La iluminación o nirvana.
Todos los monjes tratan de alcanzan el nirvana -la iluminación.
Todos los monjes preguntan a su maestro: ¿qué es el nirvana,
cómo saber cuándo lo han alcanzado?.
El maestro refiere la historia de una manera sencilla.
Les pide a un grupo de niños participar en el juego del
deseo.
El primer niño desea comer todos los helados que le sea
posible.
El segundo niño desea una fábrica de helados para comer los
que desea, el día que desea. El primer niño se muere de rabia por no haber
deseado tanto.
El tercer niño desea un millón de dólares y su fábrica de
helados, con eso no sólo tendrá los helados que quiera, sino las otras cosas
que desea. Con su deseo deja pensando a los otros niños que son unos tontos.
El cuarto niño desea el millón de dólares, la fábrica de
helados y tres deseos adicionales, con eso podrá ir potenciando sus deseos
hasta el infinito. Con lo que se convierte en el niño más envidiado e
inteligente del grupo.
El quinto niño no tiene deseo, con lo que tiene esta
contento y le basta porque se siente feliz. Y lo dice esbozando una sonrisa
contagiosa.
El maestro les dice entonces a sus alumnos: Eso es nirvana,
estar contento y feliz con lo que uno tiene. Es fácil de alcanzar si no se
llenan de deseos.
¿Quién debe morir?
Un grupo de monjes meditaba. Ante uno se presentó el Supremo
y le dijo: escoge de entre tus colegas a uno que debe morir, hazlo ya. El monje
supo quienes estaban alrededor y mentalmente observó: a su costado derecho
meditaba el monje más odioso que había conocido, se había logrado sentar en un
cojin doble; más allá estaba el más joven de los monjes que apenas había
logrado sentarse en un pedazo de lona; junto a la pared meditaba el más flojo
de los monjes; a su izquierda casi cerca de la esquina, estaba el monje más
anciano; junto a la gran llama que alumbraba en el rincón estaba el monje
enfermo que meditaba con devoción y por supuesto estaba él que sentía muchas
ganas de estar sentado en un cojín más cómodo. Se dolía ante la urgencia de
elegir.
¿Debería ser yo quién debe morir? Comenzó a preguntarse. Pero
aún no he logrado hacer lo que deseo ¿No es acaso que los monjes han llegado a
este mundo para velar por los demás? ¿Esta es la única razón por la que he
nacido? Siguió luego con su diálogo interno. Pero… el monje más anciano está a
punto de partir ¿debería ser a él a quien elijo? Y ¿por qué no elegir al más
enfermo? apenas se yergue en su pequeño cojín. Y ¿por qué no elegir al más
odioso? nos libraríamos de una persona detestable. Y el joven ¿se debe salvar
por qué es joven? Es apenas un proyecto de monje. ¿Por qué no elegir al más
flojo, jamás ayuda en las tareas del monasterio, ahora mismo –estoy seguro- en
vez de meditar esta dormido y descansa su espalda contra la pared.
El monje siguió meditando tratando de dar con la respuesta.
En su incosnciente se preguntó si se odiaba tanto a sí mismo como para desear
morir. De pronto cayó en lo más hondo de su inconsciente y se encontró perdido,
temió entonces por su vida. Era un mundo extraño, las aves de ese paraíso
preferían anidar en los árboles viejos, todo se movía con extrema lentitud en
ese mundo que parecía aletargado, lo podrido servía para nutrir a lo que florecía
y se notaba todo eso sin necesidad de agudizar la visión, en calma pudo ver cómo su sombra se agigantaba y era capaz de volar, desde el cenit pudo ver el nadir en un acto continuo, mientras estaba arriba veía lo de abajo y viceversa. El ser Supremo sonrió y el monje se vio invadido por una luz tan brillante y acogedora, resultaba todo eso algo así como un arrullo de paz. Le bastó esto último para saber lo que tenía que hacer.
El no era nadie para señalar quien debía de morir. Agradecido, siguió meditando hasta que sonó la campana. Los siete monjes se desperezaron tras cumplir con sus alabanzas. El sol despuntaba y se anunciaba el nuevo día. Todos los monjes estaban con vida.
El no era nadie para señalar quien debía de morir. Agradecido, siguió meditando hasta que sonó la campana. Los siete monjes se desperezaron tras cumplir con sus alabanzas. El sol despuntaba y se anunciaba el nuevo día. Todos los monjes estaban con vida.
La historia del niño que vuelve.
Existen algunas personas que han regresado después de estar
muertas y al regresar cuentan historias sorprendentes. Esta es la historia de
un niño que al morir llegó al cielo. Cuenta que tuvo que ponerse en fila detrás
de un anciano. Desde la posición que tenía pudo ver algo de lo que ocurrió más
adelante.
Los ángeles a cargo seleccionaban a los recién llegados
quienes debían de pasar ante un juez que les enumeraba sus malas acciones.
Cuando le tocó el turno al anciano, el ángel que lo recibió
lo estrechó en un abrazo y le dijo que pasara sin esperar el turno del juez.
Extrañado el niño preguntó por qué el anciano no había sido
juzgado. El ángel le dijo: “ese hombre jamás juzgó a nadie mientras estaba con
vida, por lo tanto al llegar aquí merece el mismo trato”.
El niño decidió entonces que no era aún su tiempo de partir,
abrió los ojos y volvió, entonces contó lo que le había ocurrido. Desde
entonces su gran deseo fue ser como ese anciano mientras viva.
No comments:
Post a Comment