos. No. Esos vacíos se levantan de una verdad a medias para luego convertirse en una verdad verdadera. Un mundo de paredes en lo que todos se apoyen y crean que estan viviendo una nueva realidad. Quizás un escritor de ficción tenga más trabajo que realizar, sí lo comparamos a un escritor histórico, pues debe llenar esos vacíos que enfrenta durante la creación, valiéndose tan sólo de su imaginación y fantasía. Para lograr su objetivo, el escritor debe tener cuidado, disciplina y mucha paciencia mientras levanta las paredes de su mundo. Fijense que no usé el término “talento” porque hay gente con talento para escribir que no tiene paciencia, disciplina y dedicación para lograr levantar su mundo. La literatura está lleno de escritores con empuje. El talento no está unido, en muchos casos, a la dedicación que motive a hacer un verdadero trabajo literario.
El escritor de ficción tiene más trabajo en un sentido de llenar esos vacíos, pero el escritor de historias verdaderas –me refiero a los buenos, claro está- tiene la dedicación, paciencia y precisión para dar una novela terminada y dramática que invite al lector, aunque uno conozca el desenlace final de la historia, a devorar lo narrado. En el caso de LH es el talento dramático de su trabajo bien organizado, con un lenguaje claro y poético, lo que nos impulsa a seguirla sin hacer trampas. Algún lector bien podría saltarse a las últimas páginas para completar el reto de llegar al punto final, pero se perderá el esfuerzo del personaje por sobrevivir y la paciencia del escritor para mantener al lector en ese estado de tensión. El escritor de ficción no se apoya en el sólo y absoluto vacío para construir su historia. De la realidad toma ciertos elementos que le sirven para levantar su mundo. Esos elementos pueden ser aspectos históricos vividos realmente o sencillamente recuerdos, relatos oídos o situaciones cambiadas para levantar un nuevo mundo ficcional, para lograr que ese mundo se fusione realmente con lo vivido. El escritor tiene que ser un verdadero orfebre o tejedor que vaya uniendo recuerdos, relatos o fantasías para levantar un mundo real. Sí lo logra, bien para el lector. Se me ocurre como ejemplo ‘Los Pilares de la tierra’, de Ken Follet, ya que hablamos de paredes a levantar. El escritor inglés hace que un grupo de constructores levante una catedral maravillosa en la época de los grandes terratenientes y hace, además, que surjan los primeros comerciantes que irán pugnando por un cambio económico. Follet se apoya en la historia vivida para llenar los vacíos de su universo y es a sus personajes a quienes les da vida, desde su nacimiento, su lucha por vivir, hasta la muerte, como es el caso de Tom Builder y su familia. Follet dijo que él siempre quería contar la historia de constructores para dar cuenta de quienes fueron esos hombres que levantaron esas catedrales maravillosas, cuando aún no había los adelantos de construccián que hoy conocemos.
Ya no sé sí me alejé de ‘Unbroken’, pero me acerqué a esta nueva historia de Laura Hillenbrand luego de ver la película Seabiscuit. (Seabiscuit fue el primer libro de la escritora estadounidense convertida en best seller y llevada al cine de Hollywood y esa película es maravillosa).
‘Unbroken’ creó que seguirá el mismo camino, pues esta corriendo hacía la cima. Tuve suerte de encontar el libro en la biblioteca donde una amiga bibliotecaria me lo recomendó. Me asustó ver el libro en la sección de libros que sólo se pueden llevar a la casa por siete días. Con mi inglés que padece con tantas frases verbales se me iba a hacer difícil cumplir con el reto de llegar a la página final en tan sólo una semana, pero como nunca hay que negarse a la invitación de una dama, mas aún sí es para leer una novela, acepté envolverme en la historia. La seducción fue tremenda desde la primera página, pero supe que no alcanzaría las más de 400 páginas en el tiempo señalado, pero apelando a mis buenos amigos bibliotecarios me extendieron el préstamo por una semana más. Entonces en tan sólo cinco días más terminé el libro. Cuando lo devolví supe que habían más de 250 personas en lista de espera para leer la historia. Lo que da cuenta que el trabajo de Hillenbrand será pronto un éxito de ventas. Bien por ella quien al final terminó exhausta, pues debió entrevistar al personaje principal de su historia en 75 oportunidades, incluso trabajo con historiadores, pilotos y traductores japoneses quienes no aceptaron estampar su nombre en la sección de agradecimientos porque aún el tema de la guerra entre Japón y los Estados Unidos es un asunto espinoso para los descendientes del país del sol naciente.
Aunque me aleje un poco del tema que vengo tratando, quiero hacer un reconocimiento especial al trabajo de Laura Hillenbrand. En la nota anterior publicada en este blog me preguntanba por qué el interés de la escritora por contar la historia de corredores. Con la ventaja de tener toda la información en internet me puse a buscar algo más acerca de ella y me di con una de las entrevistas que le hicieron cuando terminó ‘Seabiscuit’. En la entrevista me enteré que Laura Hillenbrand sufre de una nueva y rara enfermedad neurológica conocida hoy como Síndrome de Fatiga Crónica o encefalomielitis miálgica. Algunos psicólogos discuten el tema y sostienen que se trata de un problema psicosomático. Lo cierto es que no tiene cura, comienza como una gripe severa, con fiebres y mucho dolor muscular y se va asentuando de manera paulatina hasta convertirse en algo que puede afectar el sistema inmunitario, el cardiovascular, el neurológico y el endrocrinológico. Al comienzo de la enfermedad, ella perdió más de 20 kilos y lo que hoy ella está haciendo es ‘correr’ contra el mal. ‘A veces siento que ya no puedo más’, dijo Laura Hillenbrand en la entrevista. Ojalá cuando se mejore nos relate otra historia de alguien que corriendo llegue a la meta y sobreviva para felicidad y deleite de sus lectores.

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