Monday, December 31, 2012

Negativo/ positivo. Asuntos literarios.


Este año he leído muchos libros con los cuales tengo una deuda inmensa. Inmensa porque me han dejado muchas enseñanzas y que sí no he escrito nada acerca de las mismas es porque me siento intimidado de no alcanzar mi gratitud completa. Puedo hablar de los mismos enumerándolos: 'El hombre en busca de su destino', de Viktor Frankl. 'Grendel' de John Gardner, HhhH, de Laurent Binet, varios libros del Dalai Lama y sus seguidores budistas. De cada uno de estos libros tengo más de una lección de vida y me han dado el cómo para enfrentar la vida con entereza. Quizás me olvide de algunos, pero si he citado algunos es porque los tengo a la mano. Sin embargo, aunque parezca paradógico hay algunos libros que sin llegar a la 'gran talla' me han dejado algunas enseñanzas.
“Cuando las hermanas Garcia perdieron el acento', de Julia Alvarez, es uno de esos libros. No llega a alcanzar las cumbres de la buena literatura, porque tal vez -a decir de Borges- la escritora se cansa y no sabe redondear su faena.
Esta es la segunda novela escrita por Julia Alvarez que leo en el año y las dos me han dejado esa sensación de no haber alcanzado la cima. Hablo de 'Para salvar el mundo' que sí bien tiene un título interesante, la escritora se pierda al final con las dos historias que cuenta. Pienso que no las redondea, porque no hace de ese 'universo creado' algo creíble.
Con las hermanas García me ocurrió lo mismo al terminar la novela. ¿Qué es esto? ¿Una novela, cuentos o relatos? me pregunté. Leí a la dominicana en esta segunda oportunidad, conminado por una buena anfitriona en un club de críticas de novelas en español. Empecé en tres oportunidades y como no di en el punto, insistí. Avance y avance. Como siempre buscando algo positivo en lo que hago. No encontré la idea global y mi paladar no quedó satisfecho con lo que di a mis sentidos. Sin embargo, al final insistí y me encontré con dos capítulos dignos de resaltarse en la novela. Todo aquel que deseé escribir una novela tiene que leer estas dos historias. Claro, que sí no las enmarcamos en el todo, nos sentiremos huérfanos. Una se titula “Espectáculo' y la otra 'Una sorpresa americana'. En la primera, la escritora se ubica bajo el punto de vista omnisciente y desde su posición de diosa que conoce todos los secretos cuenta la historia de la familia García (en realidad de la familia de la Torre García), cuando van a un restaurante español en Nueva York, atendiendo la invitación del doctor Fanning y su esposa. La escritora empieza su historia de manera positiva, digamos. La madre pide a las niñas, antes de salir a la cita, que se comporten bien en el restaurante y que será ella quien haga los pedidos. “Nada de bebidas gaseosas, solo leche con chocolate”, les recuerda a Yoyo, Sandra, Carla y Fifi. En este capitulo, será Sandi la protagonista. Me gusta que Julia Alvarez se subdivida en cuatro para contar su historia, pero esos cambios de punto de vista te sacan del foco sí estas desatento.
En 'Espectáculo' uno intuye que algo interesante viene. Quién puede predecir el comportamineto de una niña en un lugar público, más aún de cuatro pequeñas. La escritora teje con cuidado e interés todo el relato y hace que sintamos la tensión necesaria. Es más, quienes vivimos lejos de casa nos vemos reflejados en algunas situaciones. Ahí aparecen los racistas o solitarios que se oponen -con sus odios y envidias solapadas- a esa familia numerosa que habla otra lengua. Eso lo expresan las niñas que se sienten rechazadas, pero que al mirar con calma lo que tienen, se dan cuenta que pertenecen a una cultura llena de valores -basta con verlas contentas mirando el despliegue de los bailaores de flamengo y el ridículo que hacen algunos cuando tratan de imitarlos. Poco a poco, Alvarez nos lleva a participar de esta mesa con comensales de 'dos mundos', rodeados de niñas. Desde el principio se intuye el desborde, pues es imposible que en un restaurante se sirva leche con chocolate y se termina por aceptar las bebidas gaseosas. La comida es imposible para las niñas, por más que se parezca al puré de papa. Y los tragos a los que nos damos los adultos, nos llevan en algunos casos a transitar por otros caminos. Es el caso de la fea señora Fanning quien termina besando al doctor de la Torre cuando el inmigrante lleva a Sandi al baño. Ahí está el nudo de la tensión que la escritora va desatando con tino. Vemos como las niñas y los niños en general aprenden la verdad y la mentira y son capaces de manipular en su beneficio. Luego de dar el espectáculo las bailaoras salen a tratar de vender sus productos y son las niñas las que miran con ansia las barbies disfrazadas, con castañuelas incluidas. Es la oportunidad de Sandi para salirse con la suya a cambio de su silencio, pues su padre le ha pedido no decir nada de lo que vio a su mami. Es el momento que vemos al doctor la Torre lamentándose de su pobre condición de inmigrante sin dinero. La madre y la hija en contrapunto tratando cada uno desde su punto de vista de ganar en la mesa. La madre pierde porque no llega a saber que es lo que ha ocurrido fuera de su control. Final negativo desde el punto de vista materno. Es más, todas las hijas se salen con la suya, pues cada una de ellas llega a arrancarle una muñeca a la señora Fanning.
La otra historia encantadora es la titulada 'Una sorpresa americana'. Aquí es Carla la protagonista del relato. Y aquí vemos como se nota la diferencia de las clases sociales en América Latina. Por un lado están las niñas 'bien' y por el otro lado las empleadas domésticas. Aquí también Alvarez nos ofrece el 'valor' que se le da al color de la piel y se trata de ningunear a la que tiene el color más oscuro. Nivea es el nombre de la negra retinta, pero su nombre obedece a una burla, pues la han querido blanquear con un producto de limpieza que tiene esa marca.
Carla es la testigo y cuenta. Un cambio del punto de vista narrativo de la novelista. El padre ha regresado de Nueva York -esto es antes de la rápida huída después que los esbirros del dictador Trujillo descubrieran la trama en la que están envueltos los la Torre para acabar con el sátrapa-. Al regresar el papá de viaje les ha traído regalos a sus niñas. Hay que esperar la cena para abrir los paquetes y aquí Alvarez teje contenta (Uno también descubre como un escritor ama a sus personajes, sean pobres o ricos, buenos o malos) Mientras esperan, Carla nos lleva a ver como viven y piensan las empleadas domésticas de su gran casa, Son varias, pero se pone interés en Gladys quien es la co protagonista de la historia. Gladys ahorra en una botella y sueña con ir a los Estados Unidos, todos los días le reza a una virgen. La sirvienta ha recogido de la basura una tarjeta postal donde aparece la estatua de La Libertad, Ella no lo sabe, pero es a quien eleva sus plegarias. Las personas pobres de nuestros países son como niños y así los evoca el padre. Lo que para uno es real, es fantasía para muchos. El padre ha traído regalos extraños y se disculpa diciendo que están haciendo furor en Nueva York. Son alcancias mecánicas, que tras mover ciertos puntos hace que las monedas se guarden en su interior. Acompaña esta nota una alcancia mecánica de Jonás y la ballena. Carla sin embargo recibe la alcancia de una virgen que eleva sus manos, atrapa una moneda y la guarda. Busqué la imagen fotográfica de la virgen y no di con una sola. Quizás la escritora lo inventó y eso esta bien para efectos de su relato. Para Gladys esa virgen mecánica se parece a la imagen que ella tiene en la postal, lo que le da mayor significado. Cuando pasa el tiempo, Carla se olvida de su alcancia que pasa a formar parte de una colección de regalos en la estantería. Un día Gladys pide a Carla comprarle la alcancia. Ella se niega a vender a su nana un producto malogrado, pero decide regalarle el mismo. Cuando la mamá descubre que la alcancia no está donde debiera, comienza su pesquisa. Aprovechando que las emplesadas han ido a misa revisa sus habitaciones y da con la alcancia, entonces al regreso de ellas decide despedir a la empleada. Carla asume la defensa, pero el asunto esta decidido. Ella se irá a buscar otro trabajo, lejos de casa. Nuevamente vemos un relato que comienza positivo (alegre) y termina negativo (triste).
Es lo más rescatable de la novela de Alvarez y se lo agradezco. Al terminar de escribir esto comenzaré a hacer un ejercicio que seguirá la forma del relato de la escritora dominicana. Para más detalles es una historia familiar que envuelve también a niños que crecen y van aprendiendo a medir sus fuerzas. Al recordar lo ocurrido reí con ganas. Además, vi a mi padre con vida riendo y he reído con él a carcajadas.

Thursday, December 27, 2012

Canción oculta en la taberna alemana.


(A la manera de Dylan Thomas)

Cómo poder cantarle
canciones de amor
sino sé conjugar
“haber sido o ya se fue”
sólo silbo en alemán
viejas tonadas olvidadas
más allá del ser.
En la vieja taberna
sólo cervezas se ofrecen:
Salud! Salud!
Y no hay nadie que encienda
la rocola. ¿Yace olvidada también
junto al joven Dylan?
(Hoy cumpliría 98 años).
Bebo y ahora dejo que sólo
silbe el canario
que aparece -repentino- en el antiguo
reloj de la pared
que de tan viejo
pronto se hará arena y se irá ¿o ya se fue?
Estrujen, destilen mi garganta
y aranquen canciones de amor
no sólo espuma, arena,
escupitajos tirados en un rincón
tapados, ocultos
por más de un pie.
Me apoyo en la pared
y todo se hace polvo
Salud! Salud!
¿Lo he olvidado o yace oculto?
Me gustaría decir:
“ser amor conjugado con salud y un poco de arena”, en alemán.
Así es, la luz falta donde el sol no llega.

Saturday, December 8, 2012

Desafiando lo obvio.


Uno tiene que encontrar algo positivo donde sea. No me gusta ir a lavar la ropa que tengo sucia, pero sé que debo hacer eso. Uno pasa en una lavandería alrededor de dos horas, primero metiendo la ropa sucia en la máquina de lavar, para luego de un espacio de 30 minutos, sacar lo lavado para ponerla en la máquina de secado por espacio de 45 minutos o un poco menos. Muchas veces la lavandería tiene muchos clientes y uno tiene que esperar que las máquinas de secado se desocupen para poner toda la ropa mojada a secar. Luego cuando lo lavado esta seco, hay que doblar la ropa caliente, si es que uno no está acostumbrado a planchar. En fin, son cerca de dos horas. Suelo leer en la 'laundry' mientras espero que todo el proceso se cumpla, pero a veces hay tanta bulla que uno no llega a concentrarse con facilidad. Algunas veces, uno que otro conocido esta también lavando la ropa sucia y es la oportunidad para hablar de cualquier cosa, de la lluvia que se aproxima o el esplendoroso sol que te hace confundir el otoño con el verano. Si me encuentro con algún peruano, sin duda de lo que hablamos será de la terrible situación por la que atraviesa el seleccionado nacional de fútbol y las pocas, escasas posibilidades, que tenemos de llegar al mundial de Brasil 2014. Uno trata de explicarse los por qués de tan deficiente futbol que practicamos ahora, la falta de actitud y entrega de nuestros futbolistas, quienes parecen conformarse sólo con hacer dinero, olvidándose del orgullo que todo ser humano debe sentir al vestir la camiseta de un país, nuestro país, en este caso. Uno se enfrenta a sentimientos encontrados cuando analizamos lo que ocurre. Chicos con apenas 20 a 25 años, jugando a la pelota, ganan sumas que para un profesor de escuela primaria resulta inalcanzable, y lo que es deprimente, esos futbolistas ni siquera han pasado bien la escuela secundaria. Jamás han leído un libro y, caray, se muestran orgullosos de los autos deportivos que manejan a toda velocidad. Nada en la cabeza y el corazón, solo con la urgente necesidad de llenarse los bolsilos. Después de perder un partido, beben como descocidos, sin tomar interés en lo que acaban de hacer, perder una gran oportunidad. Algunos dicen que los futbolistas reflejan el mal manejo deportivo de las autoridades de ujn país, pero eso me parece uno excusa más. En la cancha son once contra once y para ganar hay que ponerle ganas. Y los psicólogos, ¿dónde estan? Claro, cuando uno es joven tiene, en la mayoría de casos, tonterías en la cabeza. Bueno, son diálogos de lavanderia.
No voy a negar que algunas veces aparece una dama con unos atributos sorprendentes que lo saca a uno de sus qué haceres. Pero eso no ocurre siempre. Recuerdo a un antiguo profesor de inglés, quien solía hacer bromas respecto a la gente que iba a las lavanderías, el teacher contaba su experiencia personal. Decía Mr. John Raggio, ese era su nombre y apellido, que él solía comprar un diario matutino para ir a lavar. Solía pasar por un lector empedernido, cuando en realidad estaba al acecho de alguna femina guapa que llegara a la lavandería. Cuando eso ocurría, él solía levantar los ojos por encima del diario, para ver la oportunidad exacta de alcanzar algún tipo de diálogo, una amistad, o lo que se presentara. Mr. Raggio había desarrollado una gran capacidad intuitiva para ligar con la femina correcta que también lavaba la ropa junto a él. El solía celebrar sus ocurrencias lanzando una risa muy estruendosa en todo el salón de clases. Una pena que haya fallecido, me enteré de su deceso en una oportunidad que pasé por el instituto.
Volviendo a la lavandería y a los asuntos que suelo hacer, debo decir que yo no soy un comprador de diarios, sencillamente soy un lector de revistas que un propietario considerado deja en las mesas de uno de estos establecimientos para facilitar algún tipo de relajo durante la espera del lavado respectivo. Será que he perdido el olfato de ligón.
Hoy por ejemplo me olvid llevar la novela que estoy leyendo por lo que tuve que buscar como 'matar el tiempo'. Las revistas en las lavanderías son pasadas y abordan diferentes tópicos, la mayoría son de deportes o de artículos de belleza. Tomé la revista deportiva emocionado, nada de fútbol, saltando todo lo que sea béisbol o fútbol americano. Una pena que las revistas de los Estados Unidos le den poca importancia al deporte más lindo del planeta,. Quizás no entiendan mucho de eso que nosotros -los latinos- llamamos pasión. Tal vez por eso detesto a algunos jugadores peruanos de fútbol que no le ponen pasión a lo que hacen. En fin, tomé una revista de deportes y la hojeé. En la misma encontré alguna que otra información interesante, al principio. Habia alguien metido en el negocio de las bicicletas que sin duda estaba haciendo noticias con sus bicis que resultaban fáciles de manejar cuando uno tenía que ir a la cumbre de una montaña. Se lo difícil que es escalar una pendiente montado en una bicicleta, lo he intentado, aunque debo reconocer que desistí muchas veces, las piernas no me daban (será ese lio de los futbolistas peruanos, sonreí). Al parecer este inventor había dado con una bici que hacia más fácil el asunto del pedaleo para arriba. Ahora estaba capacitando a los trabajadores chinos (chinos de China, para que quede claro) para obtener una bicicleta óptima como la que le había costado diseñar. Pongo énfasis en el asunto de China para llamar la atención en algo. Nos estamos quejando de la economía, pero cuando se trata de invertir nos vamos a China para pagar sólo centavos de dolar por hora, evitando dar a los trabajadores de nuestros propios países la oportunidad que andan buscando. Desde el inicio buscamos ganar el 1000 %, cuando tranquilamente podemos ganar el 500 %. Y luego nos quejamos que no hay trabajo, cuando no damos las oportunidades a los connacionales. Un ejemplo de bicicletas sirve para graficar algo de lo que esta ocurriendo con algunas economías. Todos quieren ganar todo de sopetón, sin compartir la torta. Hay que buscar un punto de equilibrio, no es verdad?Asunto para los economistas, los inversionistas y los políticos, creo.
Bueno, pero para buscar el lado positivo a mis dos horas perdidas en la lavandería, debo decirles que en la misma revista que estaba leyendo encontré un artículo referido a las 20 mentes más prominentes de la actualidad. Allí estaba Stephen Hawkings y hasta un nutricionista francés que ha logrado obtener un producto -Plumpy'nut- para luchar contra la desnutrición de los niños de los países en vías de desarrollo.
Tomé nota de algunas de esas mentes y decidí escribir luego este artículo, ajá este, acerca del trabajo que vienen desarrollando. Ahí estaba Marissa Meyer una experta en internet que esta encargada de diseñar algo novedoso en la web. Imaginate que vas a hacer una búsqueda en google y la computadora te traduce bien (ojo, bien) todas las web sites que necesitas en tu lengua y eso en tan sólo fracción de segundos. La información del mundo en tus manos. Este blog se leerá en chino correcto, farsi o arameo en menos de lo que canta un gallo.
Me interesé también por el trabajo de Michael McAlpine quien esta tratando de lograr una batería recargable con la energía que hacemos al caminar, trotar o correr. El invento servirá para dar a la humanidad una nueva, natural y no acabable fuente de energía y poder.
Leí también muy interesado acerca del sueño de un agrónomo, Dickson Despommier, quien está tratando de levantar edificios donde sea fácil sembrar y cosechar plantas alimenticias a futuro. En el 2050 seremos muchos miles de millones más de seres humanos, todos sin duda necesitaremos comer. Para entonces necesitaremos más terrenos y los mismos deben de ser del tamaño de Brasil para cumplir con toda las demanda de comida. (Ojalá no tengamos otro Hitler que vea en el hecho de acabar con la población para enfrentar y solucionar el problema). Despommier piensa en edificios donde obtener comida segura y fresca. Lugares pequeños donde sembraremos usando menos agua y dando trabajo a quienes sin duda también necesitaran un empleo. Imaginarse el futuro ahora es pensar con altruismo en quienes nos sobrevivirán.
En la revista también encontré consejos tomados de las ideas de James Bannerman, quien pedía liberar el genio que tenemos dentro. Todos cometemos errores, pero cambiemos esos errores en algo necesario, decía el pensador. La torre de Pisa fue un desastre arquitectónico y mira en lo que se convirtió ahora, la gran atracción que para algunos define a una parte de Italia. Quién no desea subir a la azotea?.
Hay que desafiar lo obvio. Hasta 1959 todas las muñecas tenían caras de bebés, hasta que Ruth Handler introdujo a su famosa 'Barbie', una muñeca que le reportó un billón de dólares en ganacias.
Hay que buscar lo simple, en 1930 un ingeniero canadiense sugirió pintar rayas blancas en las pistas para evitar accidentes. Y observe cómo nos movemos todos cuando vamos en un carro. Todos respetan las líneas trazadas, no es cierto?
Hace apenas unos años, Lawrence Rook, de apenas 13 anos, añadió un dispositivo para que su celular sonara cuando recibía una llamada a su casa y evitó así que su madre olvidara empacar las entregas solicitadas. No hay duda que tenemos que encontrar algo positivo donde sea. Es lo que hice hoy al pasarme dos horas en la lavandería mientras esperaba el lavado y el secado respectivo de mi ropa.

Tuesday, December 4, 2012

Un haiku muy personal.

Sueña cigarra
y canta, canta y
pinta: ciruelos dulces

Este es el haiku más personal que he escrito.
Andaba un poco triste, buscando momentos alegres de mi vida y de pronto me vi subido a un árbol de ciruelos en mi casa de niño. En la huerta de la casa de mis abuelos maternos, para ser preciso. Ahí, en medio de la gran huerta estaba el inmenso árbol, que, cuando estaba cargado de frutos, acogía a todos los nietos que llegaban. Nos subíamos al arbol, quienes podían se iban más arriba y atrapaban los mejores frutos. Nos comíamos hasta las hojas ácidas, porque, a decir de mi madre y mis abuelos, eran tan buenos como los frutos y así lo hacíamos, obedientes.
Todos los nietos metidos en el árbol, compartiendo no sólo buenos ciruelos ácidos, que para mi recuerdo eran dulces. Dulces, como los evoco en mi poema. La huerta era grande, en el habían naranjas, mangos, papayas, guindas, limones dulces, incluso un viejo árbol de cacao, pero en el centro se erguía el gran ciruelo majestuoso.
El árbol no sólo acogía a los muchachos y muchachas de la familia, mis amigos se sumaban al festejo. Y en primavera, que llegaba sin precisarlo exactamente, las gallinas que merodeaban en la huerta, también se trepaban a las más altas ramas. El ciruelo era el centro, ahí se congregaba el más grande número de cigarras que ensordecían el momento. Camufladas, para los niños, cantaban y cantaban. Un canto contagioso, que se ha venido a juntar y dar serenata en mi haiku.
Mi niñez, mi alegría, el recuerdo, la abundancia. Eso es lo que encuentro en estas 17 sílabas agrupadas en apenas estas tres líneas. Las explico porque me siento orgulloso de haber escrito este recuerdo que me enternece. ‘No es bueno explicar los poemas, basta con sentirlo’, recuerdo que recomendaba el maestro. Pero me he sublevado. Suelo hacerlo.
Hace algunos días estaba leyendo al poeta estadounidense Robert Hass, quien explicaba un haiku de Kobayashi Issa:

‘The man pulling radishes
Pointed my way
With the radish’

Intenté traducirlo siguiendo los patrones del haiku y desistí. No me tocaba del todo, pero con la explicación de Hass, el breve poema brotó como el agua de una página.
Dice Robert Hass que el poema esta escrito desde el punto de vista del viajero que de pronto pide consejo para llegar a su meta. Se lo pide a un campesino que esta jalando rábanos. El campesino lo ayuda y con los mismos rábanos le indica el camino. ¿Con qué más le podía un campesino señalar el camino a un viajero? Ambos personajes del poema están haciendo lo que hacen y, ese acto que parece banal, cobra vida, gracias a la maestría del poeta japonés. Es más, dice Hass, el haiku esta escrito en un tiempo pasado, como una evocación.
Todo eso me dio que pensar. Primero quería conocer algo más del trabajo de Robert Hass, entonces logré encontrar, en la biblioteca de un pueblo cercano al que vivo, su poemario ‘Time and Materials’. Al comenzar a hojear el libro hay un pequeño poema que creo basta para decir que me gusta el trabajo del poeta (un poema basta algunas veces).
Hass tituló el mismo como ‘Iowa, January’

‘In the long winter nights, a farmer’s dreams are narrow.
Over and over again, he enters the furrow’.

Cuando el poema te toca es más que suficiente, recordé una vez más al maestro.
Desde el título, Hass te da pistas, Iowa en enero, un invierno muy crudo.
Luego, quien vive en esa zona, un campesino. Traduje entonces:

‘En las noches largas de invierno, un campesino tiene sueños angostos.
Una y otra vez, (él) entra en los surcos'.

Me encantó, al traducirlo no perdí la rima o algo parecido que buscó el poeta con 'narrow and furrow', lo mío quedó en 'angostos y surcos', por lo que todo me pareció perfecto.
Creo que es mejor en español omitir (él) por eso lo puse entre paréntesis.
Bueno, me quedé pensando en lo que lei y comencé a evocar y… comenzó mi trabajo.

‘Bajo un cielo rojo
Los ciruelos dulces
La cigarra canta y canta’.

Me gustaba, pero no me convencía. La métrica no era precisa.
Seguí intentándolo

‘Coreando al cielo
Una cigarra canta y
Cantan, los cerezos’.

Me iba alejando. Pero sabía que tenía que seguir intentándolo.
Me gustó lo que sigue.

‘La cigarra canta
Y canta, bajo el cielo
En sombra, los ciruelos’.

Me gustaba, pero fallaba con las 17 sílabas. ¿Tenía que sublevarme y romper con los canones indicados? ¿Era una forma de rendirse, no es cierto?
Estaba leyendo una novela de Julia Alrarez, ‘De cómo las muchachas García perdieron el acento’, cuando en el capítulo referido a una clase en la que Yoyo tenía que escribir poemas en inglés, se me prendió el foco.
Lo intenté en inglés, sin llegar a cumplir mi objetivo.
Me faltaban palabras. Cicada, harvestfly, balmcricket no sonaban como cigarras, parecían moscas. Entonces decidí quedarme en español.

Sueña cigarra
Y canta, canta y
Pinta: ciruelos dulces.

Lo evoqué en el tiempo presente. La cigarra sólo era un recurso, que se prestaba para dar cuenta de mi alegría. Claro, estoy cantando y todo esta lleno de color, no importa sí los ciruelos de la huerta de mi abuelo eran ácidos, en el presente son dulces. Mi recuerdo alegre lo puedo decir cantando y a colores dulces. Me encantó, sentí el pequeño poema como el más personal que he escrito en mi vida. Y hay que celebrarlo.