Sunday, October 20, 2013

La historia caliente de 'Chico y Rita'.


“Caliente” -dicho con un sentido sensual y pícaro- es la palabra que puede definir mejor la película española 'Chico y Rita'. También podemos usar otras palabras, sin duda, tales como: deliciosa, hipnótica, romántica, dulce, sencilla, desfachatada, musical; ésta última sobre todo es muy complementaria a la historia animada para adultos.
La película de Fernado Trueba y Javier Marsical es una historia de amor animada y contó además con la colaboración especial de Tono Errante, quien fue la bisagra especial entre Trueba y Mariscal.
La cinta obtuvo el galardón a la mejor película de animación en los Premios Europeos del cine, la mejor película de animación de los premios Goya del 2010 y la nominación al premio Oscar de la Academia.
La historia comenzó a gestarse en el 2000, según opinión de Trueba, 'en esa época Chavi – se refiere a Javier Mariscal- comenzó una serie de bocetos de las calles, las casas y la arquitectura de La Habana en general que después se vio reflejada en la película'.
Ambos, Trueba y Mariscal, trabajaron juntos en un documental “La calle 54' y es ahí donde el esfuerzo conjunto realmente empezó.
'Chico y Rita' cuenta la historia de amor tormentosa de sus protagonistas. Es una pareja a quienes les cuesta encontrar la felicidad. Muchas veces se buscan y al encontrarse se repelen. Al ver la película los espectadores nos sentamos a esperar y a desearles lo mejor, que se junten.
'Rita es una mulata bella, se trata de una cantante cubana de los años 50 que tiene un gran dominio de la escena, todo lo llena', dice Chavi. 'Ella es alguien pasional a quien el amor se le escurre siempre de las manos'.
Chico es un mulato talentoso, bastante inmaduro e inocente a decir del director español. Chico es un pianista muy virtuoso y es el alter ego de Bebo Valdez, el gran pianista cubano que apenas acaba de dejarnos en marzo de este año, allá en Estocolmo, muy lejos de su tierra calurosa, al cumplir 92 años.
La película es animada, pero se hizo con actores. Primero se filmó las actuaciones y luego se le pidió a los animadores que dibujaran sobre las imágenes, dándole así la apariencia buscada. 'Se hizo esto para evitar que los dibujantes le dieran su propia interpretación a lo que deseabamos', comenta Trueba.
'Resulta difícil hacer que doscientos dibujates parezcan una sola, como es lo que al final se ve en la película' señaló Errando. Sin duda, el marco, la paleta de color estuvo a cargo de Chavi Mariscal.
Ver La Habana y Nueva York recreado en esta pelicula es una belleza. Además, se jugó mucho con el contraste, el calor de la isla salta en el color y el frío de la ciudad de los rascacielos se siente al momento de llegar a verla.
'Chavi conoce La Habana como la palma de su mano', dice Trueba, 'en la cabeza de él, la capital de la isla esta diseñada casi de manera topográfica'.
Al trabajo animado hay que sumarle el gran amor a la música cubana que sienten ambos españoles. Los cubanos de aquella época marcaron la historia musical en los Estados Unidos. En el país del norte, todos deseaban bailar cha cha chá, rumba, conga, mambo y ese ingrediente especial se siente a lo largo del film.
A los Estados Unidos emigraron los grandes músicos cubanos de entonces y pese a dar lo mejor de si, siempre fueron mirados como por debajo, todo eso debido al racismo existente. En la película vemos al percusionista Chano Pozo quejándose del maltrato con su pecualiar estilo. 'Nosotros tenemos que entrar por detrás y mear en un sitio separado al de los demás', comenta en uno de los diálogos. En la pelicula se recrea su muerte. Habiendo tantas historias de su deceso, los creadores de la película lo hacen morir tras una discusión que tiene que ver con drogas y dinero.
A decir de Trueba, la música fue un reto especial. 'Podíamos usar lo existente, pero al discutir la idea, decidimos por algo nuevo y novedoso. Pedir a otros músicos talentosos de ahora que interpreten la música de los talentosos de ayer: Charlie Parker, Dizzie Gillispie, Tito Puente, no es fácil. Cuando un músico tiene su estilo y su propia voz musical, es difícil ponerlo en los zapatos de otro, pero el final fue sorprendente y se oye en la pelicula'.
Para revivir la voz de Nate King Cole, por ejemplo, los encargados de 'Chico y Rita' pidieron a su hermano Freddy, aún con vida, que interpretará una canción. El resultado esta en la cinta. Ahí vemos a Nate king Cole cantando, claro, pero con la voz de su hermano.
El gran Tito Puente esta ahí también, pero quien realmente toca como él es Amadito Valdez, un también excelente timbalero cubano.
La participación de Bebo Valdez es lo que conmueve. 'Cada vez que Chico toca el piano, es en realidad Bebo tocando', dice el director. Cuando terminaron de editar la película, Trueba viajó a Málaga, donde entonces vivía Bebo Valdez. Ahí el músico cubano vio la película y lloró agradecido.
'Bebo creo que entendió que gracias a la película, la gente iba a oír su música después de que nos haya dejado'. (Es verdad, antes de escribir esta nota, estuve escuchando 'Ay mamá Inés', en la versión de la orquesta de Bebo y ahora suena en el fondo 'Lamento cubano' con el piano jazzeado del cubano).
Me quedo con las historias que se meten dentro de la historia. Mientras Chico va camino a Nueva York, se queda dormido y sueña con Humprey Bogart, quien le dice “Sam tócame algo”, es en el preciso momento que Ramón, el companero de viaje, el amigo, el promotor, el traidor, le dice a Chico que están llegando a los Estados Unidos. Para sacar de escena al Bogart de 'Casablanca' no hay otra idea mejor que disparar contra él. Siendo eso un sueño, el asunto es creíble.
Y otra de las ideas muy simpáticas dentro de la película es el uso de Marlon Brando, el actor estadounidense es captado por el lente de un paparazzi justo cuando esta besando a Rita en algún rincón de la ciudad de los rascacielos. La foto sale publicada en los diarios y es eso lo que ve Chico al leer las noticias al día siguiente, es eso precisamente lo que lo mueve a aceptar una propuesta de tocar con Dizzie Gillespie en París, dejándola a su suerte. En la historia vemos también a Charlie Parker y otros virtuosos musicales de esa época.
En la película también hay una crítica muy interesante del gobierno cubano de Castro. Cuando los barbudos ganan la revolución, Chico se sorprende cuando le prohiben tocar el jazz y el bebop géneros musicales del que es gran cultor.
-¿Por qué? Pregunta sorprendido.
-Porque esa música es del enemigo imperialista- le contestan sus colegas.
Todos los músicos han sido reunidos y deben dejar su libre talento musical para trabajar algo que solo desean los llamados 'revolucinarios'.
Chico decide entonces dejar de tocar y dedicarse a una tarea alejada de su brillo musical: sacarle el 'brillo' a los zapatos de los turistas. Hasta que felizmente es descubierto, cuando andan buscando al gran pianista, que esta vivo aunque él diga “quien dijo que yo estaba vivo”.
Ahí empezamos a ir hacia lo que buscamos inconcientemente como espectadores, que Chico sea feliz junto a su amada Rita.


Sunday, October 13, 2013

A la luz de una vela (Algo acerca del budismo Zen)


-Un perro puede ser buda? Pregunta el joven discípulo.
-Mu- responde el maestro budista.
Este es una de las koans más famosas en el budismo Zen y tiene otras traducciones, usaré esta que es personal. Un koan es un enunciado, una pregunta que genera una gran duda. Sorprende porque lo que se dice es o parece ilógico, absurdo, vanal. 
Con el enunciado, un maestro puede llegar a saber el grado de progreso de su alumno y darse cuenta del momento de su despertar.
Hay muchos koans, quizás uno también famoso sea este
-Cuál es el sonido de dos manos?
-El aplauso.
-Entonces, cuál es el sonido de una mano?
… Para pensarlo, no es cierto?
Lo que he aprendido de los koans es que te ayudan a fijar tu mente en un solo punto. Todos sabemos que la mente tiene como función principal pensar y lo hace sin parar. Es como la función de un manantial inagotable de donde brota agua en cada momento, así es la mente humana.
Sin embargo, con la meditación uno puede llegar a tener control de los pensaminetos. Control en el sentido de no dejarse ganar por una mente que piensa y piensa a borbotones y hace que cada uno de nosotros actue sin gobierno propio. Los budistas suelen graficar una mente descontrolada con la imagen de unos monos saltando por doquier haciendo lo que se les viene en gana. Y haciendo de nosotros unos meros seguidores de los monos*.
Meditando hay que poner primero nuestra atención en el acto de respirar, poco a poco podremos ir viendo el comportamiento descontrolado de esos monos que se descuelgan de la mente y hacen lo que se les antoja.
Muchos critican la meditación y lo hacen en muchos casos por desconocimiento. Como nunca han puesto atención a sus pensamientos desconocen de lo que hablo. No es tan fácil precisar la mente en la respiración, precisamente por culpa de nuestros pensamientos descontrolados. Además, al descontrol se junta también el cuerpo humano en sus distintas zonas. Mientras tratamos de fijar nuestra atención mental, de pronto descubrimos que nos pica aquí, nos duele acá y es entonces cuando perdemos el foco de atención. Meditar es un reto, más todavía al principio.
Lo que acabo de ver es que dándole a la mente un koan en que pensar, la mente calmada (con la respiración inicial, sin duda) llega a fijarse mejor y de pronto le forzamos (uso este término un poco para graficar lo que les digo) a que la mente observe un koan.
Los budistas Zen dicen que cada uno de nosotros debería buscar un koan en el que pensar siempre.
Acabo de descubrir que el koan que se presta mejor en mis meditaciones es el siguiente
*Un alumno viene con una vela encendida.
El maestro al verlo, le pregunta
-De dónde procede la luz de esa vela?
El alumno que ha logrado cierto grado de crecimiento y va camino a despertar apaga la vela y contesta
-Maestro, le respondo sí usted me dice a dónde se fue la luz que acabo de soplar.
Cuando leí el enunciado, llamó mi atención, Cuando medito es lo que viene a mi mente.
Lo que hago es sentarme o acostarme a respirar hasta lograr cierto control de mis pensamientos. En cuanto noto que voy por buen camino, 'fuerzo' a mi mente a ahondar en el diálogo de maestro y alumno, en ese que acabo de contarles: La luz de la vela.
Es difícil enunciar las respuestas, porque en el grado de concentración que uno logra al meditar, las respuestas suelen ir más allá de la vela, más allá de la luz. Uno entra en un viaje sorprendente de aclaración infinita. Hay que forzar a la mente a hacer el viaje, a intentar esa iluminación.
Satori es el término con el que describen los budistas Zen a este proceso. Uno ve más allá de lo que perciben nuestros sentidos. Y no sólo es calma lo que se encuentra, es luz, entedimiento, sabiduría.
Sé que muchos critican la meditación porque se ha puesto tan de moda, que todos se acercan a ella, sólo para buscar paz, calma. Lo logran, claro, pero en cuanto haya algo que provoca y da la voz de alarma, ese sentimiento de calma y paz se trastoca, se hace irrespirable.
En esto hay charlatanes, sin duda. Y con el sufrimiento y el dolor ajeno se están llenando los bolsillos.
Ojalá yo no este pecando de ser uno de ellos. En mi esencia sé que no es así. Mi propósito es ayudar.
Leyendo algunos ensayos de D. T. Susuki encontré explicaciones que aclaran lo que les vengo diciendo.
Satori es la esencia del budismo Zen y consiste en adquirir un nuevo punto de vista de la vida y de las cosas en general. Para llegar a la esencia tenemos que renunciar a nuestros hábitos ordinarios de pensamiento y tenemos que ir allá pese a las dificultades, venciendo tormentas que se presenten.
Satori puede ser definido también como una intuitiva vista dentro de la naturaleza de las cosas en contradicción de la lógica y el analítico entendiemiento de todo eso. Le vamos a dar a la mente un nuevo mundo, el mismo que no se puede percibir con nuestra mente confundida y dualística a la que estamos acostumbrados. Cuando se logra el satori, la satisfación es más amplia que el dar con la solución de un problema matemático, es amplísimo, revolucionario, purificante y exacto. Si tú tratas de encontrar a Buda (Buda no es el gordito al que el mundo comercial nos ha acostumbrado a ver, no), tú debes mirar dentro de tu propio naturaleza, por eso uno tiene las ayudas de las koans, las repeticiones y los preceptos que suelen dar los maestros. Pero hay que ir más allá, de lo contrario sólo estaremos inmersos en la recopilación de información que sirve para decir sé de esto y de aquello.
Para hallar el satori hay caminos (budismo para mi es también camino para alcanzar algo) que pueden resultar sorprendentes. Están las koans y están los pequeños detalles que se pueden llenar de hondo significado.
Un ser humano busca su camino mordiendo una rama.
-¿Cómo es posible que haya llegado ahí?
Tiene que contestar, debe de hacerlo gritando.
El ser humano que en este caso es un monje no puede dejar de sonreír por lo absurdo del enunciado, es entonces que suelta la rama y encuentra su satori.
Un hecho que también me ha dado que pensar es el siguiente.
Hay un inmenso lago que tiene sus aguas muy quietas, de pronto una piedra cae en el medio de la misma y genera pequeñas olas que van haciendo un sin número de circunferencias.
¿Quién tiró la piedra, cuál fue el propósito de que tirara la piedra?.
Bueno, recuerdan cómo suena una sola mano.
Denle un chasquido a su dedo pulgar y medio y quizás logren alcanzar una respuesta.

*Cuando hablo de controlar a los monos que saltan por doquier no estoy hablando de bloquear, de cortar o de hacer el esfuerzo para terminar con sus acciones, no. De lo que hablo aquí es de observarlos con atención, con aceptación, con hondo sentido compasivo. Son nuestros propios monos y suelen tener ese comportamiento por nuestra propia falta de paciencia. Saltan alocadamente porque representan nuestra ira, nuestra envidia, el odio, la ansiedad y tantas otras cosas negativas que sentimos y experimentamos.
Los budistas lo descubrieron hace más de 2,500 años atrás.
Ahora, en la Universidad de Stanford, en California, EE. UU. el neurocirujano Phillipe Goldin esta observando el cerebro a través de los aparatos de Resonancia Magnética (MRI) y descubrió que cuanto más nos resistimos a ver esos pensamientos negativos (esos monos de los que vengo hablando), la gente sufre y se estresa más. La prueba va más allá, el doctor Goldin le pide a sus colaboradores dentro de la máquina de MRI que sólo observen y acepten lo que ven con atención, aceptación y mucha compasión.
Es como si estuvieramos viendo una película proyectada en el ecran. Nuestra película, sin duda.
Cuanto más nos resistimos a aceptarlos, esos monos se vuelven más furiosos y saltan hasta crearnos líos tremendos. Cuando los miramos compasivamente, aceptan que los hemos desnudado y poco a poco van asumiendo un comportamiento más aceptable. Digamos que los hemos amaestrado.

Tuesday, October 1, 2013

El sensei Akira Kurosawa.




Para Rosario Sheen, agradecido

Al terminar de ver “Los siete samuráis” tuve un bono especial, fui invitado a ver y oír una entrevista con el maestro japonés Akira Kurosawa. El director de cine habla de todo, de sus inicios como asistente de director, de sus cientos de guiones escritos, de su afición a beber sake, de su amor por los clásicos de la literatura, de la censura japonesa, de la guerra en la que fue excluído de participar y de sus consejos para ser un buen director de cine.
Es un bono especial que ofrece el combo que tiene The Criterion en su excelente colección de películas clásicas. Para un hispano parlante como yo fue algo complicado tener al sensei Akira Kurosawa hablando en japonés, mientras leía las traducciones en inglés de todo aquello que decía. Pero no le perdí la cuenta, Kurosawa debe de haber fumado alrededor de diez cigarrillos a lo largo de la entrevista de más de una hora, mientras bebía un vaso con té helado y sonreía recordando una serie de aspectos de su vida.
Sentado durante la entrevista es difícil imaginarlo alto como era, pero se ve inmenso. Tras sus enormes lentes que lo caracterizan se esconden esos ojos rasgados con algo adicional, no son oscuros, tienen el gris que según Kurosawa parece venir de un remoto pariente ruso. Juega con el cigarrillo entre sus dedos, ríe y exhibe los dientes chuecos que caracterizan también a muchos japoneses.
Habla de su deseo fallido de ser pintor, de su amor por los cuadros de Cezanne. Cuenta que sólo se exhibieron sus dibujos que hizo antes de filmar sus peliculas, las mismas que le servían para visualizar mejor lo que deseaba hacer. Y los dibujos los hizo mientras esperaba a los miembros de su equipo de filmación en el lobby de algún hotel. 'No entiendo como alguien se puede tomar una ducha de una hora o más', dice. 'A mí me bastan unos minutos'.
Cuando buscó trabajo se decidió por ser asistente de director y no cree que el hecho de que su hermano haya sido narrador de películas mudas, haya influenciado en su contrato. (Como recuerdan, su hermano mayor Heigo se suicidó. Al parecer no pudo lidiar con el cambio y con la falta de empleo). Habla un poco de su influencia, pero no menciona el incidente del terremoto aquel, cuando su hermano lo llevó a ver el Tokio devastado, donde se veían los cuerpos sin vida de quienes habían fallecido durante aquel sismo, ni tampoco comenta que ese hecho le sirvió para enfrentar con determinanción el miedo.
En sus inicios se dedicó a escribir guiones, Kurosawa no recuerda cuantos, pero se dedicó a ese trabajo porque necesitaba pagar los tragos de sake y la comida que consumía. Siempre iba a comer, pedía a cuenta del pago que venía en camino y cuando el cheque llegaba terminaba sin completar su deuda, entonces tuvo que decicarse a trabajar más. En ese inicio aprendió todos los secretos que se necesitan para ser un buen director, incluso aprendió a editar. Detrás de cada director aprendió viendo sus errores. A Kurosawa le sorprendía como algunos de sus jefes no aprovechaban la enorme cantidad de imágenes que el momento ofrecía. El viento que soplaba entre los árboles, por ejemplo.
Pasó a ser director cuando le ofrecieron un aumento y él estuvo en el grupo que aceptó la promoción. A Kurosawa le molestaba la censura japonesa, estricta e ignorante en algunas oportunidades. Muy parametrada en lo japonés. Después de la guerra, los estadounidenses abrieron las puertas, comenta el director.
Hablando de la guerra, Kurosawa dice que no creía que Japón ganaría la misma. Los generales y todo lo que tenían en la cabeza y en el gesto daba cuenta de eso, concluye. No sirvió en la guerra, no fue llamado a combatir. Cuando se presentó -recuerda- los amigos de su padre, quien fue instructor del Ejército, le dijeron que no sólo en la pelea él podía contribuir con el país. Así que no vistió el uniforme nipón. Por esa razón, nunca hizo un film de guerra, comenta.
Los filmes de Kurosawa gustan afuera de su patria, pero él señala que no hizo nada para conquistar audiencias. 'Me dedico a contar, los problemas que hay afuera son los mismos que existen aqui también, son problemas del mundo', precisa.
Su mirada atenta del cine de afuera y el cine japonés le hizo descubrir algo, que al cine de su país le faltaba 'dinámica' es la palabra que usa. Se refería a la acción que dispara la historia, el inicio de un film japonés de su tiempo era lento y había que moverlo más desde la introducción.
Además, Kurosawa decía que seguía sus instintos, jamás buscaba una receta. 'Yo creo que en el cine aún no se ha hecho lo que hacían los grandes escritores de la literatura, Dostoevsky, por ejemplo. Yo tenía a Dostoevsky en mi espalda, nunca podíamos hacer lo que hizo en el cine'.
Dice que se sintió liberado cuando filmó “El ángel borracho” en 1948, donde cuenta la historia de un médico alcohólico tratando de curar a un asesino yakusa enfermo de tuberculosis. Ya entonces trabajó con Toshiro Mifune, quien pese a no ser el personaje central, se roba el show al hacer de villano. Mifune pasó a convertirse en el Marlon Brando del cine japonés. Los críticos dicen, que el período en que Kurosawa trabajó junto a Mifune fue su época más productiva, algunos dicen, 'Kurosawa fue el corazón, Mifune el cuerpo'.
En 1950 vino 'Rashomon' que al año siguiente ganaría el premio 'León de Venecia' y lanzaría al cine japonés y a Akira Kurosawa al mundo occidental. En los Estados Unidos, esta película se convirtió en un éxito de taquilla desde la primera semana.
Kurosawa continua valorando la literatura, le encantaba leer 'La Guerra y la Paz', de Leon Tolstoi. 'Siempre hay que buscar en la naturaleza humana. Hago que mis films parezcan interesantes porque busco en la esencia de nuestro ser'. Hay que recordar que Kurosawa llevó al cine japonés las historias de William Shakespeare. (Vease 'Trono de sangre', con Mifune como actor principal y Oguni en la elaboración del guión)
Mientras era asistente de director, Kurosawa vio que el director con quien filmaba “La saga de los vagabundos” desperdiciaba imágenes que luego él incorporaría en “Los siete samuráis”.
Con todo su historia personal, Kurosawa hijo de un descendiente de samurai, instructor de soldados, se lanzó en 1957 a filmar su clásica pelicula. Una de las más influyentes de la historia y una de las 10 películas más recordadas en nuestro planeta. El guión se hizo a cuatro manos, Kurosawa recuerda con cariño a uno de ellos, Hideo Oguni, de quien dice que era muy bueno a la hora de resolver una situación. 'Lo veias descansar en un rincón y de pronto, se levantaba y decía esta es la idea que va a trabajar para esta secuencia y así era'.
En 'Los siete samurais', Kurosawa vuelve a usar la naturaleza como elemento de su film, las escenas de la batalla final en plena lluvia dan cuenta de eso. Era tal la meticulosidad del director, que no le gustaba -por ejemplo- usar la vestimenta nueva de los personajes. Unas semanas antes de rodar la película, Kurosawa ordenaba que los personajes usarán las ropas y las envejecieran, quería además que cada uno de ellos se viera y sintiera tras la vestimenta.
La música fue también vital para este film, cada personaje tiene un tema especial. Además, los guionistas tuvieron la consideración de delinear a cada uno de ellos de manera precisa. Hay el personaje que desea pulir su técnica con la espada, esta el conocedor de la guerra y el budismo zen y esta una vez más Mifune, quien no siendo precisamente un guerrero, tiene dentro de él a un guerrero (Kurosawa jugando su propio papel en el actor)
Como recordarán, la historia transcurre en la época del Japón feudal, cuando una comunidad campesina va en busca de algunos samurais desempleados para que les ayuden a defender sus cultivos de arroz después de las cosechas, pues al inicio de la historia, uno de los agricultores escucha a los cabecillas fascinerosos decir que volverán cuando se haya recogido el grano milenario japonés.
Kurosawa gustaba rodar con tres cámaras en distintas posiciones, quería aprovechar el máximo de tomas de un solo tiro y le daba la oportunidad al actor de desenvolverse libremente sin prestar atención a una sola cámara. Kurosawa solía decir, 'esto es lo que deseo en esta escena' y el actor tenía que mostrar su talento sin conocer toda la historia. Ahí, en ese preciso momento.
En la última parte de la entrevista a Kurosawa se le pide algún consejo para los nuevos directores y el sensei dice: “Que aprendan de todo, pero por encima de todo que escriban guiones para que aprendan la estructura de una historia, que aprendan a ver la columna vertebral de una película. Con una página por día, tendrán al cabo de un año, 365 páginas. Para eso basta papel y lápiz. Lean y recuerden, la lectura te da el soporte, el recuerdo es necesario para crear. Lean, lamentablemente ahora la gente no lee”.
Akira Kurosawa recibió un Oscar honorífico de Hollywood en 1990, Steven Spielberg y George Lucas no se quisieron perder la ocasión histórica, ambos le entregaron la estatuilla el día de su cumpleaños. Kurosawa había nacido el 23 de marzo de 1910, aquel día cumplía 80 años. Toda la gente involucrada en el mundo del cine le dio una ovación merecida. De pie.
Akira Kurosawa nos dejó el 6 de setiembre de 1998. Su último film fue 'Madaduyo', con el mismo completó la dirección de 30 películas. Aún recuerdo sus palabras. 'A los artistas déjenlos libres que hagan lo que desean hacer'.