Esta ha sido una semana dedicada a ver nuevamente películas
del director británico Alfred Hitchcock. No les puedo hablar de todas, pero de
entre ‘Cuentame tu vida’, ‘Con la muerte en los talones’ y ‘Encadenados’ me quedaré
con la última. Quizás por lo que pasaré a contarles.
Vi esta película cuando era un chiquillo de nueve años en el
cine de mi pueblo, allá en mi querida selva peruana de Moyobamba. La recuerdo
con claridad por lo que ocurrió antes de que comenzara la proyección. Mi nana
me llevó al cine, porque deseaba encontrase con un galán en la plaza principal.
Este individuo pretendió sobrepasarse y yo le emprendí a patadas para defender
a la dama. A este fulano no le importó tener al frente a un niño y me propinó
un puñetazo en pleno rostro. El corte profundo de mi labio superior no iba a
impedir que viera la película, así que me negué a volver a casa. Me saqué la
chompa celeste que vestía y me aplasté la herida sangrante. Entre sollozos fui
dejándome seducir por la maestría de Alfred Hitchcock de quien entonces no tenía
ni la menor idea. Creo que a mi estilo me comporté como un caballero frente a
una mujer desválida. Veamos la historia del cineasta.
Alfred Hitchcock comenzó a planear “Encadenados” en 1944. Un
año antes que Estados Unidos bombardeara las ciudades japonesas de Nagasaki e
Hiroshima. Cuenta el famoso director que apenas tenía noticias de que en una
zona de Nueva Mexico (Estados Unidos) un grupo de científicos trabajaba algo
secreto. Aún no se sabía nada del ‘Proyecto Manhattan’, pero Hitchcock sabía
que los alemanes también estaban tratando de descubrir algo muy destructivo.
Fue entonces que se le ocurrió la idea de una bomba de uranio. El productor
David Selznick no confiaba en esa idea, pero ‘Hicht’ -era el diminutivo del
director- lo convenció con el argumento de que el uranio era tan sólo un Mac
Guffin.
Años después de la destrucción de las ciudades niponas,
cuando se conoció más detalles de la construcción de la bomba atómica y sus
efectos destructivos, cuenta el director que se encontró con un hombre de
negocios de Hollywood, quien le preguntó ¿cómo se le había ocurrido la idea del
uranio? Antes que se rodara la película, ellos -como inversionistas- creían que
era una idea descabellada y que por esa razón se negaron a arriesgar su dinero.
Lo cierto es que ‘Encadenados o Notorious’ se rodó con dos millones de dólares
de presupuesto y generó 8 millones de ganancias para el productor.
Hitchcok no contó cómo supo lo del uranio, pero si refirió
que deseaba saber más del pesado metal. Cuenta en la entrevista que le dio a su
homólogo francés, Francois Truffaut, que visitó a una eminencia de la época
para preguntarle cuánto uranio se necesitaba para conseguir una bomba. Y de qué
tamaño sería la misma. No obtuvo respuesta entonces, pero si el comentario de
que podía ir a la cárcel por semejante curiosidad. Lo cierto es que Hitch estuvo
en la mira de los servicios secretos estadounidenses por algunos meses.
Deseaban tal vez saber quién le estaba entregando información al director. Si
esa información se filtraba así de fácil, pronto llegaría a las manos del
enemigo de entonces.
Para Hitch la historia era sencilla, se trataba de un hombre
enamorado de una muchacha, que por cumplir con su trabajo se va a la cama con
otro, con quien luego se casaría tambien obligada. El asunto del uranio era
secundario. Cuenta el director, que para muchos guionistas, el asunto del Mac
Guffin resulta muy atrapante. Por eso no ha dejado de referir que se trata de
un señuelo sin importancia, algo así como de un artefacto para cazar leones en
la cordillera de los Andes peruanos. Como sabemos que en la cordillera no hay
leones, hay que seguir con la historia.
Hitchcok es el maestro de los Mac Guffin, incluso los
espectadores nos afanamos por descubrir lo que hay en una maleta o como en este
caso ¿qué se esconde en una botella? Descubrimos luego que ese detalle es
secundario.
En ‘Encadenados’ se comienzan a mostrar botellas y se pone énfasis
en eso desde el principio. Alicia Huberman –la bella Ingrid Bergman- bebe desde
que se encuentra con el agente Devlin –Gary Grant. Cuando él cae enamorado ante
la bella heroína y conoce que se trata de una mujer que tuvo un romance con
quien tratan de atrapar -Alex Sebastian/Claude Rains- se olvida de la botella
de champagne que consigue para celebrar. Cuando ella va a la casa de los Nazis,
uno de los invitados presta atención a una de las botellas de vino que se va a
servir y llama a suspicacias mayores, es más, es liquidado por ese descuido.
Cuando Alicia se casa y ofrece una fiesta que es una forma de llegar a la
bodega donde se esconde algo mayor, se pone atención -con las cámaras- en las
botellas de champagne que se esta ofreciendo, hasta que se descubre lo que hay
en las que tienen la etiqueta de 1934, uranio.
‘Encadenados’ es una historia de amor y de intriga politica,
de guerra, muy destructiva. Genera temor, pero en ningún momento el director
muestra sangre o muerte. Y ahí la maestría del cineaste británico.
A mi me seduce lo que esconde Alicia desde el principio.
Ella es una mujer que se muestra fuerte y altiva desde que acepta a pie firme
la condena de su padre por traidor. Sigue fuerte ante la noticia del suicidio,
pero en lo íntimo de su ser se derrite por algo sencillo: ser amada. Su
instinto le impulsa a hacer lo que hace, aceptar convertirse en agente –un poco
para lavar su honor- meterse en la casa de un traidor mayor, acostarse, casarse
con él- esperando que el verdadero amor llegue al rescate. La historia sugiere
eso, un amor verdadero llega, no importa lo duro que sea el camino que hay que
transitar. En el último suspiro, casi muerta de intoxicación, la salvación
llega, en este caso el amor.
También he jugado con el diseño de la historia creada por Hitchcock
en complicidad con su guionista Ben Hecht. Mi diagrama es el siguiente: 1) Devlin
mete a Alicia en la cueva 2) Alicia va a jugar con los leones y eso es
peligroso 3) él la tiene que sacar con vida.
Podría seguir desmenuzando más la pelicula. Me gusta el papel de la madre fría, pero amante
de su hijo. Me encanta el papel de Alex Sebastian quien se lamenta de ser un
niño estúpido, pero ante el miedo que experimenta vuelve a su madre para pedir auxilio.
Juega un juego de fuego, pero teme quemarse. Se asusta ante la idea de la
muerte, pero como esta metido en un F/Juego satánico, se quemará.
Bueno, volvamos al principio. Aquellla primera vez que vi la
pelicula sirvió para aliviar mi temor de niño, el miedo que experimenté cuando
tras el primer puñetazo pensé que venían más, felizmente el grandulón era un
cobarde y huyó. La sangre lavó mi dolor. Mi nana se sintió protegida por su
pequeño ‘salvador’. Al salir del teatro me debo haber sentido un valiente como Devlin
o Cary Grant.
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