Saturday, February 28, 2015

'Whiplash', en la búsqueda del nuevo Bird.


Cuando ’Whiplash’ comenzó ganando el primer Oscar en la noche de ceremonias de Hollywood y siguió cosechando más estatuillas, pensé, ‘parece que esta película será la que de la gran sorpresa de la noche’. No la había visto, por diversas razones, por falta de tiempo, información y más recursos económicos. No se puede ver todas los films que uno desea, no es cierto? Bueno, al final la historia escrita y dirigida por Damien Chazelle sólo se quedó con tres premios: mejor actor de reparto, mejor montaje y mejor sonido.

Son premios muy importantes y muchos lo deseaban ganar. Cuando la televisión acabó con la emisión de la ceremonia supe que la próxima película que vería sería precisamente esta: Whiplash. “Baquetazos” traduciendo el título (como recordarán, los palos que se usan para tocar la batería se llaman baquetas) y es precisamente de música, de jazz, de músicos  y de la lucha de un percusionista joven por ser alguien en este mundo es de lo que trata esta historia.

El actor Miles Teller hace el papel de Andrew Neyman, un joven talentoso que decide ir a uno de los conservatorios más prestigiosas de los Estados Unidos a estudiar percusión. En sus clases tendrá que lidiar con el crítico y severísimo profesor Fletcher para lograr ser la estrella de la batería que pretende ser. Fletcher (J.K. Simmons, el actor de reparto ganador) es un obsesionado músico que muchas veces usa el maltrato físico y mental de sus pupilos para sacar lo mejor del talento que poseen. Su objetivo puede ser válido, sus métodos son tremendos.

Flechter quiere que la música no se comercialice y pretende con sus métodos sacar al nuevo genio de la música estadounidense. ‘Si desean ser músicos saquen lo mejor de sí, de lo contrario creen un grupo de rock’, les grita a  sus alumnos. Siempre les habla a sus pupilos de como Charlie Parker llegó a ser una leyenda. El profesor reitera la anécdota vivida por Parker cuando al inicio de su carrera casi recibe el golpe de un plato, el mismo objeto que uno de los músicos famosos le tiró por desentonar. Bird, el gran saxofonista, no usó lo ocurrido como queja, lo usó como aliciente para practicar y llegar a ser el mejor saxofonista de todos los tiempos.

En las aulas, los estudiantes llegan a temer al profesor dictador, pero saben que con él, sólo con él, podrán ser los músicos que sueñan ser. La admiración se confunde con odio y miedo, la perfección se exige, hay que aprender a verla y entenderla, hay que persistir en eso y sí hay que repetir hay que hacerlo hasta lograrlo. De esa inestabilidad, de ese caos se espera que surja como ‘Bird’ (Parker) el próximo genio de la música. La estructura de la historia te lleva paso a paso hasta la cima. El avanzar resulta un verdadero sacrificio. Cuando el joven talentoso considera que ya esta pisando en terreno firme, el professor le presenta un nuevo reto y tras el primero viene el segundo y luego el tercero. Claro, muchas veces la presión te empuja tan fuerte que te derriba. Más aún a un joven que recién comienza a conocer y expresar sus emociones musicales.

Whiplash, desde que se hizo como un cortometraje para llamar la atención de los inversionistas, gustó. Fue sensación en el Festival de Sundance y logró interesar a algunos que decidieron poner su dinero hasta que se filmó con un presupuesto de más de 3 millones de dólares. Su guionista y director Damien Chazelle recuerda que su film de 107 minutos se comenzó a gestar en la escuela secundaria donde estudió. El director de la banda de músicos era temido por su severidad y perfeccionismo.  

La película es sencilla (suele parecer siempre así cuando la vemos en la pantalla, muy bien editada y con los sonidos en armonía, sin dejar de lado la buena fotografía a tono con la atmósfera y los escenarios en los que vemos transcurrir la historia). Whiplash es muy minimalista, son unos pocos actores los que interactuan alrededor del estudiante y del profesor. Están algunos otros estudiantes del conservatorio que al buscar ser profesionales sufren también los embates perfeccionistas del temido Fletcher. Por el lado del joven percusionista esta el padre, que es el único que se encarga del cuidado y la educacion de su hijo. Una novia de quien el joven estudiante se desliga por tener en mente que desea ser el más grande percusionista del jazz en los Estados Unidos. Algunos familiares y amigos que se sienten superiores al joven músico por tener los hijos talentosos que juegan en los equipos deportivos de sus respectivas universidades. Son todos estos pocos personajes quienes a través de los diálogos ayudan a descubrir como la filosofía del severo profesor ha ido calando hondo en la mente de su joven promesa. Hay una ruptura entre maestro y pupilo, entonces Fletcher es quien debe alejarse del conservatorio. Decide entonces tocar en un bar junto a su pequeña banda. En el bar, los protagonistas se vuelven a ver y terminan reunidos finalmente en un concierto en el gran auditorio donde tendremos la escena final apoteósica del film.

Los diálogos empujan la acción, ante la inseguridad del percusionista y los nervios que no le dejan tocar algunas coordenadas, el professor usa un recurso final, decirle que lo han expulsado del conservatorio por la denuncia del pupilo. Lo ocurrido no importa sí al final tendremos a uno de los mejores cultores de la música tocando para el deleite del mundo. Los hombres tenemos que perdonar cuando las causas son justas.

En Whiplash se combina muy bien el trabajo de un talentoso y viejo actor con el de otro, joven y pujante. Para J.K. Simmons espero que sigan las buenas actuaciones en el cine y para Miles Teller sin duda se abre un mundo de muchas oportunidades. Como Andrew, Teller sabe ahora que hay que darle con ganas a eso que precisamente nos gusta hacer, no importa si en el camino te tiran platos o de embiste un coche, hay que pararse y dar pelea. Whisplash es un baquetazo tremendo, despertador y esperanzador. Con poco logró mucho. Vale la pena verla.

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