Wednesday, December 29, 2010

El sueño del celta


La última novela del flamante premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas LLosa, no es de las mejores que el peruano ha escrito. No lo es, pero tiene muchos méritos, el principal: Es en el Perú donde el personaje central de ‘El sueño del celta’ descubre que para cambiar la opresión del pueblo irlandés debe levantarse en armas para expulsar a los ingleses opresores.
No soy un aguafiestas, ni pretendo serlo, pero en mi opinión ‘El sueño del celta’ no llega siquiera a rozar a las que considero las mejores obras del Nobel: La Guerra del fin del mundo, la Casa Verde, Conversación en la catedral. Muchos lo han dicho y me sumo: Basto con estas tres obras para que MVLl recibiera el merecido premio de la Academia. Sin embargo, el arequipeno ya lleva escritas 16 novelas.
Hay que aclarar que MVLL no ganó el Nobel gracias a su última obra, y hay que precisar que se ha premiado el conjunto de su trabajo. Creo que lo otorgado al escritor es el premio justo a su dedicación, a su disciplina, a su convicción y a su manera de actuar. Con lo hecho por la Academia, en el aún presente año 2010, se ha resarcido a la literatura que estuvo a punto de ser olvidada en la gélida capital sueca de Estocolmo.
En ‘El sueño del celta’ se nota que MVLl trabajó muy bien documentándose acerca de muchos aspectos de su historia, incluso el escritor viajó al Congo para tomar notas ‘in situ’. Esa notas las usó luego para ambientar el escenario donde se movió su personaje central: Roger Casement.
A propósito, en el último número de la revista colombiana Gatopardo hay una crónica muy simpática de la visita que hiciera el peruano al país africano, detallando cada paso que dio el escritor desde el inicio de aquel viaje. En esa crónica MVLl es el personaje central. En esa historia Mario debió salir – junto a sus guías y acompañantes- de prisa antes de caer en las garras de una facción africana que ha sembrado sangre, dolor y lágrimas en el seno de miles de familias de dicho continente.
En Africa, se nota que MVLl no se movió a su agrado, no porque le molestara ver tanto drama, no. No se movió a su agrado porque eso se lee en la novela. Es en Iquitos y en la selva amazónica donde el escritor se siente como un pez en el agua. Desde la época de ‘La Casa Verde’, Vargas Llosa ha trabajado la selva peruana y lo ha hecho ofreciéndonos una versión estremecedora de la vida en esta parte del mundo. Para un citadino, ingresar en la selva enmarañada de la Amazonía es ingresar a un mundo nuevo. Lean ‘El Hablador’ y tomaran cuenta clara de lo que les digo.
MVLl cuenta con gran maestría todo lo que ocurre en la selva peruana, subvertida por el ingreso inmisericorde y avaro de un puñado de hombres que tratan de esprimir, en este caso sus árboles de caucho, para lograr lo que buscan: dinero y poder. Pero quien se adentra en la selva con tal desfachatez e inmoralidad tiene que pagar las consecuencias, parece decir el escritor.
En lo que falla Vargas Llosa es en retratar a Roger Casement. Casement , desde el punto de vista del autor, sigue el ejemplo de un explorador que se pierde en el continente africano y es encontrado después por otro tipo que gusta de las aventuras. Pienso que Casement se va a vivir lejos de su casa para vivir con ‘libertad’ su vida homosexual, evitando así el fastidio y la pena que podría causar a sus familiares. Digo esto porque conozco el caso de algunos amigos que se han ido del pueblo donde crecieron para evitar las malidicencias y para evitar el drama en el que podían sumir a sus familiares más cercanos. Más todavía en esa época. Evidentemente MVLl no tiene el ‘sentir’ homosexual (yo tampoco) por eso no repara en lo que les refiero.
No sé con exactitud, pero pienso que Casement - huérfano de madre y con un padre sumido en una fuerte de depresión a consecuencia de la pérdida de la esposa- fue violado durante su adolescencia; confundido y sintiéndose culpable, decide huir lejos de casa. Tratando de explicarse lo ocurrido (la violación) vuelve a recaer en esa experiencia que lo atormenta y tratando de salir vuelve a hundirse más en la culpa de su ‘falta de hombría’. Hay que recorder que en aquella época dar cuenta de machismo era bien visto, un rasgo de cobardía u homosexualidad era terrible y si eso pasaba, quienes lo experimentaban debían de mantener sus debilidades en un rincón bien escondido del closet. Si los pescaban o descubrían pasaban a ser los parias u ovejas negras de las familias y las sociedades de aquella época. (En el sueño del celta y en la vida misma, el gobierno británico de entonces usó unos cuadernos de notas atribuidos a Casement donde hablaba de sus bajas pasiones. Se lo comenté aquí a un descendiente de irlandeses y Victor McCougling me dijo: eso fue una bajeza británica usada para enlodar a Casement. El jamás fue homosexual, agregó categórico).
Bueno, si Casement fue homosexual o no es un asunto confuso, pero si lo fue, como MVLl lo desliza, me hubiese gustado que Manuel Puig se hubiese sumado a la tarea. Al alimón con el peruano, El sueño del celta sería más interesante (Con esto no le quito méritos al Nobel, de ninguna manera. Trato de mejorar la obra, que al final es lo que cuenta). Lo que ha hecho Vargas Llosa con su novela es remitirme, muchas veces, a pensar en el argentino, autor de ‘El beso de la mujer araña’, esa novela tiene un gran número de pies de página en donde el escritor trata de explicar algunas lagunas o aspectos psicológicos de su personaje en esa prisión compartida con un líder político.
Volviendo a El sueño del celta, me gusta lo que hizo MVLl. Es en la selva peruana donde Roger Casement se da cuenta que para alcanzar la independencia de Irlanda la única vía posible es tomar las armas. Es al comprobar el trato inhumano de nativos peruanos donde el irlandés decide dejar su título noble de Sir para lanzarse a combatir el imperialismo opresor. En toda novela hay que explicar el porque del cambio que experimenta el personaje central y ese cambio tiene que ser convincente. En el momento del cambio (de un noble inglés a un revolucionario irlandés), en el caso de Roger Casement, el cambio es preciso, no hay vuelta hacia atrás. Y me gusta que sea en la selva amazónica donde el personaje de esta novela descubra con convicción que no hay más camino que el de tomar las armas para salir del yugo al que estaban sujetos con los ingleses, sin importar que por ese cambio tenga que enfrentar el patíbulo, perdiendo todos los títulos y las conquistas. No hay nada mejor que conquistar la libertad, parece gritar Roger Casement en la novela del hoy peruano universal.