Clint Eastwood es un viejo zorro en el mundo del cine, prepara
siempre sus películas para llegar justo a tiempo y correr tras la liebre que
desea alcanzar. La misma estrategia se ve en la última historia que acaba de
aparecer en los cinemas de gran parte del mundo. El francotirador, escondido y
desde una posición ‘privilegiada’, se alista a disparar contra el enemigo, se
acomoda, arrima el arma a su hombro, observa, agudiza la mirada a través del
lente de largo alcance y fija el foco a donde dirigir el disparo de su M24. Vaya,
la vida da siempre sorpresas, una madre alcanza a su hijo una granada y el
pequeño corre inocente y también amenazador. El francotirador suda, se niega a aceptar lo
que ve, pero tiene que decidir en fracción de segundos.
Con ese gancho demoledor, Eastwood nos mete en su mundo: Iraq
durante la invasión decidida por George Bush y quienes lo rodeaban. Las tropas estadounidenses
deben enfrentar a quienes se resisten. Chris Kyle (interpretado por el actor
Bradley Cooper) es el francotirador que tendrá la responsabilidad de garantizar
el avance de sus compañeros de armas, disparando a todo aquel que represente
una amenaza.
Kyle se convirtió en la leyenda de los francotiradores
estadounidenses. Se calcula que mató a más de 160 iraquíes durante el
conflicto. El seal estadounidense nunca confirmó tal número, pero siempre
refirió que trataba de proteger a sus compañeros. Además, nunca se sintió un héroe
por hacer su trabajo y se sentía incómodo con tal denominación.
Eastwood trabaja con el guión que Jason Hall ha adaptado de
las memorias del propio Kyle. Para darle más dramatismo, el guión de Hall va un
poquito más allá de las propias palabras del francotirador referidas en su
autobiografía.
Luego de las escenas iniciales donde se deja en suspenso la
decisión que tomará el francotirador respecto al ingreso en escena del niño con
una granada, Eastwood nos traslada a Texas, cuando el pequeño Chris esta
apuntando su rifle de caza bajo la atenta mirada de su padre. El niño logra cazar
un venado y es la primera oportunidad que vemos la relación que entabla con la
muerte y con un padre severo y dictador. Más tarde veremos al padre castigando
a su hijo menor por no haberse sabido defender de la agresión de un compañero de
escuela y destacando con orgullo la defensa que hizo Chris de su hermano. (Pienso
que Eastwood trata de decirnos algo respecto a las figuras de autoridad. El
padre bien podría representar al propio ex presidente Bush, quien dejándose
llevar por su prepotencia e ignorancia lanza a sus hijos a una guerra de
terribles consecuencias. (Más de veinte ex combatientes estadounidenses se
suicidan por día. Y son muchos los que han quedado con terribles secuelas físicas
y emocionales al término de la conflagración. Sin hablar del número de muertos
que dejó el conflicto en ambos lados).
Eastwood nos muestra luego a los jóvenes Kyle andando sin brújula,
son vaqueros sin futuro, rudos aunque impetuosos, así que pronto deciden
enrolarse en la vida militar. Chris se convierte en leyenda y su hermano
sucumbe ante el horror. Antes de ir a la guerra, Chris contrae matrimonio y ahí
el film tiene un punto en el que se apoya para hacer avanzar la historia.
Mientras el esposo va matando enemigos que amenazan, la esposa va lidiando con
los hijos que va alumbrando. Y aquí veo una vez más la mano del director quien
trata de revalorar siempre el papel que juega la mujer en la vida de un hombre
con problemas. (La mujer que nos fija el norte de nuestras vidas. Ver ‘Los
imperdonables’ para entender lo que comento).
En todas las historias se necesita un enemigo al que tenemos
que identificar. En una guerra todo aquel que se pone al frente es un enemigo,
pero para efectos dramáticos y en el caso de esta película, el enemigo con el
que debe competir el personaje principal necesita ser visto, aunque sea en
sombras. Por esa razón y de acuerdo a lo que he leído, Hall introduce a Mustafa,
un francotirador iraquí que ha sido un tirador campeón de competencias
deportivas (una foto en la sala de su casa lo muestra en un podio).
Kyle nunca se refiere al francotirador enemigo con nombre
propio en sus memorias, pero existen evidencias que el tirador iraquí existió
hasta que dejó de disparar tras un enfrentamiento con Chris Kyle. El
francotirador estadounidense llega a convertirse en leyenda porque acabó con la
amenaza a más de 800 metros, distancia que alcanza un M24 cuando dispara una
bala de calibre .308.
Eastwood construye el puente dramático precisamente con
la historia del francotirador iraquí y
no me sorprende que tras mirar ‘Black Hawn down’ y ‘The hurt locker’ el
cineasta y todo su equipo de producción también haya visto con detenimiento el
film de Jean Jacques Annaud, ‘Enemy at the gates’. Recordarán que en ‘Enemigo
al acecho’ Jude Law interpreta a un francotirador ruso que de pronto se
convierte en blanco de Ed Harris, el mejor tirador nazi.
Me quedó corto el espacio y deseaba contarles algo del carnícero
iraquí que se adaptó para el film y quería hablar también de la interpretación
de Bradley Cooper, quien lejos de ser el actor comediante, se va al otro extremo
de la actuación para dar vida a un personaje distinto y más ensimismado,
convencido tal vez en que tiene que obedecer las órdenes de su padre, no
importa que el papá se disfrace de ex presidente. La discusión esta abierta,
ojalá los estadounidenses se animen a discutir y poner más claridad acerca de
la aún extraña decisión tomada por George W. Bush de invadir Iraq usando la
estratagema de las armas de destrucción masiva que nunca se encontraron. ¿Bush
quería dar también de correazos al hijo Sadam que se salió de la línea de
obedicencia que le trazaron?
Bien por Eastwood quien a sus 84 años pone en el tapete un
tema que sin duda es y será de interés internacional.
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